“La opción preferencial por los pobres es el fundamento de todo lo que hacemos”

La República, 8 de julio del 2013

Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial, visitó el Perú esta última semana. A su paso por la Pontificia Universidad Católica del Perú, en donde tuvo un encuentro con alumnos, profesores y autoridades, pudimos conversar. Un hombre nacido en Corea del Sur, criado y educado en las mejores escuelas y universidades de los Estados Unidos, hablaba bien el castellano aunque prefería contestar preguntas en inglés. Médico y antropólogo de profesión, su compromiso en la lucha contra la miseria y la pobreza no es nuevo en su hoja de vida. Conoce bien el Perú, en donde hace 20 años desarrolló un programa contra la TBC. Su cariño y reconocimiento por el padre Gustavo Gutiérrez, quien estuvo presente como un invitado especial durante su presentación, fue una sorpresa para muchos. Un banquero que cree en la opción preferencial por los pobres no se ve todos los días. Aquí la entrevista realizada por la periodista Rosa María Palacios.

 

La estructura del Grupo Banco Mundial, que agrupa a 5 instituciones, ¿ha tenido un propósito de cambio en los últimos años?

Hay un cambio importante. En el pasado veíamos la ayuda para el desarrollo como la existencia de cuánto dinero daban los países ricos a los países pobres. La ayuda al desarrollo, hoy en más de 20,000 millones de dólares, parece mucho dinero, pero si vemos la necesidad en África, solo en infraestructura, ya se está cerca de eso. En la India solamente en los siguientes 7 años la inversión es de un billón de dólares. Entonces, la asistencia no es suficiente y la única manera de salir del subdesarrollo y promover la prosperidad compartida es a través de una alianza entre el sector privado y el sector público para llegar realmente en países que tienen aspiraciones de desarrollo.

Sabemos que hay dicotomías en el mundo, especialmente en América Latina, donde algunos países solamente hablan de aspiraciones sociales y otros solamente del sector privado. Realmente pienso que para que los países puedan ser competitivos con otros países en la región, a futuro, la gente tiene que despertar e invertir, usar el capital, y tener, también, por supuesto educación, salud, seguridad social. El sector privado crea muchos empleos en el mundo. Entonces todo el mundo tiene que encontrar una manera de encontrar el equilibrio, de invertir en las personas, invertir en la educación y al mismo tiempo estar muy concentrados en mejorar las condiciones de tal manera que el sector privado pueda ser exitoso y crear los empleos que la gente necesita.

El Grupo Banco Mundial, a través del BIRF, les presta a países de ingresos bajos y medios como el Perú. AIF presta a países muy pobres, básicamente al África, pero a mejores tasas de interés y con un porcentaje importante de donación. ¿No hay un incentivo perverso para mantener a los países en ingresos más bajos y así obtener mejores condiciones?

Por supuesto que no. El foco principal es ayudar a los países a continuar creciendo y sacarlos de la pobreza. Como usted sabe, pensamos que nuestra ventana de préstamos para los países de bajos ingresos es importante, pero también celebramos cuando los países se gradúan de esos préstamos de costo mucho más bajo en comparación con otros préstamos del banco. Tenemos nuestra misión y nuestra misión es terminar con la pobreza. Si todos los países del mundo llegan al punto de que no necesitan nuestros préstamos, para los más pobres eso va a estar muy bien. Pero nosotros pensamos que van a necesitarlo por mucho más tiempo y además sabemos que en los países más pobres los préstamos que hacemos son cruciales y especialmente cruciales porque los préstamos que hacemos se centran todos en asegurar que no solamente tengan un impacto sino también en que usemos esos préstamos para apalancar fondos de sectores privados y gubernamentales, y esto es una gran ventaja. Damos préstamos a países y nos aseguramos a la vez de que también mejoramos el gasto nacional y del sector privado.

El Grupo Banco Mundial y el Estado Peruano tienen una alianza para los próximos años. ¿Cuáles son las prioridades del banco en el Perú?

He tenido muchas reuniones con líderes aquí y por supuesto con el presidente Humala y la primera dama Nadine Heredia. Hemos hablado mucho de mejorar los programas sociales. El compromiso del gobierno de invertir más en salud, educación y protección civil es muy alentador para nosotros. Estamos tratando de enfatizar entonces que los países en América Latina no deben pensar que el mundo está dividido entre los países que invierten mucho en recursos sociales y aquellos países que se enfocan solo en el sector privado. Yo no puedo enfatizar suficientemente que tenemos que centrarnos en ambos. Además, hay que hacer inversiones en el sector social pero no solo contar los dólares invertidos con cifras como cuántos hospitales  o escuelas se han construido. Lo que estamos tratando de hacer es diferente. Cada dólar extra que se gasta en salud tenemos que asegurar de que se centre en gasto que realmente mejore la salud de la gente. Yo he estado yendo a países en otras partes del mundo y he descubierto que hay una epidemia de construcción de hospitales. “Hospitalitis” dicen algunos, y es perfectamente comprensible desde la perspectiva política que todos los políticos quieran entregar un hospital a una región pero esa no es la mejor manera de gastar el dinero en la salud.  En la educación, lo que estamos viendo es que se construyen escuelas pero los niños que se sientan en las bancas. ¿Están aprendiendo? Esa es la pregunta. La buena noticia en el Perú es que he visto a las ministras de Educación, de Salud, de Inclusión Social y hay un gran compromiso de racionalizar, ser eficaces en estos gastos. También estamos trabajando en mejorar el entorno del negocio y asegurarnos especialmente de que las empresas pequeñas y medianas tengan lo que necesitan directamente del IFC pero también el trabajo con funcionarios gubernamentales para construir un ambiente que será muy abierto y que invite a la inversión.

Existe el temor de que las políticas públicas de inclusión social sirvan solo para mejorar el ingreso de los pobres en forma transitoria, generando asistencialismo temporal, y una clientela política pero no ciudadanos a largo plazo. ¿Cómo enfrenta ese dilema el Banco Mundial?

