Los científicos deben combatir la ‘Pos-Verdad’

En el Perú y en buena parte de Latinoamérica estamos habituados a ser condicionados por ‘el realismo mágico’ y en el caso de la política por el populismo con sus ofertas falsas, con sus leyes contra-propósito, y por mitos, relatos, medias verdades y mentiras abiertas.

Curiosamente el mundo más desarrollado después de muchas décadas vuelve a sufrir los embates del populismo y de la creación de mitos y relatos. En estos países se ha identificado este fenómeno como la ‘Pos-Verdad’.

El Oxford English Dictionary ha calificado la «pos-verdad» como la palabra del año 2016, definiéndola como «circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes… que las apelaciones a la emoción y a la creencia personal».

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, la define como: «Toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apelan a las emociones, creencias o deseos del público». Definición que será incluida en diciembre próximo en su nuevo diccionario.

El siguiente artículo del CEO de la Fundación Bill & Melinda Gates, SueDesmond-Hellmann, nos alerta del fenómeno y promueve la participación de los científicos para combatir la pos-verdad.

Esta invocación debiera ser tomada muy en serio en el Perú por nuestra clase dirigente, pues nuestro desarrollo viene siendo afectado por la trampa de la pos-verdad. Un solo ejemplo: en nuestro mejor momento de desarrollo socio-económico y de inclusión, nos vendieron el brulote de ir a un gobierno de la inclusión, que solo nos dio cinco años sin crecimiento ni inclusión, etapa de la que aún no logramos salir. Nosotros también debemos salir de nuestra burbuja. Lampadia

En un mundo gobernado por los rumores, es vital que los científicos hablen con humildad y claridad

SueDesmond-Hellmann, directora ejecutiva de la Fundación 
The Guardian
23 de junio, 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

Los hechos son la base del mundo de la ciencia, pero en una era donde proliferan las noticias falsas, es cada vez más importante construir la confianza pública evitando afirmaciones exageradas y argot


SueDesmond-Hellmann, CEO de la Fundación Bill & Melinda Gates, hablando en un evento en Seattle.
Fotografía: Cortesía de la Fundación Bill & Melinda Gates

Una de mis posesiones más queridas es un tazón de ensalada de madera de cerezo hecho a mano donde nunca he puesto ni una hoja de lechuga. Tiene 25 años y se hace más hermoso cada año. Fue un regalo, tallado por un viudo que se vio obligado a criar a su hija solo, cuando su esposa murió bajo mi cuidado como oncóloga. Mi paciente, que llamaré Erica, tenía uno de los cáncer de mama más complicados y yo no tenía las herramientas para salvar su vida. Siempre sentí que no merecía el regalo, a pesar de haber hecho todo lo que pude.

Cinco años más tarde, participé en el desarrollo de Herceptin, una medicina para el tipo de cáncer que tuvo Erica. Aunque lamento que no haya llegado lo suficientemente rápido para ayudar a Erica, estoy profundamente agradecida por los avances científicos de hoy en día que significan un mejor cuidado para pacientes como ella.

Ahora, liderando la Fundación Bill y Melinda Gates, veo cómo los avances científicos, como nuevas vacunas y cultivos, están ayudando a hacer al mundo un lugar más seguro, más saludable y más igualitario. La vida es mejor debido a la ciencia, y en las próximas décadas más descubrimientos mejorarán aún más la condición humana.

Pero la comunidad científica está nerviosa. La ciencia -y específicamente el método científico- está en riesgo en la era de noticias falsas, sentimientos de anti-expertos y negación de la ciencia. El escepticismo sano está en el corazón del método científico y los científicos creen en desafiar el conocimiento de hoy para descubrir la verdad. Pero el negacionismo es diferente. El negacionismo es la negativa a aceptar hechos establecidos.

El Oxford English Dictionary declaró la «pos-verdad» como la palabra del año 2016, definiéndola como «circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes… que las apelaciones a la emoción y a la creencia personal». Hoy en día, existe el temor entre los científicos de que incluso las mejores innovaciones tendrán menos resonancia si las políticas y la toma de decisiones no están influenciadas por la evidencia, la verdad y los hechos.

En la era de la pos-verdad, necesitamos argumentar en contra de esto. Los científicos deben participar efectivamente en el diálogo público sobre los hechos y la verdad. Y hay tres aspectos del debate que creo que son cruciales para que la comunidad científica siga siendo relevante: consecuencias, confianza y credibilidad.


En la Marcha por la Ciencia, decenas de miles de personas salieron a las calles en Nueva York para protestar contra un «ataque a los hechos». Fotografía: Erik McGregor / Pacific / Barcroft

Los mejores científicos e innovadores son plenamente conscientes de las consecuencias de sus logros. Jennifer Doudna, una de las científicas detrás de la tecnología de Crispr (de edición de genes), habla de una época en que podríamos curar enfermedades genéticas. Sin embargo, también forma parte de una coalición científica que introdujo una moratoria mundial de las ediciones de genes que se transmitirían a las generaciones posteriores. Cuando la confiabilidad de más de mil millones de usuarios estaba en riesgo, Mark Zuckerberg cambió el lema de Facebook de «Muévanse rápido y rompan cosas» a una frase menos pegadiza: «Muévanse rápido con infraestructura estable».

Debemos aprender de estas personas. Es seductor ser jactancioso, o exagerar la novedad o la importancia de su trabajo, especialmente teniendo en cuenta los desafíos de financiación que encuentran los científicos. Los científicos deberían mostrar más humildad. Nos ayudaría a evaluar y resolver problemas – y, lo que es más importante, entender el impacto de soluciones potenciales – si profundizamos nuestra comprensión y respeto por los demás.

La humildad también es una parte importante de la construcción de una mayor confianza en los científicos. La confianza es esencial si queremos ser portavoces de la verdad. Queremos que los políticos entiendan y valoren lo que decimos y presentamos. Queremos que los líderes fomenten y favorezcan la investigación y las políticas basadas en pruebas que han sido desafiadas y probadas.

