Las dos únicas destrezas que necesitarás para el resto de tu vida según Yuval Noah Harari

El historiador y filósofo autor de “Sapiens: De animales a dioses” advirtió que la revolución tecnológica no será un evento, sino una serie constante, y dos habilidades principales marcarán la diferencia entre sobrevivir y sucumbir a las perturbaciones sucesivas en el trabajo, las relaciones y la política

Infobae
27 de Setiembre de 2020

«La gente imagina la revolución de la inteligencia artificial y la automatización como un evento único,
pero vamos a enfrentar una cadena de revoluciones», advirtió Yuval Noah Harari

La revolución tecnológica es el tema indiscutible del siglo XXI: aun en un mundo polarizado como el contemporáneo, al menos sobre eso existe un acuerdo. Sin embargo, y paradójicamente, es quizá el tema que peor se comprende, observó Yuval Noah Harari.

Tanto para los optimistas como para los pesimistas, la revolución tecnológica parecería ser un acontecimiento que ponga al mundo de cabeza, tan concreto como la Revolución Francesa. Hasta podría tener una fecha. “Pero ese escenario es altamente improbable”, objetó el historiador y filósofo israelí.

«La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será un evento único, sino una cadena de revoluciones cada vez mayores. Así que la verdadera gran pregunta —argumentó— es psicológica: como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?

Si se piensa en la rigurosa educación formal del siglo XX, con sus distintos niveles académicos de gran costo y exigencia, estas dos destrezas, que ni siquiera se enseñan, parecen poca cosa. Sin embargo, insistió Harari, en diálogo con Tom Bilyeu, marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que presenta el siglo XXI.

Tanto para los que juegan en el equipo de Los Supersónicos —quienes siempre soñaron con un porvenir radiante de máquinas— como para los que advirtieron sobre un destino más similar a 1984 y otras distopías futuristas, la fantasía de la Gran Revolución presenta una crisis, un período de reajuste y una nueva armonía. “Todos los conductores de camiones, los taxistas, los médicos, lo que sea, se quedan sin trabajo en 2025”, puso como ejemplo Harari; pasamos unos años difíciles, hasta que nos acostumbramos y finalmente llegamos a un mundo feliz de inteligencia artificial, con un nuevo equilibrio”.

Final. Dichoso o amargo, pero final.

Difícilmente suceda de ese modo, argumentó el autor de Sapiens: De animales a dioses, de Homo Deus: Breve historia del mañana y de 21 lecciones para el siglo XXI, tres volúmenes sobre la evolución de la humanidad “que se leen como una trilogía”, elogió Bilyeu, orador motivacional y cofundador y CEO de Impact Theory University. Porque “no estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”.

“La velocidad a la que se desarrolla solo se va a acelerar, probablemente. Así que lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política y en otros ámbitos de la vida”. Una serie: “Tendremos una gran perturbación en 2025, sí. Y tendremos una mayor en 2035, y tendremos una aun mayor en 2045. Y así”.

Harari —uno de los pensadores más originales, a la vez que accesibles, del presente: sus libros superaron los 27,5 millones de ejemplares en 60 idiomas— cree que los individuos y los Gobiernos ignoran cuestiones cruciales como esta y ha asumido, como su misión, “traer más claridad a la conversación pública sobre lo que sucede en el mundo”, explicó a Bilyeu para un episodio de Impact Theory que ya vieron 1,5 millones de personas.

“Creo que demasiado de nuestra conversación pública se aboca a los temas equivocados o es en extremo confusa y opaca«, siguió. «Nos inunda una cantidad enorme de información y no sabemos cómo entenderla. Para mí es importante orientar la atención de la gente hacia las preguntas principales. Trato de brindar algunas respuestas, también, pero no me importa mucho si no concuerdan conmigo en lo que respecta a las soluciones. Lo que importa es que estemos de acuerdo en las preguntas”.

El historiador y filósofo israelí tiene la singularidad de ser uno de los pensadores más originales
y respetados del presente y a la vez uno de los más accesibles y populares

Entre ellas se destacan las macrohistóricas, porque este profesor de la Universidad de Jerusalén es, por su formación original, un historiador: la relación que hay entre el desarrollo de la humanidad y la biología del hombre; la diferencia entre el Homo sapiens y otros animales; el vínculo entre la tecnología, la cultura y la naturaleza; la deriva de la historia y la realización del individuo; los desafíos de la sociedad contemporánea, sobre todo la guerra nuclear, el cambio climático y las perturbaciones sociales que causan los saltos tecnológicos.

En esta conversación de 40 minutos destacó cinco asuntos que son, en su opinión, las claves del porvenir inmediato de la humanidad.

1) Nadie sabe cómo será el trabajo en 2040

Cuando Bilyeu le preguntó por el futuro del mercado laboral en esas circunstancias, Harari ironizó que si alguien se las da de gurú y asegura que será de tal manera y hay que prepararse haciendo determinada cosa, conviene aplicar un poco de sano escepticismo. “Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”, dijo.

“Tú eras un conductor de camiones y ya no eres necesario —siguió—, pero se creó una nueva demanda de instructores de yoga”. Y así el camionero de 40 años se reinventa, aplica los saberes que le puedan servir de su experiencia antigua y adquiere nuevos conocimientos. “Es muy difícil, pero de algún modo lo logras”, agregó. “Entonces, 10 años más tarde, ya no hacen falta instructores de yoga”.

En efecto, en la “cadena de revoluciones cada vez mayores” que se avecinan, es muy difícil no pensar que surgirá una aplicación perfecta, conectada al cuerpo mediante sensores biométricos que controlan la actividad completa del organismo en la secuencia de poses de una práctica de yoga. “Ningún instructor humano de yoga puede competir con eso. Te quedas sin trabajo”, imaginó el escenario más probable.

Te tienes que reinventar otra vez, como diseñador de juegos virtuales. Y de algún modo lo logras. Pero 10 años más tarde… también esto se ha automatizado. Te tienes que volver a reinventar».

2) La casa de bloques de piedra vs. la carpa

Bilyeu quiso saber, dado que es imposible estimar qué demandará el mercado de trabajo en apenas 20 años, qué puede hacer una persona para prepararse. Pero Harari reorientó su inquietud: ya no existe, como a comienzos del siglo XX, una opción segura de profesión. Se sabrá sobre la marcha, aventuró; mientras tanto, la mejor inversión no es en —por ejemplo— una carrera determinada, sino “en inteligencia emocional y en equilibrio mental, y en esta clase de habilidades sobre cómo continuar cambiando, como seguir aprendiendo».

“No estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial”, dijo Harari. “Lo que realmente vamos a
enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política” (Nicolás Stulberg)

¿Y eso cómo se adquiere? En principio, no se estudia: “No tenemos una universidad de flexibilidad mental”. Son herramientas para cultivar curse uno derecho o ballet: “Hay que tener presente que mucho de lo que hoy aprendemos podría dejar de ser relevante en 20 o 30 años, así que, sea lo que sea aquello que uno haga, también tendría que invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional, el equilibrio mental y la capacidad de mantenerse cambiando y aprendiendo y reinventándose a lo largo de la vida”.

Ofreció una imagen como comparación: “Si en el pasado la educación se parecía a construir una casa de materiales sólidos, como la piedra, y con cimientos profundos, ahora se parece más a construir una carpa que se pueda doblar y llevar a otro lugar con rapidez y sencillez”.

3) El ser humano ya es un sistema hackeable

Harari destacó que otra gran consecuencia de la aceleración tecnológica es que el ser humano se ha convertido en “un animal hackeable”. Es algo que ningún sistema totalitario del siglo XX logró: “Aun si el KGB o la Gestapo te seguían 24 horas por día, escuchando cada conversación que tenías, observando a cada persona con la que te encontrabas, no tenían el conocimiento biológico suficiente para comprender qué sucedía dentro de ti. Y por cierto no tenían el poder de computación necesario para entender siquiera los datos que sí lograban obtener”.

 

Hoy, en cambio, existe la tecnología que permite descifrar a los humanos como sistema, “saber qué pensamos para anticipar nuestras elecciones, para manipular nuestros deseos humanos de maneras que nunca antes fueron posibles”, sintetizó.

¿Qué hace falta para hackear a un ser humano? Solamente dos cosas, aunque son dos cosas complejas: “Un montón de datos, en particular datos biométricos, no solo sobre dónde vamos y qué compramos, sino qué sucede dentro de nuestros cuerpos y dentro de nuestras mentes, y mucho poder de computación para comprender todos esos datos”, enumeró.

“Esto nunca antes fue posible en la historia”, subrayó. Pero aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que fue entender de verdad a una persona, al punto de predecir sus elecciones y manipular sus deseos, hoy es posible. “Lo que el KGB no pudo hacer, hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó.

“Lo primero que tenemos que comprender es que nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040”,
dijo Harari, por lo cual la flexibilidad es una característica clave a cultivar

“Esto se debe a la fusión entre la revolución en biotecnología (por la que cada vez somos mejores a la hora de entender lo que sucede dentro de nosotros, en el cuerpo y en el cerebro) y la revolución simultánea en tecnología informática (que nos da el poder de computación necesario). Cuando sumamos las dos cosas, logramos la capacidad de crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo. Estos algoritmos no solo pueden predecir mis elecciones: también pueden manipular mis deseos y, básicamente, venderme cualquier cosa, ya sea un producto o un político».

4) Conócete a ti mismo (porque el algoritmo ya te conoce bien)

A diferencia de la mente humana, que “es una máquina que produce relatos constantemente” —y sobre todo un relato muy importante, que es la identidad—, la tecnología recoge datos del sistema humano. Eso hace que, más temprano que tarde, los algoritmos puedan conocer a una persona mucho más de lo que ella se conoce a sí misma, algo que tampoco había sucedido nunca antes en la historia, subrayó.

El yo es un relato, no es algo real”, resumió. “Si tomamos el perfil que la gente crea sobre sí misma en Facebook o Instagram, debería ser obvio: no refleja su existencia real. Por ejemplo, el porcentaje de tiempo que uno aparece sonriendo en la cuenta de Instagram es mucho mayor al porcentaje de tiempo que uno sonríe en la vida real”.

En esa forma de “tercerización del cerebro”, como describió a la mejora en la capacidad de construir relatos que ofrecen las plataformas sociales, se produce una separación significativa: allí donde los algoritmos solo ven datos, el ser humano “tiende a cometer un error fundamental”, calificó, que es pensar que él realmente es ese relato que ha construido.

Aquello que el KGB o la Gestapo no lograron, que es hackear a una persona, hoy es posible.
“Hoy las corporaciones y los Gobiernos comienzan a poder hacerlo”, argumentó Harari

“Una de las cosas más importantes de mi vida, y creo que más importantes de mi carrera científica, fue comprender de lo poco que sé sobre mí mismo”, puso como ejemplo. “Yo tenía 21 años cuando finalmente comprendí que era gay, y cuando lo pienso me resulta completamente asombroso, porque tendría que haber sido algo obvio a los 16 años, a los 15 años, y un algoritmo lo habría advertido rápidamente”. Y hoy se podría crear un algoritmo como ese, que —por ejemplo— siga el movimiento ocular cuando una persona ve a otras, y sistematice dónde va su mirada, en quién se concentra. “Debería ser muy sencillo. Un algoritmo así podría haber dicho, cuando yo tenía 15 años, que yo era gay”, agregó.

Las implicaciones de eso son extraordinarias. Y no son solamente positivas, ni remotamente de dirección única. “Realmente depende de dónde vive uno y qué se hace con esa información. En algunos países, uno puede meterse en problemas con la policía y con el Gobierno”, señaló por caso. Y en otros, quizá una persona no sabe que es gay pero las corporaciones sí, “y lo quieren entender porque necesitan saber qué clase de publicidades mostrarle”.