Los tipos de programas que hemos estado defendiendo son los llamamos de transferencias condicionadas de efectivo. Grandes programas en México, como Progreso y Oportunidades, o en Brasil, programas como Bolsa Familia. La clave de nuestros programas es que hacen transferencias de efectivo pero estas dependen, por ejemplo, de asegurarse de que los niños van al colegio, de que reciban nutrición, de que los padres comprenden la lectura, etc. No es solamente la transferencia de dinero sino que está relacionado con la educación y con la salud. Esto es realmente importante. Pero indudablemente el siguiente nuevo paso de ser receptor de estas transferencias de dinero, de llevar a los niños al colegio, de asegurarse de que no estén malnutridos, etcétera, es entrar al mercado formal del empleo. Por ejemplo, en México el Ministro de Finanzas ha dicho muy claramente que el objetivo es el moverse hacia la formalidad y están trabajando en eso de tal manera que la gente que se ha beneficiado de estos programas pueda graduarse y terminar en el mercado del empleo.

¿En un trabajo pendiente?

Sí, pero lo estamos viendo ocurrir. Estamos viendo que estas inversiones terminan en que la gente verdaderamente se gradúa de estos programas y entrar en el sector formal del empleo.

En el pasado, una de las principales críticas al Banco Mundial, y en general a toda la política de créditos internacionales, es que direccionaban la política pública no de acuerdo a los intereses del Estado y el gobierno nacional, sino de acuerdo a los intereses del Banco. ¿Qué tan válida es esa crítica sobre el pasado? ¿Hay un futuro distinto?

Sí, hay una larga historia en América Latina de una crítica muy acuciosa al Banco Mundial por ser ideológico, por tener una solución única para todo y por defender a algunos países sobre otros. Pero hay una cosa importante, y esto forma parte importante de lo que voy a decirle. A inicios de los 90 uno de los primeros viajes que hice a Washington DC, luego de graduarme en la Universidad, fue para participar en una manifestación contra el Banco Mundial. El movimiento se llamaba “50 años son suficientes”. Estábamos protestando para que se cerrara el Banco Mundial en sus 50 Aniversario. Las críticas entonces eran muy parecidas a las que todavía se hacen hoy día: que el Banco Mundial es muy prescriptivo (daba recetas), que tiene una solución de talla única, que lo más importante son los préstamos, y que todo resultaría con el crecimiento.

Yo creo que hay muy pocas organizaciones que han cambiado tanto  como ha cambiado el Banco Mundial en este sentido. Ahora somos líderes en defender transferencias de dinero en salud, educación, medio ambiente, y promover una salud y educación de calidad. Todas estas cosas son nuevas en los últimos 20 años. Entonces, estoy muy contento de que perdiéramos el argumento por el que protestamos hace muchos años porque ha habido enormes cambios en el Banco Mundial.

¿Por qué el Banco Mundial es un mejor socio que otras organizaciones de cooperación?

Una de las cosas más importantes en el Banco Mundial es que podemos trabajar con el sector público y privado a la vez y ofrecerles garantías. Para darle un ejemplo, nuestra agencia MIGA (Organismo Multilateral de Garantías de Inversión, en español) da garantías para que una inversión extranjera pueda cobrar sus seguros en caso de que el país decida nacionalizar su compañía. Nosotros a la vez procuramos que esto no ocurra porque sabemos que si un país hace eso, que comienza a nacionalizar sus industrias, el sector privado verá que hay muchas decisiones arbitrarias y será un entorno en el que no puede confiar. Si eso ocurre, sabemos por experiencia –lejos de si uno está por o en contra de la inversión privada– lo que pasa: el costo país sube, los precios suben, el costo del capital sube, la cantidad de inversión baja y la gente que más sufre es la gente más pobre. Quiero agregar que hoy he almorzado con el padre Gustavo Gutiérrez aquí. Él es uno de mis héroes. Cuando fundamos la Organización Partners in Health, que traje al Perú hace  más de 20 años, nuestro modelo se basó en algo que él dijo: una opción preferencial por los pobres.

¿No es una idea católica?

Sí, pero es el fundamento de todo el trabajo que hacemos. Yo todavía creo en mi propio papel, en  mi trabajo, es esa elección preferencial por los pobres. Si vemos la vida ahora, ¿qué quieren los pobres? Quieren un empleo, un buen empleo, quieren acceso a buena salud, a buena educación para que a sus hijos les vaya mejor que a ellos. Esto lo vemos en todos los países del mundo. Entonces mi trabajo como Presidente del Banco Mundial está muy incrustado en esta idea de una opción preferencial por los pobres y por eso es que estoy promoviendo la inversión del sector privado en países como el Perú. La economía necesita crecer, el gobierno necesita impuestos para dar servicios, la gente necesita empleo. No estoy pensando en la educación como gasto, sino como inversiones cruciales,

fundamentales para crear capital humano. Hay que invertir en la gente, y es así que se va a echar los cimientos para el crecimiento.

Es la primera vez en mi vida que un banquero me habla de la opción preferencial por los pobres.

(Risas)

Chile, nuestro vecino, está por salir del subdesarrollo. Si usted tuviera que hacer una apuesta por el Perú, ¿qué horizonte ve? ¿20, 30 años para que el Perú esté en el mismo lugar?