El intercambio abierto de datos, el trabajo en equipo, el diálogo y la visibilidad cuando un estudio es negativo o no se reproduce, todo esto les daría a los consumidores de la ciencia más confianza. Por nuestra parte, la Fundación Gates ha introducido una política de acceso abierto que permite el acceso irrestricto y la reutilización de todo nuestro trabajo financiado, incluyendo cualquier conjunto de datos subyacentes, para que otros puedan beneficiarse de este conocimiento y fomentar la colaboración y el debate.

En última instancia, la relevancia de los expertos científicos en esta era «pos-verdad» depende de la credibilidad en términos de confiabilidad y experiencia. Los conflictos de interés y la publicidad sobre la literatura científica o el fraude han erosionado la estima pública de los científicos. No estamos solos. Las figuras de autoridad tradicionales han disminuido, con la «identidad» influyendo cada vez más en las creencias de la gente que las fuentes establecidas del conocimiento. Este fenómeno de «cámara de eco» es exagerado por los algoritmos de las redes sociales.

Pero los científicos conductistas están mejorando nuestra comprensión de la negación y la forma en que la gente toma decisiones. Esto está empezando a dar una visión fascinante de cómo es posible «inocular» al público contra la desinformación. Resulta que al exponerlos a algunas de las técnicas del negacionismo, como las estadísticas seleccionadas a dedo y las peticiones falsas, se vuelven más resistentes a creer tales mensajes.

La gente también se vuelve más abierta a escuchar el consenso científico o de expertos. Esto se conoce como la psicología cognitiva de desacreditar. Es una táctica clave cuando un científico enfrenta un conflicto entre la ciencia y el mito. El invertir en la ciencia y la psicología del comportamiento, y utilizar nuevos conocimientos para obtener los hechos correctos, es vital para ponerse al día con un mundo donde los rumores se propagan rápidamente.


Activistas afuera del Capitolio durante la Marcha por la Ciencia.
Fotografía: BrendanSmialowski / AFP / GettyImages

La experiencia en comunicación es uno de los desafíos de credibilidad más importantes para la comunidad científica. El entrenamiento formal en una comunicación simple, clara y sin argot es esencial para incentivar el atractivo de la ciencia y también como un antídoto para el reporte sensacionalista de los avances científicos. Si los científicos habla claro sobre sus hallazgos disminuirán la probabilidad de interpretaciones alternativas.

Es imperativo que salgamos de nuestra burbuja. Los científicos que participan en la vida comunitaria y familiar como parte de la sociedad civil serán más conscientes de las consecuencias, más confiados y más creíbles. Para que el mundo continúe experimentando progreso, debemos valorar el método científico como la manera de mejorar la condición humana. Como científicos, nos debemos a nosotros mismos luchar por la verdad. Más importante aún, lo debemos a personas como Erica, y su familia, que cuentan con nosotros.

Esta es una versión condensada de la conferencia de Rede impartida por SueDesmond-Hellman en la Universidad de Cambridge a principios de este mes. Lampadia

 

 




Expertos en educación cuestionaron pruebas PISA hace dos años

Más allá de la coyuntura política que estos días se extiende sobre la educación en el Perú, en Lampadia seguiremos facilitando a nuestros lectores los análisis e informes que nos ayuden a enfocar, desde la sociedad civil, la gestión educativa que requieren nuestros escolares.

En esta ocasión, hemos dado con una publicación del diario inglés de orientación izquierdista, The Guardian, que difunde una carta al encargado de las pruebas PISA en la OCDE, firmada el 2014 por 83 académicos, expertos en educación de todas partes del mundo, cuestionando severamente la adecuación de las pruebas PISA a los objetivos centrales de la educación escolar. Ver carta líneas abajo. Estas observaciones coinciden con varias de nuestras publicaciones anteriores, como puede verse en nuestra biblioteca virtual: Educación para el Futuro.

Fuente:  www.emaze.com

Además de difundir la carta de los expertos en educación, no podemos dejar de observar que la OCDE haya hecho caso omiso de semejantes objeciones y que no haya, por lo menos, compartido la información correspondiente, con los países que vienen aplicando las pruebas PISA para el mejor juicio sobre su pertinencia, por parte de cada uno.

La OCDE y las pruebas Pisa están dañando la educación en todo el mundo

En esta carta, de 2014, dirigida por académicos en educación de todas partes del mundo, al Dr. Andreas Schleicher, director del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes de la OCDE, expresaron su profunda preocupación por el impacto de las pruebas de Pisa y pidieron que se detenga la próxima ronda de pruebas.

The Guardian, Reino Unido
6 de mayo de 2014
Traducido y glosado por
Lampadia

Estimado Dr. Schleicher,

Nos dirigimos a usted en su calidad de director del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa) de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo). Ahora, tras 13 años, Pisa es conocida en todo el mundo como un instrumento para clasificar a los países de la OCDE y no OCDE (más de 60 en el último recuento) de acuerdo con una medida de los logros académicos de los estudiantes de 15 años de edad en matemáticas, ciencias y lectura. Administrado cada tres años, los resultados de Pisa son esperados ansiosamente por los gobiernos, ministros de educación y los consejos editoriales de los periódicos, y se citan con autoridad en un sinnúmero de informes de políticos. Ellos han comenzado a influir profundamente en las prácticas educativas en muchos países. Como consecuencia de Pisa, los países están revisando sus sistemas educativos con la esperanza de mejorar sus clasificaciones. La falta de progreso en Pisa ha dado lugar a declaraciones de crisis y «shock Pisa» en muchos países, seguidas de las convocatorias de renuncias, y reformas de gran alcance de acuerdo a los preceptos de Pisa.

