Los pacientes no reciben medicamentos y los genéricos son de mala calidad

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La explosión social en Chile es una llamada de atención sobre la necesidad de mejorar sustancialmente la calidad de los servicios públicos en nuestro país, y en particular los de Salud. Los peruanos tienen que sentirse bien atendidos, que el sistema les resuelve el problema de salud por el que acudieron y que se llevan sus medicamentos gratis.

En su discurso de presentación de las políticas de gobierno realizado el 30 de octubre, el presidente del consejo de ministros, Vicente Zeballos, anunció varias medidas en ese sentido: un decreto de urgencia (DU) para que la población pueda tener acceso a medicamentos genéricos baratos, otro decreto de urgencia estableciendo el Aseguramiento Universal en Salud (AUS), por medio del cual los 4 millones de peruanos que aún no cuentan con seguro de salud alguno puedan acceder al Seguro Integral de Salud (SIS). Y la implementación de un Modelo de Cuidado Integral de Salud para las personas, familias y la comunidad a nivel nacional, entre otras medidas.

Cabe preguntarse, entonces, si esas normas implican que el gobierno ha puesto en marcha una reforma seria de la salud y si están bien orientadas.

En esta nota nos concentraremos en el primero de los DU, el de medicamentos genéricos. Este fue presentado como una medida para que la población de escasos recursos tenga acceso a medicamentos genéricos de bajo costo, obligando a las farmacias a mantener un stock determinado de 40 genéricos puros. Esta puede ser una norma positiva en la medida en que las cadenas de farmacias estén ofreciendo en mayor medida medicamentos genéricos de marca, más caros, que los genéricos puros, aunque es probable que afecte a las pequeñas boticas que no podrían cumplir con el stock obligatorio, que aún está por fijarse. Pero la mayor parte del problema, como veremos, está en la corrupción y desabastecimiento de medicamentos en los establecimientos del Estado, que atienden al 80% de los peruanos.

¿Hay intervencionismo?

Comencemos por la obligación que tendrán las farmacias de mantener un stock de medicamentos genéricos puros. Jaime Dupuy, de Comex, opina que establecer listas de disponibilidad en las farmacias y boticas privadas podría considerarse inconstitucional, por afectación del libre mercado y la libertad de empresa.

Pero hay quienes opinan que tal intervención se justifica ante el carácter casi monopólico de ese mercado. Incluso hay quienes consideran que habría que ir más allá y fijar un “mark up”, es decir, un porcentaje máximo de margen sobre el costo de adquisición del medicamento, pues –se argumenta- tener genéricos disponibles no necesariamente impedirá que las cadenas vendan productos con un alto margen para ellas. Es así –se afirma- como se regula en los países de la OECD, en Europa. Se le pediría una declaración jurada a las cadenas y a los proveedores, y eventualmente se auditaría esas declaraciones.

Sin embargo, también es cierto que empezar a regular precios, aunque sea de esa manera, podría ser peligroso pues no sabemos dónde podemos acabar en un área políticamente sensible. Las empresas podrían terminar siendo afectadas en su rentabilidad y sobrevivencia.

Calidad de los genéricos: intercambiabilidad

Un problema serio es la calidad de los genéricos, pues mientras el público no confíe en la idoneidad de los genéricos puros, seguirá comprando genéricos de marca, pese a que cuestan más caro. Según Vincent Poirer-Garneau de Apoyo, el 50% de las personas prefiere genéricos de marca, por seguridad. Y los que compran genéricos puros se arriesgan a agravar su enfermedad con consecuencias que pueden ser eventualmente fatales.

Lo que debe hacerse, entonces, señala Poirer-Garneau, es aplicar la ley de intercambiabilidad que se dictó el 2009, de modo de asegurar, con estudios, que los genéricos son igualmente eficaces que los productos originales. Con eso, las marcas ya no tendrían sentido y los consumidores podrían pedir el principio activo más barato con la seguridad de que es igual al producto original.

Vincent Poirer-Garneau pone los ejemplos de Chile y México donde la aplicación de políticas de intercambiabilidad ha llevado a que el consumo de genéricos en el mercado pase de 59% a 71% en el primer caso y de 50% a 88% en el segundo caso. En el Perú ese porcentaje era del orden del 38% el 2017 y podría subir hasta el 76% si, luego de aplicar políticas de intercambiabilidad, se diera el incremento mexicano.  

Según Vincent Poirer-Garneau, el primer año el costo de las pruebas para verificar la intercambiabilidad de los genéricos no superaría el 1% de los ingresos de los principales laboratorios en el Perú (48 millones de soles). Esto basado en la experiencia chilena, en donde se exigía analizar una primera lista de 79 ingredientes farmacéutico activos (IFA), cada uno con seis moléculas (un total de 474 moléculas). De estos, 20% eran in vivo, a un costo promedio de S/385 mil por prueba, mientras que el resto eran in vitro, a un costo promedio de S/30 mil por prueba. Pero es el Estado quien tendría que exigirlo, quien a su vez tendría que gastar 24 millones de soles para supervisar el cumplimiento de la norma. Pero, según Poirer-Garneau, luego de ello, los pacientes se ahorrarían 2 mil millones de soles al comprar genéricos puros intercambiables en lugar de genéricos de marca.

Además, se puede hacer valer los estudios de intercambiabilidad de los países de alta vigilancia sanitaria, lo que está previsto en la ley, pero la Digemid, al decir de la industria, no les da trámite a los pedidos presentados. Según Angela Flores de Alafarpe, los laboratorios han elevado, desde marzo del 2019, 50 expedientes de este tipo para su aprobación a la Digemid, y no ha salido ninguno.

Establecimientos del Estado desabastecidos

Pero, como decíamos más arriba, el problema principal está en los establecimientos del Estado, donde acuden cerca del 80% de los peruanos sin que, en muchos casos, encuentren los medicamentos que les recetan. Ellos deberían tener acceso no a genéricos baratos, sino gratuitos, pero la realidad es que un 40% de las personas atendidas por el SIS no pueden llevarse sus medicamentos gratis. En muchos casos hay corrupción: recetas falsas para obtener medicamentos que luego son desviados a las farmacias cercanas a los establecimientos, por ejemplo. También hay problemas de gestión: según José Ignacio Beteta, de Contribuyentes por respeto, este año se destinó 807 millones de soles para compra de medicamentos pero al mes de noviembre el gobierno nacional, que dispone del 60% de ese monto, solo había ejecutado el 50% del presupuesto.

Es más, si los 4 millones de peruanos que aún no están cubiertos por seguro alguno y que serían incorporados al SIS, encontraran también medicamentos gratuitos en los establecimientos de Salud del Estado, ya nadie en el Perú tendría que ir a las farmacias a comprar lo que no encuentra en la botica pública.

Operador logístico central potenciado

Hay que decir, sin embargo, que el DU pretende atacar este problema definiendo unos llamados “recursos estratégicos de salud” que serán adquiridos y distribuidos por medio de un operador logístico central, el actual CENARES, que sería modernizado y potenciado para tal efecto. Según Gustavo Rosell, viceministro de Salud, este operador logístico central atendería primero a los establecimientos del Ministerio de Lima, luego a los de los gobiernos regionales y finalmente a Essalud y las sanidades de las fuerzas armadas y policiales. A todo el sector público.

La idea es centralizar las compras y los pagos. En la actualidad, hay 176 unidades ejecutoras (hospitales, regiones) compradoras de medicamentos. La idea es que, a la larga, solo haya una. El Dr. Victor Bocangel, Coordinador del Programa Creación de Redes Integradas de Salud, me informa que el CENARES ejecuta el 65% del presupuesto destinado a productos farmacéuticos adquiriendo el 40% de los ítems que comprende el petitorio nacional de medicamentos, que alcanza a 748 productos. El CENARES los compra, pero los pagan las regiones o los establecimientos, y eso es un problema porque el proveedor gana una licitación a nivel central pero luego el establecimiento no ejecuta la orden de compra y no paga. El establecimiento aprovecha el dinero sobrante para hacer compras al menudeo que suelen ser corruptas. Con este nuevo sistema el CENARES compraría y pagaría. El dinero no se descentralizaría. Además, al haber comprador único para los medicamentos y equipos para todo el Estado, se conseguiría mejores precios y habría más transparencia.

La idea es que CENARES haga todas las compras y pague a los proveedores cuando estos entreguen en el punto de destino.

¿Cómo asegurar que CENARES se convierta en una unidad eficiente, tecnificada y transparente? Según la ex Ministra Tomas, ese es uno de los 5 componentes del proyecto de Modelo de Cuidado Integral que se implementará al principio en seis redes integradas con un préstamo del Banco Mundial y del BID por un total de $300 millones de dólares, de los cuales $30 millones se destinarán al almacén central y otros elementos de este operador logístico.

En efecto, el quinto componente de ese proyecto se define así: “inversión para mejorar la dotación, programación, almacenamiento, distribución y entrega de medicamentos e insumos a los usuarios, mejorando la capacidad resolutiva de los establecimientos de salud que resuelva el problema de disponibilidad y acceso a los medicamentos”.

¿Mejor tercerizarlo?

Jaime Dupuy de COMEX, sin embargo, opina que “si la idea es que el propio CENARES (MINSA) sea quien compre y a su vez sea el operador logístico, creo que no se solucionará mucho el problema. Tercerizar la figura del operador logístico y el uso de TIC para el planeamiento y distribución, como el caso de SALOG con ESSALUD, parece más efectivo”.

Essalud, efectivamente, tiene ese servicio logístico tercerizado para Lima en la empresa SALOG. La experta Janice Seinfeld dice en entrevista en La República (17/11/19): “Cuando los afiliados al SIS van a buscar algo uno de cada dos pacientes recibe todo lo recetado. Es bajo. En el caso de Essalud la disponibilidad es bastante más alta: 9 de cada 10 reciben lo recetado. Essalud tiene un operador logístico privado y cuando no hay un medicamento se puede ver en qué parte de la cadena se quedó. Ese sistema de información se necesita en el Minsa y en los gobiernos regionales. La ventaja de un privado es que se le puede exigir un estándar de calidad mucho más alto”.