Ante esos costados negativos, ante las consecuencias múltiples de la pérdida de privacidad —y hasta de intimidad de pensamientos y emociones de profundidad extrema—, ¿por qué querría la gente continuar con este progreso tecnológico?

5) Nuevos enemigos: la salud y la privacidad

La respuesta es simple, arrojó Harari como un golpe de realidad: “Porque tiene un lado bueno, mejorar el cuidado de la salud”. Que es lo más parecido que puede haber a la inmortalidad: comprar años de vida y de calidad de vida.

«Hoy es posible crear algoritmos que me entienden mejor de lo que yo me comprendo a mí mismo»,
alertó Harari. «Pueden predecir mis elecciones y manipular mis deseos» (Nicolás Stulberg)

“Es tremendamente tentador —desarrolló— porque la tecnología nos puede brindar el mejor cuidado de la salud de la historia, algo que va realmente mucho más allá de cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora. Esto puede significar que quizá en 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”.

Dio el ejemplo de la detección temprana del cáncer.

“El proceso usual sucede por medio de la mente, no se lo pueda tercerizar. En la mayoría de los casos hay un momento crucial, cuando uno siente que algo en su cuerpo está mal, y va aun médico y a otro, y hace un estudio y otro hasta que finalmente se descubre que tiene cáncer. Como se basa en nuestros propios sentimientos —en este caso, de dolor— con mucha frecuencia cuando comenzamos a percibirlo es tarde, el cáncer se ha expandido. Y acaso no es demasiado tarde, pero tratarlo va a ser costoso y doloroso y complejo”.

«En 30 años la persona más pobre del planeta puede obtener mejor atención médica en su teléfono celular
que la persona más rica de hoy obtiene en los mejores hospitales y con los mejores médicos”, ilustró Harari

¿Qué pasaría si se pudiera tercerizar esa percepción, emplear un algoritmo que controle la salud 24/7 mediante sensores biométricos? “Podría descubrir este cáncer cuando es apenas un puñado de células que comienzan a dividirse y proliferar”, postuló Harari. “Y es mucho más fácil, y barato e indoloro, ocuparse en esa instancia que de dos años más tarde, cuando ya es un gran problema. Creo que todo el mundo aceptaría esto”.

Y en eso, cree, radica la gran tentación, aunque tenga un reverso oscuro. “Una de las grandes batallas del siglo XXI se va a librar entre la privacidad y la salud”, aseguró. “Y creo que la salud va a ganar. La mayoría de la gente va a estar dispuesta a renunciar a una importante cantidad de privacidad a cambio de un mejor cuidado de la salud”.

Y allí, arriesgó, es donde el sapiens vuelve a intervenir con las herramientas de la historia, que lo distinguen: “Necesitamos tratar de disfrutar de ambas cosas, de crear un sistema que nos dé gran cuidado de la salud pero sin poner en peligro nuestra privacidad”. Y Harari concluye, como es característico de su pensamiento, con un interrogante: “Que podamos, o no, lograr ese equilibrio, es una pregunta política enorme”. Lampadia




Inteligencia Artificial en la ganadería

La Internet de las Cosas (IoT) va más allá de las cosas físicas, como explicamos hace unos días (ver: Los avances de IoT). Ahora llega también a la ganadería.

El artículo de The Economist que reproducimos líneas abajo, muestra cómo, ya sea con videos, monitores externos o implantes, se puede monitoriar la nutrición de las vacas.

Así se va desplegando la ‘cuarta revolución industrial’, aumentando notoriamente la productividad. Algo que hará muy difícil competir, a los países que no se pongan al día en los sistemas productivos.

De allí nuestro énfasis en proponer el privilegiar la creación de riqueza, para generar empleo y recursos fiscales. Ver en Lampadia: Lo que necesitamos es más minería.

Ganadería informatizada
Los sensores y la IA están llegando al corral

Con 80 millones de vacas solo en el mundo rico, no hay escasez de clientes potenciales

The Economist
12 de setiembre de 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Al igual que los atletas de élite, las vacas lecheras tienen requisitos nutricionales exigentes. «Si tienes un poco más de proteína o de menos carbohidratos, verás una caída en la producción de leche», dice Robbie Walker, el jefe de Keenan Systems, una empresa irlandesa que fabrica vagones para mezclar alimentos.

Por esa razón, los últimos productos de la firma se han vuelto digitales. Con la ayuda de Intel, un gran fabricante de chips estadounidense, Keenan ha desarrollado una computadora que se puede conectar a sus vagones. Todos los días, los nutricionistas de la empresa cargan la computadora con los requisitos dietéticos del rebaño. Los sensores en el vagón pesan lo que el granjero pone en la batidora y lo comparan con lo que exige la receta. «Es un poco como hacer un pastel», dice Walker. «Incluso si tienes cuidado, usualmente pones demasiado de un ingrediente o no lo suficiente de otro».

Los datos recopilados se transmiten a través de la red de telefonía móvil a los nutricionistas, quienes pueden analizar cualquier desviación del ideal con el que se alimentó a los animales. Una gran desviación desencadena un mensaje de texto al agricultor. Se observan los más pequeños, y la mezcla de alimentos para el día siguiente se ajustó para corregir cualquier déficit nutricional que pudiera haberse introducido.

Keenan no es la única empresa que intenta informatizar la ganadería. Cainthus, otra compañía irlandesa, es una de varias nuevas empresas que esperan usar la visión por computadora para aumentar la productividad del corral. Utiliza cámaras para rastrear vacas en graneros y campos, basándose en el aprendizaje automático para analizar las imágenes. La tecnología es lo suficientemente sensible, dice David Hunt, el jefe de la empresa, para rastrear animales individuales y alertar a los granjeros si una vaca no se alimenta cuando debería, o se mueve de una manera que sugiere que podría estar enferma.

Por ahora, dice, la compañía está trabajando principalmente en vacas Friesian y Holstein, cuyas marcas distintivas «significan que básicamente son códigos QR andantes», aunque espera expandirse a otras razas eventualmente. La tecnología funciona lo suficientemente bien como para haber persuadido a Cargill, un conglomerado enfocado en la agricultura y la compañía privada más grande de Estados Unidos, para que tome una participación minoritaria en Cainthus en 2018.

Un enfoque alternativo es colocar los sensores dentro de las vacas. Una empresa austriaca llamada Smaxtec ha desarrollado un sensor que se puede tragar. Se aloja dentro del retículo, uno de los cuatro estómagos de una vaca, y permanece allí por el resto de la vida del animal, controlando la temperatura corporal, el movimiento y la acidez estomacal, y carga los resultados cuando la vaca está cerca de un detector inalámbrico.

Cuando se alimenta a algoritmos de aprendizaje automático, dice Stefan Rosenkranz, cofundador de Smaxtec, esos datos se pueden usar para todo tipo de cosas. Pueden detectar cuándo los animales están en celo y detectar los primeros signos de parto hasta 15 horas antes de que ocurra. Pueden identificar enfermedades varios días antes de que sean obvias para los observadores humanos, lo que permite un tratamiento temprano y una caída del 15-30% en el uso de antibióticos. Un nuevo sensor, que saldrá el próximo año, agregará la capacidad de monitorear la digestión. Las ventas se duplican cada año, dice Rosenkranz. Y con 278 millones de vacas lecheras en el mundo, no hay escasez de clientes. Lampadia




Las incertidumbres sobre la economía global

Estamos en días futboleros, la esperanza y la alegría nos embargan, pero los tiempos no son fáciles. Hace pocos días explicamos el riesgo que significa para nosotros, tener tres autócratas como los más importantes líderes globales, Putin, Xi Jinping y Trump. (Ver en Lampadia: El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo).

Una de las razones más importante que explica la involución de la política global, es justamente el impacto de la revolución tecnológica en los ingresos y en la productividad en los países más ricos, donde, por ignorancia o facilismo, que ha devenido en la ola populista que está destruyendo las estructuras económicas globales.

Líneas abajo compartimos el artículo, del brillante analista económico del Financial Times, Martin Wolf, que se mete de lleno en las incertidumbres alrededor de las interacciones entre tecnología, ingresos y productividad. De paso, Wolf destaca algo que en el Perú debemos aquilatar en su debida medida, la importancia del aumento de la productividad como determinante de la mejora del bienestar.  

La larga espera por el resurgimiento de la productividad

La mejora en los estándares de vida depende casi completamente de una mayor producción por trabajador.

Martin Wolf
Financial Times
12 de junio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

“La era de las computadoras se ve en todas partes menos en las estadísticas de productividad». Hoy podríamos repetir esta famosa declaración de 1987 de Robert Solow, el Premio Nobel que fundó la teoría moderna del crecimiento, sustituyendo «tecnología» por «computadora».

Vivimos en una época de un cambio tecnológico emocionante, pero nuestras cuentas nacionales nos dicen que la productividad está casi estancada. ¿Es la ralentización o la innovación una ilusión? Si no, ¿qué podría explicar el enigma?

Si la ralentización es verdadera, importa. Como argumentó Paul Krugman, otro Premio Nobel: «La productividad no lo es todo, pero a la larga lo es casi todo». Las mejoras en los niveles de vida dependen casi por completo del aumento del producto por trabajador.

La desaceleración de la productividad es una explicación importante del estancamiento de los ingresos reales y de la presión por austeridad fiscal en los países de altos ingresos. Gene Grossman de Princeton y tres coautores incluso sostienen que la marcada desaceleración en el crecimiento de los ingresos per cápita también explica la disminución de la participación del trabajo en el ingreso nacional en los países ricos.

Ningún economista ha hecho más para promover las revolucionarias implicancias de la tecnología de la información que Erik Brynjolfsson, del MIT. Sobre todo en libros con la coautoría con Andrew McAfee, también del MIT. Pero, en un interesante artículo reciente con dos coautores, él también reconoce la «paradoja de la productividad». El documento no se aleja de la creencia en el poder transformador de los recientes avances tecnológicos, particularmente de la inteligencia artificial. Por el contrario, lo enfatiza, especialmente en el reconocimiento de imágenes traducciones. Sin embargo, admite que la desaceleración de la productividad es real.

Esto parece reflejar inversiones débiles y, sobre todo, un crecimiento decreciente de la «productividad total de factores» (PTF), una medida del producto por input de capital y de trabajo (ajustado por calidad). La PTF es una medida de innovación, de la capacidad de producir un producto más valioso con las cantidades de insumos dados. Sin innovación, la creciente prosperidad de los últimos dos siglos habría sido imposible. En verdad, la innovación, no la productividad, es casi todo.

También deberíamos centrar nuestra atención en los Estados Unidos, ya que este gran país ha estado impulsando la frontera de la innovación hacia el exterior desde finales del siglo XIX. Un estudio realizado por Nicholas Crafts de la Universidad de Warwick y Terence Mills de Loughborough muestra una disminución en el crecimiento tendencial de la PTF en EEUU desde un poco más del 1.5 % anual a principios de los años setenta hasta el 0.9 % más reciente. Otros, notablemente Robert Gordon de Northwestern University, en su obra maestra The Rise and Fall of American Growth, llegan a conclusiones similares sobre la reciente desaceleración, a partir del análisis de periodos de tiempo más largos. (Ver cuadros.)  

Una posible explicación es la mala medición. Es, y siempre ha sido, difícil medir el impacto de las nuevas tecnologías, particularmente ahora cuando muchos servicios son gratuitos y muchos se brindan, de manera invisible, desde fuera de EEUU. Sin embargo, es difícil aceptar que la medición de repente se volvió más difícil en 2005, cuando comenzó la desaceleración de la productividad en los Estados Unidos.