Estamos, francamente, preocupados por las consecuencias negativas de los rankings de Pisa. Estas son algunas de nuestras preocupaciones:

• Mientras que las pruebas estandarizadas se ha utilizado en muchos países desde hace décadas (a pesar de serias reservas sobre su validez y fiabilidad), Pisa ha contribuido a una escalada en dicha prueba y ha incrementado dramáticamente la dependencia de las mediciones cuantitativas. Por ejemplo, en EEUU, se ​​ha invocado Pisa como justificación principal para el reciente programa «Race to the Top» (Carrera a la cima), que ha incrementado el uso de pruebas estandarizadas para estudiantes, la evaluación de maestros, y administradores, basados en los resultados de pruebas que son ampliamente criticadas y conocidas por ser imperfectas (véase, por ejemplo, la inexplicable caída de Finlandia desde el primer puesto de la tabla de Pisa).

En la política educativa, Pisa, con su ciclo de evaluación de tres años, no permite establecer políticas a largo plazo que son necesarias para que la educación mejore. Esto ha provocado un cambio en la atención a las soluciones a corto plazo diseñadas para ayudar a un país a escalar rápidamente en la clasificación, a pesar de que en la práctica las investigaciones muestran que los cambios duraderos en la educación toman décadas, no pocos años. Por ejemplo, sabemos que la situación del personal docente y el prestigio de la enseñanza como una profesión tienen una fuerte influencia en la calidad de la enseñanza, pero que el status varía ampliamente por motivos culturales fuertemente arraigados y no son fácilmente influenciados por las políticas de corto plazo.

Al hacer hincapié en una estrecha gama de aspectos mensurables de la educación, Pisa desvía la atención de los objetivos educativos menos medibles o inconmensurables como el desarrollo físico, moral, cívico y artístico, por lo tanto, es peligroso al reducir la visión social y colectiva,  acerca de lo que la educación es y debe ser.

La OCDE como una Organización de Desarrollo Económico está sesgada de forma natural en favor de la función económica de las escuelas públicas del estado, poniendo énfasis en educar a los chicos para el mercado laboral. Pero la preparación de hombres y mujeres jóvenes para el empleo remunerado no es el único, y ni siquiera el objetivo principal de la educación pública, que tiene que preparar a los estudiantes para participar en el autogobierno democrático, el comportamiento ético-moral y una vida integral de desarrollo personal, crecimiento y bienestar, más allá del rendimiento en cosas concretas.

A diferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la UNESCO o UNICEF que tienen mandatos claros y legítimos para mejorar la educación y la vida de los niños alrededor del mundo, la OCDE no tiene ese mandato legítimo. Tampoco tiene, en la actualidad, los mecanismos de participación democrática efectiva en su proceso de toma de decisiones en la vida educativa.

Para la realización de Pisa y una serie de servicios de seguimiento, la OCDE ha adoptado las «asociaciones público-privadas» y entró en alianzas con empresas multinacionales con fines de lucro, que pueden beneficiarse económicamente de cualquier déficit real o una falsa percepción de altos o bajos puntajes dados a conocer por la prueba Pisa. Algunas de estas empresas ofrecen servicios educativos a las escuelas estadounidenses y los distritos escolares y promueven e instalan planes de desarrollo de la educación primaria con fines de lucro en todo el mundo y actualmente en África, donde la OCDE ahora está planeando introducir el programa Pisa.

Por último, y lo más importante: el nuevo régimen de Pisa, con su ciclo continuo de prueba global, perjudica a nuestros hijos y empobrece nuestras aulas, ya que implica, inevitablemente, cada vez pruebas más largas de opción múltiple, una enseñanza «memorística» de guías, cuadernillos y lecciones a la medida, y menos autonomía para los maestros. De esta manera, Pisa se ​​ha incrementado aún más el nivel de estrés en las escuelas, lo que pone en peligro el bienestar de los estudiantes y profesores.

Estos avances están en conflicto abierto con los principios ampliamente aceptados de la buena práctica educativa y democrática:

Ninguna reforma educativa de ninguna tipo debe basarse en un solo concepto de calidad.

Ninguna reforma educativa de ningún tipo debe pasar por alto el importante rol de los factores no educativos, entre los cuales es de suma importancia considerar la desigualdad socio-económica de un país y la participación en la vida democrática de los ciudadanos involucrados. En muchos países, incluyendo EEUU, la desigualdad ha aumentado dramáticamente en los últimos 15 años, lo que explica la brecha cada vez mayor en la educación entre ricos y pobres. Sin importar cuán sofisticadas sean las reformas educativas, es poco probable que las evaluaciones implementadas por las reformas puedan ser corregidas.

Una organización como la OCDE, como cualquier organización que afecta profundamente la vida de nuestras comunidades, debe estar abierta a la responsabilidad democrática de los miembros de esas comunidades.

Estamos escribiendo no sólo para señalar los déficits y problemas. También nos gustaría ofrecer ideas constructivas y sugerencias que pueden ayudar a aliviar las preocupaciones antes mencionadas. De ninguna manera consideramos que estas sean las únicas, pero sí ilustran cómo el aprendizaje se puede mejorar sin los efectos negativos arriba mencionados:

1. Desarrollar alternativas a las tablas de clasificación: explorar formas más significativas y menos sensacionalistas de informar los resultados de la evaluación. Por ejemplo, la comparación de los “países en desarrollo”, en donde niños de 15 años trabajan frecuentemente con niños del primer mundo que no se enfrentan a esa situación no tiene sentido, ni educativo ni político y deja abierta las opciones a la OCDE para enfrentar las acusaciones de colonialismo educativo. 

2. Hacer espacio para la participación de toda una gama amplia de profesionales para discutir sobre qué y cómo se debe evaluar y el financiamiento correspondiente. A la fecha, los grupos con mayor influencia sobre qué y cómo se evalúa el aprendizaje internacional son psicométricos, estadísticos y economistas. Sin duda merecen un lugar importante en la mesa, muchos otros grupos: los padres, los educadores, administradores, líderes comunitarios, estudiantes, así como académicos de disciplinas como la antropología, la sociología, la historia, la filosofía, la lingüística, así como las artes y humanidades. Qué y cómo se evalúa la educación de los alumnos de 15 años de edad debe ser objeto de debates mantenidos con todos estos grupos a nivel local, nacional e internacional.