Espero que sea mucho menos que eso. El asunto es que hay tanta gente con talento aquí en el Perú. Pienso que el Perú además tiene un espíritu empresarial intenso. Cuando veo la intensidad de todos, desde los choferes hasta la gente que vende en el mercado y la gente en las instituciones académicas yo siento un impulso enorme hacia hacer las cosas de manera más eficaz, más rápido, así como lo vi en Corea hace 20 años. Entonces mi esperanza es que la conversación comience a ocurrir entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil en condiciones en que las comunidades puedan hablarse entre sí en vez de centrarse solamente en enfrentar los problemas de unos y otros o a la gente de aquí versus la gente de allá. La pregunta que deben hacerse es: ¿con quién estamos compitiendo? Con los coreanos, los chinos, los chilenos, los brasileños. ¿Qué es lo que tenemos que hacer para asegurarnos de que estamos próximos de todos ellos? En los siguientes 5, 10, 15 años yo tengo una gran fe de que el Perú tendrá respuestas y podrá convertirse en un país desarrollado donde haya prosperidad compartida y no exista pobreza.  

“MUCHOS PAÍSES EN EL MUNDO QUISIERAN TENER LOS PROBLEMAS DEL PERÚ”

–Usted ha visitado el Perú en otras oportunidades. ¿En este viaje ha percibido cambios favorables o desfavorables? ¿Cómo evalúa la situación peruana hoy?

–He estado hoy en Carabayllo, Hace veinte años, cuando llegué en 1993, en Carabayllo no había servicio de teléfono, teníamos que ir a Comas y pararnos en línea para utilizar el único teléfono público que había. No podíamos imaginar que tendríamos cobertura 4G en celulares en Carabayllo. Las instituciones se han construido. Están ahí.  Hasta nos sirvieron vino fabricado en Carabayllo. Si nos vamos a los cerros todavía podemos ver asentamientos humanos, pero cuando estuve ahí, hace 20 años, todo Carabayllo era un asentamiento humano. Las cosas han cambiado tremendamente. Sé que en el sector privado y en la sociedad civil hay un diagnóstico muy articulado de los problemas y críticas a la situación peruana. Pero, desde mi punto de vista, puedo constatar que hay muchos países en el mundo que quisieran tener los problemas que tiene el Perú. Mucha gente habla de la fragmentación social, de la pobreza, de los problemas de la inequidad pero están muchísimo mejor que hace 20 años, y más aún, las perspectivas de crecimiento son muy buenas.

Perú va a crecer al 6% el próximo año. No solamente hay una industria nacional sino que también la gente cree en el Perú, incluso más que en sus vecinos, a veces más ricos y están pensando en distintos tipos de actividades. Los peruanos mismos harán actividades de valor agregado, no solo de extracción. Esto es fantástico y por eso salgo de esta visita con muchísimo optimismo de lo que los peruanos pueden hacer. Los peruanos tienen que hablarse entre sí, sociedad civil, gobierno, sector privado tienen que hablarse entre sí. Es mucho más  fácil hacerlo cuando se tiene 6% de crecimiento. Por favor, comiencen a hacerlo, comiencen a pensar en cómo ese diálogo puede llevar a centrarse en las estrategias del futuro. En el país donde yo nací, Corea del Sur, no hay recursos naturales y no sufre la “maldición de los recursos naturales”. Por eso, tiene que reinventarse constantemente. Fueron de la televisión blanco y negro a la televisión a color, de ahí a los microchips, a los teléfonos celulares y ahora la cultura. Estos raperos coreanos no son una coincidencia. Forman parte de la industria de la cultura en Corea. El Perú tiene todas estas oportunidades, para  pensar juntos cómo van a echar los cimientos de la siguiente era de crecimiento. Este es el momento de hacerlo, por favor, tengan estas conversaciones.

Publicado por La República, 8 de julio del 2013




“El Perú puede ser un verdadero modelo para el resto del mundo”

“El Perú ha sido el país que me marcó”, nos dice Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial (BM), mientras lo entrevistamos durante una visita al distrito de Carabayllo, el domingo. “Era 1993, la época de Fujimori, y cuando subía a los cerros creían que era él y me llamaban ‘Chino’”, recuerda. Y es que el presidente del BM vivió en Carabayllo (nunca en hoteles) por largos períodos, durante 15 años.

 

Ni bien bajó del carro fue recibido efusivamente, abrazado y llenado de besos por las promotoras de salud y enfermeras que trabajaron con él. Jim Yong Kim es un médico y antropólogo estadounidense nacido en Corea del Sur, en 1959. Es el primer presidente del BM que no es banquero, financista ni político.

 

—Cuando fue nombrado presidente del BM usted estaba en Carabayllo y vuelve al cumplir un año en el cargo. ¿Por qué?

No podría venir al Perú y dejar de visitar Carabayllo. Esta es la forma en que me digo, a mí mismo y a mi equipo, que estas personas son la razón de nuestro trabajo, que no todo es financiamiento y altos niveles de política económica.

 

—En los 90, cuando el BM y el FMI celebraban medio siglo de existencia, usted protestaba en Washington. ¡Pedía que cerraran el banco…!

Sí, efectivamente. Quería que lo cerraran, pero debo decir que estoy contento de haber perdido esa pelea [risas].

 

—¿Cómo explica este cambio?

El banco de principios de los 90 era completamente diferente al actual. Antes se tenía la noción de que había que concentrarse en los fundamentos macroeconómicos y que esa era la única solución en cualquier país. Si miramos hoy a América Latina o África, veremos que la insistencia en sanear lo macroeconómico no estuvo mal y fue positivo. En los últimos cinco años, por ejemplo, no hay país africano con hiperinflación y Latinoamérica ha respondido bien a la crisis. Pero lo que no sabíamos era cómo focalizar en salud, educación, protección social, e integrar esas áreas con igualdad de género y sostenibilidad ambiental.

 

—¿Cómo logrará sus ambiciosas metas? Quiere que en 17 años no haya pobreza extrema y que la prosperidad sea compartida por el 40% más pobre.

No hay un solo plan, cada país es distinto. Lo importante es comprender que una organización sin metas claras ni plazos límites se pierde, no los hemos establecido, pues no tenemos un plan exacto de cómo llegar, no lo sabemos. Estamos obligados, sin embargo, a juntar todos los esfuerzos estratégicos y de enfoque para enfrentar los problemas. Tenemos que focalizarnos en ciertas áreas, pero hay gente pobre en todos los países. Si la meta fuera solo la extrema pobreza, nos enfocaríamos solo en aquellos lugares donde existe, pero cuando agregas la meta de potenciar la prosperidad compartida, entonces todos los lugares entran.

