Entendiendo la estructura tributaria

En el Perú se repite una y otra vez que la presión tributaria es muy baja y para ello se usa un indicador que no representa adecuadamente el nivel de recaudación fiscal. Para que se pueda juzgar debidamente este importante indicador, es menester hacer algunas precisiones y distinguirla presión tributaria de la presión fiscal del gobierno central, y de la presión fiscal del gobierno general.

 

Como puede verse en el cuadro anterior, las diferencias entre uno y otros conceptos son importantes. La presión fiscal del conjunto del gobierno es de 21.6% del PBI, casi 6% mayor que la (mal) llamada presión tributaria a secas. Otro aspecto interesante es la evolución positiva y creciente de los niveles de carga tributaria.

Si revisamos un período más largo, veríamos que la presión tributaria del año 90 era de 8% del PBI, luego pasó a 12.3% el año 2000, y llegó a 16% en el 2012, según cifras del MEF y BCR. Este incremento es muy importante en sí mismo, y mucho más impresionante si tomamos en cuenta que el PBI del 2012 es 7 veces mayor que el de 1990.

Las diferencias másimportantes de los tres conceptos son que a diferencia de la llamada presión tributaria, la presión fiscal del gobierno central incluye,  además de los ingresos tributarios, las  contribuciones a Essalud y la ONP, regalías petroleras, gasíferas y mineras, canon petrolero, y otros ingresos del gobierno central. Según las cifras del BCR, este coeficiente llegó al 18.5% del PBI en el 2012.Por último, el indicador que mide la carga fiscal global del Estado sobre la economía, es el de la presión fiscal del gobierno general, que incluye los recursos captados por los gobiernos locales. Actualmente, la presión fiscal del gobierno general llega al 21.6% del PBI y según el marco macroeconómico multianual 2014-2016, en el 2016 alcanzará el 22.2% del PBI.

Para entender mejor la naturaleza de los ingresos del Estado, veamos ahora su composición por cada tipo de fuente:

También es necesario ponderarque 13,900 contribuyentes, el 0.23% del total, a quienes la SUNATidentifica como principales contribuyentes, aportan el 85% del total de la recaudación del Impuesto a la Renta (2012). Todos los demás contribuyentes, 6´100,000, el 99.77%, contribuyen con el restante 15% de los ingresos fiscales.Ver el siguiente cuadro.

En resumen podemos decir que los ingresos del Estado han crecido de manera muy importante desde que se desataron las fuerzas del mercado a principios de los años 90. Desde entonces, su crecimiento ha sido parejo y continuo. Cuando se hable de dichos ingresos sería bueno precisar adecuadamente los conceptos y remarcar el peso del indicador global, el de la presión fiscal del gobierno general. Por otro lado es siempre importante recordar que la carga fiscal está  concentrada en muy pocas manos, y que, para mejorar las cosas es necesario disminuir el nivel de informalidad de la economía y ampliar la base de contribuyentes.




Mercantilismo saca la cabeza

El viejo mercantilismo de las décadas perdidas (60, 70 y 80), aquel que en nombre de “proteger a la industria nacional”  se enriquecía con prebendas tributarias y arancelarias que le daba el estado a costa de millones de peruanos, resurge cada vez que se le presenta la oportunidad.

La SNI (Sociedad Nacional de Industrias), cuyos dirigentes debieran tener una especial sensibilidad con el mercantilismo, con ocasión de la presentación de su nueva imagen, han solicitado al gobierno que se rebaje al 20% la tasa del Impuesto a la Renta para las industrias manufactureras. Qué lástima que hayan asociado su nueva imagen a un desliz mercantilista. Otra cosa habría sido que plantearan una rebaja del impuesto a la renta para todas las empresas y sectores, o un impuesto plano, como se usa en otros países, pero no es elegante que lo hayan demandado solo para su sector.

El presidente de la SNI, Luis Salazar, se manifestó preocupado en cuanto a la relación de la carga tributaria con la ligera caída en la producción, sin reconocer el contexto internacional. Es cierto que en el Perú la carga tributaria es excesiva y que recae mayormente en  el sector formal, y es probable que con menores tasas nominales, se podría lograr una mayor recaudación, pero nos parece que este no es el momento ni la forma de plantear el tema.

También causa inquietud que conspicuos representantes de la izquierda anti mercado se hayan trepado sobre la propuesta de la SNI para exigirle al gobierno “medidas de reactivación industrial” y, a partir de ello asumir una posición supuestamente “nacionalista” de “defensa de la industria nacional”, siguiendo  los viejos manuales proteccionistas de la antigua izquierda latinoamericana.

En realidad, los enemigos del mercado se están aprovechando del reclamo la SNI para promover la aplicación de medidas que desestabilizarían el modelo económico. Pedro Francke, por ejemplo, no solo pide bajar los impuestos de las empresas industriales, sino también “recuperar el tipo de cambio real” o “facilitarles el acceso al crédito”. ¿Pretende acaso que el estado fije un tipo de cambio especial para los industriales o que les subsidie el crédito?

Por otro lado, la ex jefa de la SUNAT, Beatriz Merino, también ha criticado a la SNI, pero insiste en que hay que aumentar la presión tributaria, sin reparar en otros condicionantes. Ella indica que durante su gestión, ésta pasó de 11% el 2001 a casi 15% del PBI el 2003. Según el BCR, la presión tributaria del 2001 fue 12.3% y el 2003, 12.9%. La doctora Merino no aprovechó para aclarar la diferencia entre presión tributaria y presión fiscal. Por ejemplo, según el BCR, en el año 2012, la presión tributaria fue de 16% del PBI, la presión fiscal del gobierno central, que incluye los ingresos del canon entre otros, 18.5% y la presión fiscal del gobierno general, que incorpora los ingresos de los gobiernos locales, 21.6%.

El gobierno no debe caer en la nueva tentación mercantilista que le están poniendo por delante la SNI y la izquierda anti mercado, cualquier privilegio, tal como lo vimos en el pasado, será siempre a expensas de la salud de la República.