3. Incluir a organizaciones nacionales e internacionales en la formulación de métodos y normas cuya misión va más allá del aspecto económico de la educación pública y se integren aspectos vinculados a la salud, el desarrollo humano, el bienestar y la felicidad de los estudiantes y profesores. Esto incluiría a las organizaciones antes mencionadas de las Naciones Unidas, así como a asociaciones de padres, administradores de los centros educativos y sindicatos o asociaciones de profesores, por nombrar algunos.

4. Publicar los costos directos e indirectos de la administración de la prueba Pisa, para que los contribuyentes de los países miembros puedan decidir usos alternativos de los millones de dólares gastados en estas pruebas y determinar si quieren continuar participando en el programa.

5. Darle la bienvenida a la verificación por parte de equipos internacionales de supervisión independiente que puedan observar la administración de Pisa desde la concepción hasta la ejecución, por lo que las preguntas sobre el formato de prueba y procedimientos estadísticos y de puntuación puedan ser contrastados adecuadamente contra las acusaciones de parcialidad o las comparaciones injustas.

6. Proporcionar informes detallados sobre el rol de las empresas privadas, con ánimo de lucro, en la preparación, ejecución y seguimiento de las pruebas trianuales Pisa para evitar aparentes o  reales conflictos de intereses.

7. Considerar eliminar el próximo periodo de la prueba Pisa. Esto daría tiempo para incorporar el aprendizaje colectivo que resultará de las deliberaciones sugeridas en un modelo nuevo y mejor evaluación.

Suponemos que los expertos de Pisa de la OCDE están motivados por un deseo sincero de mejorar la educación. Pero no somos capaces de entender cómo su organización se ha convertido en el árbitro mundial de los medios y fines de la educación de todo el mundo. El estrecho enfoque de la OCDE en las pruebas estandarizadas arriesga convertir el aprendizaje en la monotonía y matar la alegría de aprender.

Estamos profundamente preocupados de cómo Pisa ha llevado a muchos gobiernos a participar en un concurso internacional de resultados en los exámenes, la OCDE ha asumido el poder de moldear la política de la educación en todo el mundo, sin ningún debate acerca de la necesidad o las limitaciones de los objetivos de la OCDE. Estamos profundamente preocupados de que la medición de una gran diversidad de tradiciones y culturas educativas (utilizando un solo criterio estrecho, y sesgado) provocaría un daño irreparable a nuestras escuelas y nuestros estudiantes.

Sinceramente,

Académicos firmantes:

Andrews, Paul Professor of Mathematics Education, Stockholm University
Atkinson, Lori New York State Allies for Public Education
Ball, Stephen J Karl Mannheim Professor of Sociology of Education, Institute of Education, University of London
Barber, Melissa Parents Against High Stakes Testing
Beckett, Lori Winifred Mercier Professor of Teacher Education, Leeds Metropolitan University
Berardi, Jillaine Linden Avenue Middle School, Assistant Principal
Berliner, David Regents Professor of Education at Arizona State University
Bloom, Elizabeth EdD Associate Professor of Education, Hartwick College
Boudet, Danielle Oneonta Area for Public Education
Boland, Neil Senior lecturer, AUT University, Auckland, New Zealand
Burris, Carol Principal and former Teacher of the Year
Cauthen, Nancy PhD Change the Stakes, NYS Allies for Public Education
Cerrone, Chris Testing Hurts Kids; NYS Allies for Public Education
Ciaran, Sugrue Professor, Head of School, School of Education, University College Dublin
Deutermann, Jeanette Founder Long Island Opt Out, Co-founder NYS Allies for Public Education
Devine, Nesta Associate Professor, Auckland University of Technology, New Zealand
Dodge, Arnie Chair, Department of Educational Leadership, Long Island University
Dodge, Judith Author, Educational Consultant
Farley, Tim Principal, Ichabod Crane School; New York State Allies for Public Education
Fellicello, Stacia Principal, Chambers Elementary School
Fleming, Mary Lecturer, School of Education, National University of Ireland, Galway
Fransson, Göran Associate Professor of Education, University of Gävle, Sweden
Giroux, Henry Professor of English and Cultural Studies, McMaster University
Glass, Gene Senior Researcher, National Education Policy Center, Santa Fe, New Mexico
Glynn, Kevin Educator, co-founder of Lace to the Top
Goldstein, Harvey Professor of Social Statistics, University of Bristol
Gorlewski, David Director, Educational Leadership Doctoral Program, D’Youville College
Gorlewski, Julie PhD, Assistant Professor, State University of New York at New Paltz
Gowie, Cheryl Professor of Education, Siena College Advertisement
Greene, Kiersten Assistant Professor of Literacy, State University of New York at New Paltz
Haimson, Leonie Parent Advocate and Director of «Class Size Matters»
Heinz, Manuela Director of Teaching Practice, School of Education, National University of Ireland Galway
Hughes, Michelle Principal, High Meadows Independent School
Jury, Mark Chair, Education Department, Siena College
Kahn, Hudson Valley Against Common Core
Kayden, Michelle Linden Avenue Middle School Red Hook, New York
Kempf, Arlo Program Coordinator of School and Society, OISE, University of Toronto
Kilfoyle, Marla NBCT, General Manager of BATs
Labaree, David Professor of Education, Stanford University
Leonardatos, Harry Principal, high school, Clarkstown, New York
MacBeath, John Professor Emeritus, Director of Leadership for Learning, University of Cambridge
McLaren, Peter Distinguished Professor, Chapman University
McNair, Jessica Co-founder Opt-Out CNY, parent member NYS Allies for Public Education
Meyer, Heinz-Dieter Associate Professor, Education Governance & Policy, State University of New York (Albany)
Meyer, Tom Associate Professor of Secondary Education, State University of New York at New Paltz
Millham, Rosemary PhD Science Coordinator, Master Teacher Campus Director, SUNY New Paltz
Millham, Rosemary Science Coordinator/Assistant Professor, Master Teacher Campus Director, State University of New York, New Paltz
Oliveira Andreotti Vanessa Canada Research Chair in Race, Inequality, and Global Change, University of British Columbia
Sperry, Carol Emerita, Millersville University, Pennsylvania
Mitchell, Ken Lower Hudson Valley Superintendents Council
Mucher, Stephen Director, Bard Master of Arts in Teaching Program, Los Angeles
Tuck, Eve Assistant Professor, Coordinator of Native American Studies, State University of New York at New Paltz
Naison, Mark Professor of African American Studies and History, Fordham University; Co-Founder, Badass Teachers Association
Nielsen, Kris Author, Children of the Core
Noddings, Nel Professor (emerita) Philosophy of Education, Stanford University
Noguera, Pedro Peter L. Agnew Professor of Education, New York University
Nunez, Isabel Associate Professor, Concordia University, Chicago
Pallas, Aaron Arthur I Gates Professor of Sociology and Education, Columbia University
Peters, Michael Professor, University of Waikato, Honorary Fellow, Royal Society New Zealand
Pugh, Nigel Principal, Richard R Green High School of Teaching, New York City
Ravitch, Diane Research Professor, New York University
Rivera-Wilson Jerusalem Senior Faculty Associate and Director of Clinical Training and Field Experiences, University at Albany
Roberts, Peter Professor, School of Educational Studies and Leadership, University of Canterbury, New Zealand
Rougle, Eija Instructor, State University of New York, Albany
Rudley, Lisa Director: Education Policy-Autism Action Network
Saltzman, Janet Science Chair, Physics Teacher, Red Hook High School
Schniedewind, Nancy Professor of Education, State University of New York, New Paltz
Silverberg, Ruth Associate Professor, College of Staten Island, City University of New York
Sperry, Carol Professor of Education, Emerita, Millersville University
St. John, Edward Algo D. Henderson Collegiate Professor, University of Michigan
Suzuki, Daiyu Teachers College at Columbia University
Swaffield, Sue Senior Lecturer, Educational Leadership and School Improvement, University of Cambridge
Tanis, Bianca Parent Member: ReThinking Testing
Thomas, Paul Associate Professor of Education, Furman University
Thrupp, Martin Professor of Education, University of Waikato, New Zealand
Tobin, KT Founding member, ReThinking Testing
Tomlinson, Sally Emeritus Professor, Goldsmiths College, University of London; Senior Research Fellow, Department of Education, Oxford University
Tuck, Eve Coordinator of Native American Studies, State University of New York at New Paltz
VanSlyke-Briggs Kjersti Associate Professor, State University of New York, Oneonta
Wilson, Elaine Faculty of Education, University of Cambridge
Wrigley, Terry Honorary senior research fellow, University of Ballarat, Australia
Zahedi, Katie Principal, Linden Ave Middle School, Red Hook, New York 
Zhao, Yong Professor of Education, Presidential Chair, University of Oregon
 