 

—¿Cómo se encuadra el Perú en ese foco?

En el Perú el número de personas en extrema pobreza es menor, pero hay una gran necesidad de mejorar la calidad de los servicios. Esto es algo de lo que habla a menudo el presidente Humala. El Gobierno Peruano es explícito en la noción de que no se crece para incluir, sino que se incluye para crecer. La  decisión de ser inclusivos es el punto más importante. El tema es cómo el banco puede ayudar a que se brinden mejores servicios en la selva o en las alturas. Quisiera que el BM colabore para poner en práctica un gran plan de inclusión. Somos el grupo que puede ayudar al Perú a resolver sus problemas más difíciles, porque trabajamos en 180 países y tenemos la capacidad de traer toda la experiencia de esos países, así como compartir la experiencia peruana con el mundo.

 

—Brasil atacó la extrema pobreza y los problemas subsisten. ¿Cuál es la explicación?

Es interesante ver lo que pasa en Brasil. Es un país exitoso al  haber eliminado buena parte de la pobreza extrema, pero ocurre que la gente va a querer más. Así funciona el mundo: apenas sacas a la gente de la pobreza, reclamarán.

 

—¿Por la calidad de los servicios?

Sí. Por eso en el BM nos focalizamos no solo en sacar a la gente de la pobreza, con algo tan básico como transferencias de dinero, sino en mejorar los servicios.

 

—Este año habrá cambios presupuestales en el BM alineados con sus nuevas metas. ¿Cómo afectará al Perú?

Lo bueno es que tenemos mucho más espacio para préstamos a tasas más bajas que las de China u otra fuente. Estoy muy abierto a hacer un programa mayor en el Perú, porque estoy convencido de que tiene la oportunidad de mejorar dramáticamente la calidad de los servicios y de ser un modelo para el resto del mundo.

 

— ¿Temas como la salud y la educación serían claves?

Ambos son fundamentales, pero no solo aquí. Los países con grandes ingresos tampoco han resuelto todos sus problemas en salud y educación.

 

—¿Qué se espera del Perú?

El Perú tiene un tremendo potencial comparativo porque sus porcentajes de inversión en salud y educación han sido relativamente bajos y el presidente Humala ha dejado claro que incrementará esa inversión. Me gustaría trabajar con el Perú y tratar de asegurar que el dinero invertido en salud y educación esté focalizado y sea efectivo. Una de las peores amenazas es la epidemia de construcción de hospitales. ¡A los políticos les encanta construir hospitales!

 

—En lugar de tener promotoras yendo a los hogares. ¿A esto se refiere?

¡Promotoras! Es exactamente lo que necesitamos, para brindar atención primaria y prevención. En ciertos países como en Rusia, donde hay una historia con la construcción de hospitales, van a tener problemas, pero en el Perú, donde hay las promotoras y existen iniciativas como las redes de mujeres, que incluso en los peores momentos del llamado fujishock se organizaron en cocinas comunitarias, clubes, hay un gran potencial. Eso está en el ADN del Perú. Estoy convencido de que debe aprovecharse y potenciarse ese ADN. Eso es lo que te da la mejor calidad de los servicios, al más bajo costo.

 

—¿Ve al gobierno conectado con esa perspectiva?

Estoy convencido de que el presidente Humala tiene un compromiso muy claro de mejorar estas  áreas, y Miguel Castilla es uno de los más solventes ministros de Economía de la región y del mundo. En mis reuniones con él –y hemos tenido varias– me ha impresionado la claridad con la que ve los argumentos económicos para priorizar estas inversiones.

 

— ¿Cómo enfrentará el obstáculo de la burocracia del BM y la de los países miembros?

Estamos embarcados en una reforma profunda en el grupo del Banco Mundial, con metas para reducir radicalmente el tiempo que nos toma hacer las cosas. Las burocracias se vuelven lentas de muchas maneras y por diversas razones. Hicimos un análisis y encontramos que el factor más importante de esa lentitud es atreverse a tomar riesgos.

 

— Otro gran obstáculo en el Banco Mundial ha sido la corrupción. Según un estimado conservador, solo en sobornos en las transacciones internacionales se pierde anualmente un billón de billones de dólares.

Nuestra historia para enfrentar la corrupción es relativamente reciente. En 1996 Jim Wolfenson fue el primer líder global que habló del cáncer de la corrupción. Todos los que estamos en el campo del desarrollo humano tenemos una gran deuda con Wolfenson por haber enfrentado la corrupción directamente. Hemos sido muy vigilantes en detectarla en nuestros proyectos.

 

 

 

“El Perú debería ser exportador de cultura”

 

—Su madre es una filósofa confuciana. ¿Cómo influyó en usted?

Mucho. Mi madre siempre ha sido una soñadora. Ella me introdujo a los escritos de Martin Luther King cuando era muy niño. Yo lo veía en las manifestaciones contra la guerra cuando tenía 8 o 9 años.

Ella quería poner grandes ideas en mi cabeza, pero al mismo tiempo mi padre era dentista y los dentistas son extremadamente prácticos.

En mi primer semestre, cuando regresé de Brown University, mi padre me recogió del aeropuerto

y me preguntó qué quería estudiar. Le dije que Filosofía y Ciencias Políticas y trabajar por la justicia social. Viró el carro y me dijo: “Mira, cuando termines tu residencia médica, puedes hacer lo que quieras. Ten primero una habilidad que nadie te pueda quitar. Tú eres un chino, nadie te va a dar nada: necesitas una habilidad”. Y estoy muy agradecido a mi padre porque tenía razón. Me dio una manera práctica de abordar la justicia social.