Moisés Rosas, ex jefe del SIS, piensa que existe el riesgo de que la adquisición y distribución centralizadas no funcione bien, y que es clave la demanda de los establecimientos. En realidad –explica- un establecimiento o dirección regional de Salud puede ser eficiente en la adquisición y distribución de medicamentos si es que se aplica los incentivos de gestión adecuados. Si el SIS les retiene el 30% del presupuesto cuando se vea que los pacientes no se están llevando los medicamentos gratis, entonces esas unidades ejecutoras tienen que negociar y aplicar mejoras y recién se les entrega el presupuesto cuando demuestran que están entregando los medicamentos a los pacientes. Se trata del manejo de un pago condicionado muy poderoso.

Ángela Flores también pone énfasis en la necesidad de que se aplique el modelo de pago por resultados. Se trata de garantizar que efectivamente lo que compre el operador logístico llegue oportunamente al establecimiento y sea de calidad, seguro y eficaz para los pacientes. La trazabilidad es fundamental en esto.

Jaime Dupuy de COMEX advierte, por su lado, una preocupación distinta: que el DU insiste en la posibilidad de hacer compras directas en el extranjero, lo que debería permitirse solo en casos de emergencia, pues “si tienes un buen sistema de compras público no necesitarías hacerlo”. Además, señala, se dispone la posibilidad de que el mismo MINSA comercialice al público medicamentos genéricos, lo que sería inconstitucional, por el rol subsidiario del Estado.

Resumen

En resumen, si queremos que la gente compre genéricos baratos en las farmacias, estos tienen que ser intercambiables, y para eso se requiere realizar las pruebas correspondientes. Los ahorros en el gasto de bolsillo serían muy grandes. Pero el problema principal está en el desabastecimiento de los establecimientos del Estado, donde los medicamentos deben ser no baratos, sino gratuitos, para el 80% de los peruanos que se atiende allí.  Para resolver eso el gobierno está planteando reforzar y modernizar un operador logístico central, pero sería mejor que esa función fuese tercerizada en un operador privado. Lampadia




Un Fondo para enfermedades de alto costo

EDITORIAL DE LAMPADIA

En la agenda del sector Salud ha emergido un nuevo tema: la conformación de un Fondo para enfermedades de alto costo que asegure la cobertura a pacientes para los cuales el costo puede ser catastrófico.

Fuente: Semana

La propuesta fue presentada por Janice Seinfeld en un Simposio organizado recientemente por Alafarpe, Videnza Consultores y la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. Parte de la constatación de que las enfermedades neoplásicas son la primera causa de mortalidad en el Perú, y que los peruanos enfrentamos un mayor riesgo de gasto catastrófico y empobrecedor (9.1% de las personas tiene ese riesgo) que las personas en los otros países de la Región. Es decir, un gasto que lleva a las familias a la pobreza.

Ya existe el llamado Fondo Intangible Solidario en Salud (FISSAL) que cubre siete cánceres (cuello uterino, mama, colon, estómago, próstata, leucemias y linfomas), insuficiencia renal crónica (hemodiálisis y diálisis peritoneal), enfermedades raras y huérfanas y procedimientos de alto costo (Trasplante renal, hepático y de médula ósea), que ha tenido, además, un financiamiento creciente del Tesoro Público. Essalud por su parte ofrece un plan ilimitado.

Pero, en realidad, según Seinfeld lo que ocurre es que la brecha de atención es muy alta. El sistema atiende con 2,000 millones de soles las enfermedades de alto costo, pero, según sus cálculos, queda por financiar una brecha que asciende a 3,506 millones de soles.[1] Y ello se debe en parte a que el gasto del Estado en Salud, si bien ha venido subiendo, es de solo 3.2% del PBI, cuando debería ser 6% según la OMS.

De otro lado, el FISSAL solo atiende a los afiliados al SIS (que son, sin embargo, 18 millones de personas) y no es en realidad un Fondo autónomo propiamente dicho sino una partida presupuestal que carece de un financiamiento garantizado.

Un Fondo público no estatal propiamente dicho podría mancomunar fondos (que pueden venir de distintas fuentes), tendría alcance universal, funcionaría como una entidad autónoma que define claramente un plan de beneficios y una cobertura bien determinada, trabaja con tecnologías de la salud bien seleccionadas y ahorra negociando como comprador único con proveedores de servicios, tecnologías y medicamentos, y contrata prestaciones a establecimientos (IPRESS) especializados.

El Fondo se financiaría con el aporte correspondiente de las distintas entidades y fondos existentes (2,000 millones), pero, ¿cómo financiar esa brecha de 3,500 millones de soles? Seinfeld propone dos fuentes. Una, tomar parte de la recaudación tributaria anual por ISC en bienes distintos a combustibles, que suma S/ 4,294,834,661. Y la otra, restablecer el 9% de contribución por las dos gratificaciones mensuales que fueron exoneradas hace unos años, y tomar parte de eso. 

Sin embargo, somos de la opinión de que como condición para crear este Fondo y agregar más gasto a un sistema que funciona mal, habría que mejorar el sistema de Salud mismo. El SIS requiere una reforma de base que cambie el modelo de pago a las entidades prestadoras, de modo de no seguir premiando el número de atenciones, que multiplica el gasto y engendra corrupción, sino los resultados: personas que resuelven sus problemas y que llevan el íntegro de sus medicamentos gratis. Ese modelo de pago por resultados fue aplicado con éxito por el Dr. Moisés Rosas, y luego abandonado. Consiguió mejorar sustancialmente el servicio con menos recursos, pues no incentiva la proliferación de atenciones y exámenes, sino resolver el problema de salud. De modo que, si se volviera a aplicar, tendríamos dinero sobrante para el Fondo de enfermedades de alto costo que se propone.

También habría que mejorar las capacidades de las entidades que estudian y seleccionan las tecnologías de la salud, o unificarlas. Y reformar la Digemid, para que incorpore medicamentos innovadores de manera oportuna. Sin estos cambios, la creación de un Fondo como el propuesto difícilmente tendrá altos niveles de eficiencia y calidad en un contexto plagado de dispendios y corruptelas. Lampadia

[1] Estimaciones basadas en EsSalud “Libro Blanco. Tomo 2”; Información de transparencia EsSalud (Gasto total de medicamentos, Atendidos por diagnóstico, casos nuevos de cáncer 2018); Información de transparencia de Fissal (transferencias por condición).




Salud y corrupción

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 13 de setiembre de 2019
Para Lampadia

Para los que no conocen del tema, el Juramento Hipocrático es un pronunciamiento público – de carácter ético – que hacen los jóvenes que se gradúan en carreras de medicina humana. Y – entre otras expresiones – el juramento dice así: “Me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad… Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad… La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones… Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción… Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor”.

Entonces – uno se pregunta:

  • ¿Dónde quedó el Juramento Hipocrático de los médicos que cobran indebidamente a pacientes pobres, cuyas atenciones están cubiertas por el SIS… el Seguro Integral de Salud?
  • ¿Qué diría el viejo Hipócrates respecto a los médicos y enfermeras que trafican con las medicinas de los hospitales públicos?
  • ¿Qué me dicen de los médicos que marcan asistencia, luego abandonan el hospital… y encima cobran como si hubieran trabajado normalmente?
  • ¿Qué juramento hicieron los médicos y enfermeras que – por acción u omisión – malogran los equipos de los hospitales públicos para derivar a sus pacientes a sus clínicas privadas?

Está claro… el gremio médico tiene de cal y de arena. No podemos tapar el sol con un dedo. Tenemos médicos muy corruptos e indolentes, y enfermeras de baja estofa que maltratan descaradamente a los pacientes y sus familiares. A ese respecto – ante la clamorosa inoperancia de los órganos de control del Estado – la ciudadanía debe identificar a esas lacras de la salud pública, y desenmascararlas públicamente como corresponde.

No obstante, hay felizmente – en Ica y en todo el Perú – muchos excelentes profesionales de la salud que hacen honor a sus juramentos hipocráticos, y que son el orgullo de todos los peruanos. A ellos se deben muchas curaciones extraordinarias que han salvado miles de vidas humanas. Gracias a ellos – precisamente – mejoramos mucho la salud pública en Ica… en la gestión regional anterior.

Aulas hospitalarias para niños internados, para que no pierdan sus clases escolares. Reducción de tiempos de espera, y disminución de colas para consultas externas. Encuestas de valoración de las atenciones recibidas. Y por supuesto, sanción – de acuerdo a ley – para quienes cometieron faltas graves. He ahí algunos logros tangibles de nuestra gestión 2015 – 2018 para mejorar la salud pública en Ica.

Por obvias razones, fuimos objeto de muchas denuncias. Los médicos corruptos – y sus defensores – jamás dieron su brazo a torcer. Sin embargo, fue toda una experiencia luchar contra la corrupción y la indolencia en los hospitales de la región. Con decir que los directivos del Colegio Médico de Ica – y hasta los congresistas de la región – salieron en defensa de lo indefendible.

Contra viento y marea sancionamos muchos actos de indisciplina laboral, por más respaldo cómplice – político y periodístico – que tenían estos malos servidores públicos. Pero no se salieron con la suya. La ciudadanía – sobre todo, los pacientes y sus familiares – eran la razón de ser de nuestro trabajo.

Para eso estábamos… para erradicar la corrupción y el maltrato en nuestro sistema de salud. Había que luchar contra el clientelismo político… ¡y lo logramos! Había que erradicar la anarquía en salud… ¡y también lo logramos!

¡Sí se puede mejorar la salud pública en nuestro país! Lampadia




El aporte social de las corporaciones

Como hemos venido difundiendo extensamente en una serie de publicaciones (ver Lampadia: Filantropía sigue creciendo, Las gratas y no gratas sorpresas de la Fundación Gates en el 2018, Haciendo más consecuentes las inversiones éticas, entre otras), hay suficiente evidencia para demostrar la existencia de una nueva tendencia, nada despreciable, en el mundo corporativo de hoy, que apunta a generar grandes cambios en pos del bienestar social, ya sea a través de la filantropía propiamente dicha o de las denominadas “inversiones éticas”.

Lamentablemente, esta fuente insaciable de recursos – que supera largamente a las recetas del socialismo hacia los grandes males de los países, por su sostenibilidad en la generación de riqueza – ha sido defenestrada de los grandes titulares de los medios internacionales, los cuales apenas hacen eco de sus aportes.

The Economist es de los pocos medios que realmente se ha dedicado no solo a reconocer las iniciativas e inversiones del segmento corporativo en materia social (pobreza, salud, educación, etc.) sino que inclusive ha analizado la anatomía de los sectores económicos que las impulsan.