 




El poder unificador de la cultura

¿Es acaso la ‘civilización occidental’ solo una ilusión? El filósofo y novelista Kwame Anthony Appiah, estima que el concepto de ‘civilización occidental’, como sistema desarrollado e ‘ilustrado’ y opuesto a la cultura de Oriente, resulta simplista y un «imperialismo cultural» porque la libertad, la tolerancia y el pensamiento racional no pertenecen a una sola civilización.  

Fuente:  actualidad.rt.com

En uno de sus discursos “No existe tal cosa como la civilización occidental”, publicado por The Guardian, Appiah señala que el concepto ‘Occidente’ ha experimentado varias metamorfosis en la historia. Así, en el apogeo del Imperio británico el escritor Rudyard Kipling «utilizó el término para referirse a Europa en contraste con Asia (Oriente)», mientras que durante la guerra fría se empleó «para contrastar los dos lados del telón de acero», con lo cual el propio concepto de ‘cultura occidental’ es «sorprendentemente moderno».

«La idea misma de ‘Occidente’ como patrimonio y objeto de estudio surge en la última década del siglo XIX» y «se desarrolla durante la Primera Guerra Mundial», algo que reflejó Oswald Spengler cuando introdujo el concepto en su libro ‘La decadencia de Occidente’, según ha declarado este filósofo angloghanés y ha publicado ‘The Guardian’. Para Kwame Anthony Appiah, la ‘civilización occidental’ no le pertenece a nadie. Destaca que los valores democráticos liberales occidentales pueden ser rechazados por quienes viven en Occidente —por ejemplo, los europeos que se han radicalizado y se han unido al llamado Estado Islámico— o, por contra, los pueden adaptar y divulgar personas que vivan en Asia o África.

Alguien le preguntó a Mahatma Gandhi qué pensaba de la civilización occidental, y él respondió: «Creo que sería una muy buena idea.» Como muchas de las mejores historias, por desgracia, esta es probablemente apócrifa; pero también como muchas de las mejores historias, ha sobrevivido porque tiene el sabor de la verdad. Pero mi propia respuesta habría sido muy diferente: creo que deberías abandonar la idea misma de la civilización occidental. En el mejor de los casos, es la fuente de una gran confusión, en el peor de los casos, un obstáculo para hacer frente a algunos de los grandes retos políticos de nuestro tiempo. Dudo en discrepar incluso con Gandhi, pero creo que la civilización occidental no es en absoluto una buena idea, y la cultura occidental no mejora.

Una de las razones de las confusiones en la «cultura occidental» proviene de confusiones sobre el oeste. Hemos utilizado la expresión «el oeste» para hacer trabajos muy diferentes. Rudyard Kipling, poeta de Inglaterra, escribió, «Oh, este es el este y el oeste es el oeste, y nunca se encontrarán», contrastando Europa y Asia, pero ignorando por todas las otras partes. Durante la guerra fría, «el oeste» era un lado de la cortina de hierro; «el este» su opuesto y enemigo. Este uso, también, ignora efectivamente la mayor parte del mundo. A menudo, en los últimos años, «el oeste» significa el Atlántico Norte: Europa y sus antiguas colonias en América del Norte. Lo contrario aquí es un mundo no occidental en África, Asia y América Latina – hoy denominado «el sur global» – aunque muchas personas en América Latina también reclamarán una herencia occidental. Esta manera de hablar advierte al mundo entero, pero agrupa a un montón de sociedades muy diferentes, mientras que delicadamente ignora a los australianos y neozelandeses y sudafricanos blancos, de modo que «occidental» aquí puede parecer simplemente como un eufemismo para el blanco.