Además, incluso cuando se tienen en cuenta las posibles malas mediciones, en un estudio de David Byrne de la Reserva Federal y Dan Sichel de Wellesley College, el resultado es aumentar el crecimiento de la PTF en el sector tecnológico, pero disminuirlo en los demás, con efectos insignificantes en el conjunto de la economía. Una mala medición no es la explicación.

Una segunda posibilidad es que una menor competencia y la onerosa captura de rentas hayan disipado las ganancias potenciales. Así tenemos islas de innovación y gran riqueza, pero una economía débil. Varios investigadores tienen argumentos en estas líneas. Esto incluso puede ser una explicación parcial. Pero sería asombroso que solo los monopolios impidieran que las tecnologías innovadoras aporten beneficios de productividad a las economías abiertas de hoy.

Una tercera posibilidad es que las nuevas tecnologías simplemente no son lo que se dice que son, particularmente en comparación con la amplia gama de transformaciones de finales del siglo XIX y principios del siglo XX: agua potable, electricidad, motor de combustión interna, vuelo, petróleo y productos químicos.

Todo eso lo tomamos por sentado, pero cambiaron todo, a diferencia de las tecnologías recientes que pueden no haberlo hecho. La inteligencia artificial puede ser una tecnología revolucionaria de propósito general, pero, hace un siglo varias tecnologías llegaron al mismo tiempo. Una visión complementaria es que ahora el progreso es más difícil: se necesitan más investigadores para avanzar en la tecnología que antes (aunque también podemos emplear a más investigadores). 

La última posibilidad -y lo que afirma el artículo de Brynjolfsson y sus coautores- es que esta es la calma antes de una tormenta. Sostiene que la misma pausa de productividad ocurrió con la electricidad en la década de 1920. Se necesita tiempo para que nuevas tecnologías de utilidad general, transformen la economía.

Hoy, la IA está en sus primeras etapas. Pronto cambiará todo, argumentan. Esto es consistente con el hallazgo de Profs Crafts and Mills de que la performance de la productividad pasada, es un pobre predictor del desempeño futuro.

Cuando observo en la economía moderna, el peso de los sectores de servicios intensivos en mano de obra, como la salud, la educación y la atención de niños y ancianos, concluyo que la transformación tecnológica será lenta. Si estoy equivocado, será disruptivo. Por el momento, sin embargo, tenemos lo peor de ambos mundos: una disrupción significativa con casi el estancamiento de los ingresos promedio.

Aún no sabemos si el futuro será lento o disruptivo. Pero nuestras sociedades se basan en una promesa implícita de crecimiento. Si la opción es entre un menor incremento de los ingresos y el avance disruptivo, debemos esperar lo último y hacer todo lo posible para gestionar las consecuencias. Lampadia




Soluciones sostenibles brindan oportunidades y bienestar

No solo está en auge la innovación tecnológica, sino que está dirigiéndose rápidamente hacia soluciones sostenibles orientadas a mejorar el bienestar de los más pobres. Por ejemplo, muchas de las 10 tecnologías más prometedoras del Foro Económico Mundial tienen un claro enfoque ambiental y social, como la purificación del agua, energía eficiente, nutrición mejorada para impulsar la salud a nivel molecular, conversión de dióxido de carbono (CO2), medición precisa de medicamentos a través de ingeniería a nanoescala, electrónica orgánica y energía fotovoltaica.

Hace unos días, publicamos en Lampadia La lucha contra el humo doméstico”, donde afirmamos que eliminar los humos domésticos es una de las iniciativas más importantes para superar las condiciones de vida que condenan a los más pobres a enfrentar sus problemas de  salud, tanto de las madres que cocinan para la familia, como de los niños menores que las acompañan.

Uno de nuestros lectores comentó una solución a la problemática planteada, que en hemos recogido en Lampadia. Agradecemos a nuestro lector por su aporte y ojalá se multipliquen este tipo de aportes.

La solución que nos propone nuestro lector es BioLite Energy, una empresa americana que tiene la misión de proporcionar fuentes de energía, asequibles y eficientes, que pueden ser utilizadas en cualquier lugar.

La solución: el primer producto de la empresa fue una estufa de camping que podía generar energía a partir del calor creado por la quema de palos y hojas mientras se cocinaba una comida. Esa energía se almacena en un paquete de batería incorporado y luego se puede usar para recargar un teléfono celular, un faro u otros dispositivos electrónicos pequeños. HomeStove reduce la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que habría provenido de las alternativas de cocina.

BioLite ha seguido desarrollando nuevos productos, incluidos paneles solares portátiles y paquetes de baterías USB, continuando esta tendencia, y permitiendo a los entusiastas y viajeros vivir en el campo durante largos períodos de tiempo. Recientemente, la compañía incluso presentó su nuevo kit SolarHome 620, que brinda una solución de energía solar asequible para cabañas remotas.

Pero quizás uno de los productos que en Lampadia nos llamó más la atención es el SolarHome, donde el público objetivo para este producto cambió por completo. De hecho, el producto se construyó originalmente con la idea de llevar luz y energía a rincones remotos de Kenia, un lugar donde esos recursos a menudo son escasos. Como pueden observar en el video líneas abajo, la instalación lleva solo unos minutos y puede transformar la vida de las personas que viven en África de manera inconmensurable. No solo proporciona energía para proporcionar luz, sino que también almacena energía para recargar un teléfono celular y encender una radio.

El kit SolarHome 620 incluye un panel solar de 6 vatios que se coloca en el techo de una casa, cabina o camioneta. Ese panel recolecta energía del sol todo el día, almacenándola en un centro de control de 20 vatios ubicado dentro de la estructura. Esa caja luego usa la energía recolectada para iluminar tres lámparas colgantes que se incluyen con el kit, llevando luz a lugares donde antes solo había oscuridad. Esto les permite a los estudiantes continuar sus estudios después del atardecer y hace la vida mucho más productiva y conveniente para las familias en general.

El centro de control SolarHome también está equipado con una radio FM para recoger transmisiones locales y tiene la capacidad de conectarse a un teléfono para reproducir archivos MP3. La caja multifuncional también incluye un puerto USB para cargar teléfonos celulares u otros dispositivos electrónicos.

Fue diseñado para ser fácil de instalar y requiere muy poco mantenimiento. Este producto está teniendo un impacto dramático en las vidas de muchas personas en Kenia. BioLite dice que ya se han instalado y operado más de 5,000 kits de SolarHome en todo el oeste de Kenia, donde el producto ha sido recibido con gratitud.

En Lampadia habíamos compartido anteriormente la historia de una empresa con una misión similar, el Grupo Total de Francia,  que lanzó unas lámparas de luces solares que se comercializarán entre las poblaciones de los países emergentes para permitir el acceso a la energía eléctrica a precios asequibles. Su meta era vender un millón de lámparas con el fin de llevar energía segura y sostenible a millones de personas.

Nosotros celebramos y fomentamos la aceleración del desarrollo tecnológico y mostramos cómo éste ha abierto la puerta al crecimiento económico en todo el mundo y permitirá que todos aprovechemos la sostenibilidad energética a la que se llegará, utilizando distintas fuentes de energía. Se estima que en un plazo relativamente corto (20 años para algunos) sustituiremos el uso de hidrocarburos por energía solar. (Ver en Lampadia: La ansiada energía renovable del futuro está en la puerta) y apreciar la velocidad de la reducción del costo de la energía solar en el siguiente gráfico:

Estos son claros ejemplos de cómo la innovación puede mejorar la vida de las personas. Como podemos ver, poco a poco la anunciada revolución tecnológica va generando soluciones para los temas más álgidos de la humanidad. Sigamos apuntando por recuperar el crecimiento económico y por un mejor clima de negocios para tener los recursos que nos permitan poner las tecnologías modernas al alcance de nuestros pobres. Lampadia




¿Cuándo seremos reemplazados por las máquinas?

Por primera vez podemos apreciar un cronograma de la eventual sustitución de empleos y labores de los seres humanos por las máquinas gobernadas por Inteligencia Artificial, la cual continúa transformando nuestras actividades diarias, a nivel profesional y personal. Está progresando con un ritmo tan acelerado que incluso sus desarrolladores están sorprendidos. Las cosas que hemos visto en películas de ciencia ficción están llegando y tenemos que estar preparados.

En Lampadia hemos analizado ampliamente distintas innovaciones emergentes, las tecnologías, las tendencias y las disrupciones que vienen ocurriendo en el mundo con la llegada de la Cuarta Revolución Industrial.  Ver en Lampadia: Una explicación integral sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial y Sobre los riesgos de la Inteligencia Artificial.

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Fuente:  nobbot.com

Esta vez queremos centrarnos en la inteligencia artificial, que por sí sola tiene el potencial de revolucionar todos los sectores. Su aplicación parece mucho más relevante en la actualidad, en que se está haciendo más hincapié en la automatización de los empleos. Las tecnologías de automatización como el aprendizaje de máquinas y la robótica juegan un papel cada vez más importante en la vida cotidiana, su efecto potencial en el lugar de trabajo se ha convertido en un foco importante de investigación y preocupación pública. Ver en Lampadia: El futuro del empleo con Robots e Inteligencia Artificial (II).

Recientemente, investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Yale escribieron un estudio titulado “¿Cuándo es que la Inteligencia Artificial superará el rendimiento humano?”, en el que predicen que la inteligencia artificial superará el rendimiento humano en la mayoría de las tareas en los próximos 25 años. Afirman que la IA transformará el transporte, la salud, la ciencia, las finanzas y la seguridad ciudadana. «Para adaptar la política pública, debemos anticipar mejor estos avances», afirman.

Los investigadores predicen que la IA superará a los humanos en muchas actividades en los próximos 10 años, como traducir idiomas, escribir ensayos de la escuela secundaria y conducir un camión. Sin ir demasiado lejos, la inteligencia artificial también será mejor que los seres humanos en el trabajo de retail, la escritura de un libro bestseller y en realizar cirujías.

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Los investigadores creen que hay un 50% de probabilidad de que IA supere a los humanos en todas las tareas en 45 años, y de automatizar todos los trabajos humanos en 120 años. La investigadora principal, Katja Grace, y sus colegas encontraron que las tareas que son más probables en automatizarse dentro de los próximos 10 años eran tareas mecánicas. La traducción lingüística podría superar el rendimiento humano para 2024 y los robots podrían escribir mejores ensayos a nivel de escuela secundaria que los humanos en 2026.

Las tareas más complejas y creativas, como escribir libros y realizar matemáticas de alto nivel, tomarán más tiempo. En última instancia, los investigadores encontraron que la IA podría automatizar todas las tareas humanas para el año 2051 y todos los trabajos humanos en 2136.

¿Cómo afectará esto en el empleo?

La encuesta sugiere que las máquinas serían capaces de doblar la ropa con éxito en 2021. Así que, si uno trabaja en una lavandería, ¿es hora de cambiar de empleo? Tal vez no. Las máquinas que pueden doblar la ropa ya existen: los roboticistas de la Universidad de California, Berkeley, ya han desarrollado un robot que puede doblar cuidadosamente las toallas, jeans y camisetas.

Al robot se demoró casi 19 minutos en recoger, inspeccionar y doblar una sola toalla en 2010, en 2012 podía doblar un par de jeans en cinco minutos y una camiseta en poco más de seis minutos. Pero a pesar de este progreso, todavía pasará bastante tiempo antes de que los robots como este sean capaces de reemplazar a los seres humanos.

Actualmente muchos empleos están siendo automatizados sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, a medida que más gente compra en línea, la IA en forma de bots y algoritmos puede estar reemplazando otros roles en el retail. Actualmente, muchas transacciones que ahora hacemos en línea son en gran parte automatizadas, lo cual es producto del IA.