Recientemente, publicó un artículo en razón de ello, que compartimos líneas abajo, en donde realiza un listado exhaustivo de las acciones que las grandes empresas se encuentran haciendo en torno a los denominados criterios medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG) y cómo ello ha supuesto en muchos casos una reformulación del propósito mismo de tales organizaciones. Un propósito que va más allá de la búsqueda de creación de valor hacia los accionistas.

Al respecto, no podríamos estar más de acuerdo con dicha evolución. Como sentenciamos en Lampadia: Recuperando lo mejor del capitalismo:

“Se hace necesario reformular el rol de las empresas desde su compromiso con una misión y valores que expliciten el verdadero sentido de los negocios, como una fuerza creadora de bienestar”

En estos tiempos, en donde coexisten y persisten diversas problemáticas de antaño, como la discriminación racial y los movimientos antiinmigración; y de carácter más reciente, como el cambio climático, se hace imperativo que las grandes empresas puedan hacer algo al respecto, ante gobiernos que han mostrado constante incapacidad para frenar dichos problemas. De esta manera, el pensamiento anti-empresa que aún permanece presente en la cabeza de varios jóvenes en Occidente podrá ser extirpado. Lampadia

¿Para qué son las empresas?
Las grandes empresas comienzan a aceptar responsabilidades sociales más amplias

Parece que perseguir el valor del accionista ya no es suficiente

The Economist
24 de agosto, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

A los empresarios, al ser personas, les gusta sentir que les está yendo bien. Sin embargo, hasta la crisis financiera, durante una generación más o menos, habían estado felices de pensar que hicieron el bien simplemente al hacerlo bien. Suscribieron la opinión de que tratar la necesidad de ganancias de sus accionistas como lo más importante representaba su propósito más importante. Los economistas, los gurús de los negocios y los directores ejecutivos de primera línea, como los que componen la Mesa Redonda de Negocios de EEUU, lo confirmaron en su opinión. En un mercado libre, la búsqueda del valor para el accionista en sí misma brindaría los mejores bienes y servicios al público, optimizaría el empleo y crearía la mayor riqueza, riqueza que luego podría ser utilizada para todo tipo de buenos usos. Es una visión del mundo al mismo tiempo que se apoya en su simple rigor y es reconfortante en la falta de cargas sociales que impone a las empresas.

También es una que se ha enfrentado a una presión creciente en la última década. Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, en adelante) han desempeñado un papel creciente en decisiones sobre cómo asignar la inversión financiera. Los activos administrados bajo tales criterios en Europa, EEUU, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda aumentaron de US$ 22.9 trillones en 2016 a $ 30.7 trillones a principios de 2018, según la Global Sustainable Investment Alliance. Algunos de los mayores gestores de activos del mundo, como BlackRock, un gigante de la indexación, están firmemente a favor de este giro en los eventos. El jefe de la empresa, Larry Fink, ha respaldado repetidamente la noción de que las corporaciones deben perseguir un propósito, más allá de las ganancias simples.

El descontento no termina con los inversores. Los jóvenes trabajadores brillantes del tipo que las empresas más desean esperan trabajar en un lugar que refleje sus valores mucho más que la generación de sus padres. Y el público en general ve un mundo con problemas desalentadores, especialmente el cambio climático y la desigualdad económica, que los gobiernos no están resolviendo. También ven a las compañías como parcialmente responsables de estos problemas extremos, las cuales utilizan sus ganancias cada vez mayores (ver Gráfico) para canalizar efectivo a los accionistas, en lugar de invertirlos de manera que mejoren la vida de todos.

Entre los jóvenes estadounidenses, el socialismo es cada vez menos una palabra abucheada.

Ante esta marea creciente, la Mesa Redonda de Negocios ha visto la luz o se ha derrumbado, dependiendo de a quién se le pregunte. El 19 de agosto, los grandes y buenos del mundo de los CEO anunciaron un cambio de opinión sobre para qué sirven las compañías públicas. Ahora creen que las empresas deberían servir a las partes interesadas [stakeholders] y a los accionistas. Deben ofrecer un buen valor a los clientes; apoyar a sus trabajadores con capacitación; ser inclusivos en cuestiones de género y raza; tratar de manera justa y ética a todos sus proveedores; apoyar a las comunidades en las que trabajan; y proteger el medio ambiente.

Hubo una reacción inmediata. El Consejo de Inversores Institucionales, un grupo sin fines de lucro de administradores de activos, lo denunció rápidamente. Otros lo criticaron como «apaciguamiento» de políticos como Warren y como un paso decisivo hacia la muerte del capitalismo. Esto puede parecer extremo: a primera vista, las recomendaciones de la mesa redonda bordean la anodina. Pero si el propósito de la compañía se desvanece en sus amarres de valor para los accionistas, ¿quién sabe dónde podría terminar?

¿De quién es la compañía?

La afirmación más citada de la primacía del valor para los accionistas proviene de Milton Friedman, un economista. En 1962 escribió que «hay una única responsabilidad social de las empresas: usar sus recursos y participar en actividades diseñadas para aumentar sus ganancias siempre que se mantenga dentro de las reglas del juego, es decir, se comprometa abiertamente a la libre competencia sin engaño o fraude «.

En un momento en que los gobiernos esperaban que las empresas fueran patrióticas y las comunidades veían algunos de ellos como recursos vitales, su franqueza sorprendió a muchos. Pero, aunque posteriormente se tradujo como algo extremo, la posición de Friedman tenía bastante de ceder. Llamó a las empresas no solo a cumplir con la ley, sino también a respetar los estándares éticos más generales de la sociedad; no equiparó los intereses de los accionistas con la rentabilidad a corto plazo.

Pero no fue así como se sintió. La forma en que las escuelas de negocios y los consultores de gestión en EEUU, Gran Bretaña y Europa continental hicieron proselitismo por el valor para los accionistas en los años ochenta y noventa ofreció pocos matices. La mayor preocupación de gobierno corporativo fue el problema del agente: cómo alinear a los gerentes con los intereses de los accionistas que buscan valor.

Tales herejes ahora pueden levantar la cabeza de nuevo. Esto no se debe simplemente al clima político o al estado de ánimo público. Algunos economistas argumentan que la posición de Friedman pertenece a aquellos tiempos. Oliver Hart, de la Universidad de Harvard, y Luigi Zingales, de la Universidad de Chicago, ven su argumento como motivado principalmente por una forma del problema del agente; no le gustaba que los gerentes fueran caritativos con el dinero de los accionistas, incluso si aparentemente era en interés de la empresa. Después de todo, los accionistas podrían derrochar sus ganancias en tan buenas causas.

Es cierto, tal vez, en aquel entonces, dicen Hart y Zingales. Ahora, argumentan, las externalidades que las empresas imponen a la sociedad a veces son imposibles de mitigar para los accionistas como individuos, particularmente si el sistema político y legal es una barrera para el cambio. Los accionistas individuales no pueden hacer mucho por ley para prohibir las armas en EEUU, por ejemplo. Pero pueden ejercer sus derechos como propietarios para influir en las empresas que venden armas. Por lo tanto, las empresas pueden tener propósitos, pero los propietarios deben proporcionarlos, no los gerentes.

Otros sostienen que la idea del valor para el accionista, aunque sigue siendo central, necesita algunas modificaciones. Raghuram Rajan, economista de la Universidad de Chicago y ex director del banco central de la India, aboga por tomar nota de las inversiones no financieras que los trabajadores y proveedores realizan en una empresa con una nueva medida de «valor de la firma» que toma nota explícitamente de un determinado conjunto de tales participaciones.

Algunas compañías han asumido la idea de que su mayor poder les impone nuevas demandas. Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, dice que un sentido de propósito, junto con una misión que está «alineada con lo que el mundo necesita», es una forma poderosa para que su empresa se gane la confianza del público. Y debido a que la confianza es importante, esto pone el propósito en el centro del modelo comercial de Microsoft. «A medida que la tecnología se generaliza en nuestras vidas y en la sociedad, nosotros, como compañías de plataformas, tenemos más responsabilidad, ya sea ética en torno a la inteligencia artificial, la ciberseguridad o la privacidad», dice. «Hay una obligación moral».

Las empresas en otras industrias tienen pensamientos similares. En cada negocio, dice Haythornthwaite de MasterCard, es probable que una ola de digitalización lleve a una compañía a avanzar. Debido a esa concentración de poder, dice, la plataforma ganadora deberá forjar un vínculo estrecho con la sociedad para mantener la confianza.

El cambio climático es quizás el ejemplo más obvio de empresas que hacen más de lo que tienen que hacer en una buena causa. Veinticinco grandes empresas estadounidenses, incluidos cuatro gigantes tecnológicos, hicieron campaña contra la retirada de EEUU del acuerdo de París en 2017. A nivel mundial, 232 empresas que tienen un valor colectivo de más de US$ 6 trillones se han comprometido a reducir sus emisiones de carbono en línea con el objetivo del acuerdo de limitar el calentamiento global a menos de 2ºC.

A pesar de lo audaz que sea, no es una respuesta proporcional a la crisis climática. Las empresas que se vuelven neutrales en carbono son en su mayoría orientadas al consumidor, en lugar de emisoras intensivas. El dinero para el carbón ahora puede ser escaso, al menos en el mundo rico, pero los grandes inversores institucionales poseen una parte considerable de las principales compañías petroleras del mundo, muchas de las cuales aplican un precio teórico del carbono al análisis de inversión, pero siguen bombeando combustible fósil. Y las promesas de neto cero pueden reforzar la idea errónea de que la mejor manera de combatir el cambio climático es a través de las elecciones de empresas y consumidores individuales, en lugar de una transición exhaustiva en toda la economía.

De cada uno según sus habilidades

La política del consumidor no es la única que las empresas deben tener en cuenta; en tecnología, particularmente, la política de la fuerza laboral es importante. El año pasado, los empleados de Google obligaron a la empresa a dejar de proporcionar al Pentágono tecnología de inteligencia artificial para ataques con aviones no tripulados y abandonar el proceso de adquisición de JEDI, una instalación de computación en la nube para las fuerzas armadas. Google depende, tal vez más que cualquiera de sus pares, de un pequeño número de científicos de datos e ingenieros de software de vanguardia; sus puntos de vista tienen peso. Microsoft, a pesar de dudas similares de sus empleados, todavía está en la carrera por el contrato JEDI. Amazon, por su parte, se enfrenta a la presión de los empleados sobre los contratos con las compañías de petróleo y gas.

