Protección de datos en el Perú

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para
Lampadia

En el Perú tenemos instituido legalmente el derecho a la “protección de datos”, lo que en condiciones normales suena muy razonable, pero “el demonio está en los detalles” y ahí comienzan los problemas.

Para empezar, es importante tener claro que esta ley asume el principio de la buena fe. No obstante, en el PERÚ de nuestros días, encontramos demasiados casos en que los ciudadanos toman ventaja de los resquicios que ofrece la ley, para tomar ventaja o cometer ilegalidades y ese es un asunto que exige pronta solución.

Por ejemplo, hoy en día que estamos enfrentando el problema del COVID-19, se aplica el concepto de protección de datos que, permite poner en riesgo la vida de muchos ciudadanos cuando alguien contagiado no toma las precauciones.  Por estos días se publicó en la prensa que, una persona mayor debidamente evaluada y cuyo contagio estaba confirmado, había salido a los mercados haciendo caso omiso a las medidas de seguridad y protección social que debía haber adoptado. En este irresponsable acto, este señor puso su interés individual por encima del interés de la sociedad y puede que haya contagiado a muchos que han interactuado con él, tal como ha ocurrido en repetidas oportunidades, pero con gente que desconocía su mal. Más grave aún el caso de una ex ministra de salud de este gobierno que, sabiendo que su prueba de COVID-19 había resultado positiva, siguió interactuando con sus colaboradores en el trabajo y cuando se hizo pública la información, reaccionó acusando a la prensa por no respetar su privacidad. ¡Tamaña barbaridad viniendo de una ex ministra de salud!

Claro, en este caso se preguntará el lector; ¿qué quiere que haga, le pongo un letrero luminoso para identificarlo? Desde luego que no, pero debemos pensar en una solución. En países civilizados a esos ciudadanos que han dado resultado positivo en la prueba COVID-19, se les pone una pulsera que los identifique como contaminados y si no respeta el aislamiento tienen prisión inmediata, pero aquí no pasa nada.

Un caso no tan patético como este, pero igualmente ilegal y dañino para la sociedad (por haberse convertido en tendencia), es el que viene ocurriendo constantemente con el seguro complementario de trabajo de riesgo (SCTR). Para quienes no lo saben, este seguro no sólo cubre la incapacidad ocasionada por los accidentes de trabajo, sino también aquellos casos de menoscabo originado por “enfermedades profesionales”, tales como; sordera, lumbalgia, silicosis, neumoconiosis, etc.  Esto por supuesto que es correcto, no obstante, ocurre que con apoyo de una mafia de médicos del sector público y de la seguridad social que, ciertamente obtienen un beneficio económico, certifican enfermedades inexistentes que, permiten al trabajador gestionar una pensión por invalidez permanente.   El punto es que, como la compañía no recibe esa información, el sujeto continúa trabajando y cobrando como correspondería, si no fuera porque ya tiene una pensión permanente de invalidez que lo jubilaría.

Como podemos apreciar, nuestra legislación no conecta unos regímenes legales (en este caso laborales), con el de seguros y pensionario, pues incluso hay casos que han obtenido una pensión de jubilación por enfermedad y paralelamente reciben la pensión de jubilación proveniente de su AFP, dos pensiones de jubilación.

Nuevamente, en cualquier país civilizado del mundo, si un trabajador solicita activar su póliza de seguros por este concepto, la compañía de seguros tiene la obligación de comunicar a la empresa en la que labora que, este trabajador ha “siniestrado” su póliza.   En tal caso, la empresa estaría en el derecho u obligación de tomarle  un examen detallado que certifique la condición médica de su trabajador y quedaría claro que ya no podría trabajar si se constata tal enfermedad profesional o bien que está sano y en ese caso, al margen de las sanciones a los que han participado en el fraude, se anula el derecho a tal pensión.

Pero no, en nuestro país el trabajador puede obtener un “certificado médico” que asevere un menoscabo a su salud, siniestrar la póliza SCTR y la empresa no tiene derecho a enterarse siquiera de quién está impactando su seguro, consecuentemente no tiene derecho a verificar la enfermedad y la “ley de protección de datos” protege al  tramposo.

Ya que en el Congreso están con tantas ganas de legislar, ¿por qué no acogen este tema y ponemos las cosas en orden de una vez por todas? Lampadia




El maltrato hacia los médicos a nivel internacional

En contra de la que debiera ser la profesión más valorada en tiempos de pandemia, ha resultado ser de las más vulneradas tanto física como psicológicamente en buena parte del mundo rico y del emergente.

Un reciente artículo publicado por The Economist (ver líneas abajo) muestra cómo en países como Australia, China, EEUU, el Reino Unido y la India, resulta cada vez más sacrificada la carrera médica por el creciente e histórico maltrato que ha tenido la sociedad civil hacia ella, una queja que se encuentra más bien asociada al fracaso integral de los sistemas de salud pública.

Lo que es peor estos ataques han sido amplificados en estos países por la presente crisis, la cual induce a la discriminación hacia todo el personal de salud arraigado por la presunción de ser portadores del nuevo coronavirus.

Felizmente en nuestro país no se han presentado hasta ahora casos de violencia hacia la profesión médica; por el contrario, se ha observado en las últimas semanas a una ciudadanía que ha mostrado mucho respeto hacia ellos, un hecho que debe destacarse a la luz de la experiencia de los países anteriormente mencionados.

No debiéramos pues escatimar en seguir salvaguardando y valorando a nuestros doctores, los cuales, a pesar del colapso de los hospitales y demás centros de salud públicos a nivel nacional, se encuentran actualmente arriesgando su propia vida y la de sus familias para dar pronto tratamiento a los pacientes que desarrollan síntomas más graves por el covid 19. Lampadia

Amenazas médicas
Los trabajadores de la salud se convierten en objetivos inesperados

El daño en ellos puede durar mucho después de que la pandemia haya disminuido

The Economist
11 de mayo, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Uno fue golpeado en la cara en un autobús de Chicago. Dos fueron apedreados por una multitud en la ciudad india de Indore. Cinco hombres rociaron con lejía a otro en Filipinas. Al menos 21 en México han sido agredidos. En un momento en que los políticos los elogian y los ciudadanos confinados en sus hogares los aplauden con aplausos e imágenes de arcoíris, los médicos, las enfermeras y otros trabajadores de la salud de todo el mundo se encuentran bajo amenaza de ataques violentos y bajo una terrible tensión psicológica. Desde Australia hasta China, los gobiernos y los hospitales han tenido que tomar medidas extraordinarias para garantizar la seguridad de su personal, incluso mientras luchan por controlar la pandemia mundial.

El covid-19 ha dejado a los trabajadores de la salud más visibles —y vulnerables— que nunca. Con un tercio de la humanidad encerrado en las últimas semanas, son algunos de los únicos viajeros en las carreteras o el transporte público, conspicuos en matorrales de colores brillantes o túnicas blancas. Los médicos son objetivos fáciles para los frustrados, agraviados o asustados. Los ataques a menudo se tratan como incidentes aislados, pero resaltan un problema creciente: los sistemas de atención médica en todo el mundo han tenido problemas en los últimos años, tanto con el aumento de la violencia como con el costo psicológico del personal.

Las cifras son claras. La Organización Mundial de la Salud estima que hasta el 38% de los médicos en todo el mundo han sufrido violencia física en algún momento de sus carreras. En muchos lugares es peor. En 2019, uno de cada siete empleados del NHS en Inglaterra dijo que habían sido atacados físicamente por un paciente o un miembro del público en los últimos 12 meses. Uno de cada tres médicos australianos reportó abusos similares en el período de un año. Más del 75% de los médicos de la India dicen que han enfrentado la amenaza de violencia en el trabajo. Después de que una doctora fuera asesinada a puñaladas en un hospital de Beijing a fines de 2019, China introdujo una nueva ley que prohíbe las amenazas contra los trabajadores médicos.

El miedo al contagio, amplificado por la desinformación, parece estar provocando más violencia durante la pandemia. A menudo, los ataques físicos van precedidos de ataques verbales, ya que los médicos y las enfermeras son señalados por supuestamente propagar la enfermedad. Otros parecen nacidos de la frustración. El personal de los hospitales en Australia informó que los pacientes ansiosos tosieron y escupieron deliberadamente mientras esperaban para hacerse la prueba de la enfermedad.

Sin embargo, los problemas más profundos dejan a los médicos y enfermeras vulnerables a los ataques. En muchos países, las percepciones de los médicos se han deteriorado en las últimas décadas. China terminó con los subsidios estatales para sus hospitales en la década de 1990, luego de lo cual se comercializaron rápidamente. Esto condujo a una disminución de la confianza, ya que se sospechaba que los médicos se preocupaban más por ganar dinero que por cuidar a sus pacientes. Un fenómeno similar se ha visto en la India. Ciertamente, algunos médicos han abusado del sistema. Pero los tropos de médicos corruptos y negligentes se han convertido en narraciones fáciles de recurrir para políticos y medios de comunicación sensacionalistas. En los países donde las personas carecen de fe en el sistema de justicia, los ataques en los hospitales pueden atraer a los pacientes que sienten que nunca podrán pasar el día en la corte. Una clase media en expansión en todo el mundo ahora exige más de los profesionales médicos de lo que pueden dar. Incluso la arquitectura de los hospitales modernizados, como las salas de emergencia a las que se puede acceder fácil y rápidamente, también los hace más vulnerables a los ataques.