Sin embargo, es probable que empleos que requieren habilidades físicas y de comunicación complejas demoren más en ser reemplazados. Quizás los trabajos más difíciles para las máquinas son los que a los humanos también les toman años de entrenamiento para sobresalir, ya que implican una toma de decisión intuitiva, entornos físicos complejos o pensamiento abstracto; temas que las computadoras todavía no tienen.

Los expertos predicen que los robots no reemplazarán a los cirujanos hasta alrededor de 2053, y que podría tomarles 43 años antes de que las máquinas estén compitiendo con los matemáticos en las revistas académicas. También predicen que las computadoras de IA podrían estar produciendo bestsellers para el New York Times en 2049.

En realidad, las computadoras ya están experimentando en este campo. Google ha estado entrenando su IA en novelas románticas y artículos de noticias en un intento de ayudarlo a escribir más creativamente, y un bot llamado Benjamin puede escribir pequeños guiones de ciencia ficción cinematográfica, pero todavía no tienen mucho sentido. Automated Insights, una consultora de software y Big Data, ha creado algoritmos que producen millones de noticias personalizadas, finanzas y artículos deportivos para compañías como Reuters y Associated Press.

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Huge Benjamin, de Google

Adam Smith, director de operaciones de Automated Insights, dice que esta tecnología pretende complementar, en lugar de reemplazar, la experiencia humana. «El periodismo automatizado está creando contenido que no habría existido antes, pero los humanos todavía necesitan agregar contexto a esas historias».

Sin embargo, estas historias se producen de acuerdo con una fórmula, en la que la información se extrae de grandes conjuntos de datos y se conecta a plantillas. La producción de novelas de ficción probablemente todavía está a décadas de distancia. Los intentos de usar máquinas para jugar con el lenguaje de formas creativas suelen dar como resultado muchas tonterías.

El informe tiene como objetivo ser un recordatorio de que el mundo está en la cúspide de un cambio radical: «No creo que haya ninguna tarea que los humanos puedan hacer que IA sea incapaz de llevar a cabo”.

Nunca es demasiado pronto para prepararse para el futuro. Para prepararse para los avances de la automatización de mañana, primero debemos comprender las tecnologías y la automatización, que es lo que Lampadia quiere hacer mediante su biblioteca virtual de Revolución Tecnológica. Pero los desafíos más grandes son la fuerza de trabajo y los cambios organizacionales que los líderes tendrán que poner en marcha en el proceso de adaptación a la automatización.

Debemos entender  que las actividades que son más susceptibles a la automatización podrían proporcionar una oportunidad única para repensar cómo los trabajadores se comprometen con sus trabajos y cómo las plataformas digitales de trabajo pueden conectar mejor a individuos, equipos y proyectos.

Aprovechemos estas ventajas para desarrollar e innovar para el beneficio de todos nosotros. Lampadia

 




Porqué el populismo le está ganando a los liberales

El analista del Financial Times, Vernon Bogdanor, del King´s College de Londres, analiza el libro de Edward Luce, ‘El Retroceso del Liberalismo Occidental’ (ver artículo glosado líneas abajo). Su mensaje principal es que los liberales perdieron contacto con los ciudadanos ‘dejados atrás’ por la economía de las últimas décadas.

Como hemos visto varias veces, en los países más ricos se ha incrementado la desigualdad en paralelo a los avances de la globalización y el libre comercio que habrían deslocalizado el trabajo hacia los países emergentes ‘como China y México –Trump dixit’. Países que, al mismo tiempo, han tenido sus mejores épocas de crecimiento y reducción de la pobreza, incluyendo al Perú.

Fuente: ABC.es

Efectivamente, en los países ricos, desde la crisis del 2008/9, se descuidó a los segmentos de población que vieron debilitada su situación económica. Esto originó que estos países importen el populismo como base del nuevo discurso político, ocultando que buena parte de los impactos en la desigualdad se debían a los impactos de la ‘Cuarta Revolución Industrial’, que ha generado una inmensa ola de automatización y debilitamiento de los empleos tradicionales.

Ahora bien, ¿cómo es que siendo nuestra realidad, contraria a esa experiencia (en el Perú crecimos con reducción de la desigualdad y hasta dinamizamos el sector rural),  nuestras izquierdas desarrollaron un lenguaje político que también acusa y asocia a la globalización y al libre comercio como responsables de lo que aún tenemos que avanzar en la mejora de la vida de todos los peruanos?

Durante los últimos largos años, siempre nos llamó la atención que, por ejemplo, los economistas ligados a la PUCP, como Javier Iguiñiz, Alan Fairlie, Félix Jiménez y Pedro Francke, entre otros adoptaran el lenguaje y el análisis que estaba alimentando la política populista de EEUU a la realidad de la política del Perú. Recordemos que estuvieron en contra con la apertura comercial, por ejemplo, durante el debate del TLC con EEUU, donde gran parte del establishment peruano estaba en contra del acuerdo, sin embargo, el 75% de la población lo aprobó. Asimismo, son crpiticos de la globalización y las inversiones de la mimnería moderna. 

Pues resulta que estos despistados economistas, que no generaban ideas propias, solo se alimentaban de los papers de algunas universidades de EEUU y extrapolaban varios de los argumentos para utilizarlos en sus prédicas en el Perú. Ellos, eventualmente llegaron a crear suficiente confusión como para viabilizar la victoria de Humala, que recogió todos sus absurdos planteamientos e interrumpió el mejor período de crecimiento e inclusión de nuestra historia, además de malograr el análisis causa-efecto de la transformación de nuestra economía, desde la de un Estado fallido a Estrella Internacional.

Ahora con Trump al mando del país que, históricamente, ha liderado la globalización y el libre comercio. Hoy, más que nunca, es muy importante que países emergentes como el Perú tomen una posición anti populismo y reafirmen su opción por un mundo más globalizado y una economía abierta, destacando la importancia del comercio internacional para nuestro desarrollo económico y para beneficio e inclusión de nuestros pobres en la economía de mercado. Lampadia

Los liberales el contacto con los ‘dejados atrás’

En su libro, «The Retreat of Western Liberalism» (El retroceso del liberalismo occidental), Edward Luce describe el camino desde la crisis financiera global a la revuelta populista
 
Fuente: © AFP

Vernon Bogdanor
Profesor de Gobierno en el King´s College, Londres
Financial Times
10 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

En la primera mitad del siglo XX, la democracia parecía una planta frágil. Hacia 1942, solo quedaban 12 democracias en el mundo. Pero con la derrota del fascismo y, unas décadas después, el colapso del comunismo, las democracias liberales parecían como la ola del futuro. 

Esa esperanza ya no es sostenible. Freedom House, encuentra que desde 2008 son más los países que han restringido las libertades, que los que las aumentaron. En el  2016, ha habido retrocesos  en derechos políticos, libertades civiles o ambas en democracias liberales como Dinamarca, Francia, España y EEUU, así como en Hungría y Polonia. en los Estados Unidos, en los Estados Unidos y en los Estados Unidos, así como en Hungría y Polonia. La ‘primavera árabe’ se tornó en un invierno; mientras en Europa nos felicitamos cuando en Austria y Francia, los partidos de orígenes fascistas quedan segundos.

Como Edward Luce anota en su oportuno libro, las amenazas para las democracias liberales no vienen de afuera como en los años 1930s y en la guerra fría, ahora vienen de adentro. Donald Trump es el síntoma, no la causa de esa amenaza: el populismo.

Así como el nazismo fue producto del ‘crash de 1929’, Luce cree que el populismo agarra viada con la crisis financiera del 2008, que erosionó el racional de los privilegios de las élites financieras. Esa élite, que fue aclamada por sus supuestas habilidades en los análisis de riesgos, ahora está expuesta como cortoplacista, tonta y sin ética. Sin embargo los banqueros, a diferencia de sus víctimas, emergieron  ilesos, asumiendo convertidos una suerte de socialismo cuando tuvieron que depender del Estado para salvarse.

La élite política, también pareció sometida a reglas diferentes de las aplicables a la población en general. En Inglaterra, los miembros del parlamento manejaban sus gastos de maneras que para otros hubieran significado su despido. Hillary Clinton no podía entender porqué se había objetado que recibiera US$ 675,000 de Goldman Sachs por honorarios de presentaciones, mientras que en Francia, la corrupción de sus  líderes llegó a ser tomada por dada.

Todo esto alimentó el populismo, cuyo grito era que las diferencias entre la izquierda y la derecha no importaba, pues las diferencias reales estaban entre el pueblo y toda la clase política. Los populistas representaban al pueblo, así que cualquiera que se les opusiera, se estaba oponiendo al pueblo, «We are the people» (nosotros somos el pueblo).

Según Luce, los liberales no han entendido lo que está sucediendo. Se han desconectado de la gente. Los demócratas con Clinton, New Labour (el nuevo laborismo), los conservadores con David Cameron y los socialistas franceses, que buscaban ganar a los candidatos aspirantes. Se olvidaron de los perdedores de la sociedad, los miraban sobre el hombro, como cuando Hillary Clinton llamaba ‘deplorables’ a los partidarios de Trump. Los liberales aprobaban la globalización, el multiculturalismo, el la economía de mercado y formas de vida alternativas, una agenda sin mucho atractivo para los ‘dejados atrás’. El liberalismo se había convertido en la ideología de la elite meritocrática.

Barack Obama y Hillary Clinton, como Cameron y François Hollande, pertenecen a las clases de los que pasan los exámenes. Eso los incapacitaba para entender a los que formarían la base pétrea de los partidarios de Trump, mientras los compromisos de la social democracia abrieron un nuevo camino a la izquierda – Bernie Sanders, Jean-Luc Mélenchon, Jeremy Corbyn. Para oponerse a todos ellos, todo lo que la izquierda moderada tuvo para ofrecer fue el cansado vocabulario del consultor de negocios,  «McKinsey – la lengua franca de Davos».

Luce es mejor diagnosticando que planteando los remedios. Pero está en la cierto al enfatizar la importancia de un programa radical de habilidades para los ‘dejados atrás’.

Pero, más fundamentalmente, los liberales deben volver a aprender el lenguaje del patriotismo. Para la revolución de Trump, como para el Brexit, está en la base para restablecer la autoridad de la nación. Los liberales han fallado al pensar que su tarea  era debilitar el patriotismo, en vez de fortalecerlo.Lampadia




De espaldas al nuevo mundo

Desde fines del 2014, en Lampadia venimos siguiendo y alertando al país sobre la ahora llamada ‘Cuarta Revolución Industrial’, un proceso marcado por el desarrollo de nuevas tecnologías que se despliegan a velocidades exponenciales y que sin dudas serán, o ya son, altamente disruptivas de las vidas de la personas, empresas, ciudades y países en todo el planeta. Un proceso que cambiará dramáticamente nuestras vidas.

Alertados de esta realidad, en Lampadia creamos una biblioteca virtual: Revolución Tecnológica, para acumular las publicaciones más relevantes de este proceso y facilitar que nuestros lectores puedan, en cualquier momento, tomar conocimiento de las ‘amenazas y oportunidades’ que trae esta nueva revolución industrial.

Lamentablemente, un país parroquial como el nuestro, se resiste a abrirse al mundo y contemplar los procesos que tarde o temprano nos arrastrarán con la fuerza y contundencia de una gran marea signada por la transformación de la forma en que se hará TODO. Hace un año, el World Economic Forum, eligió como el tema de su reunión anual la ‘Cuarta Revolución Industrial’. Entonces se reportó algo del tema en los medios, pero nuevamente hemos regresado a vivir morbosamente de todo lo que nos divide. No aprovechamos los procesos externos, las alarmas sobre riesgos, ni las campanas que anuncian oportunidades a adoptar para mejorar la vida de nuestros ciudadanos.