 

— Además de ser especialista en salud, usted es antropólogo. Quería preguntarle sobre la importancia de la herencia cultural. El Perú es uno de los seis países del mundo que es cuna de civilización; sin embargo, estamos en el último lugar comparándonos con países de igual tradición. ¿Encuentra esto relevante para el desarrollo?

Corea, donde nací, exporta mucha cultura y se ha orientado deliberadamente a convertirse en exportadora de su cultura. El Perú tiene una impresionante y maravillosa cultura ancestral y debería hacer lo mismo. Pienso que el Perú debe invertir en industrias culturales.

El Perú tiene oro, cobre y tantos minerales. ¿Pero qué va a pasar en diez, quince o veinte años? Los coreanos han desarrollado habilidades en los idiomas, el cine, la música, en industrias culturales que son las industrias del futuro. La “maldición de los recursos naturales” es que los países que los tienen no sienten la urgencia de desarrollar otros ‘clusters’. Corea del Sur tiene pocas riquezas naturales, todo quedó en el norte, entonces había urgencia por agregar valor. Los países con recursos naturales han sido los peores en reducir la pobreza. El Perú tiene que evitar la maldición de los recursos naturales. La cultura es una de las maneras de hacerlo.

 

 

 

Tuberculosis e inclusión: recuerdos de Carabayllo

En 1993 Jim Yong Kim vino al Perú a trabajar en un proyecto de lucha contra la tuberculosis de Partners in Health (PIH), una organización que fundó con Paul Farmer, otro experto.

Fue una experiencia pionera mundialmente, que mejoró los índices de curación de la tuberculosis resistente. La sede estaba en Carabayllo.

 

— ¿Qué lecciones le dejó su experiencia en Carabayllo?

Solo mirando la epidemia de tuberculosis puedes ver cuál es la situación para la gente pobre, en gran medida una enfermedad de la pobreza. Cuando vinimos al Perú, sabíamos que había mucha tuberculosis y habíamos oído que aquí estaba el mejor programa en América Latina. Por eso nos sorprendió encontrar tantos casos de tuberculosis resistente tipo MDR. Tuvimos una reunión Paul Farmer, Jaime Bayona y nuestras promotoras de salud, y ellas preguntaban ¿qué vamos a hacer?

¡Tenemos cincuenta casos! El Gobierno del Perú nos decía que si tratábamos un solo caso, nos expulsarían del país. No querían que interviniéramos. Paul era en ese momento –literalmente– la única persona que había tratado MDR en un país de bajos ingresos, el único especialista en el mundo. Y ellas le dijeron a Paul: “Estamos asustadas, ¿y tú?”. Él les dijo, nunca me voy a olvidar:

“Claro que estoy asustado. Pero estamos aquí y nuestra misión es la justicia social, y aquí están estos pacientes que nos necesitan”. Yo me dije en ese momento: este es un proyecto que puede cambiar la calidad de servicios que se debe ofrecer a la gente pobre.

 

— ¿Qué hicieron?

Paul decía “tratemos a diez pacientes”. Y yo le decía “podemos hacer de esto algo mucho más grande”. Existía la noción de que los pobres no merecen el tratamiento. Se asumía que la gente rica tiene una clase de tratamiento y los pobres otro, y por eso hacerse cargo de la gente más pobre, asegurar el buen tratamiento, que tengan comida, un lugar donde vivir, gente apoyándolos a lo largo de un tratamiento difícil, hacer todo eso es, en gran medida, un test para las sociedades. Si puedes hacer eso, puedes hacer todo para tu sociedad y para el mundo. Empezamos en 1994, obtuvimos fondos de la Fundación Gates en el 2000 y creo que el Perú sigue siendo el único país del mundo que ofrece tratamiento completo en TB-MDR para toda la población. Aún se puede mejorar mucho y hay mucho trabajo por delante, pero el presidente Humala puede enviar una señal importante a su propia gente y al resto del mundo continuando su compromiso de luchar contra la TB.

 

 

Publicado por El Comercio, 2 de julio del 2013




Oportunidades para todos

Esta fue una buena década para América Latina. El crecimiento económico promedió 4,2%. Así, 70 millones de personas dejaron la pobreza. La estabilidad macroeconómica, políticas comerciales más abiertas y un clima de inversión favorable apuntalaron y proyectan un sólido crecimiento de cara al futuro.

De manera crucial, los logros económicos están siendo compartidos de forma muy amplia. Un reciente informe del Banco Mundial reveló que el número de personas de clase media en América Latina creció en 50 millones entre el 2003 y el 2009, un aumento del 50%. Este es un logro notable para una región caracterizada por la desigualdad en la distribución de la riqueza.

De cara a mi próximo viaje a América Latina, es tangible que esta región emerge como uno de los motores de crecimiento a escala mundial. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para asegurarse que todos los latinoamericanos compartan la creciente prosperidad.

Si bien la desigualdad está disminuyendo, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo. Durante el período 2008-2010, ocho de los diez países con mayor índice de desigualdad en el ingreso se encontraban en la región (según el coeficiente de Gini que mide la desigualdad). La movilidad intergeneracional también sigue siendo limitada: el origen económico y social de los padres de un joven, o si este nace en un ambiente urbano o rural, determina su futuro en gran parte.

Además, en aquellos países que se han beneficiado del auge de las materias primas en la última década, los frutos no han llegado a toda la sociedad, lo que alimenta las tensiones sociales o la frustración entre aquellos que se sienten postergados.

De no solucionarse, la desigualdad seguirá atizando la volatilidad en toda la región. Buscar un crecimiento compartido no es solo lo correcto desde una perspectiva social y política: es un imperativo económico.

Para que las promesas en torno al crecimiento se vuelvan realidad, los diseñadores de políticas deberán garantizar, junto a la comunidad internacional, incluido el Banco Mundial, que los avances económicos beneficien a todos los latinoamericanos.

