¿Minería o Agricultura, cuál genera más empleo por hectárea?

“La minería no genera mucho empleo en el Perú. Vamos a definir dónde minería, dónde agricultura, priorizando las actividades productivas que generan más empleo”. Verónika Mendoza, candidata del Frente Amplio.[1]

Las corrientes anti-mineras tienen una visión ideologizada de la minería y de como se relaciona con el resto de los sectores económicos. Para ellos, la minería sería un sector de enclave poco conectado con el resto de la economía, y con una capacidad muy limitada de generación de empleo. Creen además que la minería es antagónica a la agricultura y por ello consideran la necesidad de excluir geográficamente a la actividad minera, vía Ordenamiento Territorial, de algunas zonas y de priorizar la agricultura que, según ellos, generarían más empleo por hectárea utilizada.

Esta visión se encuentra extendida en amplios sectores de la sociedad y es políticamente funcional a aquellos proyectos políticos que consideran que el Perú tiene un modelo económico “primario exportador” que requiere ser combatido. Si se cree que el sector minero genera poco trabajo y que su expansión se hace a costa de la agricultura, entonces el obstaculizarlo implica un bajo costo social, y comparado con la generación de empleos agrícola podría hasta ser económicamente positivo.

Sin embargo, esta visión no condice con la realidad. La minería es uno de los sectores más dinamizadores de la economía y del empleo en el país. El Estudio del IPE “Efecto de la minería sobre el empleo, el producto y la recaudación en el Perú” [2] nos demuestra, aplicando la matriz insumo producto de la economía peruana, que los empleos directos generado en minería tienen un efecto multiplicador en otros sectores económicos. Lo que ocurre es que esos empleos son menos visibles en las operaciones mineras, porque en su mayor parte están en otros sectores. Un trabajador minero gasta su salario, de los más altos del país, en un conjunto de bienes y servicios; las empresas mineras realizan compras de insumos en el mercado nacional, requieren de servicios del sector construcción, del sector metal mecánico, del sector de las industrias químicas, etc. Todos ese consumo, ligada a las actividades mineras, desencadena una dinámica económica y una gran cantidad de empleo fuera del sector estrictamente minero.

El IPE estima que cada empleo directo en el sector minero genera nueve empleos en otros sectores. En cambio la agricultura, una actividad, que lamentablemente, en promedio es de muy bajo nivel tecnológico y productivo, que en gran medida es de autoconsumo, está asociado a tan solo un sexto de puestos de trabajo indirectos en otros sectores. Es decir, se necesitan 6 empleos directos en el sector agrícola para generar un solo puesto de trabajo adicional en otro sector. Los efectos dinamizadores sobre el empleo en otros sectores de un trabajador minero son 54 veces los efectos los de un trabajador agrícola.

Por este efecto multiplicador de la minería, en el año 2009 un total de 2,5 millones de peruanos tuvieran su sustento basado en la minería.[3]

Un ejemplo de cómo la minería desencadena crecimiento y genera empleo en otros sectores nos da el caso de la industria metal mecánica para la cual la minería ha sido uno de sus principales dinamizadores y que en la actualidad genera 50 mil empleos directos. Otra forma de visualizar la generación de empleo por la minería puede ser la caída dramática del empleo urbano en Cajamarca resultado de la paralización de Conga y de la reducción de las operaciones de Minera Yanacocha.

El atribuido antagonismo entre minería y agricultura es uno de los pilares de esta visión ideológica. Este antagonismo le visualiza claramente en el mensaje “Agro sí, Mina no” que fue la consigna más repetida por los manifestantes durante el conflicto Tía María. Obras como el reservorio Chailhuagón, construido por Yanacocha en Cajamarca, que brinda agua a los campesinos inclusive en la estación seca; o la planta de tratamiento de agua de mar que la Southern Copper Corporation (empresa Mejicana) planea construir para sus operaciones, demuestran que el antagonismo entre la minería y la agricultura es una falacia, y que los recursos generados por la minería pueden ser direccionados hacia un aumento del acceso de la población al agua, contribuyendo así a mejorar la productividad en la agricultura y al bienestar de la población local.