En respuesta, los sistemas de salud han tomado medidas extremas para proteger a su personal. Algunos hospitales en China ahora les enseñan defensa personal. El gobierno de la India actualizó las leyes en abril para negar la fianza a los acusados de violencia contra el personal de atención médica. Algunas salas de emergencia en EEUU han instalado detectores de metales. Y los administradores en Australia han comenzado a decirle al personal que no use sus uniformes médicos fuera de los hospitales.

Estas preocupaciones se suman al costo mental y emocional que la pandemia está exigiendo. En las zonas más afectadas, muchos médicos trabajan incluso más horas de lo habitual. Los trabajadores de primera línea tienen un alto riesgo de contraer covid-19, empeorado por la escasez crónica de equipos de protección personal. Muchos han perdido colegas por el virus. Algunos, temerosos de infectar a sus seres queridos, se han aislado de sus familias durante largos períodos de tiempo. En un estudio de 1,257 trabajadores de la salud que trataron a pacientes de covid-19 en China en el apogeo de la crisis del país, más del 70% experimentó angustia psicológica. Y en varios países, médicos y enfermeras han sido despedidos o amenazados después de hablar sobre el liderazgo deficiente y la falta de equipos. En Rusia, tres médicos se han caído de las ventanas del hospital después de presentar quejas públicas; dos de ellos murieron. Los medios locales informaron esto como accidentes o suicidio.

El trabajo de salud puede ser difícil en el mejor de los casos. Más del 40% de los médicos estadounidenses experimentaron síntomas de «agotamiento», caracterizados por agotamiento emocional, abstinencia y escepticismo, en 2019. Según el Dr. Colin West de la Clínica Mayo en Minnesota, el agotamiento a menudo se debe al exceso de trabajo, el estrés y la burocracia que limita la interacción con los pacientes; los médicos se sienten menos capaces de ayudar a quienes están a su cuidado.

La pandemia ha creado horrores agudos. En algunas áreas, la falta de recursos significa que los médicos han tenido que racionar la atención vital. En Italia, donde el 10-25% de los pacientes hospitalizados con covid-19 requirieron ventilación, a veces durante varias semanas, hubo informes de médicos que lloraban en los pasillos por las decisiones que tenían que tomar. Muchos han hablado sobre el dolor de ver a los pacientes morir solos. Dichos traumas pueden causar «daño moral», el término utilizado para la angustia psicológica causada por la acción, o la inacción, que viola las creencias de uno. Aplicada por primera vez a la experiencia de ciertos soldados en tiempos de guerra, la lesión moral puede contribuir a problemas como la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Los médicos que luchan pueden encontrar ayuda difícil de encontrar. En todo el mundo, los médicos y las enfermeras se quitan la vida a tasas significativamente más altas que la población general. La Dra. Clare Gerada, quien preside «Doctors in Distress «, una organización benéfica británica, atribuye el problema, en gran parte, a la falta de tiempo y espacio que se les brinda a los médicos y enfermeras para discutir el impacto emocional de sus trabajos.

Muchos funcionarios de salud, conscientes de la presión sobre los médicos, han tratado de proporcionar líneas de ayuda y otro tipo de apoyo. Muchos expertos temen que tales medidas se eliminen una vez que se reanude el servicio normal. El Dr. Andrew Molodynski, un psiquiatra que supervisa la política de salud mental de la Asociación Médica Británica, señala que muchas afecciones como el TEPT requieren un tratamiento cara a cara constante. El daño económico sufrido durante la crisis dificultará la provisión de dicho tratamiento y otros cuidados de salud mental a largo plazo.

Incluso cuando los casos de covid-19 caen, es probable que la carga de trabajo de los médicos se mantenga alta, ya que los hospitales se esfuerzan por proporcionar la atención suspendida durante la respuesta al covid-19. La amenaza de violencia solo aumentará la carga. Para aquellos que atacarían a los médicos, Brad Hazzard, el ministro de salud de Nueva Gales del Sur, lo resumió sin rodeos. «Cuando vea que esa persona con uniforme en un hospital podría estar colocando un tubo en la garganta para mantenerlo con vida, desearía no haber hecho lo que hizo». Lampadia




Cómo superar el déficit de infraestructura hospitalaria

LA RAPIDA ADQUISICION DE LA VACUNA COVID 19

Ing. Raúl Delgado Sayán
Para Lampadia

El Plan Nacional de Inversión en Infraestructura (PNIC) ha señalado que para dentro de cinco años, el Perú tendrá un déficit de infraestructura hospitalaria cercano a los S/ 30,000 millones de soles, que implica 30,000 camas más, además de las 50,000 actuales; que para un programa de cinco años significa 6,000 camas de hospital por año. Si consideramos hospitales de 100 camas, se necesitará construir 60 proyectos hospitalarios por año.

Del total del Presupuesto General de la República que asciende a 177,367 millones de soles para el 2020, el 10.4% ha sido destinado para el Sector Salud que equivale a 18,495 millones de soles; 2,985 millones de soles que corresponde al 16% del presupuesto total del Sector Salud está destinado para inversiones, monto que a su vez significa el 9.2% del total de inversiones del Presupuesto General de la República.

Examinando la serie histórica de recursos presupuestales dedicados al Sector Salud en soles constantes entre el 2000 y el 2020 se puede constatar que este se ha multiplicado por siete (7) en términos reales; ha crecido 3 veces en participación respecto del PBI y al doble de su participación respecto del presupuesto nacional. Como se puede apreciar dinero y recursos no han faltado. La tragedia reside en el hecho de que todos los recursos destinados a infraestructura de salud solo se han llegado a invertir menos de la mitad de lo asignado y en el año 2019 reciente apenas se logró superar el 40% de lo asignado. El problema reside en que mucha de esa inversión del Sector Salud corresponde ejecutar a los Gobiernos Regionales, cuyo cumplimiento y capacidad institucional es muy limitada.

PROBLEMÁTICA

«Los hospitales son obras complejas y altamente sofisticadas , no solo por la obra civil en sí, sino porque estas tienen que cumplir con normas muy exigentes de seguridad en su construcción; ya que además son sísmicamente catalogadas como las más exigentes y que ahora obligadamente tienen que tener aisladores sísmicos de cimentación, sino porque el rubro de equipamiento también es extremadamente especializado y cada vez son mas sofisticados por los adelantos tecnológicos continuos del equipamiento médico.

Siempre se ha adolecido del enorme defecto de contratar por un lado la obra civil y después el equipamiento, lo que comúnmente terminaba en grandes elefantes blancos construidos, pero sin equipamientos. Luego se inauguraban las obras civiles, pero no el equipamiento. Cuando años después se compran los equipos estos no concordaban con las instalaciones de la obra civil y había que romper muros y pisos para instalarlos.

SOLUCIONES

Para tener una idea de lo que es construir un buen hospital y a la vez tenerlo bien equipado, es menester señalar que la obra civil corresponde al 66% del total de la inversión y el equipamiento médico al 34%. Para lograr un buen hospital debidamente construido y equipado se debe contratar todo en paquete; vale decir en un mismo contrato la obra civil más equipamiento médico bajo un esquema diseño-construcción “fast track” debidamente controlado y supervisado. Algunos podrían decir que, por APPs cofinanciadas, aunque sin embargo hay que evitar repetir los muy malos ejemplos que se han venido dando en otras infraestructuras bajo la modalidad de las APPs cofinanciadas.

Un excelente ejemplo hospitalario que próximamente será inaugurado, lo constituye el Hospital de Policía, que será el más avanzado del Perú con equipamiento de punta tecnológico y que se ubica al costado del actual y antiguo hospital. Ha sido construido en un área de 49,400m2 y de la inversión efectuada el 66% corresponde a obras civiles y el 34% a equipamiento.

Este hospital contará con un número importante de camas de hospitalización, así como de camas UCI y de observación de Emergencia. El moderno hospital ha sido construido sobre 220 aisladores sísmicos y es totalmente automatizado, además de contar con un helipuerto. Esta infraestructura hospitalaria no ha requerido de ningún convenio de Gobierno a Gobierno para su construcción y equipamiento médico, y constituye un espléndido ejemplo de cómo debierán hacerse este tipo de obras. Es muy compleja porque son edificios vivientes con protocolos de funcionamiento extremadamente exigentes.

El tema hospitalario difícilmente se va a poder llevar adelante mientras los Gobiernos Regionales por si solos sean los encargados de construirlos sin contar con una adecuada capacidad institucional para hacerlo, porque son edificaciones muy complejas y especializadas en construirse y habilitarse. No quiero dejar de mencionar también que el déficit en el tema de salud tiene que verse no sólo en infraestructura física, sino también en mantenimiento de equipamiento; profesionales médicos y paramédicos de la salud, y la estructura logística adecuada para medicamentos y suministros de todo tipo incluyendo elementos de protección al personal.