Publicado por El Comercio, 1 de julio, 2013




La Clase Media en perspectiva

Durante los últimos seis meses, el BM (Banco Mundial) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) han producido sendos documentos que destacan los importantes avances de la clase media en el Perú. (Ver: La Movilidad Económica y el Crecimiento de la Clase Media en América Latina (BM) y La Clase Media en Perú: Cuantificación y evolución reciente (BID). En ambos casos, en Lampadia hemos destacado estos magníficos resultados.

 

Hasta hace poco eran los izquierdistas anti sistema los que se esmeraban en negar los avances económicos y sociales producidos en el país durante los últimos veinte años. Primero negaban el crecimiento, luego la reducción de la pobreza, luego la caída de la desigualdad, y después su alcance. Todo esto ha ido quedando desvirtuado por la realidad y la contundencia de nuestra recuperación desde aquellas fatídicas décadas perdidas de los años 60, 70 y 80. Toda la información correspondiente a estos avances está disponible en nuestro portal. 

Ahora se suman al negacionismo algunos analistas económicos y sociales de renombre como Alfredo Torres de IPSOS(Ver: El Tamaño de la  clase media), Elmer Cuba de Macroconsult y Gustavo Yamada de la Universidad del Pacífico. Por ejemplo Torres dice que “La noticia (del BID) fue celebrada por algunos periodistas y analistas como expresión de éxito del modelo económico. El entusiasmo es comprensible, ya que si 7 de cada 10 peruanos son de clase media, podemos dormir tranquilos: la estabilidad política está asegurada”. Agregó: “Mi objeción al triunfalismo con que fue recibida su nota técnica es que debemos evitar caer en la tentación de cantar victoria antes de tiempo”.

No sabemos quién habrá cantado victoria. En Lampadia siempre insistimos que más allá de nuestros avances positivos, está pendiente una importante agenda temas como educación, infraestructuras, instituciones y clima de inversión. Pero de ahí a echar agua fría a los indicadores de nuestro proceso de recuperación, hay un gran abismo. 

Que Torres duerma tranquilo con los resultados de IPSOS, no significa que ha ganado la guerra, pues seguro que a la mañana siguiente se levantará a seguir luchando por superar sus logros. De igual forma, los peruanos debemos estar tranquilos conlo avanzado y seguir luchando por la prosperidad y el bienestar general, que obviamente están lejosaún. Lo que esinconducente es negar lo positivo.

Señor Torres, nada está asegurado en el Perú. No está asegurada la estabilidad económica y, menos la política. El Perú es un país en construcción, está aún en proceso de recuperación , recién en el 2006 hemos recuperado el PBI per cápita que teníamos en el año 1975, pero todavía no recuperamos el PBI pc que ese año teníamos con respecto al resto del mundo que, mientras nosotros dejamos de invertir y de crecer por treinta años, ellos sí lo hicieron.

Nuestra clase dirigente debiera tener la filosofía y la actitud de los “Padres Fundadores”, perspectivahistórica, visión de futuro y un toque de optimismo invite a los ciudadanos a perseverar en el duro camino del progreso, alimentando el espíritu con los logros.

Sobre la clase media en el Perú, lo primero que hay que decir, más allá de las cifras, es que así como nuestros pobres y nuestros ricos son mucho más pobres y mucho menos ricos, que los pobres y los ricos de los países avanzados, así también nuestra clase media es menos próspera que la de esos países , con acceso a menos productos (llámenle lavadoras), con menos capacidad de ahorro, etc., etc.

TheEconomist, refiriéndose a la pobreza global, en su edición de la primera semana de junio del 2013, titula su edición: “Hacia el final de la pobreza” (Towardstheend of poverty), y basa su análisis en el indicador global de la línea de la pobreza de US$ 1.25 por persona y por día. Indican por supuesto que la línea de la pobreza es diferente en los países más ricos. Para Estados Unidos es de US$ 63 por día para una familia de cuatro personas. Definen muy bien lo que es pobreza y consideran relevante hacer su análisis sobre esa base. Veamos un gráfico representativo de su análisis:

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En el caso peruano, el INEI usa para la línea de pobreza, US$ 2,25 por día y por persona. En los informes indicados, para el límite inferior de ingresos de la clase media, el BM usa US$ 4 y el BID US$ 4 restando el porcentaje de población que se auto declara como pobre.

En Lampadia insistimos en juzgar nuestros procesos sociales viendo películas y no solo fotos de la mañana en el mercado. Revisemos una de esas películas en el siguiente gráfico que nos muestra cómo ha caído el porcentaje de peruanos con ingresos menores a US$ 1.25 por día, desde el año 1999.

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Obviamente una buena parte de nuestra clase media es vulnerable, el Perú es vulnerable, por eso necesitamos alumbrar el camino y alimentar los espíritus, merituando los logros y marcando la agenda pendiente.




“El Perú debería concesionar entre 15 y 20 proyectos al año”

El especialista en desarrollo de asociaciones público-privadas (APP) del Banco Mundial, José Luis Guasch, afirma que el Perú necesita un equipo que articule el trabajo de las diversas entidades involucradas en la concesión de obras de infraestructura vía APP. Lo que él  recomienda es crear un comité que dependa del primer ministro.

El Perú es considerado un modelo en cuanto al marco normativo para el desarrollo de las APP, pero ¿en realidad cómo estamos?

Eso es cierto, el Perú es uno de los países más avanzados de América Latina en términos de normativa en la región, si lo comparamos con los países que desarrollan este tipo de acuerdos para el desarrollo de infraestructura: Chile, México, Brasil y Colombia. Pero hasta la fecha y a pesar  de los cambios efectuados, sigue estancando en una serie de elementos que han impedido lograr esa madurez que nos gustaría.

Ha comparado al Perú con cuatro países de la región. De ellos ¿cuál es el que más ha avanzado en este tipo de asociaciones?