Si las posturas políticas corporativas pueden justificarse en términos de mantener contentos a los trabajadores o consumidores, no significa que no sean sinceros, simplemente pueden estar sobre-determinados. Esto puede ser molesto para la derecha. Las empresas rara vez defienden los derechos de los no nacidos o la seguridad fronteriza. Pero este es el mercado del trabajo. Las empresas tienden a preferir tanto a los consumidores como a los empleados que son jóvenes, educados y ricos, es decir, de quienes se espera que adopten políticas socialmente liberales.

Lo que el mundo aún no ha visto es una situación en la que los problemas de los ESG entran en conflicto material y sistémico con las ganancias.

Tales cuestiones se vuelven particularmente claras cuando se trata de aumentar el gasto en los estamentos más pobres de la fuerza laboral. Reducción incesante tiene poco sentido. Algunas empresas han elevado los salarios mínimos y están gastando más en la recapacitación de los trabajadores para hacer frente a la automatización futura. Pero las ganancias son muy sensibles a los costos laborales. Según Darren Walker, presidente de la Fundación Ford, una de las mayores organizaciones benéficas de EEUU, muchos directores ejecutivos están conversando sobre cómo gastar más en trabajadores y beneficios, pero sienten que no pueden hacerlo solos. «Necesitarán cobertura», dice; un cambio más amplio hacia el propósito corporativo podría proporcionarlo.

Muchos inversores y jefes influyentes imaginan un retorno a algo como el «capitalismo gerencial» de épocas anteriores, cuando algunos directores ejecutivos, sus intereses presumiblemente insuficientemente alineados con los de los accionistas, prestaron más atención a las partes interesadas y las comunidades locales. No todos son entusiastas. Paul Singer, fundador de Elliott Management, el fondo de cobertura activista más grande del mundo, dice que el debate actual sobre el propósito corporativo «corre el riesgo de oscurecer el hecho de obtener una tasa de rendimiento para planes de pensiones, cuentas de jubilación, universidades, hospitales, donaciones de beneficencia, etc. y así es en sí mismo un bien social, uno muy elevado”. Además, señala, este bien social es uno que ninguna otra entidad que la corporación puede proporcionar de manera sostenible.

También hay un problema de responsabilidad. «Una vez que la corporación decida que obtener ganancias ya no es su objetivo principal, ¿ante quién será responsable?», Dice Singer. La respuesta, piensa, es «los activistas políticos más ruidosos y apasionados», aunque otros podrían esperar que las convicciones establecidas de los accionistas entraran en juego.

Una respuesta a estas críticas podría ser idear un marco que permita a las empresas y jefes declarar claramente qué más quieren hacer además de obtener ganancias. Casi 3,000 empresas en todo el mundo han sido certificadas como «corporaciones B» en la última década, lo que significa que sus prácticas éticas, sociales y ambientales han sido certificadas por monitores independientes para cumplir con los estándares establecidos por B Lab, un grupo sin fines de lucro en Pennsylvania. Pero no muchas grandes empresas lo han solicitado. Los que tienen son en su mayoría marcas de consumo.

Una alternativa a este enfoque sería hacer que las empresas digan qué propósito tenían más allá del valor para los accionistas y luego se las impongan. Este es el enfoque que Mayer de Oxford recomienda para Gran Bretaña: un requisito legal para que las empresas tengan un propósito en sus estatutos y proporcionen medidas para demostrar que se está cumpliendo. Sin embargo, declarar el propósito de tal manera que sea abierto a tal medición, resultaría difícil.

A medida que el capitalismo se critica por todos lados, es difícil para aquellos en la clase empresarial e inversora objetar a las empresas que voluntariamente hacen su parte para modificar el sistema. Pero cuando los rendimientos confiables se ponen en riesgo, las cosas pueden cambiar. Lampadia




Acerca del fracaso del Estado… y de los órganos de control del Estado

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 30 de agosto de 2019
Para Lampadia

Mucho se ha hablado – y se sigue hablando – del fracaso estrepitoso del Estado peruano. La fallida reconstrucción de la infraestructura dañada por El Niño Costero – ¡del verano del 2017! – constituye la demostración más palpable de esta clamorosa inoperancia del Estado. “Mí Estado. Tú Estado. Nuestro Estado” … como diría Carlos Alberto – el Tigrillo – Navarro.

Pues bien. Todos los funcionarios públicos tienen vela en este entierro. De presidentes a conserjes. Todos. Pasando por ministros, viceministros, directores, congresistas, gobernadores, consejeros regionales, alcaldes, regidores… todo el aparato burocrático del Estado está metido en la colada. Por eso la gente dice: ¡El Estado… todo el Estado es un fracaso!

No obstante, la fallida reconstrucción del Norte no es el único caso de este fracaso estrepitoso del Estado peruano. Las recientes muertes de 30 bebitos prematuros en el Hospital Regional de Chiclayo es un fracaso más. ¿Por qué murieron los bebitos? Por falta de incubadoras. Pero ¿por qué no había incubadoras? “El Ministerio de Salud tiene la culpa”. “No… el Gobierno Regional tiene presupuesto. Ellos son los culpables”. “No, no fui yo, fue el Gran Bonetón”. Total… nadie es responsable. Historia conocida.

Una más. La corrupción generalizada es otro fracaso estrepitoso del Estado. Más aún. Estoy convencido de que la corrupción es la madre del cordero de la fallida reconstrucción del Norte, de la falta de incubadoras en el Hospital Regional de Chiclayo, y de la gran mayoría de casos de inoperancia estatal.

Vamos al grano. ¿Acaso los clubes de la corrupción no operan en la Costa Norte? ¿Acaso las mafias de la salud no malogran los equipos médicos – alevosa y premeditadamente – para derivar a los pacientes a sus clínicas privadas?

Esto que estoy comentando es real y verdadero. En Ica lo viví en carne propia. Los congresistas lo saben. Los consejeros regionales también. Todo el mundo lo sabe. Incluso, los órganos de control del Estado… la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado, etc.

Ahora bien… como no podía ser de otra forma, la ley es clara y firme al respecto. La corrupción en el Estado es un delito. Y como tal, debe – y puede – ser sancionada. Como Gobierno Regional – durante el período 2015 / 2018 – destituimos y / o suspendimos a cerca de 500 funcionarios corruptos. Gracias a ello mejoramos notablemente los servicios de salud y educación. En transportes eliminamos las mafias de los brevetes. Y en agricultura, minería, turismo, trabajo y demás dependencias del Gobierno Regional mejoramos mucho la atención a la ciudadanía.

El problema es que los órganos de control del Estado brillaron por su ausencia. La Contraloría, la Defensoría del Pueblo, y el OSCE no hicieron mayor cosa frente a la descarada corrupción en los hospitales y demás dependencias regionales. Los únicos que nos compramos el pleito fuimos algunos funcionarios del Gobierno Regional. Ciertos congresistas, el Colegio Médico de Ica, y los periodistas chantajistas – entre otros – se pusieron del lado de los funcionarios corruptos. ¡Increíble!

El Estado es un fracaso. Eso lo sabemos todos los peruanos. Pero los órganos de control del Estado también son un fracaso.

A eso quería llegar. ¡Y a quien le caiga el guante… que se lo chante! Lampadia




Medicamentos y Calidad

Juan Arriola
Adex
Para Lampadia

Un tema relevante para la población e incluso para profesionales de la salud es el aspecto de Calidad del medicamento. Suele ser uno de los puntos centrales en la discusión sobre medicamentos y usualmente se confunden conceptos.

La calidad de un medicamento se basa en tres importantes pilares:

1. Cumplimiento de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM): Es el cumplimiento del conjunto de principios y normas de manera constante en todo fabricante de medicamentos que debe respetar en cada producto y lote que fabrique.

2. Intercambiabilidad: Es un estudio que se hace por única vez y que busca demostrar que ciertas formas farmacéuticas (Tabletas y capsulas de uso vía oral) sean similares al producto innovador. No todas las formas farmacéuticas requieren demostrar intercambiabilidad, por ejemplo, los inyectables, soluciones orales, jarabes entre otros no lo requieren.

Para demostrar intercambiabilidad, aunque existen otros métodos, principalmente se utilizan dos:

a. Estudios in vivo, llamados de Bioequivalencia, reservado para productos de Alto Riesgo Sanitario. Llegan a ser 20-30 productos como máximo. Se realiza en voluntarios sanos y se les da en tiempo diferente el producto innovador y el producto genérico por vía oral y luego se miden las concentraciones en sangre para ver si correlacionan estadísticamente.

b. Estudios in vitro, mediante el Perfil Comparativo de Disoluciones. Se realiza en unos equipos de laboratorio especializados que simulan el pH del sistema digestivo y se observa si la liberación del principio activo del medicamento innovador y el genérico correlacionan estadísticamente.

3. Control de Calidad Pre y Post Comercialización:

El Control de Calidad Pre Comercialización, es una estrategia sanitaria que busca evidenciar la calidad y consiste en hacer el análisis del producto para verificar si cumple con los elementos declarados ante la Autoridad Sanitaria.

Se realiza antes de la comercialización del primer lote que se va a introducir al mercado.

Adicionalmente los países más rigurosos en cuanto a calidad solicitan además para todos los lotes de producto importado el respectivo control de calidad, tal como: México, Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.

Otros países no lo utilizan de manera permanente: Ecuador, Bolivia, Colombia, Paraguay.

El Control de Calidad Post Comercialización, es una facultad de la Autoridad Sanitaria de verificar la calidad del producto y puede ser utilizado sin que exista algún reclamo o cuando hay evidencia de riesgo para la salud de los consumidores. Este es único mecanismo utilizado actualmente en nuestro país.

Ambos elementos son disuasivos para las compañías que con una visión mercantilista y un sistema de calidad laxo, no tienen como interés principal la calidad de sus productos sino la presencia comercial. La adecuada estrategia e implementación suele eliminar o modificar la conducta de ese tipo de empresas.

Cuando revisamos la experiencia de otros países que tienen un muy buen registro de los productos cuya calidad falló, encontramos a la FDA a la cabeza que tiene un claro registro de los llamados “recalls”.