Por supuesto, a menudo también hablamos hoy del mundo occidental para contrastar no con el sur sino con el mundo musulmán. Y los pensadores musulmanes a veces hablan de manera paralela, distinguiendo entre Dar al-Islam, el hogar del Islam, y Dar al-Kufr, el hogar de la incredulidad. Me gustaría explorar más a fondo esta oposición. Porque los debates europeos y americanos de hoy, sobre si la cultura occidental es fundamentalmente cristiana heredan una genealogía en la cual la cristiandad es substituida por Europa y entonces por la idea del oeste.

Esta identidad civilizacional tiene raíces que se remontan a casi 1,300 años, entonces. Pero para contar la historia completa, necesitamos comenzar aún más atrás.

De este modo, Appiah recuerda que «los valores no son un derecho de nacimiento, hay que cuidarlos» y «no pertenecen a un europeo que no se haya tomado la molestia de comprenderlos y absorberlos», porque «la cultura es un proceso con el que uno se compromete». Y este es una de las grandes enseñanzas del filósofo, ya que se puede extrapolar a la idea de la globalización y cómo el mundo necesita para avanzar hacia la globalización. Appiah se llama a sí mismo un cosmopolita en el sentido de que cree que el mundo es como una gran ciudad y cada persona debe ser responsable de su hermano hombre para hacer que el mundo funcione correctamente nuevamente. El concepto de cosmopolitismo, según Appiah, es uno de aceptación y el uso de otras culturas para obtener más de la vida.

Actualmente existe una ola anti-globalización que ha venido surgiendo en el mundo. Esto se ve claramente en los fenómenos políticos como el Brexit y los discursos aislacionistas del presidente electo de EEUU, Donald Trump. En realidad, la elección presidencial en Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de esa creciente oposición al libre comercio y la globalización. Donald Trump ha acusado a China de querer “matar de hambre” a los estadounidenses manipulando su moneda y “haciendo trampa” en el comercio internacional y, también a acusado a Mexico de robar los trabajos de los estadounidences.  Trump ha dicho que impondrá aranceles sobre todo a los bienes producidos en China y México, porque están está “asesinando” económicamente a Norteamérica.

El Brexit, la victoria de Trump, el discurso de Le Pen, de Orban, de Farage, (en Francia, Hungría y Reino Unido respectivamente), todas estas situaciones tienen como común denominador el proteccionismo extremo. Ahora, ¿qué debemos identificar de esta tendencia? Dos circunstancias: el descontento de los ‘perdedores’ de la globalización, aquellos que se ven apartados del sistema liberal y la economía de libre mercado  y la otra circunstancia, no tan comentada, es cultural e ideológica.

Tenemos que identificar el problema de que existe una división cada vez más marcada entre occidente y oriente, y entre razas, géneros y naciones. La globalización se está revirtiendo y en vez de unirnos, nos está separando. Lo que debemos hacer es, como afirmó Mark Lilla en el NYT:

“[Debemos] formar ciudadanos comprometidos conscientes de su sistema de gobierno y de las principales fuerzas y acontecimientos de nuestra historia. Un liberalismo post-identidad también enfatizaría que la democracia no es sólo acerca de los derechos; también confiere obligaciones, como la obligación de mantenerse informado y de votar. Una prensa liberal post-identidad comenzaría a educarse sobre partes del país que han sido ignoradas, y sobre lo que allí importa, especialmente la religión. Y tomaría en serio su responsabilidad de educar a los estadounidenses sobre las principales fuerzas que conforman la política mundial, especialmente su dimensión histórica.” Ver en Lampadia: ¿Vamos hacia el fin de la preeminencia de los grupos de identidad?.

La aceptación del discurso de Trump, Le Penn y el Brexit deja claro que se estaría poniendo por delante de la identidad nacional, la pertenencia a grupos minoritarios más dedicados a la exigencia de derechos al resto de la sociedad, sin la contraparte de los consiguientes deberes. Por eso, como afirmaba el dramaturgo Terence: «Homo sum, humani nihil a me alienum puto.» «Soy humano, no creo que nada sea ajeno a mí». Ahora hay una identidad que vale la pena conservar. Lampadia




Otro testimonio de filantropía orientado a los pobres

Como hemos reportado en otras ocasiones, la nueva ola de filantropía juega cada día mayores roles en cubrir las necesidades de los más pobres. A diferencia del gran impulso de los icónicos filántropos norteamericanos del desarrollo industrial de EEUU, que dedicaron parte de sus fortunas a crear universidades y centros de pensamiento (think tanks), los filántropos de la sociedad del conocimiento, como Bill Gates, Warren Buffett, Mark Zuckerberg y muchos otros, están concentrando sus esfuerzos muy lejos de sus países, en las personas más pobres y en los países más pobres, empezando en el África.

Anteriormente hemos relievado este desarrollo, al que hemos calificado como: “El circuito virtuoso del capitalismo”. Ver en Lampadia: El Circuito Virtuoso del Capitalismo.

Líneas abajo compartimos la importante nota del diario ‘mancuniano’ (Manchester, Inglaterra) The Guardian, que informa sobre una muy importante APP (asociación pública privada) del gobierno británico con la Fundación Gates:   

Para acabar con la pobreza, pongamos la ciencia en el corazón del desarrollo

La investigación y el desarrollo deben ser aprovechadas para mejorar la vida de los que tienen las mayores necesidades, dondequiera que se encuentren

Publicado en The Guardian

Por Sue Desmond-Hellmann y Nick Hurd

16 de marzo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Científicos trabajan en una cura para la malaria en la Universidad de Cape Town en Sudáfrica, 2012. 
Fotografía: Nic Bothma / EPA

Nosotros queremos acabar con la pobreza extrema.