En resumen, en infraestructura hospitalaria tenemos apenas 1.6 camas por cada 1000 habitantes, que para los 31 millones de habitantes da un total de cerca de 50,000 camas. Sin embargo, para llegar a estándares aceptables faltan 30,000 camas o 6,000 camas por año en un horizonte de 5 años. Si hablamos de hospitales como el nuevo mencionado de la Policía se tendría que construir 60 hospitales cada año y asignar 2,2 veces más el presupuesto anual, pero a la vez cumplirlo al 100%.

En líneas generales el financiamiento para construir la infraestructura hospitalaria del país, existe y siempre ha existido. El Sector Salud tiene una tremenda debilidad institucional pues no llega a invertir ni la mitad de lo programado en el Presupuesto que cada año se le asigna. Ahora su reto es cuadriplicar las cifras que actualmente invierte lo que implica su profundo reforzamiento institucional y que el Gobierno Nacional intervenga fuertemente en las inversiones regionales en salud y sobretodo bajo un modelo de contratación integral: obras + equipamiento médico en un solo paquete.

TEMA CRITICO POR RESOLVER. SEGURIDAD PARA EVITAR EL COLAPSO FISICO DE LO EXISTENTE

En el último simulacro sísmico realizado el 5 de noviembre de 2019, para un sismo 8.5, que es menor al que se prevé vamos a tener de 8.8; el presidente de la República reportó al día siguiente que habrían colapsado el 50% de todos los establecimientos de salud a nivel nacional. Es decir, de lo poco que se tiene, tendremos que enfrentar a un fenómeno infinitamente más letal que el COVID-19, que en apenas 2 minutos destruiría el 50% de la infraestructura de salud del Perú; con 110,000 fallecidos y 2 millones de heridos que no habría donde atenderlos.

Para evitar esto si hay vacuna felizmente y la tienen los ingenieros. Hay que reforzar sus vetustas estructuras con dispositivos modernos de disipación que amortigüen las fuerzas sísmicas destructivas y que preserven la integridad; resistencia; seguridad y operatividad funcional de nuestros hospitales. No cuesta mucho salvarlos. Quizás menos del 10% de su valor de reposición. Estimo que con una inversión del orden de $ 700 a $1,000 millones podríamos evitar el perderlos y con ello estar en capacidad de brindar atención a una parte considerable de los seriamente heridos por esta catástrofe.

Un valioso comentario final. Respetémonos y valgámonos por nosotros mismos con la apropiada autoestima del caso. Al igual que el ejemplo de los médicos en esta Pandemia, en el Perú hay miles de muy destacados ingenieros en todas las especialidades que conocen muy bien nuestro entorno y el tipo de fenómenos naturales que con frecuencia nos golpean y que no todos los países los tienen. No olvidar que son los ingenieros peruanos quienes han diseñado y construido alrededor del 90% de los mas de un millón de millones de dólares de patrimonio que existe en el Perú.

LA PRONTA ADQUISICIÓN DE LA VACUNA COVID 19

No hay ya dudas que mas pronto de lo esperado, quizás en el cuarto trimestre del presente año, estarán disponibles varias vacunas para enfrentar el COVID 19. Nótese que estoy utilizando el plural y no el singular al referirme a las vacunas.

En efecto hoy en día las vacunas, gracias al conocimiento del ADN de las moléculas del virus y sus probables mutaciones, son diseñadas en laboratorios con el esfuerzo de médicos e ingenieros biomédicos y por eso es que cada uno de ellos tiene incluso potencialmente varias alternativas las cuales va descartando hasta quedarse con las mas prometedoras que las están ya llevando a la fase de pruebas en humanos. Los países que se conoce que llevan la delantera en ello son: El Reino Unido; los Estados Unidos; China; Alemania y Suiza, aunque puede haber algunos mas cuya información no ha trascendido. Las vacunas son fundamentalmente enzimas que inyectadas al organismo promoverán el multiplicar los antivirus defensivos frente a las moléculas invasoras.

Dado el carácter universal total de esta Pandemia, es natural que cuando estas vacunas entren a la fase de producción masiva serán requeridas por alrededor de 6,400 millones de personas. Es lógico esperar que los países que lideran la investigación den prioridad en atender primero a sus connacionales, pudiendo incluso llegar a prohibir la exportación de vacunas mientras no se terminen de vacunar a sus nacionales.

Es por ello que me permito sugerir a nuestras autoridades que, convocando al Sector Privado especializado en la materia, diseñen una estrategia conjuntamente con las autoridades  del Sector Salud para tomar la delantera e iniciar conversaciones con los que están en etapa avanzada en estas investigaciones,  llegando incluso a examinar la posibilidad de ofrecerles muchas facilidades ventajosas – incluso tributarias y similares-  para que  puedan establecerse en el país para desde aquí fabricar masivamente las vacunas y dada nuestra posición estratégica en América del Sur poder no solo atender a los peruanos sino a otros países de la Región. Veamos si esta vez podamos tomarles la delantera a otros países y garantizar una pronta vacunación a todos los peruanos. Lampadia




Información durante la pandemia

La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por IIG – Infraestructura Institucionalidad y Gestión, con la colaboración de Lampadia como Media Partner.

Presentamos nuestro video sobre el rol de la prensa: información durante la pandemia. Participan Ricardo Uceda, periodista de investigación, como invitado, Jaime de Althaus, Fernando Cilloniz y Gonzalo Prialé.

Lampadia




El ¨Vía Crisis¨ de los Baby Boomers peruanos

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas y Senior Advisor de Spencer Stuart
Para Lampadia

La crisis que estamos viviendo es tremenda y lo es porque comenzó en el frente de salud, pero inmediatamente, dada la estrategia de cuarentena, impactó fuertemente en la economía y en el frente social.

En la economía, el problema no es macro, ya que felizmente el país se encontraba bastante sólido, con buenas reservas y poca deuda. Sin embargo, en la microeconomía el impacto ha sido brutal, ya que ha afectado a todo tipo de negocio, especialmente al que se dedica la gran mayoría de peruanos, que es la fabricación y comercialización informal en las calles y en los mercados populares. Obviamente, las empresas formales pequeñas, medianas y grandes también se han visto muy afectadas, ya que tampoco han podido operar y, por tanto, no han tenido ingresos, pero sí gastos. El impacto de todo esto, no es solo económico sino también social.

Definitivamente se trata de una crisis grave y diferente, pero para los ¨Baby Boomers¨ peruanos (los que nacimos entre 1945 y 1965), esta es otra crisis más, la cual tendremos que afrontar y superar, como lo hemos hecho varias veces en nuestra ¨Vía Crisis¨.

Baby Boomers es una generación que aún está muy vigente en todos los ámbitos, compartiendo espacios y trabajos con las nuevas generaciones ¨X¨ y ¨Millennial¨. En el Perú, esta generación, se ha caracterizado por tener una mezcla de sólidos valores, sensibilidad cívica y ¨mucha calle¨. Esto último porque tuvimos la suerte de pasar nuestra niñez y juventud en un ambiente muy libre y seguro. Lamentablemente, en nuestra adultez, esto cambió radicalmente y en los últimos cincuenta años, hemos tenido que vivir y sobrevivir a una seguidilla de crisis de todo tipo, que nos ha dado experiencia, solidez y resiliencia a prueba de casi todo.

En el ámbito empresarial, la nueva crisis ha cambiado todo para mal. Esto obliga a los ejecutivos a tomar decisiones muy duras, para poder soportar la situación y en muchos casos, para sobrevivir. Si estas decisiones no son tomadas oportunamente, los resultados pueden ser muy negativos. En esto, los Baby Boomers tienen una ventaja, por su experiencia en manejo de crisis anteriores, por eso actuaran rápida y firmemente. Sin embargo, para la Generación X (los que tienen entre 40 y 55 años), esto les será mucho mas difícil y complicado, dado que esta es la primera gran crisis que enfrentan en su vida ejecutiva, después haber vivido un largo periodo de crecimiento.

En los últimos 50 años, nuestro país ha sido golpeado por varias crisis, en lo político, social y económico. También hemos tenido algunas de salud, como el cólera y el dengue. Si tuviera que clasificarlas por su magnitud, diría que hemos tenido cuatro crisis, que las calificaría como catastróficas. La actual es una de ellas. Aparte de las diferentes crisis, también tenemos una enfermedad crónica a todo nivel y en casi todo ámbito, que hace poco se convirtió también en crisis. Me refiero a la terrible y vergonzosa corrupción.

La primera gran crisis para los Baby Boomers peruanos, se inició con el golpe militar del General Velazco, que derrocó al presidente Belaunde en octubre del 68. Velazco implantó una dictadura militar de izquierda, denominada Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. La misma figura que años después, implementaría en Venezuela, su admirador Hugo Chávez. Con base ideológica netamente socialista, revanchismo, expropiaciones, estatizaciones, prohibición de importaciones y tenencia de dólares, despilfarros, fuerte endeudamiento y corrupción en grande, fueron las características de este régimen, que tuvo controlada y reprimida a la población, en base al ¨reino del terror¨, a través del control de los medios, la militarización, represión, deportación y encarcelamiento.  