Basta revisar el siguiente link para darse cuenta que hay fallas de calidad en medicamentos tanto innovadores como en genéricos, del mismo país o importados.

https://www.fda.gov/safety/recalls-market-withdrawals-safety-alerts 

También la FDA nos da un buen vistazo de los problemas de falla en cumplimiento de Buenas Prácticas de Manufactura en distintos países del mundo, como se puede apreciar hay compañías fabricantes de productos innovadores y de genéricos que han presentado problemas.

https://www.fda.gov/inspections-compliance-enforcement-and-criminal-investigations/compliance-actions-and-activities/warning-letters

Es decir, en base a esta información objetiva se puede concluir que las fallas de calidad de un medicamento o fallas de cumplimiento de BPM se producen tanto en medicamentos innovadores como en medicamentos genéricos.

Por lo tanto, la calidad de un medicamento no depende de una acción puntual sino de un control real de los procesos de fabricación, así como de una adecuada estrategia de Control de Calidad Pre y Post comercialización.

¿Qué ha hecho nuestro país?

Ha habido avances notables por la Autoridad Sanitaria, por ejemplo, se han visitado a muchas plantas de países en todo el mundo y se ha empezado a verificar el funcionamiento cotidiano de los fabricantes. Es cierto, es más fácil verificar localmente que visitar a un fabricante en el extranjero por distintas razones económicas y administrativas; pero hay un avance importante.

En Intercambiabilidad, se han enunciado los primeros productos para el caso de Bioequivalencia y Equivalencia in Vitro. Aunque hay discusiones sobre los aspectos técnicos del mismo o la polémica inclusión de Brasil en un listado preferente, ya se ha iniciado el trabajo de implementación.

Donde estamos muy retrasados es en Control Pre Comercialización, el cual está establecido en el Artículo 45 de la Ley 29459 que regula a los medicamentos entre otros, vigente desde el año 2009.

Ya han pasado 10 años sin que se inicie el Control Pre Comercialización del primer lote y queda por supuesto pendiente la tarea de controlar todos los lotes posteriores como hacen países rigurosos sin que haya afectado el precio final al consumidor.

Una Mesa Ejecutiva de Productos Farmacéuticos, organizada por el MEF sería un espacio donde los sectores pueden dialogar sin sesgos y mirar constructivamente la problemática del sector. Lampadia




¿Hemos progresado o seguimos igual?

La economía, el desarrollo social y la reducción de la pobreza son un aspecto importante del mundo en el que vivimos; sin embargo, la percepción de los hechos presenta aún muchas dudas.

Es en este contexto que Rafael Rincón-Urdaneta, en su artículo para la Fundación para el Progreso (FPP), plantea que nuestra sociedad, como un todo, ha progresado mucho en los últimos años, en los aspectos más importantes, y lo presenta de la siguiente manera:

“A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».»

Comúnmente se dice que el mundo ha desmejorado en los últimos años, que se está destruyendo todo por lo que se quiso avanzar tanto en el último siglo y la sociedad en sí misma no ha cambiado para nada.

Pero la evidencia dura dice otra cosa. La realidad muestra un progreso muchas veces pasado por alto entre tanto pesimismo; este resalta las mejoras en muchos aspectos de la vida y trata de explicar dicha mejoría en hechos fehacientes.

Rincón-Urdaneta plantea un concepto simple para entender la compleja idea del progreso. Este concepto se basa en siempre preferir lo que lógicamente va a ser mejor para uno; desde salud y enfermedad hasta abundancia.

Como explica Steven Pinker en su libro sobre la ilustración, ahora vivimos más tiempo y en mejores condiciones (con una mayor expectativa y calidad de vida). Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo pre-moderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Ver en Lampadia:

En defensa del progreso
Fundación para el Progreso (FPP)

Agosto 2019
Rafael Rincón-Urdaneta Z.

¿Por qué las personas tienen tan distintos diagnósticos y opiniones sobre el estado del mundo y el progreso de la humanidad? ¿Qué conceptos, criterios e ideas pueden ayudar a lograr una evaluación más precisa y una reflexión más inteligente sobre nuestro porvenir, apartando los prejuicios y combatiendo la ignorancia para aproximarnos más racionalmente a la realidad? Esta serie de Rafael Rincón-Urdaneta Z., Director de Estrategia y Asuntos Globales de FPP, ha sido elaborada con vocación de sentido común y pensamiento crítico. Y propone algunas claves útiles para estudiantes, profesores, analistas y líderes, entre otros. En esta primera entrega comprenderemos, de la manera más sencilla, sin laberintos innecesarios, qué es progreso y qué no lo es. Así de simple.

«Este mundo no tiene remedio», dijo mi amigo Carlo mientras examinaba cuidadosamente su espresso con actitud de catador experto. Buen italiano… exigente y finísimo para el café. «Siamo tutti fottuti» —estamos todos fregados—, soltó resignado antes de tomar el primer sorbo y aprobar el producto con una expresión de satisfacción inesperada, como si el café servido en aquel sencillo lugar hubiera superado sus modestas expectativas. «¿Por qué, Carlo, tan pesimista?», le pregunté. «Senti, Raffaello… mira mi país, una mer∂@#*. Mira las noticias del mundo, mira la violencia… no sabemos si llega ahora un maledetto terrorista y nos mata aquí mismo. Mira el cambio climático, el calentamiento global. Mira todo el desastre. ¡No hemos avanzado nada! Un caz#@*». «No lo veo así, Carlo», le respondí. Y empecé a contarle sobre mi visión de las cosas y mi positivo balance del progreso del mundo. Le hablé de los espectaculares avances, de los colosales desafíos y de las oportunidades. También de los riesgos, claro. Porque los hay.

¿Cómo personas tan similares en cuanto a disponibilidad de medios, conexiones personales, amigos, estudios y acceso a información pueden tener tan distantes diagnósticos y opiniones sobre la misma cosa? ¿Subjetividades? ¿Diferencias ideológicas? ¿Visiones parciales, incompletas, que no dialogan ni se encuentran? Supongo que algo de eso puede haber.

Seguramente se podría redactar un tratado de muchas páginas, lleno de explicaciones rebuscadas y asombrosas —filosofía incluida, con griegos, grandes obras y tal—, para analizar el asunto. Pero hagámoslo más simple; hay algunas ideas útiles y prácticas que, sin tanto laberinto y con sentido común, nos pueden ayudar a percibir y entender mejor el mundo. Para esto es preciso poner a raya las ideas preconcebidas, la ideología, el pesimismo excesivo y el ingenuo optimismo.

Propongo considerar dos elementos que me parecen importantes y necesarios. El primero es el de los criterios de análisis. Una discusión como la que estamos planteando puede ser agotadora, inconducente y frustrante si no se comparten criterios básicos. El segundo es el de la idea misma de progreso, con ciertas nociones que conforman el concepto. Pero antes, pongámonos de acuerdo, aunque sea «mínimamente», en qué es progreso y qué no lo es.

A grandes rasgos, el progreso implica una forma de hacer las cosas mejor. Es mejora, avance. Es sanarnos mejor, construir mejor, alimentarnos mejor, aprender mejor, trabajar mejor. Y aunque haya vaivenes, tropiezos, «retrocesos» temporales, imperfecciones y desafíos pendientes o sin solución a la vista, la tendencia general se mueve en sentido positivo. «Mejor» es la clave, no «perfecto», «definitivo» o «total».

El progreso, así de simple

Se supone que esta debería ser la parte más difícil y tortuosa de este escrito. Aquí habría que proveer enfáticas aclaraciones y advertencias sobre la subjetividad y sobre lo culturalmente relativo que puede ser determinar qué es progreso y qué no. Sin embargo, Steven Pinker, el conocido psicólogo y autor canadiense-estadounidense, nos hace un grandísimo favor en su último libro, En defensa de la ilustración, al presentar la pregunta como una de las más fáciles de responder. Y así procede:

«La mayor parte de la gente está de acuerdo en que la vida es mejor que la muerte. La salud es mejor que la enfermedad. El sustento es mejor que el hambre. La abundancia es mejor que la pobreza. La paz es mejor que la guerra. La seguridad es mejor que el peligro. La libertad es mejor que la tiranía. La igualdad de derechos es mejor que la intolerancia y la discriminación. El alfabetismo es mejor que el analfabetismo. El conocimiento es mejor que la ignorancia. La inteligencia es mejor que la insensatez. La felicidad es mejor que la miseria. Las oportunidades para disfrutar de la familia, de los amigos, de la cultura y de la naturaleza son algo mejor que el trabajo penoso y la monotonía».

Esto significa que Radoslav no quisiera morir, sino vivir y disfrutar la vida. La mayoría de los japoneses o coreanos, sino todos, quiere estar saludable. Gustosos pagamos más por la comida light o por productos orgánicos porque sabemos —o suponemos— que nos harán mejor que la chatarra. A los franceses y a los italianos, de Gaël a Chiara, les gusta comer bien, no solo por placer —en eso son maestros— sino porque necesitan alimentarse. Silvia, que viene de una familia muy humilde, trabaja duro para ganar dinero porque le parece, por experiencia propia, que la abundancia es bastante mejor que la pobreza. Xi, que es chino, opina exactamente lo mismo. Refugiados musulmanes, cristianos y kurdos han huido de la guerra y la crueldad en zonas difíciles de Oriente Medio, y se han dirigido, en la medida de sus posibilidades, a países que consideran más pacíficos, seguros y prósperos, o incluso más libres. Eso hicieron Sultan y Salma con su familia cuando se fueron a Alemania. En general, aceptamos, aunque sea a regañadientes y fastidiados, someternos a controles incómodos en los aeropuertos porque valoramos la seguridad, ¿verdad? Los venezolanos han emigrado masivamente, como nunca antes en la historia, no solo huyendo del hambre, la enfermedad y el crimen, sino también de la tiranía. Y han ido a países de muy objetiva superioridad en términos de desempeño político, económico y social, como Chile, Estados Unidos, España o Colombia. Omar, un joven gay de origen egipcio, es activista por la no discriminación de personas como él. Todos queremos que nuestros hijos estudien para que no sean ignorantes y nos enorgullecemos cuando dan muestras de inteligencia. Existe un conocido índice de la felicidad y las evaluaciones más prestigiosas de ambiente de trabajo consideran cuán agradables son nuestras tareas y cuán amigables son nuestras empresas, jefes y labores con la vida familiar o el esparcimiento. Al fin y al cabo, por muy diferentes que seamos los seres humanos en algunos sentidos, pertenecemos a la misma especie… ¿o no?