Si estás leyendo esto, estamos seguros de que tu también. Probablemente ya sabes del enorme progreso logrado entre 1990 y 2015, en el cual la tasa global de mortalidad de menores de cinco años, la tasa de mortalidad de la malaria y el número de personas que viven en la pobreza extrema ha sido reducida a la mitad.

Si vamos a acabar con la pobreza extrema, sin embargo, vamos a necesitar más fondos adicionales y un compromiso más profundo. Vamos a tener que poner la ciencia en el corazón del desarrollo internacional.

Es por eso que el Departamento de Desarrollo Internacional (DFID) del gobierno Británico y la Fundación Bill y Melinda Gates, han firmado un acuerdo destinado a usar la investigación, la innovación tecnológica y el intercambio de conocimiento para transformar la vida de las personas más pobres.

Creemos que la ciencia no sólo debe mejorar la vida de aquellos que pueden pagarla, sino también a los que tienen la mayor necesidad, independientemente de dónde se encuentren.

Esta inversión no es sólo altruista.

Como vimos desde el brote de Ébola, y de nuevo con Zika, muchas de las llamadas enfermedades de los pobres no sólo afectan a las personas en tierras lejanas: hacen caso omiso de la clase y el lugar, y golpean cuando estamos menos preparados.

Así que, ¿por qué no hemos logrado cubrir esta necesidad antes?

A pesar del claro racional moral y de la salud pública por la I + D, el ánimo de lucro no está tan claro. Al mercado, por sí mismo, ya le resulta bastante difícil invertir en aventuras de alto retorno y bajo riesgo, peor aún en aquellas en que el paciente es un huérfano de SIDA o una persona con tuberculosis.

La corrección de este problema en el mercado, sin embargo, ha sido un rol fundamental del Estado por generaciones. Como cualquiera que haya visto la serie de televisión ‘Longitude’  sabe, el capital filantrópico y el estado tienen que proporcionar los incentivos para desarrollar una forma de medir la longitud. La investigación financiada públicamente ayudó a crear el Internet y los microprocesadores. Esto condujo a los descubrimientos de la penicilina y anticuerpos monoclonales, que revolucionaron la medicina. Y fomentó una revolución verde que salvó a cientos de millones de personas del hambre.

En todos estos casos,  el Estado y en menor medida los filántropos, reconocieron los enormes beneficios al conjunto de la sociedad.

Hoy en día, creemos que los gobiernos y los filántropos del mundo desarrollado tienen una función similar a la hora de corregir ‘las fallas de mercado’, lo que significa que los bienes públicos más necesarios no se están desarrollando.

La Fundación Gates invierte más de £ 350 millones al año en investigación en salud global y ha invertido más de £ 370 millones en I + D agrícola desde 2008. DfID gasta más de£ 80 millones al año en investigación en salud global y más de £ 80 millones en I + D de agricultura.

Cuando juntamos los recursos podemos tener un mayor impacto.

Un ejemplo es la alianza global para medicamentos veterinarios de ganado, una asociación que hemos cofinanciado desde el año 2008. Entre sus éxitos, ha estado una red de distribución de la vacuna contra la ‘fiebre de la costa oriental’ en Kenia, Uganda, Tanzania y Malawi. Esta enfermedad es la principal causa de muerte del ganado en 11 países de África subsahariana, donde el ganado es un activo crítico. Más de 1.4 millones de dosis han sido vendidas, ahorrando aproximadamente US $ 100 millones en ganado.

La empresa de medicamentos para la malaria (MMV) desarrolla nuevos fármacos y la hemos apoyado desde su creación en 2002. MMV ha puesto en marcha seis nuevos tratamientos, incluyendo Coartem® Dispersible, que fue el primero desarrollado específicamente para el tratamiento de niños pequeños. Desde su lanzamiento en 2009, se han entregado más de 300 millones de tratamientos en más de 50 países.

Gran parte de nuestra innovación conjunta se llevará a cabo en los laboratorios británicos. Con universidades, científicos e innovadores de clase mundial. El Reino Unido es un líder mundial en la investigación y desarrollo para mejorar la salud y el bienestar de las personas más pobres. Ese liderazgo crea puestos de trabajo en el Reino Unido, el cual impulsa el crecimiento y los avances científicos que alimentan otras áreas de la industria y el desarrollo.

También tenemos como objetivo ayudar a estimular el desarrollo de los conocimientos científicos en África. Trabajando con Wellcome Trust (fundación), hemos estado ayudando a desarrollar la ‘alianza para acelerar la excelencia en ciencia en África’. También apoyamos a científicos en cosechas y ganado de 18 países africanos para que puedan acceder a las instalaciones de vanguardia en el centro de ‘Biociencias de África Oriental y Central’ en Nairobi, Kenia.

A través de nuestra continuada inversión en estos bienes públicos globales, estamos seguros de que seremos capaces de mejorar la vida no sólo de los más pobres, sino de todos nosotros.

Lampadia

 

 




No temas al crecimiento – ya no es el enemigo del planeta

Publicado por The Guardian, Inglaterra, 24 de agosto 2014

Por: Chris Huhne, ex Secretario de Estado para Energía y Cambio Climático.

Traducido por Lampadia

Durante siglos, el aumento del PBI ha ido de la mano con la quema de combustibles fósiles. Pero la tecnología ha roto ese vínculo.

Hasta ahora la historia de la prosperidad humana ha utilizado principalmente energía barata y abundante. Sin embargo, algo muy importante ha estado sucediendo. Por primera vez en la historia, estamos aumentando nuestra riqueza haciendo uso de menos energía. Esa es una buena noticia para los presupuestos, los ingresos y el planeta. Hemos llegado a un punto de inflexión tecnológica.