Ni siquiera en educación, tanto escolar como universitaria, hemos querido escuchar, aprender y actuar en la dirección que nos marca el nuevo mundo. La revolución que comentamos se hizo presente durante la administración del ex ministro de educación, Jaime Saavedra, quien hizo gala de una cerrazón y enfoque ideológico que gran parte de nuestra sociedad, embotada por la  superficialidad de lo cotidiano, no supo reconocer. Así nos hicimos de un nuevo currículo escolar para el siglo XX y de una ley universitaria para formar soldados y no líderes con pensamiento crítico y capacidad de innovación. La nueva ministra sigue, en gran medida, en la misma línea, y no llegamos a entender la urgencia de emprender una revolución educativa de verdad. 

Por ejemplo, en Lampadia, después de revisar muchas experiencias, brechas y oportunidades, vimos necesario plantear un pacto nacional que permitiera que los actores de la educación escolar adopten compromisos y actitudes que nos lleven proactivamente a un enfoque transformacional de la muy importante educación de nuestros niños y jóvenes. Ningún oficial del Estado, vinculado a la educación, se dignó debatir, criticar o destacar ningún elemento de nuestra propuesta, ellos siguen encerrados en su refugio de mediocridad. Veamos nuestra propuesta:

En nuestro afán de seguir buscando una mejor toma de conciencia sobre el futuro que debemos aprovechar, nos hemos encontrado con un libro muy sugerente, publicado por TED Books, escrito por  el CEO y editor del Grupo Foreign Policy, que entre otros emprendimientos publica la revista Foreign Policy, David J. Rothkopf: Las Grandes Preguntas del Mañana. Rothkopf hace un llamado a entender la nueva realidad, que ojalá no sigamos ignorando. Veamos:

Contratapa:

“Se viene un cambio de época, un tsunami transformacional está en el horizonte, y la mayoría de nosotros le estamos dando la espalda. Estamos mirando en la dirección equivocada. De hecho, muchos de los que están en posiciones de poder tratan activamente de aferrarse al pasado, evitando los inevitables y trascendentales cambios que se avecinan”.

“Si sentimos que tales cambios están llegando, tenemos una urgente responsabilidad con nosotros mismos, nuestras familias y nuestras comunidades de prepararnos para ellos. ¿Cómo comenzamos a abordar estas masivas alteraciones en casi todas las facetas de nuestras vidas?”

“Para empezar debemos hacer las preguntas correctas”.

Solapa

“Estamos en la cúspide de una revolución radical – una que cambiará cada faceta de nuestras vidas. Los cambios futuros desafiarán y modificarán conceptos fundamentales; como la identidad nacional, los derechos humanos, el dinero y los mercados. En este crucial y complicado momento, ¿cuáles son las grandes preguntas que debemos hacernos para navegar hacia adelante?” 

“David Rothkopf cree en el poder de las preguntas. Cuando ocurrieron cambios arrolladores en la historia -como los despertares religiosos de la Reforma; los avances científicos de la Era de la Exploración; los avances tecnológicos del Renacimiento, la Ilustración y la Revolución Industrial- no sólo trajeron consigo nuevos conocimientos, también provocaron grandes interrogantes sobre cómo debíamos vivir”.

“Con el mundo en el umbral de profundos cambios, Rothkopf busca las preguntas importantes de nuestro tiempo – las que reharán el mundo y nuestro entendimiento sobre él. Desde las preguntas fundacionales  como: «¿Por qué vivimos dentro de una sociedad?» y «¿Qué es la guerra?», hasta las preocupaciones modernas como «¿Es el acceso al Internet un derecho humano básico?» The Great Questions of Tomrrow «Las Grandes Preguntas del Mañana» confrontan nuestro acercamiento  al futuro y nos fuerzan a reimaginar los aspectos fundamentales de nuestras vidas como -identidad, economía, tecnología, gobierno, guerra y paz”. 

En la introducción de su libro, Rothkopf, incluye una cita atribuida a Albert Einstein, sobre la importancia de hacer las preguntas correctas

«Si tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de ello, usaría los primeros cincuenta y cinco minutos definiendo la pregunta apropiada, ya que una vez que sepa la pregunta adecuada, podría resolver el problema en menos de cinco minutos».

Esperamos que las reflexiones de Rothkopf nos ayuden a incluir entre nuestras preocupaciones e intereses, las fuerzas transformacionales que enfrenta la humanidad y que terminarán envolviéndonos. Aprovechemos la profundidad de los impactos que se vislumbran en nuestras vidas para entender, por lo menos de vez en cuando, que todos los peruanos estamos en un mismo bote y que nuestra suerte depende de la visión y acciones que podamos compartir.  Lampadia




¿Y si pudiéramos desarrollar un país desde cero?

Estonia es un pequeño estado báltico con sólo 1.3 millones de habitantes. Pero, en las últimas décadas, este país ha renovado su sistema para adaptarse a las startups. Ahora, es un país europeo con un futuro brillante.

Fuente: Libre Mercado

Cuando Estonia recuperó su independencia en 1991, después del colapso de la Unión Soviética, menos de la mitad de su población tenía una línea telefónica. Dos décadas más tarde, es un líder mundial en tecnología. Los geeks estonios se han incentivado a desarrollar código después del éxito de Skype y Kazaa (una red de intercambio de archivos temprana). Tiene el récord de startups por persona. Sus ciudadanos pagan su estacionamiento con sus teléfonos móviles y tienen sus registros de salud almacenados en la nube digital. La presentación de una declaración de impuestos anual en línea, como el 95% de los estonios, tarda unos cinco minutos. ¿Cómo desarrolló el estado báltico más pequeño una cultura tecnológica tan fuerte?

Fuente: Estonian World

La fundación se estableció en 1992 cuando Mart Laar, primer ministro de Estonia, levantó su débil economía. En menos de dos años, su administración (con una población de una edad promedio de 35 años) le dio a Estonia un impuesto plano a la renta, libre comercio, liquidez y privatización. Las nuevas empresas se pueden registrar sin problemas y sin retrasos, un estímulo importante para el desarrollo de nuevas tecnologías. Estonia construyó un sistema digital propio.

Estonia está decidida a establecer fuertes relaciones con sus clientes en el mundo de los negocios. Ha atraído muchos inversionistas en los últimos años al convertirse en el primer país en ofrecer un sistema electrónico de residencia para personas que quieren iniciar negocios remotos. Esto permite a la gente aprovechar las oportunidades fiscales que trae Estonia, junto con la seguridad de un país con buena reputación para proteger los intereses de las empresas.

El sistema de ‘residencia electrónica’ permite a las personas establecer cuentas bancarias, utilizar direcciones físicas, registrar empresas y firmar digitalmente contratos en Estonia. Es relativamente fácil de obtener, lo que lo hace perfecto para los extranjeros que quieren establecer una empresa en Europa.

Estonia no ha revolucionado solo los negocios. Su sistema educativo está llegando a ser más competente y el gobierno se está dando cuenta de que muchos jóvenes van a buscar mejores oportunidades en EEUU y en otros países. Por lo tanto, para detener la fuga de cerebros, han implementado una serie de políticas en los últimos años para facilitar la configuración y administración de empresas. Han cortado la burocracia y eliminado gran parte de las trabas burocráticas que sufría el país durante la época soviética y los años inmediatamente posteriores a la independencia.

En 2000, cuando el gobierno declaró el acceso a Internet como un derecho humano, la web se extendió en todo el país. El Wi-Fi gratuito se convirtió en algo común. Le siguió el sector privado: la venta de Skype a eBay en 2005, por US$ 2,600 millones, creó una nueva clase de inversionistas estonios, que consiguieron ingresos por decenas de millones de euros de sus participaciones – y han estado utilizando sus experiencias y sus inesperadas ganancias para crear un hub tecnológico. 

Hoy en día, Tehnopol, un centro de negocios en Tallin, la capital de Estonia, alberga a más de 150 empresas de tecnología. Según Taavet Hinrikus, el primer empleado de Skype y cofundador de TransferWise (un servicio de transferencia de dinero entre pares cuyos clientes están repartidos por toda Europa y América), el pequeño mercado interno del país se ha visto obligado a pensar globalmente.

Taavet Hinrikus, el primer empleado de Skype y cofundador de TransferWise. Fuente: Flipboard

Estonia ha tomado un camino único y prometedor. Haciendo elecciones claras, facilitando la inversión y simplificando las cosas, han logrado resultados impresionantes en un período relativamente corto.

Ahora compartimos un pequeño video que explica y resume la gran revolución de Estonia, una vez fuera de la órbita soviética:

Transcripción
Traducida y glosada por Lampadia

Imagine planificar el inicio un nuevo país completamente desde cero. Libre de cualquier sistema económico preexistente, leyes tributarias o gobierno formal. Un país en bancarrota, con su futuro y dirección completamente en manos de su pueblo. Esa es la historia de Estonia.

Era 1991, la Unión Soviética acababa de derrumbarse y Estonia acaba de recuperar su independencia. Pero con pocos recursos y una pequeña población, el país tuvo que encontrar un camino a seguir y, con el inicio de Internet, los líderes de boom decidieron invertir y construir una sociedad electrónica. El primer proyecto fue Tiigrihupe, que tenía como objetivo colocar computadoras e Internet en cada escuela y consiguió que los estonios estén en línea rápidamente. A finales de los 90, todas las escuelas estonias estaban en línea. En 2000, Estonia se convirtió en el primer país del mundo en declarar el acceso a Internet como un derecho humano básico y hoy en día los estonios están conectados en línea a través de una identificación móvil.

«Podemos hacer de todo utilizando la tarjeta de identificación: Podemos votar en línea, en las elecciones. Podemos declarar nuestros impuestos. Podemos registrar negocios. Podemos hacer escuelas electrónicas, policías electrónicos, gabinete electrónico. Lo que sea. Y todos están bastante acostumbrados a eso».

Todos estos datos personales están protegidos por una tecnología llamada blockchain, una red descentralizada con innumerables canales que es extremadamente difícil de hackear. Y como respaldo, Estonia creará la primera embajada de datos del mundo en Luxemburgo. Una instalación de almacenamiento para albergar una copia de seguridad completa de los datos de Estonia que será capaz de reiniciar el país en caso de un ataque cibernético. El resultado es un país que funciona como una start up tecnológica. Estonia enseña a los alumnos de primer grado a codificar. Tiene la banda ancha más rápida del mundo y el récord de la mayor cantidad de startups por persona. En 2003, dos amigos estonios crearon Skype, la aplicación de video-llamada. Se vendió a Microsoft en 2011 por US$ 8,500 millones, pero en lugar de llevarse el dinero, los ex Skypers re-invirtieron en Estonia. Lanzaron nuevas startups y fundaron un venture capital con su riqueza.

El proyecto principal de Estonia es la creación de su futuro y, cada vez más, su negocio principal. Con la introducción de los e-residentes, Estonia espera invitar a los empresarios a invertir en el país.

«Cada persona en todo el mundo puede solicitar y obtener esta tarjeta de residencia electrónica. De la misma manera que los estonios lo han estado haciendo durante 17 años. Usando esa tarjeta, los residentes electrónicos pueden establecer una empresa, establecer cuentas bancarias, abrir diferentes cuentas de paypal y de esa manera pueden organizar y administrar remotamente su empresa, completamente en línea”.

Hasta ahora, sólo 18,000 personas se han inscrito, pero algunos creen que con 10 millones de residentes electrónicos pagando 100 dólares al mes cada uno, Estonia ni siquiera tendría que imponer impuestos a sus ciudadanos. Es ciertamente un objetivo ambicioso. Sólo un lugar que empezó de nuevo desde cero podría imaginar reinventar la idea de un país como un lugar donde la gente podría sentirse en casa tanto en línea como donde realmente viven. Veremos si el resto del mundo sigue su ejemplo. Lampadia




La verdad de la disrupción del empleo manufacturero

En los últimos años se vienen creando mitos que afirman que la globalización y el libre comercio son los grandes culpables de la eliminación de muchos empleos, siendo el sector más afectado el manufacturero. Nada puede estar más lejos de la verdad. Mas bien, los avances tecnológicos y la apertura del mercado global han permitido lograr grandes beneficios para los ciudadanos con mejores bienes accesibles a las mayorías, con mejor calidad y menores precios. 