Todo esto que hemos listado puede incluso medirse con aceptable precisión. Si los valores han evolucionado positivamente en el tiempo, ha habido progreso. Si se han estancado, no. Si han retrocedido, es una señal de que algo no anda bien. Así de sencillo. Hay complicaciones realmente innecesarias y absurdas que chocan con la vocación práctica y la acción oportuna y efectiva para resolver problemas.

Quizás uno de los indicadores más completos —y mundialmente reconocido— es el de la expectativa de vida. ¡Son tantos los avances y las cosas buenas que se necesitan para vivir más años! Salud, seguridad, servicios básicos, etcétera. No hay medicinas y hospitales, te mueres o vives mal… sufres. ¿No hay seguridad ni paz? Pues es más alta la probabilidad de que mueras, quizás trágicamente, abaleado o acuchillado. Si no hay servicios básicos (buenos) como electricidad o agua potable, te enfermas y —adivina— estiras la pata por insalubridad… o vives menos años y en condiciones de salud deplorables, con bichos indeseables en el organismo. No es exageración. Es aún la realidad de millones, que por fortuna suman hoy muchos menos que hace décadas atrás gracias al progreso.

Con respecto a la expectativa de vida, si en el mundo premoderno y pobre esta rondaba los 31 años en todas las regiones del mundo, y los 40 a mediados del siglo XIX, que hoy se ubique en el orden de los 72 años según en Banco Mundial significa que se ha duplicado. Y en algunos casos más que eso.

Siempre que he expuesto mi defensa del progreso de la humanidad en estos términos, casi automáticamente saltan objeciones que acusan una visión demasiado materialista o de «mínimos moralmente inaceptables» (olvidando que la mayor parte de la humanidad hace tiempo vivía con menos de ese mínimo o al filo). Lo material no es todo en la vida… hay otras cosas, dicen. Bromeando pesada e irónicamente respondo que es mejor lamentar las carencias espirituales vestido de Brioni y comiendo caviar de esturión albino de Beluga que hacerlo desnudo, hambriento y con frío. Sin duda.

Pero, ahora seriamente, nótese que los elementos que ha expuesto Pinker son esencialmente humanos y bastante básicos, algunos ciertamente «mínimos» y de implicancias materiales. Sin embargo, son a la vez literalmente vitales, como la salud, la alimentación o la seguridad. No se consideran aquellos asociados a la religión, a lo romántico o a las virtudes aristocráticas, como la salvación, la gracia, la sacralidad, el heroísmo, el honor, la gloria, la autenticidad. Aunque pueden muchos de estos valores trascendentales ser loables, elevados y preciosos, es demasiado fácil ensalzarlos en lo abstracto, como dice Pinker. Y lo cierto es que las personas ponen sus prioridades en la vida, la salud, la seguridad, el sustento o el alfabetismo por una razón que no debería requerir recordatorio ni explicación: son necesarios —requisitos imperativos— para todo lo demás.

Si esto no fuese así, y si no hubiese un consenso global extenso y razonable sobre las prioridades humanas, habría sido bastante difícil —o irremediablemente imposible— que 189 miembros de Naciones Unidas, en septiembre del año 2000, se hubiesen puesto de acuerdo en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio: Erradicar la pobreza extrema y el hambre; Lograr la enseñanza primaria universal; Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer; Reducir la mortalidad infantil; Mejorar la salud materna; Combatir VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades; Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

¿Ha habido progreso en esto? El hoy famoso y profusamente referido Informe 2015 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio resume textualmente así los resultados, 15 años después del lanzamiento del desafío:

  • A nivel mundial, la cantidad de personas que viven en pobreza extrema se ha reducido en más de la mitad.
  • La cantidad de personas de la clase media trabajadora que vive con más de 4 dólares por día se ha triplicado entre 1991 y 2015.
  • El porcentaje de personas con nutrición insuficiente en las regiones en desarrollo cayó a casi la mitad desde 1990.
  • La cantidad de niños en edad de recibir enseñanza primaria que no asistió a la escuela cayó a casi la mitad a nivel mundial.
  • La tasa mundial de mortalidad de niños menores de 5 años ha disminuido en más de la mitad.
  • Desde 1990, la tasa de mortalidad materna ha disminuido en un 45% a nivel mundial.
  • Se han evitado más de 6,2 millones de muertes causadas por paludismo entre los años 2000 y 2015, principalmente de niños menores de 5 años de edad en África subsahariana.
  • Las nuevas infecciones del VIH disminuyeron en aproximadamente 40% entre 2000 y 2013.

Algunos de estos números o hechos nos parecen insuficientes, demasiado modestos… ¡Cuatro dólares al día! ¡Ir a la escuela! ¡Sobrevivir al paludismo! Pensemos que para millones de personas —lejanas, que viven realidades para nosotros desconocidas y que por tanto no percibimos igual— tales registros reflejan un cambio sustancial en sus vidas. En incontables casos es un cambio que hace la diferencia real entre morir de hambre o de enfermedad y vivir, además con la esperanza de seguir avanzando con sus familias.

Pese a esto, la mayoría de la gente, como mi amigo Carlo, dice que el mundo está cada vez peor, que la pobreza aumenta, que hay más muerte, que todo está yéndose a los mismísimos predios del Demonio. Una encuesta, que no es representativa del planeta ni nada por el estilo, pero que sí es interesante por la abrumadora inclinación al pesimismo, fue referida por el diario británico The Guardian en enero de 2015, revelando que 71% de los consultados dijo que el mundo estaba cada vez peor y solo 5% —¡Solo 5%! — que estaba mejorando.

Para ratificar lo que estamos explicando, y en la misma línea de qué es progreso y dónde podemos verlo, en septiembre de 2015 Naciones Unidas lanzó una nueva agenda con los objetivos y las metas específicas que deben alcanzarse para 2030. Los tres primeros objetivos agrupan, nada más y nada menos, el Fin de la pobrezaHambre cero y Salud y bienestar Y se añaden 14 más que van desde la Educación de calidad hasta las Alianzas para lograr los objetivos, pasando por Agua limpia y saneamiento; Trabajo decente y crecimiento económicoCiudades y comunidades sosteniblesAcción por el clima y Paz, justicia e instituciones sólidas. Se podrían cuestionar matices, ideas o políticas propuestas y derivadas de estas iniciativas si se quisiera, pero claramente hay bastante acuerdo en cuanto a qué es importante y qué es progreso.

Hay decenas de estadísticas y estudios prestigiosos, de organizaciones e instituciones tan diversas como el Banco Mundial, Naciones Unidas, think tanks y universidades. Los hay de todo énfasis y perspectivas, con metodologías variadas. Podríamos hilar aún mucho más fino, hablar de las tareas pendientes. Con todo, ratificaremos que el progreso general, a fin de cuentas, es muy real y medible en lo más importante. Y que sí podemos hacernos una idea de cómo estamos y de cómo vamos (nada mal, por cierto). Que lo ignoremos o que no aparezca en grandes titulares en los medios no significa que no esté allí, a la vista, en cada centímetro cuadrado y segundo de nuestras vidas, al punto de que, para muchos de nosotros, es parte de la normalidad. En esta ocasión hemos solo visto los hechos más grandes, emblemáticos y obvios. Que algunos intelectuales o políticos enturbien los análisis con torceduras argumentativas, falacias, exceso de condimentación ideológica o eslóganes no cambia lo que la evidencia dice. Es en este momento cuando se requieren criterios claros e inteligentes, razón y conocimiento. Lampadia




Contra la corrupción de los medicamentos en la Salud

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Como sabemos, hace unas semanas el presidente Martín Vizcarra inició una campaña en defensa de la salud orientada a que las farmacias vendan una mayor proporción de medicamentos genéricos “para que la población de escasos recursos pueda acceder a los medicamentos», y envió un proyecto de ley al respecto al Congreso. En su mensaje de 28 de julio insistió: “¡no es posible que los peruanos continuemos pagando los precios más elevados por las medicinas en comparación con otros países! …, los medicamentos forman parte del derecho humano a la salud y no una mercancía”. Ver en Lampadia: Mentira presidencial.

Sin duda, el acceso a medicamentos baratos y de buena calidad es clave para el bienestar de la gente. Y es probable que las cadenas de farmacias puedan vender una proporción algo mayor de genéricos puros en comparación a los de marca, pero, como veremos, el problema central está en los establecimientos públicos que, debido a ineficiencias y corrupción, no tienen los medicamentos en suficiente cantidad.

Digemid se demora demasiado

Como demuestra un estudio de Ipsos realizado en 7 países de América Latina, los medicamentos genéricos en el Perú son, en realidad, los más baratos de la región, pero en parte debido a que no hay estudios de bio equivalencia, es decir, a que no está garantizado que sus efectos sean similares a los originales. Allí está el problema: no en el precio, que es bajo, sino en la calidad. La Digemid recién está haciendo estudios de bioequivalencia para 7 moléculas, cuando en realidad son 1,500.

  • Se importa genéricos de países sin alta vigilancia sanitaria, sin calidad comprobada –por eso son baratos-, pero cuando se quiere importar de países de alta vigilancia sanitaria o con certificaciones comprobadas, donde el registro debería ser automático, la DIGEMID se demora meses o años en revisar los expedientes de bioequivalencia para otorgar el registro sanitario.  

Los bajos precios relativos de los medicamentos y genéricos en el Perú han sido comprobados además por un estudio hecho en Chile: “Análisis Comparativo de Precios de Medicamentos en América Latina” realizado por Roberto Álvarez y Aldo González del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, que concluye lo siguiente:

“A nivel agregado y en salida de farmacia, el ranking de país más barato a más caro es el siguiente: 1° Perú, 2° México, 3° Argentina, 4° Chile, 5° Colombia y 6° Brasil. En innovadores, Argentina y luego Perú serían los países con menores precios a público final. En productos similares o genéricos de marca los precios más bajos a público se encuentran en México y Argentina, mientras que para genéricos puros, Perú y luego Chile serían los más baratos”. 

Problema está en los establecimientos públicos

Pero el problema central está, como decíamos, en los establecimientos públicos. La población de “escasos recursos”, como dice el presidente, debe tener acceso a medicamentos no baratos sino gratuitos, y en los establecimientos de Salud del Estado. Y eso no ocurre no por falta de recursos sino por diversas corruptelas que el presidente debería conocer para combatirlas, dándole así un contenido concreto y eficaz a su lucha contra la corrupción.