Según mi análisis, el único país que ha avanzando es Chile; México está en un nivel intermedio; Brasil aún presente indicadores muy fragmentados, aunque en los últimos dos años ha comenzado a desarrollar iniciativas interesantes que –en mi opinión- obedecen a los compromisos que tiene, como el Mundial de Fútbol en el 2014 y los Juegos Olímpicos en el 2016. En el Perú se están haciendo cosas, pero se trata de tres a cuatro proyectos –con suerte- al año.

En su opinión, cuál es el número ideal de proyectos que se deberían de concesionar como APP al año?

Para cerrar la famosa brecha de infraestructura que el Perú tiene hay que dar un salto enorme. Lo ideal sería tener entre 15 y 20 proyectos al año sobre la mesa, pero no simplemente tenerlos allí en cartera, sino tenerlos listos para su entrega.

¿Y qué debe suceder para tener ese número de concesiones vía APP?

Yo veo en el Perú algo que no es saludable para ningún país que quiera desarrollar sistemas de APP: la constante confrontación entre el sector público y el privado. Ello no es saludable, pues el modelo implica colaboración. Siempre habrá diferencias, pero deben ser constructivas.

El sector privado criticó el reglamento de las obras cofinanciadas. Dijo que en realidad no permitiría invertir en obras de gran impacto social por los límites de recursos para el copago. ¿Cómo satisfacer a todos?

Que haya observaciones me parece perfecto y correcto, pero creo que hay suficientes limones para que hacer limonada. Pero más allá de ellos, hay que darle crédito al Gobierno, ya que ha respondido a las inquietudes e incluso –aquí voy a sonar un poquito arrogante- creo que me han estado haciendo cosa en ciertas sugerencias.

¿Qué tipo de sugerencias se han implementado?

Les han abierto una ventana a las obras cofinanciadas, que fue un pedido que el sector privado hizo hace mucho tiempo. Entonces, si el sector público incorporó esta sugerencia hay que darle algo de crédito.

¿Qué otros aspectos deberían de incorporarse para cerrar la brecha de infraestructura?

Hacer un listado interesante de proyectos, en el que se podrían incluir a los del sector salud y educación. Otro elemento considerable debe ser la creación de equipos que articulen a todos los implicados en los proyectos de inversión: ministerios de línea, el MEF, ProInversión, los organismos reguladores y la contraloría. Hasta el momento todos ellos están desarticulados.

¿Y esa desarticulación paraliza los proyectos?

Exacto. ProInversión dice que tiene una cartera de proyectos por US$13 mil millones por concesionarse entre el 2013 y el 2014. Suena fabuloso, pero ¿Cuántos se harán realidad? Muchos proyectos se han parado porque de pronto un funcionario se da cuenta que falta algo justo cuando está por entregarse en concesión. ProInversión necesita jefes de proyectos que eviten esas demoras.

Pero esos controles son necesarios ¿Cómo agilizar sin relajar los controles?

Con esos equipos que menciono, pero ellos no van a funcionar si es que no se les da la suficiente autoridad, porque en el Perú los ministros son caciques. A ninguno de ellos le gusta que otro ministro lo llame para pedirle que hagas las cosas.

¿Cómo darle esa autoridad a estos equipos?

Todo dependerá del jefe de los ministros, del primer ministro, y que en cada consejo se pida informes de los avances. Eso es lo que se tiene que hacer.

Publicado por El Comercio, 22 de mayo, 2013




“La región pasará a crecer de entre 5% y 6% a entre 3% y 4%”

En el Banco Mundial consideran que el crecimiento de los países latinoamericanos depende más de sus respectivas dinámicas de demanda interna que de la economía global. Al contrario de lo que ocurre en Asia, donde el peso de las exportaciones explica una parte mucho más grande de su PBI. El economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Augusto de la Torre, estuvo en Lima para participar en el Foro Económico Mundial y conversó con nosotros. Muy optimista no estaba.

––El mundo se desacelera. China creció menos que lo esperado en el primer  trimestre del año y los mercados reaccionaron a la baja. ¿Cuál es la proyección del BM para la economía de nuestra región?

Hay tres vientos externos que afectan a nuestros mercados: China es uno de los más importantes por lo que representa en la demanda externa para nuestros países. Otros son EE.UU., Europa y Japón. Cuando uno ve la demanda externa, uno ve una ralentización, un decrecimiento de la fuerza.

––Pero son dos tipos de demanda, muy diferentes…

Cierto, al margen, China 1importa más. Eso es uno. El segundo viento es lo que pasa con los precios de los commodities, que se están aplanando y las expectativas a futuro, en parte por la desaceleración en China, son que estos precios se mantengan planos y no sigan al alza. Y eso nos afecta bastante. El tercer viento son los flujos de capital foráneo. En nuestro índice se ve una caída de la intensidad del ingreso de estos capitales. En los últimos 10 años, los vientos externos que soplaban a favor de la región eran consistentes con tasas de crecimiento de 5% y 6% en promedio. Hoy esa intensidad es consistente con una tasa de crecimiento de entre 3% y 4%. Eso solo por causa de factores externos, fuera de nuestro control.

––Es una desaceleración de entre dos y tres puntos. Es bastante fuerte…

Son dos puntos, no es trivial, es muy importante. Si esto sigue así, la región se va a enfrentar ante una eventual frustración: que el tipo de crecimiento y de progreso social que experimentó en los últimos 10 años va a ser más difícil de conseguir.

––Esas son malas noticias. ¿Qué hacemos?

A menos que haya esfuerzos muy importantes de reformas estructurales, vamos a descender a tasas de crecimiento mucho más bajas.

––¿Cuál cree que ha sido el país de la región que ha llevado a cabo más y mejores reformas de segunda generación?