Muchísima gente tuvo que dejar el país en busca de una mejor vida, emigrando principalmente a Venezuela y USA. Velazco y sus generales, expropiaron, empobrecieron y dejaron tremendamente endeudado al país. Una verdadera catástrofe social, política y económica y más de 10 años perdidos.

En 1980 regresó la democracia. Belaunde fue reelegido y gobernó con un estilo débil y de corte populista. Esto lamentablemente, solo sirvió para mejorar en algo el frente político, pero el económico mas bien se agravó. Fue en este periodo, que comenzaron a gestarse, lo que luego serían la segunda y tercera crisis catastróficas de los últimos 50 años: La quiebra económica del país y el terrorismo de extrema izquierda de Sendero Luminoso.

En 1985 Alan García fue elegido presidente, con solo 36 años. Al poco tiempo generó la segunda crisis catastrófica, al declarar el no pago de la deuda externa. Esto convirtió al Perú en un paria internacional y nos aisló del mundo financiero internacional. Esto generó la peor crisis económica de la historia del país. La inflación y devaluación fueron de un nivel estratosférico, nunca visto. También intentó estatizar la banca y creó un mercado paralelo de cambios, que se convirtió en un gran canal de corrupción. La crisis económica golpeó a toda la población, en todos sus estratos. Se produjeron innumerables quiebras, creció tremendamente la desocupación, la pobreza y la delincuencia. Se implantó el toque de queda y nuevamente mucha gente tuvo que emigrar. Para colmo de males, el frente de salud fue también fuertemente afectado por la epidemia del cólera. En este periodo, se intensificaron los ataques y asesinatos masivos en zonas del interior del país y se inició la incursión terrorista en Lima.

Después de ese nefasto periodo, en 1990 fue elegido presidente Alberto Fujimori. Un personaje desconocido, que venció sorpresivamente al movimiento derechista del escritor Vargas Llosa. Fujimori recibió un país en caos político, social y en quiebra económica. Dado esto, no le quedó otra cosa más que aplicar una política de shock, implementando medidas extremas, que agravaron más aún la crisis del país, sobretodo la social. De esto se aprovecharon los movimientos terroristas para avanzar y comenzar a penetrar en la capital, iniciando así la tercera crisis catastrófica de los últimos 50 años. En este periodo, los asesinatos selectivos, secuestros, coches-bomba y apagones, se convirtieron en tema de todos los días. El toque de queda y la militarización tuvieron que ser implantados y la población vivió aterrada, escondida y hasta armada.

Fujimori decidió disolver el congreso y hacer frente, tanto a la crisis económica, como al tema del terrorismo, siendo felizmente exitoso en ambos casos. Oficialmente se estima que los muertos y desaparecidos debido a el terrorismo en el Perú, entre 1980 y 2000, superan los 69,000 (cifras de la Comisión de la Verdad). Lamentablemente, el poder y la corrupción enquistada en el gobierno y manejada por Montesinos, hizo que su gobierno terminara en otra crisis, incluyendo su salida abrupta del país, su renuncia y la posterior persecución y apresamiento de muchos personajes civiles y sobretodo militares, que lo rodearon.

Sin embargo, las bases económicas, de modernización, desarrollo y seguridad que se lograron en ese periodo, permitieron que el país entrara en una etapa de crecimiento que ha durado 20 años, pero que en los últimos se ha venido desacelerando tontamente, debido principalmente a temas políticos, que generaron el cierre del Congreso y también por el desvele de una gran corrupción a todo nivel. ¡Para variar, otra crisis!,

En este estado, es que nos agarra la cuarta gran crisis de los últimos 50 años, que es la que estamos viviendo actualmente.

¡Una catástrofe para la mayoría, pero una mas para los Baby Boomers peruanos, de la cual seguramente saldremos mal heridos, pero saldremos, como lo hemos hecho siempre! Lampadia




El gran talón de Aquiles: la informalidad

Úrsula Letona Pereyra
Abogada, Ex congresista
Para Lampadia

Se ha abordado, in extenso, el problema estructural que representa la informalidad en nuestro país, con graves efectos – como se ha hecho más que evidente en la pandemia que enfrentamos-, muy alto en costo de vidas y en lo económico-social, pero como muchos problemas estructurales del Perú (salud, educación, infraestructura, etc.), al no abordarse con políticas disruptivas constituyen un lastre que no permite encaminar el país hacia el desarrollo.

Conocemos las causas de la informalidad, existe mucho aporte académico y data para poder afrontarla, e incluso, superarla gradualmente. Existe la posibilidad de llegar al 50% (cifra actual: 74%, pre-pandemia). Según la evaluación del Banco Mundial (por nivel de PBI y otros parámetros), el Perú debería presentar una informalidad no mayor al 40%, pero para lograr tal objetivo requerimos de políticas públicas disruptivas, multisectoriales y multidimensionales, acompañadas – no cabe duda – de una firme y sostenida decisión política. Esta crisis que enfrentamos será muy grave en el mediano y largo plazo, ha desnudado los múltiples problemas que envuelven a la informalidad. Las actuales autoridades y sus predecesores han persistido en la ausencia de una verdadera política pública que garantice la disminución gradual de este flagelo, los últimos intentos fallidos, así como los esfuerzos dispersos de los diversos sectores involucrados, evidencian una mirada sesgada y errónea, con pocos o nulos resultados.

El problema de la informalidad requiere de una mirada hacia el futuro, debemos considerar que los mejores espacios para gestar reformas son los episodios de crisis como la que enfrentamos. No implementar una reforma sobre la informalidad, así sea en forma parcial y gradual, implicará condenar a millones de peruanos a la pobreza o, en el umbral de acceso a la misma, carentes de protección y del disfrute de derechos fundamentales, no tiene protección social, ni una dotación óptima de servicios esenciales, ¨los privilegios¨ de la formalidad se mantendrán sólo para un número reducido de peruanos e irán a la baja, como viene ocurriendo.

Las políticas de Estado de los últimos años, respecto a la informalidad, han pasado únicamente por un incremento presupuestal, como ya se ha probado – la teoría lo demuestra-, este hecho no deriva por si solo en una mejora de los servicios que brinda el Estado (sumamente deficientes). Lo que corresponde a una política de Estado, siempre con un enfoque en el mediano plazo, es evaluar los resultados, lo que determinará en concreto sí una determinada política pública está funcionando o necesitamos corregirla, o incluso, evaluar si es necesario adoptar nuevas medidas que apuntalen la reforma, esa es la forma cómo los países con menores tasas de informalidad han solucionando este problema estructural.

Como consecuencia de esta pandemia se ha estimado por parte de los expertos, que la pérdida de empleos en el sector formal superará los 600 mil, si agregamos las cifras de población que se incorpora a la PEA, la informalidad crecerá significativamente, superando la barrera del 80%. Son 16 millones de peruanos los que conforman la PEA, no se incorpora a jubilados, amas de casa, personas que superan los 65 años, de ellos, cerca de 12 millones están incorporados a la informalidad, con graves problemas de productividad, la informalidad resulta inversamente proporcional al PBI (ese 73% de la PEA informal aporta el 25% al PBI, el restante 75% es aportado por la PEA formal.

Entonces cabe preguntarnos por dónde podemos empezar a buscar una solución, existe mucha literatura debidamente respaldada por evidencia, el punto de partida debe darse desde la perspectiva de la política de sistema – prevista en los artículos 43 y siguientes de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo-, que no es otra cosa que el involucrar – respecto de una política de Estado – a diversos sectores, trabajo que debe ser liderado por un ente rector, que debería ser el MEF. Esta política pública debería sustentarse en cuatro pilares fundamentales: tributario, acceso al crédito, laboral y productividad; que son los grandes problemas que evitan el paso hacia la formalidad.

Ahora bien, también podría tentarse una intervención mediante grupos de control – por área geográficas o sectoriales, de forma específica, pero debe ser una intervención sostenida en el tiempo– pudiendo considerarse una intervención, por ejemplo, en la sierra del país, de forma transversal o por zonas geográficas. ¿Por qué la sierra?, si uno revisa la data de informalidad recabada en la ENAHO, cerca del 50% de la informalidad se concentra en esta región, existen departamentos en los que la informalidad superar el 90%, concentrándose la mayor informalidad en la sierra sur y en la sierra central. Como toda política – más aún en el caso de una que considere grupos de control-, requerimos de una permanente evaluación de procesos e impacto, corrigiendo lo que corresponda para posteriormente extenderla y aplicarla en otras regiones del país. Además, debemos considerar la deuda histórica que mantenemos con esta zona del país, un abandono que se arrastra desde la Colonia.