No se puede negar que para realizar sus actividades, la minería necesita utilizar superficie de tierra, y que esta superficie podría ser utilizada con fines agrícolas. Comparemos entonces los efectos relativos de la minería y la agricultura en la generación de empleo. Es decir, cuál actividad genera más empleo por hectárea?. Combinando los datos del INEI y el estudio del IPE encontramos que la minería hace uso de 891 mil hectáreas de territorio nacional y genera 2.2 empleos directos e indirectos por hectárea,[4] mientras que las actividades agropecuarias hacen uso del 3,089 miles de hectáreas y generan 1.4 empleos directos e indirectos por hectárea.[5] Es decir, la minería genera 57% más empleo por hectárea que la agricultura. Hay que agregar que las actividades mineras se encuentran normalmente en zonas alto andinas de baja o nula productividad agrícola, por lo que este cálculo posiblemente esté sesgado en favor de la agricultura.

Por el lado de la productividad vemos que la minería es mucho más productiva que la agricultura. En cada hectárea dedicada al agro se genera, en promedio, una producción de 7,334 soles mientras en que en una hectárea dedicada a la minería se generan una producción de 57,363 soles, casi 8 veces la productividad de la agricultura, generando un empleo de calidad muy superior al empleo agrícola [6].

La evidencia nos señala que la minería, además de la renta, genera altos niveles de empleo. No se encuentra un antagonismo intrínseco entre minería y agricultura. Inclusive en los casos en los que en efecto se desplazara la actividad agrícola por una expansión de la minería, el efecto neto sobre la producción y el empleo sería positivo, generando mayores beneficios para la comunidad del área de influencia. La gente de la zona lo sabe, y es por esto que se dan manifestaciones de apoyo como se puede ver en el siguiente artículo: Comuneros de Sorocucho y Huasmín: ¡CONGA VA! Las declaraciones de la candidata de los grupos anti-mineros parten de una visión ideológica y no condicen con la realidad. 

Si fuera coherente con el texto de sus declaraciones, “priorizando las actividades productivas que generan más empleo”, la Sra. Mendoza tendría que promover a la minería. Pero su ideología es contraria a esa actividad. Entonces la candidata de los antimineros va tener que ser incoherente con esta parte de su discurso, pues la realidad muestra que rechazar minería en nombre de la agricultura (obedeciendo a un antagonismo ficticio) es un retroceso en la generación de empleo y un gran retroceso en los ingresos de la población. La información sobre empleos, superficie y productividad muestra que la promoción de la minería aumenta el empleo, los ingresos, y las oportunidades para la superación de la pobreza. Lampadia

 


[3] Del libro: Minería Peruana:Contribución al DesarrolloEconómico y Social Disponible en: 

http://www.minem.gob.pe/minem/archivos/file/Mineria/PUBLICACIONES/LIBROS/CONTRIBUCION2.pdf

[4] Fuente MINEM

[5] Este cálculo se realiza de a partir de dividir el número total de empleos directos e indirectos, aplicando los multiplicadores del IPE a las cifras del INEI, generados tanto por la agricultura como la minería, siendo estos 4.49 y 2 millones respectivamente, hacia el 2014. A estas cifras se le dividió respectivamente por el número de  hectáreas dedicadas tanto a la minería como a la agricultura.

[6] En soles de 1994 fuentes INEI y BCRP. 




¡Qué pena!, La izquierda no cambia

Con bombos y platillos fue presentada hace unos días Verónika Mendoza como la candidata presidencial por el Frente Amplio (Ex FRENAIZ). Casi como si se tratara de un triunfo de la democracia se señaló que Mendoza había ganado las elecciones ciudadanas (libres y abiertas que habían convocado) y que ese solo hecho la convertía en la más “pura y digna” de los postulantes al sillón de Pizarro. Los izquierdistas a los que les encanta apropiarse de la banderas cómo la de la democracia, la decencia, la sensibilidad social  (cuando en realidad están sumergidos en la corrupción, la dictadura y la violación de derechos humanos: ahí están sus íconos: Cuba y Venezuela para mayores señas). 