Según la Encuesta Nacional de Satisfacción de Usuarios en Salud 2014, el 52% de los pacientes del SIS no encontraron los medicamentos recetados, sea porque no había en farmacia pese a que el SIS sí los cubre (35,1%), sea porque el SIS no los cubre (16,8%). Según la encuesta de Susalud del 2016, solo un 60% de los pacientes recibió sus medicamentos completos en los establecimientos del MINSA.

Si consideramos que los afiliados al SIS representan alrededor del 54% de la población peruana, y quienes están en Essalud otro 36%, resulta que cerca del 90% de la población se atiende en principio en establecimientos públicos. Es allí entonces donde debe centrarse la preocupación gubernamental.

Por ejemplo, una empresa proveedora puede ganar una licitación del Ministerio por 100, pero los establecimientos o direcciones regionales emiten órdenes de compra solo por 60 o 70. El resto lo destinan a compras directas al menudeo a mayor precio y con beneficios por lo bajo. Allí hay corrupción, y el presidente podría lanzar una campaña contra ella.

Sin embargo, Fiorella Molinelli nos informa que Essalud está diseñando un sistema informático que, a partir de las historias clínicas electrónicas, podrá atar el inventario de medicamentos e insumos a las recetas entregadas a cada paciente. Así podrá controlar los desvíos y ajustar mejor la demanda. Si funciona, el MINSA debería importar esa tecnología.

Pero en Essalud los tiempos de espera para cirugías siguen siendo mortales.  Aquel software quizá ayude a mejorar eso, pero en general, todo el sistema de salud pública está mal y en el gobierno no hay voluntad para una reforma a fondo.

El SIS no debería pagar a los hospitales por número de atenciones, incentivando la multiplicación (corrupción) del uso de insumos, medicamentos, análisis y consultas. Debería pagar por resultados: número de pacientes que resuelven sus problemas y se llevan todos sus medicamentos gratis, como hizo el Dr. Moisés Rosas en Lima Este el 2006 e intentó replicar a nivel nacional el 2017, hasta que lamentablemente fue retirado. En Lima Este con menos dinero aumentó la provisión de medicamentos y la satisfacción de los usuarios y minimizó corruptelas como el desvío de medicinas y el escape de los médicos.

Los hospitales en APP (Kaeli y Barton) reciben un pago por persona de la red que atienden, y se esmeran en prevenir para no tener que curar enfermedades avanzadas, porque así mejoran sus ingresos.

En suma, si queremos asegurar medicamentos gratuitos y de calidad a los sectores de bajos ingresos, se requiere una reforma del SIS como la que planteó el Dr. Rosas, y aplicar la tecnología informática de Essalud si llega a funcionar. Y para que haya más acceso a genéricos puros de calidad en las farmacias, se requiere afrontar la reforma total de la DIGEMID convirtiéndola en un organismo autónomo y simplificando radicalmente sus procedimientos y normas internas, para que deje de ser un cuello de botella.

A ver si el presidente enfrenta estos temas. Lampadia




Es el turno de la ciudadanía

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 9 de agosto de 2019
Para Lampadia

Ciudadanía. Sociedad civil. Población. Llámenle como quieran. El hecho es que los ciudadanos tenemos que ser más firmes y valientes frente al Estado respecto a la lucha contra la corrupción. La consigna es ¡cero coimas! Asimismo, tenemos que ser más exigentes y rigurosos en cuanto a los servicios que el Estado está obligado a brindarnos. ¡Trato digno y eficiente! Esa es la otra consigna.

Por ejemplo, tenemos que ser mucho más exigentes con nuestras autoridades respecto a nuestro derecho al libre tránsito. El derecho a atenciones hospitalarias oportunas y de calidad para los asegurados del Sistema Integral de Salud (SIS). El derecho de obtener licencias de conducir – sin coimas de por medio – a quienes cumplamos los requisitos y aprobemos los exámenes correspondientes. Etcétera. Etcétera. Etcétera.

Digo esto porque – si bien – el Estado cuenta con sus propios organismos de control, estos no funcionan como debieran. A los hechos me remito. ¡Cómo es posible que por un problema minero – me refiero al conflicto por Tía María en Arequipa – se haya bloqueado la Carretera Panamericana Sur! Y peor aún ¡cómo es posible que un grupo de vándalos apedree a vehículos particulares, establecimientos comerciales – incluso a la Policía – sin recibir ninguna sanción!

Veamos ahora qué está pasando en Ica. Últimamente – y de manera creciente – estoy recibiendo informes y testimonios de ciudadanos iqueños que dan cuenta del severo deterioro de los servicios y atenciones de los hospitales públicos en la región. Y en particular, del Hospital Regional de Ica.

¿Qué dicen los iqueños? Pues que nuevamente hay médicos que abandonan los hospitales en horario de trabajo. Y, por ende, de nuevo las colas. De nuevo el maltrato a los pacientes. De nuevo los cupos por puestos de trabajo. De nuevo los negociados con medicinas robadas. En resumen… volvió la corrupción a los hospitales de Ica.

Pero ahí no queda la cosa. La mafia de los brevetes está de vuelta en Ica. La Dirección Regional de Transportes se ha vuelto a llenar de tramitadores. Todo Ica lo sabe. S/. 500 cuesta cada brevete. Tal cual el brevete de la hija del Congresista Segura. 100% legal. Pero eso sí… ¡sin exámenes! Ante ello uno se pregunta. ¿Y los órganos de control del Estado?

¡Es una lástima! Lo que tanto costó corregir en la gestión anterior, se ha echado a perder en cuestión de unos pocos meses. Por ello, ante la inacción de los organismos de control del Estado, y ante la evidente corrupción de Gobernadores Regionales, alcaldes, y demás funcionarios públicos, la ciudadanía tiene que participar más decididamente en desenmascarar a estos sinvergüenzas… incluso a las primeras damas. Y a los maltratadores, también. Caiga quien caiga. Y le duela a quien le duela.

Este artículo pretende marcar el derrotero del nuevo rol que nos toca a los ciudadanos de a pie.

  • Una ciudadanía participativa y exigente respecto de nuestros derechos civiles.
  • Una ciudadanía confrontacional e intransigente frente a la corrupción en el Estado.
  • Una ciudadanía consciente de que – ante la corrupción y el maltrato – nosotros tendremos que asumir el rol de control y fiscalización de nuestro propio Estado.

¡Hay que rebelarnos! Es el turno de la verdad. Es el turno de la justicia. Es el turno de la ciudadanía. Lampadia




Análisis Estratégico del Conflicto Tía María

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Presentación

“Análisis Estratégico del Conflicto Tía María” es un libro oportuno. Sirve para entender a los conflictos sociales que se desarrollaron en el Valle de Tambo desde el 2009 hasta hoy, y presenta un marco de interpretación del origen de los conflictos, y del accionar de los actores involucrados la conflictividad, de cómo actúan, sus objetivos y la interacción entre los mismos.

ANÁLISIS ESTRATÉGICO DEL CONFLICTO TÍA MARÍA

Para analizar Tía María, los autores parten marco analítico derivado de un estudio previo de varios conflictos mineros ocurridos en América Latina en las dos últimas décadas: Pascua Lama, Río Blanco, Esquel, Colombia, Costa Rica, etc. El propósito de ese estudio ha sido entender la lógica que guía los promotores de los conflictos e identificar qué determina los desenlaces de ellos, es decir, cómo hacen los grupos anti-mineros para bloquear los proyectos extractivos.

La oposición que se desarrolla a los proyectos mineros es vista como parte de conflictos políticos prolongados en el cual los opositores a la minería buscan erosionar la reputación de quienes pueden afectar dicha actividad. Sea el ejecutivo, el congreso, el poder judicial o la empresa minera. Es una lucha por producir daño reputacional, por erosionar la confianza de la sociedad en dicha actividad, o en un proyecto especifico y desprestigiar a todos aquellos que defiendan a la actividad minera.

Los autores explican como los temores hacia la minería son exacerbados para inducir a la población a creer que están frente a una amenaza a gran escala y que es un imperativo vital movilizarse para defender su forma de vida tradicional y salud de su entorno. Una vez generados los conflictos, éstos son utilizados para forzar a los poderes del estado y la empresa a enfrentar el dilema de apoyar el proyecto o abandonarlo.

En el caso de Tía María, los promotores del conflicto buscan generar costos políticos al actual gobierno para que éste, por la necesidad de proteger su popularidad, termine renunciando a brindar el marco institucional necesario para darle viabilidad al proyecto.

El texto ofrece a sus lectores un estudio realista de la problemática social y política de la minería moderna, y de los desafíos que deben enfrentar para hacer que dicha actividad pueda dinamizar de la economía peruana y abrir las puertas del progreso a la población. Lampadia




El Presidente debería luchar contra las corruptelas de medicamentos en Salud

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El presidente Martín Vizcarra, preocupado por el precio de los medicamentos y el acceso a ellos, envió al Congreso un proyecto de ley para, entre otras cosas, obligar a las boticas y farmacias a contar con un stock mínimo de medicamentos genéricos, y autorizar al Ministerio compras directas de medicamentos en el exterior. Ha explicado que “a través de la ley que hemos presentado estamos garantizando un stock mínimo de medicamentos genéricos para que la población de escasos recursos pueda acceder a los medicamentos».

Tiene razón el presidente en preocuparse por el acceso de la población a medicamentos genéricos de bajo precio. Pero debe decirse que el remedio que propone no resolverá el problema, porque el bajo precio de los genéricos no depende necesariamente del stock que se tenga sino de otros factores y, de otro lado, obligar a las boticas de esquina que no forman parte de cadenas a tener un stock determinado, puede llevarlas a la quiebra, con lo que el acceso disminuiría aún más. Ver en Lampadia: El precio de las medicinasMentira presidencial.

En realidad, el problema central para la población de escasos recursos –a la que se refiere el presidente-, está en los establecimientos públicos – (ver en Lampadia: Pobre ejecución del presupuesto de medicamentos), aquellos a los que acude o debería acudir dicha población-, que con frecuencia carecen de los medicamentos, por diversas razones que vamos a analizar solo en parte. Sin embargo, creyendo que el problema está en las farmacias o en un alto costo de la oferta local, ya desde el DL 144 se autoriza a hacer compras directas en el exterior. De hecho, Essalud ha decidido empezar a adquirir directamente en el exterior algunos productos que tienen registro y oferta en el país, sin que se permita la participación de las empresas radicadas en el Perú.