Desde la Edad Media, el nivel de vida mejoraba a un ritmo muy lento, y hacíamos poco daño al planeta, ya que los bosques en constante crecimiento absorbían el carbono de la quema de madera. La población era pequeña. Liderábamos vidas que eran, según la frase de Hobbes, «desagradables, brutales y cortas». Luego, en el siglo 18, empezamos a quemar carbón a gran escala y la revolución industrial hizo que el gráfico se pareciera a un palo de hockey: de pronto los ingresos se duplicaban en solo décadas, después de siglos de estabilidad. El PBI real en Inglaterra y Gales se duplicó desde 1830 hasta 1864, de nuevo en 1898, y de nuevo en 1951, a pesar de dos guerras mundiales.

El producto bruto interno es una medida de actividad, no de bienestar. Pero existen muchas pruebas de un progreso real. Si la vida es mejor que la muerte, esta oleada de crecimiento fue más bien buenas noticias. La esperanza de vida masculina al nacer en Inglaterra y Gales en 1841 era de tan sólo 40 años. En 1950, era 66. Según las últimas cifras del 2012 es de 79 años para los hombres y 83 para las mujeres.

Esta prosperidad y bienestar sin precedentes estaba íntimamente ligada a la quema de combustibles fósiles y, por lo tanto, a la causa de emisiones de carbono y calentamiento global. Y estamos pagando con el aumento constante de carbono y temperatura en comparación con los niveles pre-industriales.

Es por esto que muchos pensadores “verdes” han sospechado, con razón, del crecimiento económico: la curva de aumento de los niveles de vida ha sido seguida por la curva de aumento del consumo de energía a partir de carbón, petróleo y gas. La simple respuesta fue puritanismo verde: cambiar nuestro estilo de vida. Dejar el cilicio. Dejar de consumir tanto. Detener el crecimiento – y, por lo tanto, detener la contaminación.

La buena noticia es que podemos ver cada vez cerca un futuro donde la tecnología hace la mayor parte del cambio para nosotros. Los lectores de las estadísticas de energía del Digest del Reino Unido encontrarán una tabla extraordinaria en la nueva edición: el enlace de dos siglos entre el crecimiento y la energía se ha roto. La economía del Reino Unido se ha duplicado en términos reales desde 1985, pero el consumo total de energía es exactamente el mismo que era en ese año. De hecho, el consumo de energía se ha reducido desde 1970, mientras que la economía se ha casi triplicado su tamaño.

Por supuesto, la industria es un gran usuario de energía, y una gran cantidad de industria pesada ha emigrado a China y otras partes del mundo con bajo costo de mano de obra. El uso de energía y emisiones de carbono globales está aumentando debido a la población y el crecimiento de los ingresos, pero la tendencia de ahorro de energía es visible incluso en los países en desarrollo. El PBI global por unidad de energía es 35% más alto de lo que era en 1990.

¿Qué ha estado sucediendo? Los autos son mucho más eficientes, incluso siendo más grandes. Un buen supermini ahora utiliza más de 70 millas por galón de combustible, mientras que los mini más eficientes en 1965 utilizaban 43 millas por galón. Con los híbridos y vehículos totalmente eléctricos se viene una mayor economía de combustible. También se están utilizando más los trenes: trenes eléctricos funcionan mejor que los de diesel. Casi dos tercios de nuestras facturas de luz vienen de la calefacción del hogar, y nuestros calentadores son ahora mejores y las casas mejor aisladas: La revista «Which?» estimó recientemente que una nueva caldera de condensación ahorrará un 39% sobre la antigua. Para una casa típica británica, esto representa un ahorro de £ 460 al año. Nuestros artículos para el hogar utilizan mucho menos electricidad que antes. Una nevera o congelador ahora utiliza la mitad de electricidad que un modelo de tamaño similar hace 20 años.

Y este proceso no está desacelerándose. El costo de la iluminación está colapsando. Un diodo emisor de luz (LED) dará la misma cantidad de luz que una anticuada bombilla incandescente de Edison, con un ahorro en el consumo de electricidad del 93% (y ahora se pueden conseguir versiones regulables y que emitan calor). Un negocio funciona con tres cambios de turno en un día – y por lo tanto utiliza una gran cantidad de luz – me dijo que recientemente ha sido reequipado con productos LED, y la inversión se amortizó en poco más de un año.

Parte de esto es simplemente una respuesta al mercado. El petróleo en los años 60 costaba 3 dólares por barril. Ahora cuesta $ 103. Como era de esperarse, el aumento de los costos de energía ha puesto una prima en las nuevas tecnologías de ahorro de energía y el despliegue de los ya existentes. Algunas políticas del gobierno también han ayudado. Estándares de emisiones de vehículos de California han impulsado la adopción de vehículos eléctricos, la creación de un mercado para el Tesla, y la UE y los EE.UU. han impuesto normas estrictas para los aparatos.

Los negocios están destinados a ser los primeros en adoptar las tecnologías de ahorro de energía, porque los minoristas y las empresas de distribución pueden llegar a gastar una fortuna en energía. Se utilizan para la evaluación de inversiones y retornos, mientras que las familias a menudo se dejan intimidar por el costo inicial más alto, y los hogares más pobres simplemente no pueden afrontar el costo del interruptor de productos de bajo consumo de energía a pesar de que se recupere el gasto rápidamente. Los hogares más pobres simplemente no pueden permitirse el costo por adelantado. Es por eso que es tan crucial para el gobierno fomentar el ahorro de energía en los hogares.

También es por eso que una de las decisiones más miopes de este gobierno fue reducir a la mitad la cantidad de apoyo para el ahorro a través de la subvención ‘Eco’, y otra es la decisión dada este verano de poner fin al sistema de devolución de dinero por el pacto ecológico de ahorro de energía, ya que era demasiado exitoso. El presupuesto de 120 millones de libras asignado hasta la próxima primavera se agotó en seis semanas.

Malas políticas y tesorería cortoplacista, son una vergüenza (sin ser novedad). Pero el panorama es claro, y optimista. El ahorro de energía está funcionando. El crecimiento verde tiene sentido, y está sucediendo. Hay un futuro que preserve las ganancias de la industrialización sin sus pérdidas contaminantes. Nuestros niveles de vida están subiendo, mientras que nuestro consumo de energía no.