Fuente: Prodomax.com

En Lampadia queremos compartir con nuestros lectores un didáctico ensayo (glosado) de James Bradford DeLong, un historiador económico que es profesor de Economía en la Universidad de California, Berkeley y que fue Subsecretario Asistente del Departamento de Hacienda de los Estados Unidos en la Administración Clinton bajo Lawrence Summers. Bradford DeLong muestra realmente lo sucedido (históricamente) en el sector manufacturero y cuáles son los verdaderos impulsadores de la eliminación de empleos.

Según Bradford DeLong, uno de los mayores impulsos a este disruptivo cambio en el sector es el  avance de la tecnología, la cual ha permitido lograr grandes cosas con menos tiempo y energía. Por lo tanto, en los últimos dos tercios de siglo, ha sido el turno de desaparecer los trabajos de manufactura de cuello azul. “Sin embargo, aquellos cuyos puestos de trabajo desaparecen por lo general encuentran algo más que hacer que no implique demasiada movilidad hacia abajo, ya sea en ingresos o de estatus. Y los beneficios de los bienes baratos, por lo general, no se concentran demasiado entre los ya ricos. Todos los estadounidenses se benefician de alimentos baratos, después de todo, y televisores de bajo costo y otros bienes. (…) Y el proceso podría ser ganar-ganar para todos. Podemos, colectivamente, al menos en teoría, tener todo lo que teníamos antes, y más. Determinar cómo distribuir los frutos del trabajo útil que hacemos de manera equitativa es un problema de organización social que no debe estar más allá de nuestras capacidades de resolver.

Y es que nos encontramos en los albores de una revolución tecnológica que va a alterar nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarse entre nosotros. Esta transformación será diferente a cualquier otra que el género humano ha experimentado antes: en escala, alcance y complejidad.

Para entender un poco más las revoluciones históricas, observemos el gráfico inferior. La Primera Revolución Industrial tuvo lugar en el Siglo XVIII, cuando la humanidad se mudó de confiar en el poder de los animales al poder mecanizado, la Segunda se produjo a finales del Siglo XIX y principios del XX, con una gran cantidad de avances en sistemas de producción en masa y comunicaciones y, la Tercera sucedió en el último medio siglo cuando las computadoras y el internet abrieron la puerta al mundo digital.

Mientras que industrias enteras se ajustan a estos cambios, la mayoría de los empleos están experimentando una transformación fundamental. Algunos trabajos se ven amenazados por ser redundantes, otros crecen rápidamente y muchos de los empleos existentes también están pasando por un cambio en las habilidades necesarias para hacerlos. (Ver en Lampadia: Apuntes para la creación de empleo al 2034 (II)). El debate sobre estas transformaciones es a menudo polarizado entre los que prevén ilimitadas nuevas oportunidades y los que prevén la dislocación masiva de puestos de trabajo. (Ver: El futuro del empleo con Robots e Inteligencia Artificial (II)).

Entonces, la pregunta ahora es cómo las empresas, el gobierno y los individuos reaccionarán a estos desarrollos y transformaciones. Para evitar un caso extremo negativo (cambios tecnológicos acompañados de escasez de talentos, desempleo masivo y una creciente desigualdad), lo primordial será la constante actualización de conocimientos y la mejora de las habilidades de los trabajadores actuales.

Aunque mucho se ha dicho acerca de la necesidad de una reforma en la educación básica en el  futuro, simplemente no es posible detener la actual revolución tecnológica para esperar a la fuerza laboral de la próxima generación. En lugar de ello, es fundamental que las empresas tomen un papel activo en el apoyo a sus empleados actuales a través de re-entrenamiento y que los individuos adopten un enfoque proactivo para su propio aprendizaje durante toda sus vida, además de que los gobiernos creen un ambiente propicio para incentivar estos esfuerzos.

En palabras de Klaus Schwab, “la revolución tecnológica actual no tiene por qué convertirse en una carrera entre los humanos y las máquinas, sino más bien debería ser una oportunidad para que el trabajo sea verdaderamente un canal a través del cual la gente reconoce su potencial. Para asegurar que logremos esta visión, debemos ser más específicos y mucho más rápidos en comprender los cambios en curso y ser conscientes de nuestra responsabilidad colectiva para dirigir nuestros negocios y comunidades a través de este momento de transformación.” Ver en Lampadia: Los retos de la Cuarta Revolución Industrial

El futuro del Perú depende de cómo formemos a nuestros jóvenes y capacitemos a nuestros trabajadores. Esperamos que el gobierno  pueda tomar conciencia de las reformas que necesitamos asumir para iniciar la inmensa tarea de dar a las nuevas generaciones los beneficios y capacidades que nos ofrece el mundo del siglo XXI. Mientras tanto, no nos dejemos engañar con los relatos de plaza de políticos irresponsables y oportunistas. Lampadia

El NAFTA (TLCAN) y otros acuerdos comerciales no han desbalanceado la manufactura estadounidense – punto

James Bradford DeLong
Vox
24 de enero de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Javier Zarracina / Vox

La mayor parte de la disminución de la participación en el empleo de la industria manufacturera fue inevitable

El gran problema en EEUU, es el colapso de la participación del empleo manufacturero durante las tres últimas generaciones.

El trabajo manufacturero en una fábrica ya no es, en ningún sentido, un trabajo típico para los estadounidenses. Un sector de la economía que proporcionó tres de 10 trabajos no agrícolas a comienzos de los años 1950 y uno de cada cuatro trabajos no agrícolas a comienzos de la década de 1970, proporciona ahora menos de uno de cada 11 empleos no agrícolas. Proporcionalmente, Estados Unidos ha perdido casi dos tercios del empleo relativo en la industria manufacturera desde 1971:

Soy, de corazón, un historiador económico. Así que situar nuestro actual debate político-económico sobre la política comercial en una perspectiva de dos tercios del siglo no es suficiente para mí. Quiero volver 100 veces más atrás en el tiempo: de vuelta a la invención de la agricultura.

Desde ese punto de vista de súper-largo plazo, el cambio relativo de los últimos dos tercios de siglo de lo que llamamos manufacturero -una palabra que, en sus orígenes, es el latín para «hacer las cosas con nuestras manos» – es sólo el último de una serie de cambios que han venido sucediendo.

  • Primero, perdimos una gran cantidad de empleos en la caza y la recolección, al entrar a un mundo de agricultura y animales de pastoreo.
  • En segundo lugar, con la domesticación del caballo, alrededor del año 2000 aC, comenzamos el proceso de perder los trabajos que involucraban arrastrar cosas pesadas: los caballos podían tirar más y podían ser pagados en gran medida con hierba. (Una bonificación: encontraban la hierba ellos mismos).
  • En tercer lugar, la llegada de la primera comprensión práctica (y luego teórica) de lo que estaba ocurriendo con el nitrógeno en el suelo y el crecimiento de las plantas comenzó el proceso de pérdida de empleos en la agricultura: cada agricultor podía hacer más. Ese proceso ha llevado a los agricultores de las tres cuartas partes de la fuerza de trabajo a una proporción tan pequeña hoy como «jardineros, cuidadores de áreas verdes y cultivadores de plantas ornamentales», según la Oficina de Estadísticas Laborales.
  • En cuarto lugar, la llegada de la hilatura y del tejido a base de agua y luego de vapor destruyó millones de trabajos de artesanía doméstica y envió a la familia del barón de la era dorada de las acerías, Andrew Carnegie, a huir de una Escocia que se moría de hambre a EEUU.

En todos los casos, el avance de la tecnología nos permitió hacer cosas vitales con menos tiempo y energía humana: La demanda de esas cosas vitales no se expandió lo suficiente para preservar todos los puestos de trabajo.

Ahora, en los últimos dos tercios de siglo, ha sido el turno de desaparecer de los trabajos de manufactura de ‘cuello azul’.

Beneficiarnos de tal proceso es algo muy bueno: Muchas cosas buenas están al alcance de las personas a un precio más barato. Por ejemplo, los US$ 100 mil millones (poder adquisitivo de 1960) que gastamos en alimentos ascendieron al 20 % de todo lo que producía Estados Unidos. Los US$ 1.5 trillones (poder adquisitivo del 2016) que gastamos en alimentos hoy en día es sólo el 8 % de todo lo que hacemos. Hoy en día, más de US$ 300,000 millones de nuestro presupuesto anual de alimentos se destinan al procesamiento de alimentos que se paga hoy, pero que antes era hechos por esposas, madres, hermanas e hijas (en 1960) sin pagarles.

Ser víctima de un proceso de desplazamiento (como ser un agricultor que pierde su trabajo porque la economía se está volviendo más eficiente en la producción de alimentos) es algo malo. No sólo porque necesites encontrar otro trabajo. Sino que necesitas encontrar otro tipo de trabajo. Es posible que no estés preparado o equipado para ello. Y cambia quién eres. Y sólo si llegas a encontrar otro trabajo.

La investigación sugiere, sin embargo, que cuando la economía está funcionando bien -un punto clave- y la planta en la que trabajas cierra, de hecho, uno recibe un golpe, pero no es necesariamente un golpe fulminante. Los ingresos de quienes sean despedidos durante los próximos 20 años serán alrededor de un 10% más bajos que los ingresos de las personas que no sufran un despido masivo. Por regla general, uno no pasa de un trabajo de manufactura de US$ 35 por hora a un trabajo de McDonald’s de US$ 9 por hora.

En resumen, aquellos cuyos puestos de trabajo desaparecen por lo general encuentran algo más que hacer que no implique demasiada movilidad hacia abajo, ya sea en ingresos o de estatus. Y los beneficios de los bienes baratos, por lo general, no se concentran demasiado entre los ya ricos. Todos los estadounidenses se benefician de alimentos baratos, después de todo, y televisores de bajo costo y otros bienes.

Y el proceso puede ser uno de ganar-ganar para todos. Podemos, colectivamente, al menos en teoría, tener todo lo que teníamos antes, y más. Determinar cómo distribuir los frutos del trabajo útil que hacemos de manera equitativa es un problema de organización social que no debe estar más allá de nuestras capacidades de resolver.

Sin embargo, mucho trabajo debe hacerse aquí con la palabra «puede» en el párrafo anterior, y por el concepto de beneficios «netos».

Sin embargo, en la política estadounidense en 2016, no se trata de cómo manejar mejor un proceso de transformación económica estructural durante varias generaciones. En la política estadounidense de 2016, en cambio, se habla del villano del TLCAN en 1993, del delito de China que se unió a la OMC en 2001 y del desastre teórico del TPP.

¿Acaso los acuerdos comerciales han impulsado un proceso de destrucción de puestos de trabajo manufactureros en EEUU? ¿Y la abrogación del TLCAN, la retirada de la OMC y la no ratificación de la TPP son respuestas políticas apropiadas y suficientes para el desmantelamiento de empleos en la industria manufacturera?

La respuesta clara y obvia es: no.

Se cree que Alemania tiene un sector manufacturero de primer nivel, pero ha visto el mismo patrón que EEUU

Considere un país que, según todo el mundo, ha hecho todo bien en lo que respecta al  enriquecimiento de su sector manufacturero: Alemania. Alemania ha sido muy exitosa en el desarrollo de sus exportaciones, tanto de bienes industriales como de consumo. Las exportaciones han determinado su acumulación de riqueza, sus inversiones de excedentes en los mercados internacionales y su mejor posición relativa, a pesar de ser líderes de procesos industriales automatizados de alta eficiencia. Alemania es hoy la mayor potencia exportadora de manufacturas en el mundo.