Las crisis son situaciones que llevan a generar reformas necesarias para reencaminar al país por la senda del desarrollo. El Gobierno ha manifestado su disposición de emprender reformas – expresamente lo ha señalado respecto al sistema de pensiones, por ejemplo. No es tarea fácil emprender esta reforma, resulta muy compleja e involucra de forma transversal a todos los sectores económicos y de la misma sociedad, pero es una necesidad urgente y muy necesaria para un futuro con justicia social para todos los peruanos. Lampadia




Plata por Vida o Vidas por Vidas

Un pensamiento simplista, prevaleciente entre los miembros del gobierno y los medios de comunicación, plantea una falsa dicotomía entre la Salud y la Economía.

La realidad es que la disyuntiva se da entre Vidas y Vidas, vidas atacadas por el coronavirus y vidas afectadas por el hambre, la enfermedad y la depresión.

Los impactos de una recesión, o más aún, de una depresión económicas son incalculables y de largo plazo. No estamos diciendo que hay que darle más importancia al tema económico, que es más bien social, sino que hay que darle al mismo tanta atención como al del combate contra la pandemia.

Además, en Lampadia pensamos que esta lucha no puede ser el espacio de acción del gobierno, sino de toda la sociedad. El gobierno debe invitar a la clase productiva, al mundo empresarial, de las empresas grandes y pequeñas, a contribuir con el diseño y acciones conducentes a superar las múltiples crisis que nos afectan.

Veamos en las siguientes líneas el inteligente análisis de Pablo Paniagua, de la Fundación para el Progreso de Chile, sobre esa falsa dicotomía:

Falsa dicotomía: Salud vs Economía

Fundación para el Progreso
Pablo Paniagua
Publicado en El Dinamo, 06.05.2020

Dado que las políticas restrictivas de cierres y cuarentenas generalizadas para “aplanar la curva de contagio” parecieran exacerbar la recesión económica, ha surgido entonces el debate entre economía y salud. Debido al impacto negativo que tiene sobre la economía el cerrar todos los negocios “no esenciales”, cerrar el comercio y dejar a los trabajadores aislados en sus casas, se ha intuido de forma rápida de que existe una disyuntiva (o trade-off) entre las políticas de salud y la economía. Así, nos damos cuenta de que surge la llamada “paradoja de las curvas”: que el aplanar la curva de contagio —de forma súbita y tosca— insoslayablemente lleva a exacerbar la curva de recesión económica. Se reconoce entonces la realidad evidente de que toda decisión en la vida posee costos de oportunidad y elegir implica siempre lidiar con disyuntivas.

No obstante, y de forma simplista, se ha sólo argumentado de que existe una disyuntiva entre salvar vidas y crecimiento económico. Si bien es importante reconocer dicho trade-off estático o de corto plazo, enfocarse sólo en éste ha hecho que el debate se encrespe maniqueamente entre “los capitalistas sin alma” que quieren reabrir la economía a cualquier costo y aquellos “paladines de la santidad” que dicen defender vidas a cualquier costo. La discusión se ha empobrecido llevándola a una forma binaria de pensar estéril: “la bolsa o la vida”.

Esta falsa dicotomía no sólo nos impide avanzar hacia una elección racional y consensuada de salud pública, sino que pierde de vista una realidad llena de matices. No reconoce la presencia de una red de disyuntivas entrelazadas y temporales entre: distintas vidas a lo largo del tiempo, expectativas-calidad de vida afectadas, pobreza y economía, que se relacionan entre sí de forma no-lineal; haciendo dichas disyuntivas más complejas de lo que aparentan. La realidad nos exige hacer políticas no sólo mirando una foto parcial actual (como aplanar la curva de contagio hoy) y olvidarse del resto de la situación y del largo plazo. Hacer esto es dejar de lado, de forma irresponsable, las disyuntivas temporales y sus costos asociados.

De hecho, contemporáneamente a los efectos económicos de corto plazo, la evidencia sugiere que la recesión económica del COVID-19 golpeará de forma marcada y más profunda tanto a los jóvenes, como a los sectores económicos medios y bajos de la población. Evidencia del Reino Unido revela que las personas con ingresos más bajos tienen el doble de probabilidades de perder sus empleos que las personas con ingresos altos; mientras que el 12% de los menores de 30 años ya informan estar desempleados debido a esta crisis, en comparación al 6% de los que tienen entre 40 y 55 años.

La evidencia sugiere que es probable que esta recesión aumente la desigualdad en la distribución del ingreso entre jóvenes y personas mayores, y entre aquellos con contratos inseguros o precarios y aquellos con contrato fijo.

Peor aún, la literatura además sugiere que aquellos individuos que pierden el trabajo, durante una crisis económica, arrastran dichas pérdidas en los ingresos de forma casi permanente (o duraderas por décadas). Se estima que los despidos llevan a que los trabajadores desplazados no recuperen sus niveles de ingresos ni siquiera 20 años después de dichos despidos; obteniendo, en plazos largos, remuneraciones inferiores al 20% de aquellos trabajadores que no fueron desvinculados. Los “efectos temporales” macroeconómicos en los más necesitados —producto de la recesión autoinducida— se transformarían en casi-permanentes y profundamente regresivos socialmente. Debemos reconocer que los severos impactos económicos del COVID-19 no se distribuirán uniformemente entre la población. Lamentablemente, los jóvenes y los sectores de menores ingresos serán sin duda los más golpeados, aumentando la desigualdad, la falta de oportunidades y las precarias condiciones de vida de dichos sectores.

En el largo plazo entonces, como el Nobel de Economía Angus Deaton ha señalado, podría haber un aumento significativo de muertes entre los sectores jóvenes y adultos de la población producto de suicidios, problemas hepáticos y alcoholismo relacionados con la nueva creación de pobreza, desempleo y faltas de oportunidades. Un estudio incluso señala que la salud de aquellos trabajadores que pierden sus empleos durante una recesión se ve profundamente afectada, llevando a una reducción permanente de la esperanza de vida de estos de hasta un año y medio.

Dada esta evidencia —de cómo la falta de oportunidades y las crisis económicas afectan directamente la vida y las expectativas de vida de las personas— el trabajo de Anne Case y el Nobel Angus Deaton Deaths of Despair (muertes por desesperación) se hace más relevante que nunca. Los autores evidencian que en las últimas décadas ha surgido una nueva epidemia de muertes en Estados Unidos producto de la desesperación y la falta de oportunidades. Los sectores medios, pobres y menos educados de Estados Unidos —particularmente los hombres blancos en edad de trabajar sin estudios universitarios— han sido afectados por enfermedades que han llevado a cientos de miles de ellos (158.000 sólo en el 2017) a quitarse la vida cada año. Lo paradójico de esta epidemia de muertes —que antecedió y es mucho más profunda y permanente que el COVID-19— es que estas no fueron causadas por una infección virulenta, sino que por un daño autoimpuesto: sea rápidamente a través del uso letal de un arma o una sobredosis de drogas, o lentamente a través de daños hepáticos debido al consumo excesivo de alcohol. Case y Deaton capturaron esta pandemia de falta de oportunidades y desesperación como el fenómeno de las “muertes por desesperación”.

Estas muertes por desesperación han hecho que la esperanza de vida al nacer en Estados Unidos haya caído de forma persistente durante tres años consecutivos (entre el 2014 y el 2017), algo nunca visto en ese país en al menos un siglo. Aquellos “desesperados”, argumenta Case y Deaton, “están desesperados por lo que les está sucediendo a sus propias vidas y a sus comunidades en las que viven, no porque el 1% más rico se haya enriquecido”. Las muertes por desesperación, “reflejan la pérdida de una forma de vida en el largo plazo, que se desarrolla lentamente”. De esta forma, dichas muertes están vinculadas a: las pérdidas de oportunidades, la destrucción de la calidad y del estilo de vida de las clases trabajadoras norteamericanas y la erosión del sentido de “comunidad local”. Es difícil no entrever que podría ser probable que las “muertes por desesperación” aumenten debido a la crisis económica autoinducida producto del COVID-19; en particular, cuando la evidencia sugiere que efectivamente son estos mismos grupos etarios y socioeconómicos, y estas mismas comunidades locales —que identificaron Casen y Deaton— las que serán profundamente afectadas económica y psicológicamente producto de las políticas de salud pública restrictivas y generalizadas para contener la pandemia.

Finalmente, pareciera ser entonces que, si consideramos nuestras elecciones de forma dinámica y temporal, no estaríamos cambiando “vida por plata”, al elegir las cuarentenas estrictas y los cierres totales de la económica, sino que lamentablemente estaríamos cambiando “vidas por vidas” a lo largo del tiempo. El reconocer que existen trade-offs complejos y temporales entre distintas vidas y grupos sociales, asociados a toda medida de salud pública, es una idea central de la política económica de las enfermedades que pareciera haber sido olvidada por muchas mentes binarias y “paladines de la justicia”. La diferencia entre el distanciamiento social, el sentido común y los cierres económicos completos es demasiado dramática para no ser tomada en serio. Lampadia




Gobierno desarticula la economía

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Con la disculpa de armonizar la lucha contra el coronavirus y el funcionamiento de las actividades económicas, el gobierno central está creando normas y regulaciones que terminarían por alterar la esencia de la economía, llevándonos a esquemas de operación teóricos y maltrechos, como siempre sucedió con los sistemas de planificación central.