Ahora pretenden disfrazarse y quieren olvidar que en estas elecciones han hecho el ridículo y que de lo que han dado pruebas es de su escaso poder de convocatoria, su ineficiencia, malos hábitos, su poca preparación, sus ataduras con su pasado vergonzante y su lamentable falta de programas y equipos. Veamos:

Nula convocatoria. Según sus propias cifras, asistieron a votar solo 31,693 personas, es decir el 0.15% del electorado nacional compuesto de 21.3 millones de personas. Un ínfimo porcentaje de peruanos acudió a las urnas que esta agrupación dispuso a pesar de la inmensa campaña propagandística que desplegaron en redes sociales y al increíble despliegue que les proporcionaron los medios nacionales. Aún así, no consiguieron una movilización suficientemente representativa.

La candidata ganadora, entre siete candidatos, después de trifulca y media, se hizo con 12,130 votos, el 0.06% del electorado.

En provincias, dónde dicen tener más llegada (pues, supuestamente, están más cerca de los pobres que cautelan para que no dejen de serlo), demostraron que nadie los quiere. Así lo dejan ver las cifras de, por ejemplo, Cajamarca, la ciudad en la que se fundó Tierra y Libertad (TyL) y en la que ha desarrollado su vida política su conductor, el ex(pulsado) cura Marco Arana, el contendiente más serio de Verónika. Según el post de Rocío Silva, en dicha localidad hubo 1,515 electores. Mil quinientos en una ciudad de 300 mil habitantes (el 0.5% de la población). ¿Cuántos votos obtuvo el hombre que se hace llamar el “defensor del agua y el medioambiente” cajamarquino? A duras penas: 907 votos (el 0.3% de Cajamarca). Esa es pues la verdadera dimensión de Arana.

Ineficiencia. Su poca capacidad organizativa quedó también expuesta en estas elecciones. Se convocaron el 4 de octubre y los resultados se difundieron el 12 del presente. 8 días después de la votación, en la que se evidenciaron un sinfín de problemas e irregularidades. Contar 30 mil votos no es tan difícil y más aún con los sistemas de comunicación con los que contamos actualmente.

Malos hábitos. Como se denunció, el proceso estuvo cargado de una serie de vicios. Incluso se denunció que en Pomalca y otros distritos hubo fraudes o intentos de ello. ¿No era que representaban la pureza y la transparencia?

Falta de preparación. Si bien el esfuerzo de realizar una elección de este tipo es encomiable, lo menos que se esperaría de ella es que tuviera validez legal y les permitiera inscribir la candidatura de Mendoza sin problemas. Sin embargo, como ha revelado el especialista en temas electorales, Fernando Tuesta, estos comicios no son válidos para el JNE, pues según la ley electoral, los partidos políticos deben llevar a cabo elecciones internas entre el 13 de octubre y el 21 de diciembre. Como el FRENAIZ hizo sus elecciones el 4 de octubre, entonces “no pueden ser consideradas elecciones internas, en consecuencia el Frente Amplio (FRENAIZ) va a tener que hacer [nuevas] elecciones internas en los plazos que hemos señalado», indicó Tuesta. Es decir, tanto despliegue y esfuerzo, para que ahora no puedan convalidarlas ante el JNE y tengan que hacer otras, es casi de risa.

Ataduras al pasado. Siguen defendiendo las ideas del pasado. Les es imposible reconocer que Venezuela es una dictadura, porque supuestamente hacen elecciones (amañadas). No entienden que la democracia es mucho más que eso. Es el respeto por lo que dice y piensa la minoría y el individuo, en la que se respeta la división de poderes y las instituciones. ¿Dónde está la auténtica defensa de los derechos humanos? ¿Se olvidan de los informes de Human Right Watch? ¿Acaso no saben que a esta ONG se le ha prohibido el ingreso a Venezuela?

Sus posturas anti-inversión son cavernarias. Pareciera que no se enteraran lo que está pasando en el mundo. En muy pocos países se rechaza la inversión privada. No entienden el proceso de China, mucho menos el de Vietnam. Tampoco se dan cuenta del camino que viene siguiendo Cuba, sí, la misma de las canciones de trova que tanto les gustan, cada día se acerca más a la liberalización de su economía. Con esa forma de pensar no vamos a ningún lado.

La candidata francesa propone cambiar la Constitución, con lo cual desconoce los avances sociales y económicos de nuestra población desde la dación de la Constitución del 93, amenazando así con impulsar al país por la borda del estancamiento y pobreza.