Sin embargo, aquí está la proporción del empleo alemán en la industria manufacturera desde 1971:

Se puede decir, correcta y verdaderamente, que un tercio de esta caída, de la participación del empleo manufacturero de Alemania se debió a un caso especial: tuvo lugar en la primera mitad de los años noventa, cuando Alemania Oriental fue absorbida y Alemania unificada:

Esa ‘era de la unificación’ vio un enorme cambio estructural de una sola vez, ya que los ineficientes empleos de bajos salarios y baja productividad de las fábricas comunistas de Alemania Oriental resultaron ser poco competitivos en el mercado mundial. Las fábricas se cerraron, despidiendo trabajadores y liberándolos para otros usos más productivos en la sociedad en otras partes de la economía.

Antes de que el Muro de Berlín cayera, la manufactura de Alemania Oriental estaba fuertemente protegida por barreras arancelarias levantadas por la contraparte de Rusia a la zona de libre comercio de la Unión Europea, COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica). Estaba aún más protegida por las barreras de la economía comunista centralizada de asignación de la economía alemana: Incluso si fuera más barato comprar bienes manufacturados fuera de Alemania Oriental, sólo se podría hacer si los planificadores lo permitían (y no lo hacían).

Cuando desaparecieron los apoyos artificiales para los malos negocios, ¿pasaron los trabajadores de Alemania Oriental a trabajar más productivamente? Sí, la mayoría de ellos lo hicieron. Muchos se trasladaron a Alemania Occidental, a su economía más robusta. Algunos, sin embargo, no lo hicieron. Y lo suficiente para acabar con la crisis sociológica que se sigue sintiendo hoy: incluso 25 años después, el desempleo en la antigua Alemania Oriental es 3 puntos porcentuales más alto que el desempleo en la antigua Alemania Occidental. Pero considere esto también: El alemán oriental que estaba al 40% de bienestar de los occidentales en 1989, está ahora casi parejo, al 80 %. Es muy difícil decir que la eliminación de puestos de trabajo ineficientes, improductivos y de salarios bajos fue un inconveniente para los alemanes orientales.

De vuelta a los Estados Unidos: En 1953, la menor productividad (en comparación con hoy) significaba que muchos más trabajadores eran necesarios para hacer cada auto, cada refrigerador, cada silla. Eso mantuvo ‘grande’ la manufactura de los Estados Unidos en términos de empleo. Las barreras arancelarias y los altos costos de transporte y distribución, en relación con los actuales, significaban que había muy pocas oportunidades para las empresas estadounidenses de fabricar de manera eficiente. Al igual que en Alemania después de 1989, la abrumadora eliminación de la participación manufacturera estadounidense en el empleo desde la década de 1950 es el resultado de dos cosas:

  1. Aumento de la productividad frente a la demanda limitada: Nadie necesita dos mesas de comedor, que ahora necesitan menos trabajadores para crear, y aunque mi esposa y yo encontramos que «necesitamos» dos refrigeradores, somos extraños.
  2. Reducciones de los costos de transporte que les permiten a los productores de otros lugares (más lejanos) brindarle servicios a EEUU, algo que anteriormente no estaban en condiciones de hacer. (Las reducciones de las barreras arancelarias y no arancelarias impuestas por el gobierno juegan un papel secundario aquí). Estos productores extranjeros utilizan el dinero que ganan para comprar otros productos fabricados en otros sectores manufactureros o en servicios. Esto es, en comparación con el primer factor, pequeño.

En conclusión, la eliminación de puestos de trabajo de manufactura resultante de esas dos tendencias es algo bueno.

Lampadia 




Una nueva visita a: ¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!

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Paradigmas tecnológicos y democratización

Todo cambio trae incertidumbre y los cambios tecnológicos lo hacen en mayor medida. Como hemos escrito en Lampadia desde enero de este año, el mundo se encuentra hoy en medio de una nueva revolución industrial, la llamada ‘cuarta revolución’. Ésta, como las anteriores, termina instalando nuevos paradigmas en la vida de los seres humanos. Pero, más allá de los cambios que implica una revolución, queremos destacar una curiosa y muy importante similitud entre la primera revolución industrial de hace 250 años y la actual.

Ambas revoluciones tienen un poderoso impacto en términos de democratización de la humanidad. Curiosamente, la forma de lograrlo de una, es contraria a la otra.

Fuente: www.esan.edu.pe

Antes de la primera revolución industrial, solo las élites tenían acceso al conocimiento y a los bienes más desarrollados, el común de la gente seguía viviendo en gran medida en los espacios rurales, en condiciones de bienestar similares a los de la Edad Media.

La Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII, cambió todos los aspectos de la vida. Desde entonces se multiplicó la producción de bienes, se inició el crecimiento de la riqueza, el PBI y la renta promedio de las personas, iniciándose un crecimiento exponencial de los indicadores económicos de bienestar. Según el Robert Lucas, (Premio Nobel de Economía), “por primera vez en la historia, el nivel de vida de las masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…) No hay nada remotamente parecido a este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado”.

Uno de los elementos fundamentales de esta revolución fue el nuevo paradigma productivo: la ‘producción en masa’, que permitió aumentar la eficiencia y productividad de un modo que hizo posible el acceso a los bienes modernos de gran parte de la población.

Este paradigma de la producción en masa, de las economías de escala por procesos de producción masivos y estandarizados, se trasladó a todos los aspectos de la vida, hasta la educación, que se hizo accesible y permitió democratizar el acceso al conocimiento en todas las sociedades. Sin embargo, en educación, mediante la estandarización, se obtuvo acceso, pero hubo que sacrificar algo inherente a la educación de un niño, la formación individual que requiere la naturaleza dispar de los niños.

La ‘cuarta revolución industrial’ se basa en un paradigma completamente diferente, se asienta en un enfoque que podemos llamar del ‘segmento-tamaño-uno’. O sea, el producto individualizado, personalizado, hecho a medida de cada cliente o necesidad, y a costos cada día menores. Esto implica, que los bienes más sofisticados se hacen accesibles a todos los ciudadanos, pero esta vez, si es necesario, a la medida de cada uno.

El acceso a los productos tecnológicos se puede ver en la penetración productos como los celulares, smartphones, Tablets (ya se habla de las producidas en la India por US$ 10). En medicina, donde, por ejemplo, el costo de la secuenciación genética ha bajado de una cifra sideral a solo US$ 1,000. O el precio de un análisis de sangre para medir el Antígeno Prostático específico (PSA), cuesta 40 soles. ……O los exámenes y monitoreos de la salud a distancia a través de dispositivos móviles que estarán al acceso de todos, o la interpretación robotizada de imágenes de resonancias magnéticas que solo tengan precios marginales.

Esta personalización de la oferta de bienes y servicios empieza a tener un tremendo impacto en la educación escolar. Las tecnologías modernas permiten que cada niño pueda ajustar su formación según sus capacidades y preferencias, ajustar su ritmo de estudio y hasta la oportunidad de hacerlo. Sus capacidades para investigar en base a su natural curiosidad se han multiplicado infinitamente. Esto permite, de alguna manera, un acercamiento a la educación de las élites del mundo pre-moderno, la educación de los príncipes: todos los recursos educativos al servicio de un solo niño.

Estamos en otro mundo, con una nueva revolución democratizadora, que tiene un enfoque personalizado. ¿Podemos seguir teniendo un sistema educativo regimentado desde la cúpula ministerial, estandarizado, con novísimos currículos-obsoletos-desde-su-dación, y que forma (o pretende formar) jóvenes para el siglo XX?

¿Qué tipo de terquedad explica que por lo menos no se debata sobre la revolución educativa que debemos emprender? ¿Estaremos esperando alguna crisis del sistema educativo para reaccionar? Lampadia 




Xavier Sala-i-Martin propone un cambio en el sistema educativo

En una reciente entrevista a Xavier Sala-i-Martin, quien vino al Perú para participar en un Foro Industrial, evalúa la coyuntura que atraviesa el sector industrial en el país y analiza qué medidas requiere la manufactura para su reactivación y la del país en general. Para esto pone sobre la mesa el debate de la revolución educativa, la cual está sucediendo en todo el mundo. Propone una reforma al sistema educativo para fomentar la creatividad de los niños y que sean capaces de competir en un mundo en el que cada vez hay más computarizado y tecnológico.

“Si usted me pide que le diga una prioridad, si yo fuera el presidente y me dijeran tienes que escoger una cosa, a mí me gustaría ver o escuchar una frase: vamos a tener el mejor sistema educativo primario de toda América Latina antes de que acabe la década”.

La revolución educativa, según Sala-i-Martin, es un fenómeno relativamente reciente, ya que recién nos estamos percatando que el sistema educativo no satisface las necesidades ni de la economía, porque estamos entrenando a gente a hacer trabajos que ya no existen, que están desapareciendo por la innovación y la maquinaria e internet, y en cambio, pocos saben hacia dónde vamos. La revolución tecnológica está cambiando todos los sectores y ha hecho que las empresas, como los países, enfoquen sus esfuerzos en la investigación y desarrollo (I+D), para que con ello se impulse su crecimiento.

Sin una reforma educativa no se va a mejorar en productividad ni la desigualdad, ya que esta existe porque hay desigualdad educativa. Además destacó que la educación será la clave de la supervivencia de los niños en el futuro, porque estos competirán ya no entre ellos, sino con robots. Recalcó que la educación debe ser buena no solo en la universidad, porque ahí ya es tarde. Hay que concentrarse en la escuela primaria, que, por cierto, justo en eso se tiene la peor nota del ránking.

Uno de los punto más importantes que recalcó es que [una buena educación] no es cuestión de dinero, sino que debemos cambiar el sistema actual ya que es un sistema que se diseñó en el siglo XIX y no está actualizado ni brinda las herramientas necesarias para que los niños de hoy estén preparados para lo que les brinda el futuro.

En Lampadia venimos desarrollando y presentando diversos análisis sobre la educación en el Perú y los desarrollos internacionales más relevantes para inspirar el enfoque de la revolución educativa que tenemos que emprender : Más propuestas disruptivas para la educación y Las condiciones educativas duelen en muchos países.

Ver la entrevista completa y la transcripción:
 

Además hemos resumido la transcripción de la entrevista:

Transcripción de la entrevista glosada por Lampadia:

Fernando Carvallo: El doctor Xavier Sala y Martín, catalán de origen, norteamericano de nacionalidad, ciudadano universal, que se ha propuesto divulgar la cultura económica y que ha sido invitado por esa razón al Foro sobre Crecimiento Industrial que organiza la Sociedad de Industrias del Perú.

Usted se ha hecho conocido también por programas de televisión en donde difunde temas económicos y sobre todo por haber elaborado en los últimos años del índice de competitividad económica que difunde cada año el Foro Económico Mundial de Davos y si ha sido invitado al Perú, no es para darnos buenas noticias porque en el índice que usted elabora cada año estamos mal calificados, de hecho somos los peores de los países miembros de la Alianza del Pacífico, ¿no es cierto?

Xavier: Sí, pero no he venido a dar malas noticias. Digamos, lo que voy a explicar a la Sociedad Nacional de Industrias o al foro que organiza la Sociedad Nacional de Industrias es cómo debe hacer Perú o qué cosas debe hacer Perú o qué cosas debe priorizar Perú, cuando digo Perú me refiero al gobierno, pero también a las empresas; aquí no es solo el gobierno el que tiene que hacer cosas, y también las escuelas, también la sociedad, porque una gran parte del problema es educativo. Y, por lo tanto, lo que voy a intentar explicar es cuáles son las prioridades y cómo deberían hacer, qué se debería hacer para hacer que Perú sea, las empresas peruanas sean más competitivas. Insisto, esa es tarea en parte de las empresas, en parte del gobierno y también, desde mi punto de vista, lo más importante es invertir en el futuro con una educación que esté al nivel de lo que debería estar un país para poder competir, pues no solo con países asiáticos, sino para poder competir contra los robots y las nuevas tecnologías que están apareciendo y que cada vez más están comiendo los puestos de trabajo tradicionales.

