El economista Gianfranco Castagnola analiza en la siguiente entrevista el debate ideológico que han librado en la última década los defensores de la economía de mercado versus los defensores del intervencionismo estatal en la economía. También advierte sobre el atraso del estado y el avance del sector privado.
Usted cita al economista Xavier Sala i Martin: “Yo he cazado la falacia de la socialdemocracia: acusa al mercado según su realidad, pero defiende al gobierno según su idealidad”. Explíquenos la importancia de esta afirmación.
Luego de la caída del Muro de Berlín creo que la gente de izquierda de los países latinoamericanos en general se ha quedó sin referente. Desapareció la Unión Soviética, Cuba entró en una profunda crisis, China se convirtió al capitalismo, un capitalismo con una fuerte presencia del estado, pero capitalismo al fin de cuentas. Al comienzo se entusiasmaron con el chavismo, con el modelo argentino. Pronto estos modelos mostraron todas sus limitaciones y fracasos, y la izquierda se quedó sin referente. Entonces se quedó más en el mundo de las acusaciones, de las descalificaciones, y se tiende, en el debate económico, a descalificar al mercado haciendo ver las fallas que eventualmente tiene el mercado, y que las puede tener en la práctica, y poniendo en relieve bondades del estado, pero que son bondades teóricas porque no se condicen, hoy por hoy, con ningún modelo que se esté realmente aplicando. Entonces creo que esta es un poco la falacia a la cual hace mención Sala i Martín. Entonces criticamos al mercado porque vemos que todavía hay desigualdad, todavía hay pobreza, en países como el Perú; porque hay un segmento de la población que no se engancha todavía al crecimiento o al desarrollo, y decimos que el estado tiene que intervenir, pero esa intervención es ideal porque en la práctica vemos que el estado tiene una inmensa incapacidad para cumplir siquiera sus funciones básicas.
¿Por qué el estatismo aparece como una alternativa a pesar de todos sus fracasos históricos?
Creo que el estatismo aparece como una alternativa, en el debate en el Perú, cada vez con menos fuerza. Porque si vemos incluso en la última elección, en primera vuelta, el 70% de la población optó por alternativas, por opciones, que estaban mucha más en el centro o el centro-derecha del espectro, con una mayor relevancia del mercado como asignador de recursos. En la segunda vuelta, por razones políticas o por una serie de consideraciones, el resultado fue distinto y el análisis está en otro campo. Dicho esto sí hay un segmento de la población que confía más en el estado que en la empresa privada, y esto sale en encuestas y en estudios que hemos hecho. Creo que esto obedece a cierta visión ideal del estado que, paradójicamente, no se condice con la praxis del estado peruano. El estado peruano es absolutamente ineficiente: cuando uno ve, por ejemplo, que la nueva presidenta de Essalud anuncia, con gran entusiasmo y muy buena voluntad, que lo que vamos a hacer este año en Essalud es operar a las 17,000 personas, en Lima y Callao, a las cuales les debemos operaciones desde el 2010, a mi parece una profunda decepción, pena, tristeza y rabia, ¡Cómo es posible que haya 17,000 personas que desde el 2010 están esperando ser operadas!. Esto es inadmisible cuando uno compara con los servicios que ofrece el sector privado. Yo mañana me quiero operar, tengo seguro privado, voy a cualquier clínica y me operan cuando me corresponde que me operen. Entonces, quiero separar los niveles. Hay el nivel de debate ideológico, donde quienes creemos en el mercado versus quienes creen en una mayor intervención del estado, creo que los primeros hemos visto cómo en los últimos diez o 15 años el Perú ha pegado un salto y hemos ganado por resultados el debate. Y sí hay segmentos de la población que prefieren creer más en el estado por miedo a que el sector privado abuse de ellos, y es un tema más de prejuicio porque cuando ellos contrastan los servicios que reciben del sector privado versus los que reciben del estado, es el día versus la noche. Telecomunicaciones versus agua: el mejor ejemplo.
¿Cuánto de estado y cuánto de mercado hubo o hay en los éxitos del crecimiento en el Perú?
Creo que si uno ve la historia del Perú en los últimos 22 años, desde que cambió el modelo económico, el estado hizo al comienzo algo de su parte que fue generar unas nuevas reglas de juego que son las que han dejado que la iniciativa privada prospere. El gran motor de la economía ha sido la inversión privada, que ha seguido reglas de juego del mercado que se iniciaron en la década de los 90’. El presidente Toledo profundizó algunas, el presidente García profundizó otras, sobre todo en el campo del libre comercio. La cantidad de TLC (Tratados de Libre Comercio) que ha firmado el Perú en la última década ha sido impresionante y han logrado que el Perú se una a las economías más abiertas del mundo. Entonces el crecimiento lo ha generado sobre todo la inversión privada, más el funcionamiento de algunas instituciones del estado: BCR, Superintendencia de Banca, organismos reguladores, el Indecopi, en sus diversas facetas, que han permitido que el modelo funcione. Lamentablemente el resto del estado no se ha unido a este ritmo del crecimiento y hoy en día genera un cuello de botella en infraestructura, en servicios públicos, en temas básicos de educación, salud, en justicia, seguridad, etc. El estado no ha seguido, lamentablemente, al ritmo del sector privado.