Las normas se multiplican todos los días a través de protocolos y decretos, creando un grave riesgo para la salud de la economía. Veamos algunos ejemplos:

  • Prohibición de trabajar de personas con grado 1 de obesidad.
  • Prohibición de trabajar de adultos mayores de 60 años.
  • Intervención en los contratos de pensiones de la educación privada.
  • Protocolo de comercio electrónico que excluye de operar a empresas pequeñas.
  • Impedimentos operativos para los aplicativos de delivery.
  • Regulaciones ridículas para la operación de restaurantes con delivery que hace imposible la posibilidad de operar de la gran mayoría de establecimientos.
  • Regulaciones absurdas del transporte marítimo internacional, que nos retirarían de las prácticas operativas del comercio internacional.
  • Gran dificultad para dar licencias sin goce de haber y para acuerdos de reducción de sueldos.
  • Obligación de contratar enfermera y aplicar pruebas a partir de 20 empleados.

De esta manera, vamos a terminar, poco a poco, con un engendro de economía diseñada en gabinetes burocráticos por funcionarios teóricos de visión estatista sin contacto con el mundo real.

El manejo de esta crisis no puede ser un espacio estatal que excluya al sector privado del diseño de las pautas que permitan normalizar la economía.

Así como el gobierno se equivocó centralizando el manejo de la crisis sanitaria, concentrando en el Minsa la adquisición y ejecución de los test del virus, en lugar de alentar la operación de laboratorios privados, ahora pretende normar, a puertas cerradas, el proceso de reapertura de la economía.

El regreso a la normalidad relativa de la vida social es responsabilidad de toda la sociedad. El gobierno no puede imponer un régimen autocrático que no podrá evitar desarticular la vida económica del país. Lampadia




Salud pública… a empezar de cero

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 1 de mayo de 2020
Para Lampadia

Tuvo que ocurrir una pandemia – como la que estamos viviendo – para tomar conciencia del nivel de corrupción enquistada en el sistema nacional de salud pública. La inoperancia del Estado en cuanto a compras de insumos y equipos para el diagnóstico de pacientes sintomáticos, las idas y venidas en las compras de respiradores mecánicos, y las compras de mascarillas sobrevaloradas – y de pésima calidad – fueron la gota que derramó el vaso. La gente – con razón – dice… “el sistema de salud es una porquería”. Y agrega… “hay que reformarlo todo”.

De acuerdo, pero ¿cuál es la propuesta? Existe el Instituto Nacional de Salud. Pero no… el INS es un organismo del Ministerio de Salud. ¡He ahí el problema! El Ministerio de Salud es una institución inoperante, inestable, recontra burocrática… y muy corrupta.

Por ello, no solo el INS, sino la Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD), el Programa Nacional de Inversiones en Salud (PRONIS), y – por supuesto – los hospitales y otros organismos del MINSA, no funcionan. En buena cuenta… la politiquería ha malogrado la salud pública en el país.

Los Gobiernos Regionales no debieran seguir al mando de los hospitales del MINSA. El tiempo lo ha demostrado… ¡no son capaces! Aunque lo mismo sucede en Lima. El MINSA tampoco ha sido capaz de administrar bien los hospitales de la capital.

Hay que crear una institución autónoma – de cero – que se encargue de la salud pública a nivel nacional. ¡No queda otra! Para ello habría que replicar el modelo del Banco Central de Reserva (BCR). Me refiero a su autonomía técnica y administrativa, y a su profesionalismo, meritocracia, independencia… y todo lo demás.

La idea sería blindar a la nueva institución de la politiquería. Hay que evitar que cuando cambien los Ministros de Salud – que dicho sea de paso, cambian a cada rato – los ministros entrantes pongan y saquen a su antojo a directores y funcionarios del ministerio… y de todos los organismos adscritos al MINSA. A eso se debe – en gran medida – el fracaso del sistema de salud en el país.

La institución a la que me refiero también debería de blindarse de la influencia de organismos como el Colegio Médico y la Federación Médica… entre otras.

A los hechos me remito. En Ica, el Colegio Médico y la Federación Médica eran parte de la mafia de la salud. Los médicos que abandonaban los hospitales en horarios de trabajo, y que derivaban a los pacientes a sus clínicas privadas, y que sustraían subrepticiamente medicamentos de las farmacias de los hospitales, eran – aunque usted no lo crea – directivos del Colegio Médico y de la Federación Médica.

Afortunadamente – como en todas las instituciones públicas – hay muy buena gente en el Estado. Hay excelentes profesionales de la salud… médicos, enfermeras, y técnicos. El problema es que están opacados por la corrupción enquistada en los cargos directivos de los hospitales públicos… y del MINSA.

Con ellos – con los excelentes médicos, enfermeras y técnicos – hay que rehacer el sistema nacional de salud. Pero – previamente – hay que salir de la podredumbre moral antes mencionada.

En Ica procedimos así y nos fue muy bien. Un excelente equipo de dirección en cada hospital hizo la diferencia entre el fracaso heredado y el éxito logrado. En nuestro caso, los equipos de dirección provinieron de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR)… una excelente fuente de gerentes públicos – íntegros e idóneos – ampliamente capacitados para mejorar los servicios hospitalarios de todo el país.

Está clarísimo. La política peruana – incapaz de diferenciarse de la politiquería clientelista y corrupta – es la causa principal de los males en nuestro sistema de salud pública.

Ergo, una institución nacional de salud autónoma, altamente profesional y meritocrática – tipo BCR – podría ser la solución. Lampadia




“La economía debe abrirse integral y simultáneamente”

No nos podemos equivocar el el plan de reapertura

Miguel Vega Alvear, representante de los gremios privados ante la Comisión de Reactivación, explica en esta entrevista que la economía es un todo orgánico y no se puede aprobar una actividad y no otras, puesto que están vinculadas. Si hay oferta, tiene que haber transporte y comercio, por ejemplo. Por lo tanto, todo se debería reabrir a la vez, con sus debidos protocolos, comenzando por la economía formal. Los centros comerciales, por ejemplo, que tienen protocolos muy avanzados, deberían funcionar desde el lunes 11. Se debe confiar en las empresas, y sancionar si alguna no cumple.

Propone, además, una aproximación territorial: concentrar las acciones en las 5 regiones y 5 distritos de Lima más contaminados, y liberar 17 regiones y el resto de distritos de Lima.

Anuncia que va a pedir:

  • la corrección de los “Lineamientos para la vigilancia de la Salud de los trabajadores” dados por el MINSA, pues según esa norma no podrían trabajar personas con grado de obesidad 1, que en el Perú es normal. Casi nadie podría trabajar.
  • Critica también la Guía Técnica para los Restaurantes, aprobada por el Mincetur, porque establece tales exigencias que no más de 200 de los 220 mil restaurantes podrían funcionar.
  • Pedirá el funcionamiento inmediato de las App de delivery, que han aceptado cumplir todos los requerimientos sanitarios.

Comentario

Es cierto que se debe ser muy cuidadoso con el reinicio de actividades para que no se produzca un rebrote, pero debería poder abrirse simultáneamente toda actividad que tenga protocolo. Más aún si al mismo tiempo se distribuye bien bonos y víveres a los sectores más necesitados para prevenir las grandes aglomeraciones, que son la causa de los contagios, y se ordena el funcionamiento de los mercados, para lo cual, increíblemente, hasta ahora no sale una norma. Debe centralizarse la compra de víveres y estandarizarse canastas y encargar a empresas su distribución, en coordinación con juntas vecinales. Y debe ponerse todo el esfuerzo en el programa Te Cuido Perú, que es clave para cortar la cadena de contagios, y sobre cuyo avance no se informa. Lampadia

 




Hasta que la verdad sea la principal herramienta de la política

Fausto Salinas Lovon
Desde Cusco
Para Lampadia

¿Hasta cuándo los peruanos seguirán creyendo al señor Vizcarra y sus ministros?

¿Hasta cuándo la verdad no será una herramienta de la política y los políticos seguirán apelando al embuste, la vaguedad, la hipérbole, la mentira abierta, la amnesia del pueblo o al cinismo en sus actos políticos?

Aquí algunos datos en materia de salud que silencian cualquier aplauso impertinente frente a una gestión que en varios aspectos y en particular en el combate contra el Covid no resiste más y debe cambiar.