Sin programas, ni equipos, Mendoza repite la misma monserga: «Lo real es que la mano invisible del mercado no lo está resolviendo todo», señaló. «La minería ha ocupado al 2% de la Población Económicamente Activa, la agricultura el 25%», precisó para fundamentar la necesidad de la diversificación productiva y la necesidad de no enfocarnos única y casi exclusivamente en las actividades extractivas”. Está claro que no tiene idea de lo que es una buena gobernanza, no sabe que hacer para reactivar el país, no entiende la importancia de la inversión privada y no tiene un equipo mínimamente capaz.

Esta no es la renovación de la izquierda peruana, es la misma, con otro empaque. Los electores ya les están diciendo con toda claridad que no les gustan sus ideas, como se lo dijeron a Arana en Perumin. Lampadia

 

 

 




Izquierda peruana pierde autoridad moral

A estas alturas, ha quedado demostrado que la corrupción de los gobiernos de Venezuela y Brasil es la mas grande en la historia de Latinoamérica. Esta situación está dirigida al enriquecimiento ilícito de los políticos del ‘socialismo del siglo XXI’, sus compinches en el mundo empresarial y a mantener en el poder a los íconos dela nueva izquierda de la región.

En Venezuela, los gobiernos del chavismo se han apropiado de empresas públicas y privadas, han destrozado la economía y han roto todas las formas democráticas y de convivencia en la región. Han interferido en asuntos internos de los países vecinos cooptando a varios de sus gobiernos y han financiado a los partidos afines al albismo, a cuyos representantes parecen tener amenazados. Además, ejercen un poder absoluto en todas las instancias de gobierno y persiguen con el mayor descaro a todos sus opositores democráticos.

En Brasil, el semi-Dios Lula da Silva aparece cada día más involucrado en negociados vergonzosos y la presidenta Dilma Rousseff y los más importantes jerarcas del ‘Partido de los Trabajadores’ están con la soga al cuello por el terrible destape del ‘Lava-Jato’. Rousseff ha sido acusada de fraude en su última elección, la economía de la ‘fiesta del asistencialismo’ (ver en Lampadia: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú) está en recesión sin visos de recuperación. La popularidad de la presidenta está en 8% (según la encuestadora Datafolha) y todos los días se multiplican los pedidos de su destitución.

Además, ambos gobiernos han urdido una red de ‘instituciones’ regionales, como Unasur y Cela para manipular a los gobiernos de la región yque ahora los protege de sus tropelías. El albismo con el que controlan muchos votos en la OEA, aún después de la cobarde gestión del chileno Insulsa, cubre los delitos políticos de Venezuela, como en el reciente caso de la inaceptable expulsión de ciudadanos colombianos de  Venezuela.

Lo sorprendente es que en el Perú, ni siquiera las revelaciones más escandalosas de corrupción, ni los actos abusivos y antidemocráticos de los gobernantes de Venezuela y Brasil, merecen que nuestra izquierda tradicional critique y se aparte de estos regímenes.

Así tenemos, por ejemplo, las siguientes declaraciones de algunos personajes vinculados con la izquierda peruana:

“Hay una democracia elegida en los últimos 14 años a través de procesos. Chávez ganó las elecciones en casi 12 años y hace dos Maduro lo hizo.

Como peruano, no puedo incursionar en la política venezolana. Sí creo que hay quizá falta de tolerancia en el manejo de un gobierno frente a la oposición, eso sí lo puedo aceptar.”

Salomón Lerner Ghitis, directivo del movimiento político Ciudadanos por el Cambio

            “Venezuela es un modelo de democracia”,

            Carlos Ferreyra (CF), Director General del Proyecto ‘Cruce de los Andes y la Unasur 2013-2017

             “Acá tenemos algunas críticas,…pero en el Perú pasan cosas peores”

             Sigrid Bazán (SB), entrevistadora de Radio Exitosa

 “[Venezuela]… es un régimen que tiene rasgos autoritarios claros en temas de derechos humanos…”

 Marco Arana, Tierra y Libertad

“Lo que te puedo decir es que se han dado procesos electorales democráticos, avalados por entidades internacionales. Me preocupa más que aquí en mi país pretendan robarnos la memoria y hacernos creer que la década de los 90 fue una democracia, cuando claramente hubo una dictadura. Esa dictadura es la que más me preocupa”. 