Compras directas en el exterior son más caras y menos eficientes

El argumento es que así resultará más barato. Pero, según representantes de la industria, esto no es así, sino lo contrario. “Se cree que son más baratas porque no consideran los costos ocultos de registrar, desaduanar, hacer control de calidad, pago de IGV y aranceles, almacenar por varios meses el stock, controlarlo y distribuir los productos a cada dependencia del país”, explica Juan Arriola, vice presidente de ADEX.

Además, el Estado hace mal esas tareas y al final los productos no llegan a destino en la cantidad y oportunidad previstas. “El Estado no tiene a tiene capacidad de almacenamiento para esta modalidad de compra ya que al hacerse en solo dos entregas los volúmenes son grandes y ello podría terminar en perdida de mercadería y reventa en el mercado negro”, agrega. Cuando se compra en el país, las empresas ganadoras se hacen cargo de toda la labor logística del desaduanamiento, almacenaje, distribución y entrega a todos los establecimientos a nivel nacional. En cambio, cuando el Estado compra afuera, es el Estado quien debe hacerse cargo de esas tareas, y no está preparado para eso, no tiene el expertise, no lo hace bien y los productos no llegan o se vencen.

Peor aún. Omar Neyra, presidente del Comité de salud de la Cámara de Comercio de Lima (COMSALUD), recuerda la Resolución 037-2019- CENARES- MINSA del 22 de marzo de 2019, que dio de baja más de 30 millones de micronutrientes para tratar el grave problema de la anemia, valorizados en más de 2 millones 200 mil soles. Tuvo que hacerlo ¡por estar vencidos! Esos productos fueron adquiridos por CENARES en forma de compra internacional directa a UNICEF entre marzo de 2016 y mayo 2017. Ni siquiera había posibilidad de devolverlos al proveedor, lo que si habría ocurrido si la compra hubiese sido nacional. 

Incluso cuando la compra es nacional y las empresas locales se encargan de la distribución y la entrega y cumplen con hacerlo puntualmente, al Estado se le pierden o vencen los productos. Frecuentemente vemos en los medios noticias de medicamentos vencidos o desaparecidos en almacenes del Minsa o de las direcciones regionales de Salud en las distintas regiones del país. ¿Cómo sería si el Estado se encargara del almacenaje inicial y de toda la distribución y entrega?

De otro lado, tampoco es cierto que, al tratarse de una compra en el exterior masiva, el Estado gana por volumen, porque cuando se compra en el país se adquiere la misma cantidad, con la única diferencia que la compra en el exterior se realiza en dos entregas, y en cambio las compras en el país se entregan en un cronograma de doce meses.

COMSALUD tiene registradas varias compras directas al exterior con costos no solo superiores sino bastante superiores a las compras locales. En el siguiente cuadro podemos ver como una compra de pruebas rápidas HBSAG WB de hepatitis hecha a UNICEFF en 2018 resultó casi tres veces más cara por unidad que la compra en el país, pese a que la compra local incluía IGV y otros pagos que la importación directa no consideraba. El mayor desembolso para el Estado fue de US$ 529,894.99, sin contar la menor recaudación por impuesto a la renta de las empresas y el menor beneficio para los trabajadores de la empresa nacional por el pago de salarios y utilidades.

Fuente: COMSALUD

Pese a todo ello, existe el prejuicio de que la oferta local es muy cara. En el siguiente cuadro podemos ver que de los 20 principales productos comprados por el MINSA el 2019, el Estado peruano pagó más barato en 12 de ellos que el precio al que compró el Estado en Ecuador, Chile, Colombia y México.

Elaboración: Adex

Eso significa que la oferta local, sea de productos fabricados acá o importados por empresas locales, es competitiva. En realidad, como mostró Neyra, la oferta local abastece incluso a menor precio, pese a que incluye en ese precio el servicio logístico completo. El problema no está –arguye Arriola-, en la oferta del sector local. Está en el manejo de los establecimientos y direcciones regionales de Salud. Resulta que una empresa gana un proceso para abastecer 100 unidades, pero al final solo recibe órdenes de compra de los establecimientos por 77, como podemos ver en el siguiente cuadro:

Fuente: Adex

Esto se puede notar con más detalle en los productos contratados por el Estado con una empresa determinada, donde se puede ver que hay hospitales y direcciones regionales que solo emiten órdenes de compra por porcentajes pequeños de la dotación que tienen. El porcentaje no girado supera el 80% en varios casos, como se puede ver en el siguiente cuadro:

Fuente: ADEX

¿Cuál es la explicación? Muy sencilla: los establecimientos y las direcciones regionales no emiten órdenes de compra por todo lo que tienen disponible porque de esa manera pueden adquirir por su cuenta con su propio presupuesto ciertas cantidades por fuera, al menudeo, pagando por supuesto más pero con beneficio propio. En suma, corrupción. Esta sí podría ser una campaña políticamente muy rentable que el presidente Vizcarra podría emprender en su lucha contra la corrupción. Aquí están los datos. El siguiente cuadro presenta el caso de otra empresa proveedora con la que se repite el mismo patrón.

Arriola concluye que la solución al abastecimiento de medicamentos en el Estado es que las órdenes de compra se entreguen a los proveedores para todo el año, de acuerdo al cronograma y cantidades establecidas en las bases de la licitación.

Conclusión

En otras palabras, en lugar de poner la puntería en el stock de genéricos, que solo las cadenas de farmacias podrán cumplir y probablemente cumplen, pero que sacarían del mercado a las boticas independientes, y en lugar de proceder a compras directas en el exterior que por lo general son más caras y menos eficientes, afectando, por lo demás, el principio de trato igualitario en el mercado constitucionalmente consagrado, el presidente debería poner la mira en las prácticas indebidas de los establecimientos y direcciones regionales de Salud que no hacen uso de las dotaciones de medicamentos que tienen solo para poder comprar por su cuenta con sus presupuestos cantidades menores a mayor precio y acaso con beneficio propio del personal encargado. Grave corruptela porque juega con la salud de la población, algo que el presidente debería combatir con energía y determinación dándole a su lucha contra la corrupción nuevos bríos y nuevas causas de justicia.

Pues es evidente que, con un Estado adecuadamente abastecido, con órdenes de compra para todo el año, la población de escasos recursos no tendría por qué ir a farmacias privadas. Lampadia




Acuerdo por el Desarrollo

Los abajo firmantes creemos en la posibilidad de una minería que cumpla con estándares globales, proteja el ambiente, dinamice el desarrollo nacional y beneficie a las poblaciones locales.

El gobierno ha aprobado la licencia de construcción de Tía María. La noticia ha sido bien recibida por unos y con preocupación por otros, debido a la ausencia de una institucionalidad que favoreciera acuerdos. En aras a viabilizar un diálogo constructivo, hemos creído necesario pronunciarnos sobre las tareas que los tres grandes actores involucrados en el proyecto deben asumir para evitar una confrontación con posibles consecuencias lamentables.

 1. La empresa:

a. Que asuma el compromiso de cumplir en forma rigurosa las exigencias de la Evaluación de Impacto Ambiental, y crear mecanismos de monitoreo participativo que aseguren su cumplimiento estricto.

b. Que se comprometa a impulsar programas de desarrollo de la agricultura, la salud y la educación, y que maximice la contratación de mano de obra local en todo lo que sea viable.

 2. La empresa y el gobierno nacional:

a. Que en forma conjunta se comprometan en crear un Fondo de Desarrollo del Valle de Tambo con un mecanismo de gestión con independencia y competencia técnica para adelantar los beneficios que la minería puede traer para la calidad de vida de la población.

 3. El gobierno:

    Que brinde a la población y a las autoridades de la provincia de Islay dos garantías:

a. Que el EIA fue evaluado y es confiable y que, operando dentro sus marcos, el proyecto Tía María no va afectar ni contaminar el agua ni el ambiente del Valle de Tambo.

b. Que va implementar mecanismos de supervisión de las actividades de la empresa para prevenir cualquier incumplimiento y evitar hechos que pudieran perjudicar a la población o al ambiente.

 4. Las autoridades y líderes locales: 

    Que, lejos de acoger discursos polarizantes, tomen la minería moderna como una oportunidad de desarrollo y se enfoquen en dos objetivos:

a. Construir las capacidades necesarias para aplicar bien los recursos generados por la minería (canon, regalías, etc.) para que se transformen en obras y servicios para su población.

b. Vigilar al gobierno y Southern Perú para que cumplan los compromisos asumidos, especialmente respecto al cuidado del agua, el ambiente y la ejecución de los proyectos de desarrollo.

Si la empresa, el gobierno nacional y las autoridades y líderes locales asumen esos compromisos en forma pública y explícita, el diálogo servirá́ para que las tensiones se disipen, abriendo una nueva fase de desarrollo para la provincia de Islay, Arequipa y el Perú.

Los abajo firmantes estaremos atentos al avance de las partes en el cumplimiento de estas obligaciones.

Alfonso Bustamante Canny
Alonso Cueto
Alonso Segura
Aníbal Quiroga 
Augusto Alvarez Rodrich 
Carlos Amat y León 
Carlos Eduardo Aramburú 
Carlos Meléndez 
Cecilia Villegas
Diego García Sayán 
Diego Macera 
Drago Kisic 
Erik Fischer 
Felipe Leno 
Fernando Cilloniz 
Fernando Tuesta 
Gian Franco Castagnola 
Gilbert Violeta 
Gino Costa 
Gonzalo Priale 
Gustavo Yamada 
Ivan Arenas 
Jaime de Althaus 
  Javier del Castillo 
Javier Velásquez Quesquén 
Joaquin Rey 
Jorge Morelli 
José Ignacio Beteta 
José Ugaz 
Julio Luque 
Julio Pardavé 
Leonie Roca 
Lourdes Flores 
Luis Arriola 
Martín Tanaka 
Miguel Torres 
Natale Amprimo 
Pablo Bustamante 
Pedro Olaechea 
Roberto Abusada 
Rafael Belaunde Aubry 
Raul Delgado Sayán 
Ricardo Márquez 
Roxana Barrantes 
Sebastiao Mendonca