CRONOLOGIA PREVIA

  • El 30.12.2018 en Supe, el presidente Vizcarra anunció que se iban a entregar entre 60 y 80 hospitales o centros de salud el 2019.  Lo ratificó en TV y ofreció además 1,000 centros educativos.[i]
  • En el mensaje del 28.07.2019, anunció la ampliación de la universalización de la salud, subió a 85 el número de establecimientos de salud ofrecidos y mencionó tres hospitales en particular: Puno, Espinar y Huancavelica, así como ofreció implementar el Hospital Lorena del Cusco.[ii]
  • El 30.09.2019 disolvió el Congreso y se hizo de todos los poderes.
  • El 30.10.2019 anunció las medidas post cierre del Congreso. Ni una coma referida a la infraestructura de salud ofrecida, ni señal de avance o propósito de enmienda.[iii]
  • El 31.12.2019 fecha en que cerró la ejecución presupuestal de ese año y pese a que el presupuesto general se había incrementado en 6.9% por mayores gastos en Salud y Educación, no se vieron ni los 85 hospitales y centros de salud, ni los 1000 centros educativos ofrecidos. Al contrario. En Piura, por ejemplo, según Ojo Público[iv], al 21 de noviembre de 2019, sólo uno de los tres hospitales, el de Huancabamba, se hallaba con obras a tiempo, mientras que los de Huarmaca y Ayabaca estaban sumamente retrasados. En Puno y Espinar, donde se anunciaron nuevos hospitales, no se ha iniciado obra alguna y en el Cusco, el Hospital Lorena, monumento a la corrupta alianza entre el humalismo y las constructoras brasileras que apadrinó Luis Ignacio Lula Da Silva, sigue como un cadáver urbano, sin funcionar.
  • El 01.01.2020, para tener clara la situación de la infraestructura en Salud de nuestro país, se supo que el Ministerio de Salud sólo había ejecutado el 41.2% de su presupuesto destinado a obras de construcción y equipamiento de hospitales. Ese era el escenario con el cual el gobierno esperaba al corona virus, el día en que se supo que la China notificó a la OMS de la aparición del brote.
  • Entre el 01.01.2020 que comienzan las informaciones sobre este virus y el 30.01.20 en que la OMS declara que el corona virus es una ESPII ( emergencia de salud pública de importancia internacional), la propia OMS fue haciendo públicas advertencias, reuniones, notas e informes previos que daban cuenta de la gravedad de la crisis, sin embargo, la agenda política del gobierno y particularmente la del Presidente Vizcarra se hallaba ocupada en las elecciones parlamentarias (fue procesado por el jurado de elecciones por su intromisión “leve” el 07 de enero), la instalación de la Junta Nacional de Justicia, la reforma del Poder Judicial, la decisión del TC sobre el cierre del Congreso, la violencia de género y el onomástico de Javier Pérez de Cuellar. Sobre salud pública una mención de ironía el día 09: “el año 2020 sería el año de la Universalización de la Salud”.  Sobre el Covid, ninguna mención en su activa cuenta de twitter.
  • En febrero de este año, la agenda del gobierno siguió en temas políticos ajenos a sus competencias constitucionales. Basta ver el twitter del presidente Vizcarra que no se ocupa del tema corona virus hasta el 06 de marzo, cuando tenía el virus en casa.  Estas eran algunas de sus preocupaciones según la prensa nacional:
    • Los primeros días de febrero estuvo ocupado reuniéndose con congresistas electos.
    • El 21 de febrero estuvo inmiscuyendo al Poder Ejecutivo en las investigaciones de la JNJ contra los Fiscales Supremos Chavarry y Gálvez
    • El 28 de febrero estuvo en la entrega de credenciales a congresistas, para demostrar que estaban allí por su decisión
  • 6.03.2020 de marzo se anuncia la llegada del COVID 19 al país y se afirma:
    • Que “desde el momento en que se conoció la aparición del coronavirus en China, adoptamos un conjunto de acciones inmediatas para prevenir, detectar y tratar posibles casos de coronavirus en nuestro país.”[v]
    • Que debemos confiar en las capacidades de nuestro sistema de salud.

¿Se podría emitir semejante afirmación cuando el Ministerio de Salud no había entregado los hospitales ofrecidos?, ¿cuándo el gasto del sector no llegó al 42%? ¿Cuándo el tema no había estado en la agenda presidencial hasta ese día?[vi]

Seriamente no. Era solo una media verdad, sino una falsedad muy grave.

CRONOLOGIA DE LA CUARENTENA

  • 15.03.2020: Presidente Vizcarra anuncia: “Hoy existen 71. La adopción de estas medidas no signi­fica que dejarán de aumentar el número de afectados, pero tenemos que tomar la decisión para que, en este periodo de 15 días, comiencen a disminuir los casos. Si no tomamos estas medidas, el ascenso sería constante y permanente
  • 20.03.2020. Cesan a la Ministra de Salud. ¿No se dijo días atrás que se habían adoptado las acciones inmediatas para prevenir, detectar y tratar los casos y que debíamos confiar en nuestro sistema de salud?  ¿No es esta la evidencia de que el sector salud no se preparó para la crisis y que el presidente no estuvo gobernando, sino buscando controlar las otras instancias de poder? Es una ironía o una muestra de cinismo decirle al país, en estas circunstancias que “confie en las capacidades del sistema de salud” cuando se cambia a la jefa de ese sistema a los 5 días de iniciada la cuarentena.
  • 22.03.2020. Ministerio de Salud calcula en 2,996 casos de contagios para el 31.03.20. Sin embargo, por deficiencias y limitaciones en las muestras, solo se registraron 950 casos. Se embalsó la cifra. La proyección sin cuarentena era de 6,058 casos. A esta cifra se llegó, muy rápidamente, pese a la cuarentena, el 11 de abril, lo que demuestra que la efectividad de la medida sólo fue demorar los contagios estimados en 11 días. ¿Una hazaña para aplaudir?
  • 04.04.2020 El ministro de Salud, Víctor Zamora, afirmó que la curva de población contagiada por el coronavirus (COVID-19) alcanzará su punto máximo hacia el lunes 13 de abril aproximadamente.[vii]  Estamos a 46 días de la cuarentena y no hemos llegado a ningún punto máximo. Vamos en crecimiento libre, exponencial y descontrolado, sin que los “martillazos” anunciados por el presidente Vizcarra para justificar las prórrogas a la cuarentena hayan dado resultado alguno. Obviamente, el discurso oficial no se atribuye la responsabilidad, la traslada al peruano común y corriente que por carecer de refrigeradora y recursos sale cada día a procurar el pan para sus familias.
  • 24.04.2020 renuncia el poderoso Ministro del Interior, aliado en la guerra contra los opositores y la persecución política de los últimos años y caen los altos mandos policiales afines, en medio de denuncias graves de casos de corrupción policial en las adquisiciones de insumos, equipos y servicios para la emergencia.
  • 28.04.2020. IDL, ONG aliada del gobierno toma distancia y revela que el número de muertos en Lima es el triple de lo anunciado por el gobierno. Ministro de Salud señala que la diferencia se debe a diferencias en las estadísticas, pero no desmiente datos del medio denunciante y anuncia sanciones a funerarias.
  • 30.04.2020. La cifra oficial de contagios llega a 36,976 y la cifra oficial  de muertos a 1,051. El Perú ocupa hoy el puesto 15 a nivel mundial y es el segundo con más contagios y muertes en América Latina. ¿Algo que aplaudir?

GOBERNAR TIENE QUE SER DECIR LA VERDAD

Los hechos, aunque algunos seas reacios, inmunes o cínicos frente a ellos, nos dejan conclusiones.

  • La salud, como muchos otros temas del gobierno, han sido mero relleno en los discursos y acciones del gobierno y del presidente Vizcarra. “Universalizar la salud” es una broma de mal gusto cuando sólo se ejecuta el 41% del presupuesto, cuando no se ejecutan las obras y cuando los hospitales publicitados no han comenzado a construirse.
  • El coronavirus que ocupa el 100 % de la agenda del gobierno desde el 15 de marzo fue un tema sino ajeno, por lo menos irrelevante en la misma durante los dos primeros meses del año. Por eso, el “sistema de salud” lo recibe en condiciones precarias, sin planeamiento, sin estrategia y pedirles a los peruanos que “confíen en el sistema de salud” es una muestra de estupidez o de cinismo.
  • El control del Parlamento, el control de Tribunal Constitucional, el manejo de la Junta Nacional de Justicia, el control de la reforma judicial, la supuesta lucha contra la corrupción, la destrucción de la oposición política y la reforma político electoral, fueron los ejes de la política del señor Vizcarra desde el referéndum de 2018. No fueron la salud, la educación, la infraestructura o el funcionamiento eficiente del Estado. Estamos pagando las consecuencias de haber aplaudido (me excluyo) tremenda irresponsabilidad. Asuman su culpa quienes aplauden. También tienen que asumirla. La complicidad del elogio fácil no se esconde detrás del teclado del móvil o la pc.
  • Llenar la pantalla de la televisión pauteada con recursos públicos, el twitter, las redes sociales y todos los medios con una hiperactividad fatalmente ineficaz en la pandemia no borra años de inacción y meses de falta de atención a esta crisis
  • La cuarentena solo ha conseguido, en el mejor de los casos, demorar 10 u 11 días lo que hubiera llegado sin cuarentena, 10 días en los cuales un Estado elefantiásico como el nuestro y un gobierno con otras prioridades no pudieron cambiar el curso de las cosas. Se advirtió desde este y otros medios que podía ser necesaria pero no era suficiente.
  • El remedio (que no ha llegado) ha sido peor que la enfermedad. La economía del país está parada, el desempleo se ha disparado, las quiebras empresariales vienen en progresión geométrica pese a las medidas de reactivación, hay desesperanza de los jefes de familia frente al futuro. Hemos destruido al país, sin contener la pandemia. El peor escenario esperado.
  • Temas centrales como el destino del empleo y la necesidad de la suspensión perfecta de labores para salvar a algunas empresas viables, el retiro de los fondos de las Afps y la necesidad de no parar sectores económicos y reactivar otros, exigían decisiones y tomas de posición. Lavarse las manos puede ser un estilo de conducta, pero no es lo que el Perú necesita.
  • Lo peor no ha llegado aún. Los aliados y sostenedores del gobierno y hasta las guaripolas más conocidas toman distancia del desastre. Los contagios son más de los que se registran, los muertos (ya hay cifras y evidencias) son muchos más de los que se dicen y la crisis social y económica será mayor de lo que se imaginó. Los miles de peruanos que han sido empujados a la miseria claman por volver a sus comunidades y pueblos para sobrevivir allí con los productos del campo y bajo el refugio de sus ancestros: la fatal arrogancia de quienes se convirtieron de la noche a la mañana en nuestro padres y jefes de nuestro destino les ofrecen palo, vara y represión. Solo construyen la antesala del caos social.