  Verónika Mendoza, pre candidtata presidencial

Estos políticos inconsecuentes pretenden envolverse en la bandera de la anti-corrupción, pero están comprometidos hasta el cuello con la peor corrupción de la historia de la región. Siguen defendiendo las políticas de gobierno que han destrozadola vida de millones de latinoamericanos y  son cómplices de las directivas de la nueva estructura institucional de la región, creada a pulso  por el albismo venezolano y el madrinazgo brasileño.

El Perú se merece otra izquierda. No solo por las ‘ideas muertas’ que aún profesan, también por la falsa moral de doble estándar que practican en sus relaciones continentales. Una nueva izquierda significa no solo caras nuevas, implica nuevas ideas y nuevas actitudes, significa más independencia y menos ataduras con el ‘lado oscuro de la fuerza’. Lampadia




Entre mentiras y omisiones

Sorprendente, o tal vez no, entrevista a Verónika Mendoza en la revista Somos de El Comercio el pasado sábado 18 de abril, 2015. La parlamentaria continúa con su discurso anti-minero y anti-inversión con la misma estrategia que tuvo en el pasado.

Recordemos que Mendoza fue acusada de azuzar a los pobladores de Espinar en contra de la minera Xstrata Tintaya en junio del 2012. La entonces legisladora, de forma malintencionada, omitió, tergiversó y manipuló información afirmando que la población corría peligro de muerte por la contaminación que generaría el proyecto minero de Antapacay. (Información omitida por Somos). Luego de ser descubierta, se vio obligada a renunciar a Gana Perú. Ver en L: Tierra y Libertad conspira en Espinar.

Ahora retoma su discurso anterior, afirmando que “la realidad de nuestro país demuestra que donde ha habido mayor explotación de recursos naturales no necesariamente hubo mayor desarrollo humano, e incluso viene de la mano de corrupción y clientelaje”. Nuevamente, falso.

De acuerdo a cifras publicadas por el IPE en el último Índice de Competitividad Regional (INCORE) 2015, las regiones mineras son las más competitivas del país, afirmando que la actividad minera es un factor que contribuye poderosamente a mejorar la competitividad. Por eso, entre las seis regionescon mayor INCORE (excluyendo Lima), son importantes productores mineros o energéticos desde hace décadas: Moquegua, Arequipa, Tacna, Madre de Dios y Cusco.

Cabe señalar que, para lograr un alto puntaje en el INCORE, se cuantifican 6 pilares importantes: Entorno Económico, Infraestructura, Salud, Educación, Laboral e Instituciones. Por lo tanto, existe una relación directa entre la minería y la competitividad de las regiones.

Otro indicador que contradice la publicación de Somos, sobre la base de las distorsiones de Mendoza, es el IDH (Índice de Desarrollo Humano del PNUD), que demuestra que los distritos mineros tienen mejores niveles de IDH, como lo ha demostrado varias veces la revista “Minas y Petróleo”. 

Además, critica que  “se ha profundizado la lógica de poner por delante el crecimiento y las inversiones como fin, en lugar de entenderlas como herramientas para el bienestar social”. Es cierto que el fin del desarrollo económico y social no es el crecimiento, pero es el medio para lograrlo. (Ver en LampadiaEl Índice de Progreso Social y el PBI per cápita). En nuestro caso, es justamente el sector minero el medio para lograr el desarrollo integral. Es el que ha permitido multiplicar el presupuesto público por 2.5 veces en la última década, y ha permitido el alto crecimiento del país, además de reducción de la pobreza, la desigualdad, la mortalidad y la desnutrición infantil. Ver en (L): 90-90-90.

El crecimiento del Perú ya se detuvo, una estimación optimista de crecimiento para este año, es de solo 3.8%, además, el ingreso de capitales privados se ha reducido a la mitad y sigue cayendo. Ver en (L): Hay que prender el motor de la inversión privada.

No sigamos haciéndole caso a discursos intransigentes e ideologizados como los de Verónika Mendoza (promovida por Somos), quien ya ha demostrado no tener seriedad, legitimidad, ni capacidad de dialogo. Tenemos que centrarnos en retomar la viabilización de proyectos para poder reactivar rápidamente la economía del país. Lampadia