Fernando Carvallo: Y si le pedimos que resuma qué cosa es lo que quiere transmitir, cuál es la semilla que usted quiere sembrar en nuestro país, en qué estamos actuando mal para que nuestra competitividad no mejore.

Xavier: Hay muchas áreas, está el área de la corrupción, está el área de los impuestos que no son demasiado racionales, está el área de las infraestructuras, pero si usted me pide a mí que le diga una prioridad, si yo fuera el presidente y me dijeran tienes que escoger una cosa, tienes que hacer como el presidente Kennedy que dijo “La prioridad de este país va a ser enviar un hombre a la luna y devolverlo sano y salvo, antes de que acabe la década”. Pues a mí me gustaría ver o escuchar una frase parecida, pero no solo enviar hombres a la luna, sino decir “vamos a tener el mejor sistema educativo primario –es decir la educación básica- de toda América Latina antes de que acabe la década”. Esto es posible y no es caro, no es cuestión de dinero; es cuestión de entender cuáles son los problemas, entender que el sistema educativo que hoy día existe aquí para la mayor parte de ciudadanos es un sistema que se diseñó en el siglo XIX, que no ha evolucionado. Usted mira un aula, una clase de cualquier escuela de Perú y verá que es idéntica que la que había hace 200 años y que lo que se enseña es idéntico a lo que se ensañaba hace 200 años. No ha evolucionado para nada la escuela y esto en un mundo donde usted puede ir por la calle y ver a niños de 2 años que no se sabe cómo, pero mágicamente saben cómo funcionan los teléfonos inteligentes.

Patricia del Rio: Siempre encuentran el botón apropiado, antes que una.

Xavier: Siempre, ¿cómo lo hacen? O sea, estos niños que ya van a vivir no en el futuro, que ya están viviendo hoy en un mundo tecnológicamente distinto, estos niños que van a competir con robots, con inteligencia artificial, que van a hacer nanotecnologías, todo esto no es un mundo del futuro, es el mundo de hoy y estamos preparando a estos niños que, sin saber leer, saben cómo funciona un teléfono inteligente, ah pues, les estamos preparando enseñándoles lo mismo que les enseñaban a nuestros abuelos. Claramente el sistema educativo no funciona para preparar a los niños de cara al futuro y esto comporta gravísimos problemas a la hora de ser competitivo.

Patricia del Rio: Hay temas también que a veces tienen que ver con valores que se ensalzan en una sociedad, no sé si me apreciación es correcta, pero que pareciera que van en contra de sus propios afanes de desarrollo. Por ejemplo, el Perú tuvo una época muy larga de crisis, de crisis económica, de crisis política con violencia terrorista y hubo muchos peruanos que aprendieron a salir adelante como sea, con un esfuerzo sobrehumano, a los que se les ha considerado emprendedores. Pero pareciera que ese se ha convertido en nuestro modelo de salir adelante, cómo sea, sin derechos, solo con obligaciones, sin horarios de trabajo, simplemente con una creatividad de la supervivencia. Es una economía de guerra, no se puede vivir así durante toda la vida.

Xavier: No, pero mi modelo… ¿sabe cuál es mi modelo? Si nos tenemos que fijar en alguien que nos enseñe el camino, esta persona se llama Gastón Acurio.

Xavier: Fíjese, es un señor que ha hecho enormes innovaciones en un sector tradicional.

Xavier: No es un señor que habla de rocket science y que envíen satélites al espacio o…

Fernando Carvallo: Robots.

Xavier: No, comida. Hace un millón 500 mil años que el hombre cocina, que secó la carne al fuego y empezó a cocinar; un millón y medio de años después hay un señor que innova. Y no solo innova, si no que, fíjate, comparte sus ideas. Es decir, él innova, tiene ideas nuevas y no busca patentes para que nadie lo copie, al contrario, se lo explica a todos los peruanos para que la gente le pueda seguir. Por lo tanto, innovación en sectores tradicionales, no hace falta intentar competir en biofarmacia o nanotecnología; no, sectores tradicionales. Y no solo, obviamente, el señor Acurio tiene competencia y tiene que competir con los restaurantes de…, pero además de la competencia, existe la cooperación; él, sus ideas las transmite al resto de los cocineros, en este caso, de su país y del mundo. Este es un modelo que se puede trasladar y se debe trasladar a otros sectores, al sector de la ropa, al sector de los muebles, al sector de entertainment de radios, de televisiones. La clave de la competitividad de un país moderno es la capacidad de hacer cosas nuevas y esto no se debe confundir con hacer I+D en sectores puntas; estamos hablando de grandes innovaciones de impacto mundial en un sector tan antiguo como es la cocina.

Fernando Carvallo: Nos ha hablado de las cosas del futuro, pero yo quisiera que hablemos de algo permanente, que es lo primero que mencionó usted como reto del Perú, que es la corrupción. ¿Qué nos está fallando como políticas públicas frente a ello? ¿Qué va a decir hoy en el foro de la Sociedad Nacional de Industrias? Usted, cuando yo le pregunté por la lista de los retos en el Perú, comenzó mencionando a la corrupción. Pónganos ejemplos sobre políticas públicas eficaces en países comparables contra la corrupción, señalo que en su país natal, Barcelona, han tenido también algunas malas experiencias.

Xavier: Sí, la corrupción, los chorizos, los ladrones están uniformemente distribuidos por todo el planeta, no es que haya más ladrones aquí que en otras partes. Lo que diferencia a unos países de otros es qué pasa cuando los enganchan, qué pasa cuando se descubre que han estado robando; en algunos países los ponen en la cárcel inmediatamente, en otros países les dan un ministerio y les dicen que pueden seguir robando. Lo que debe conseguir un país es ser de los primeros y, por lo tanto, hay que afrontar los problemas de cara. Yo no voy a hablar sobre cómo se afrontan en este país, pero sí que en otros países, en España, se han descubierto casos flagrantes de ministros, de partidos políticos enteros que están yendo a los tribunales y la reacción ha sido de proteger; los partidos, los ministros amigos protegen a los que han sido descubiertos robando. Esto es una equivocación. Yo creo que lo que debe hacer un país, lo que debe hacer un presidente cuando descubre a un ministro es ponerse en la fila el primero y decir “Señor, usted se va a la cárcel y nosotros –el gobierno- vamos a ser los primeros que lo vamos a perseguir”, para dar ejemplo a los demás. Si un gobierno intenta proteger a los suyos, pues le está dando un mensaje equivocado a la sociedad, de que, si eres de los nuestros, puedes robar, si eres de los otros, entonces te vamos a perseguir. No, el ejemplo debe empezar en casa y esto, aquí, no quiero hablar cómo se hace, pero en España esto no se hace, por ejemplo. En España el gobierno protege a los suyos y acusa a los otros, y cuando los otros mandan pasa al revés. Yo creo que es un tema…

Patricia del Rio: ¿Y cómo se observa desde la economía, ya del plano de la economía mundial, Latinoamérica en particular? Porque, por ejemplo, el África siempre ha sido un continente como demasiado complicado, casi lo miramos con desesperanza. Pero Latinoamérica ha dado importantes signos de recuperarse en los últimos, por lo menos, 10, 15 años y ya no estar tan divorciado de los Estados Unidos, que parecía que corría solo en este lado del mundo. ¿Cómo se percibe desde Europa, por ejemplo, este rol continental?

Xavier: A ver, América Latina, en general, es muy diversa, no tiene nada que ver Venezuela con Chile…

dos extremos de competitividad. Por lo tanto, es difícil hablar de América Latina…

Pero así en general, con excepciones, en este caso la excepción sería Venezuela, la impresión es que se ha aprendido una parte de las lecciones de las grandes crisis de los 70, de los 80 y de los 90 y se han hecho las reformas necesarias para solucionar aquellos tipos de crisis. Aquellas reformas eran reformas fiscales, reformas monetarias, reformas del sistema bancario, reformas de los bancos centrales, independencia de los bancos centrales, esto ha dado resultados. Si tú miras, nosotros en el Foro de Davos analizamos también la macroeconomía y aquí América Latina, con excepción de Venezuela y en algunos momentos Argentina, lo está haciendo muy bien, se ha hecho la primera generación de reformas y esto ha dado resultados. Esto ha permitido beneficiarse del gran boom de los commodities que ha habido en los últimos años y se ha hecho bien. El problema es que, para que esto sea sostenible, hay que hacer una segunda generación de reformas y aquí es donde no se ha hecho.

Patricia del Rio: De acuerdo. Se habla de la industrialización, de generar productos con valor agregado y ya, pues; pero uno voltea y se encuentra con China que es capaz de producir eso mismo que tú 10 veces más barato y tú dices “estoy destinado a ser un vendedor de commodities, de materia prima toda mi vida”.

Xavier: No, mira a Gastón Acurio.

Xavier: Mira otro ejemplo, el sector café. Yo estoy harto de ir a Colombia, llevo 30 años yendo a Colombia, hay que buscar valor añadido en el café porque si vendemos granitos nunca nos vamos a hacer ricos, bla, bla, bla, valor añadido, el discurso siempre es el mismo. Ha habido dos grandes innovaciones en el sector café en los últimos años: Starbucks y Nespresso.

Xavier: Las cápsulas, que Nespresso hoy día es el departamento de Nestlé que más gana, 6 mil millones de dólares ganan; han hecho una revolución en el sector café. Nespresso es Suiza, Starbucks es de Seattle, Washington; ni Suiza ni Seattle producen un solo grano de café.

Xavier: Han innovado en un sector tradicional. Fíjate que estoy haciendo lo mismo que Acurio, lo mismo. En el sector café han imaginado una nueva manera de vender el producto, valor agregado brutal, se llevan todo el dinero del café, Colombia sigue vendiendo los granitos y quedándose nada. Y, en cambio, había negocio. ¿Por qué esto no se inventó aquí, en Colombia? Esto es un ejemplo de que cuando se habla de valor añadido no se quiere decir “vamos a hacer sectores nuevos, ahora Perú se va a dedicar a la nanotecnología”, no; a los sectores que se dedica Perú, pero pensar de manera creativa para hacer lo que estás haciendo mucho mejor. Los chinos no están compitiendo en el sector café, los chinos no compiten con Acurio, ¿verdad?

Fernando Carvallo: Señor Sala y Martín, usted es un académico, un hombre de cifras y metodologías, pero también es un comunicador y su programa de televisión “Economía en colores” ha ganado premios como los mejores en su categoría, de la misma manera que su libro, que ha sido un best seller en, primero, España y, luego, en América Latina. ¿Cuál es el secreto para que un economista de universidad como usted, y de pura cepa, pueda acceder a un gran público y fomentar el desarrollo de la cultura económica?

Xavier: El secreto es mi abuela. Yo siempre pienso, cuando voy a explicar algo, por más complejo que sea, cómo se lo explicaría a mi abuela. Mi abuela no tiene ni idea de economía, no tiene ni idea de matemáticas, por lo tanto, no se lo puedo explicar de la misma manera que lo explicaría yo en la universidad; tengo que explicárselo de otra manera, yo quiero que ella lo entienda y si ella lo entiende, si ella acaba entendiendo lo que yo explico, entonces lo entiende todo el mundo.

En Estados Unidos el premio a poder comunicar bien es económicamente positivo.

Lampadia