¿Hasta cuándo Señor Vizcarra?

Deje de mandar elaborar encuestas para creer en ellas. Deje de adormecerse en el aplauso fácil. Deje de atribuir la responsabilidad a ministros, funcionarios y autoridades cuando el que gobierna es usted. Hágale caso a su conciencia. Hoy tiene 1051 muertos en sus espaldas según sus cifras oficiales y el triple según los estimados de sus aliados. No espere más. Tal vez ha llegado la hora de que vuelva al twitter y escriba sólo 8 caracteres: renuncio. También hay dignidad en asumir la responsabilidad por lo que no se pudo hacer o lo que se hizo mal por asumir, con fatal arrogancia, que desde el poder se puede planificar todo, hasta la voluntad de los ciudadanos. Será más indigno engañarse y engañarnos. La verdad puede ser su único y principal legado:  enseñarles a los políticos que al final usted le abrió paso a la verdad, aunque le cueste el poder y que ella si puede ser un instrumento de la nueva política, aunque no sea popular. Lampadia




Cuba en jaque frente al covid 19

A pesar de contar con los mejores índices mundiales en cuanto a personal médico y gasto en salud como porcentaje del PBI, Cuba probablemente sea de los países de la región que serán más golpeados por la crisis del covid 19. No solo porque muestra una alta exposición externa por el peso preponderante que tiene el sector turismo – y arraigados – en su economía, sino por el poco dinamismo que esta muestra por las asfixiantes restricciones a  la libertad económica que ya tienen larga data en este país.

Este es el principal mensaje que deja un reciente artículo publicado por The Economist, que compartimos líneas abajo, del cual se pueden extraer una valiosa moraleja a partir de su lectura: De nada sirve que pueda abordarse acertadamente la presente pandemia únicamente desde el plano de la salud pública, sin paliar los estragos económicos de mediano y largo plazo que generará en los hogares más vulnerables producto de  las largas cuarentenas y los choques negativos de demanda externa.

Así, aun cuando Cuba pudiese contener los casos de contagio y lograse atender a la gran mayoría de los infectados – un escenario aún por comprobarse – su insuficiente capacidad económica para generar empleo y divisas tras la pandemia hará que prevalezca, sino aumente, la pobreza y la indigencia entre sus ciudadanos. Y como todos sabemos, la hambruna producto de la pobreza, es tanto o más letal en mortalidad que cualquier otra enfermedad existente.

Este es el costo que pagarán tarde o temprano todas las economías cuyas libertades económicas son reprimidas como Venezuela, Corea del Norte o Zimbabue, por mencionar algunas. En ese sentido, debiera ser imperativo que Cuba evalúe su repertura al mercado si es que quiere hacer más llevadera su situación en los próximos meses. Las posibilidades para que se concrete este escenario, sin embargo, son muy remotas, dado el recrudecimiento de las relaciones políticas entre Cuba y EEUU, desde que Trump tomó el poder en la Casa Blanca. Como concluye finalmente The Economist “Es probable que el coronavirus [elimine este proceso] por completo de la agenda”. Lampadia

Cuba al límite

Está mejor ubicado para abordar el covid-19 que para hacer frente a su impacto económico

The Economist
25 de abril, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Es el sueño de todo exiliado morir en el país de origen, pero no en las circunstancias de Víctor Batista Falla. Miembro de una familia bancaria adinerada, abandonó su Cuba natal en 1960 cuando la revolución de Fidel Castro se movió hacia el comunismo. Dedicó su vida a publicar el trabajo de escritores y pensadores exiliados, especialmente de persuasiones socialdemócratas y liberales. El mes pasado visitó Cuba por primera vez en 60 años. El 12 de abril murió, a los 87 años, en un hospital de La Habana, de covid-19. Probablemente lo había traído con él desde Madrid, donde había vivido durante décadas.

Desde la década de 1990, Cuba ha estado abierta al turismo de masas y visitas familiares. No es sorprendente que sea vulnerable al covid-19, como el resto de América Latina y el Caribe. Hasta el 23 de abril había reportado 1,189 casos y 40 muertes. En proporción a su población, eso es similar a la carga de trabajo de Argentina.

Aun cuando no ha ofrecido a los cubanos prosperidad o libertad, el comunismo les ha proporcionado buena salud. Durante décadas, el régimen ha sobreproducido a los médicos y ha gastado más que el promedio regional en atención médica como parte del PBI. Eso también ha valido la pena de otra manera. Enviar profesionales de la salud al extranjero genera el 46% de los ingresos de exportación de la isla, sin mencionar el prestigio diplomático. (El estado, para el que todos trabajan, mantiene la mayor parte de sus salarios extranjeros).

Una fortaleza cubana particular es la capacidad del sistema de salud, característica de una dictadura, para movilizar a la población para la acción de salud pública. El gobierno se preparó para el virus ya en enero. Cuando se informaron casos del 11 de marzo, fue rápido aislar a los pacientes y rastrear y probar sus contactos. El 20 de marzo, con solo 21 casos confirmados, prohibió todas las llegadas de turistas, confinó a grupos vulnerables, cerró instalaciones educativas y suspendió el transporte público interprovincial.

Sin embargo, ni la atención médica ni la economía eran lo que eran cuando Cuba disfrutaba de lujosos subsidios de la Unión Soviética. El sistema de salud ha sufrido recortes de gastos, la pérdida de médicos que ya no practican debido a los bajos salarios oficiales y la escasez de suministros. La sequía y la infraestructura deficiente han llevado a la escasez de agua. Hay otro factor de riesgo: casi el 20% de los cubanos tiene más de 60 años, más que en cualquier otro lugar de América Latina.

Entonces el covid-19 plantea una prueba severa, tal como lo hace en otras partes de América Latina. Viene cuando la economía de Cuba ya estaba bajo una gran tensión. Cuba no se reformó incluso cuando EEUU, bajo Donald Trump, ha intensificado las sanciones y Venezuela, el aliado de Cuba, ha reducido el petróleo subsidiado.

Estas presiones han exacerbado la incapacidad crónica de la economía dominada por el estado para generar divisas. El cierre de la industria turística lo empeora aún más. The Economist Intelligence Unit, nuestra compañía hermana, estima que las importaciones caerán a US$ 9,100 millones este año, desde US$ 11,700 millones en 2015.

Cerrar las fronteras ha puesto fin a las importaciones de alimentos en el mercado negro, mientras que las restricciones en el transporte han reducido las entregas nacionales a La Habana, la capital. El gobierno carece de suministros suficientes para agregar artículos al libro de raciones del estado que reciben todos los cubanos. Hay largas colas fuera de los supermercados estatales escasamente abastecidos. Miguel Díaz-Canel, quien reemplazó al hermano de Fidel, Raúl, como presidente de Cuba hace dos años, admitió este mes que el distanciamiento social ha sido difícil de imponer y se quejó de la «indisciplina e irresponsabilidad» de algunos cubanos.

Peor puede estar en la tienda. En la mente de los cubanos está el miedo a otro «período especial», como lo llamó Fidel Castro, cuando la economía se redujo en un 35% a principios de la década de 1990 con el fin de la ayuda soviética. Eso vino con cortes de energía generalizados y otra escasez. Pavel Vidal, economista cubano de la Universidad Javeriana en Cali, Colombia, estima que el PBI podría caer alrededor de un 10% este año. Aunque la caída de los precios mundiales del petróleo ayudará, Cuba aún necesitará envíos desde Venezuela. «De eso depende si hay cortes de energía o no y otro período especial», dice.

La administración Trump, en la que los cubanoamericanos juegan un papel importante, cuenta con una presión cada vez mayor para provocar el colapso del comunismo. Eso es improbable. En su solidez isleña, con su mezcla de coerción y paternalismo, el régimen creado por Fidel ha sobrevivido no solo a él sino a la resistencia de por vida de personas como Batista. El resultado inmediato de la revocación de Trump de la apertura de Barack Obama hacia Cuba fue detener un proceso cauteloso de reforma del mercado. Es probable que el coronavirus lo elimine por completo de la agenda. Lampadia