Allí no veo ningún ganador. Hubo reformas importantes, pero hacia las que tienen que ver con la mejora de la productividad, la educación y, en general, con los fundamentos del crecimiento –como infraestructura y capital humano– yo creo que la región se está moviendo, sí, pero muy despacio. Donde más progreso ha habido fue en el frente económico financiero macro, en el que muchos de nuestros países tienen estándares de Primer Mundo. Lo otro ha sido la política social y redistributiva, que ha mejorado con los sistemas de asistencia social para ocuparse de las personas que quedaron rezagadas por puros problemas de pobreza. Eso fue impresionante: 70 y pico millones – e latinoamericanos salieron de la pobreza en los últimos 10 años.

––Y de eso, ¿cuánto es irreversible?

La impresión que uno tiene es que esas son tendencias bastante duraderas. A menos que haya una gran crisis, esto va a permanecer así. El problema es que será muy difícil seguir a ese ritmo con un crecimiento como el que comentábamos. Entonces, necesitamos reorientar nuestra atención hacia el crecimiento y no tenemos mucha experiencia en eso en la región. No tenemos el acervo de los países asiáticos como para ocuparnos de los problemas puros y duros del crecimiento: capital humano, las destrezas del mercado laboral, la innovación, la adopción tecnológica. Allí es donde está nuestro gran desafío.

–– ¿Cómo? No somos Asia.

Muchos piensan que deberíamos volvernos como los países asiáticos pero eso no va a ser posible. Tenemos que basarnos en nuestras propias condiciones: en promedio, tenemos un costo laboral más alto y muy bajos niveles de ahorro. Dependemos del ahorro externo y crecemos sobre la demanda interna más que sobre la externa. Esa es nuestra personalidad económica y tenemos que aprender a crecer con ella

 

(Tomado de El Comercio, 1 de mayo, 2013)




IEP, de prejuicios y estudios

En una reciente entrevista, Roxana Barrantes, directora general del Instituto de Estudios Peruano (IEP), publicada en el diario Gestión, sostiene que en el Perú la desigualdad no es solo económica sino también territorial, porque, según ella, “Lima crece a un ritmo diferente al de otras zonas”. Esta reflexión parece provenir de un prejuicio antes que de un estudio de la realidad peruana. Lima ya no es el Perú. Los últimos 20 años han cambiado nuestra geografía económica y social.

Para sorpresa de muchos, hoy la inversión, la economía, el empleo y los ingresos crecen más en las regiones que en Lima. Por ejemplo, durante la última década, el empleo y los ingresos han crecido el doble en provincias, más en las zonas rurales que en las urbanas y más en la sierra y la selva que en la costa.

Para muestra varios botones:

  • Crecimiento económico: Siete regiones del interior crecieron por encima del promedio nacional de 6.4% entre el 2001 y el 2011, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática: Cusco (8.9%), Ica (8.8%), Madre de Dios (7.3%), La Libertad (7%), Ayacucho (6.9%), Arequipa (6.7%) y San Martín (6.6%). Como se ve la mayoría de ellos superaron a Lima (6.8%).
  • Empleo: De una muestra de 30 ciudades, reportada por el Ministerio de Trabajo el 2011, en 14 se registró un incremento del empleo superior a la capital: Piura (16.3%), Sullana (16.1%), Puno (15.6%), Huaraz, (10.8%), Talara (10.2%), Cajamarca (8.2%), Arequipa (8.1%), Puerto Maldonado (7.9%), Huánuco (7.3%), Tacna (7.3%), Ayacucho (6.7%), Pisco (6.6%), Trujillo (6.3%) y Cusco (5.5%). El empleo, que en Lima aumentó solo el 5.4%, es el canal más efectivo para reducir la pobreza y la desigualdad.
  • Ingresos: En ingresos por el trabajo, los incrementos en provincias también han sido significativos, llegando en Moquegua 1,564 soles mensuales de promedio, en Arequipa a 1,259,  en el Callao a 1,189, y en Tacna a 1,136, mientras que, en Lima, el ingreso promedio alcanza los 1,368 soles mensuales. Sin lugar a dudas, otro Perú.

En cuanto a la desigualdad, el coeficiente de Gini nos dice que el Perú ha logrado reducirla de 0.545 en 1999 a 0.452 en el 2011, de acuerdo a los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL- y del Banco Mundial. Algunos negacionistas de izquierda han recalculado su propio coeficiente Gini, al que ponen en un nivel actual de 0.6, sin embargo han debido reconocer que durante los últimos 10 años la reducción del mismo ha sido de 12%.

Si bien aún hay tareas pendientes para acortar las distancias entre los peruanos y establecer una agenda nacional de cara al futuro, es de esperar que los estudiosos se alejen de los buenos deseos y de los prejuicios y se acerquen a los indicadores de la realidad, pues solo con ellos se podrán construir bases sólidas para dicha agenda.




Clase media a todo vapor

El 69% de los peruanos perciben entre 4 y 50 dólares per cápita por día, constituyendo lo que podemos llamar la nueva clase media peruana, según se desprende del informe del Banco Mundial (BM) titulado «La movilidad económica y el crecimiento de la Clase Media en América Latina». Dicho documento también indica que la clase media de América Latina ha crecido 50% en el período 2003-2009.

En el Perú, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el crecimiento de la clase media ha sido de 67% entre el 2004 y el 2011. 

El estudio del BM considera tres líneas de ingresos para hacer su segmentación. En el segmento Pobres estarían quienes tienen ingresos per cápita por debajo de 4 dólares al día.  En el grupo de Población en Situación de Vulnerabilidad (PSV – que podrían retroceder a niveles de pobreza por externalidades, o clase media no consolidada) están los que ganan entre 4 y 10 dólares per cápita por día; y en la clase media consolidada quienes perciben desde 10 a 50 dólares per cápita por día.

 

Pues bien, la gran noticia para el Perú es que en el informe del BM, el 28,9% de la población peruana es considerada de clase media consolidada, el 40.1% clase media no consolidada o PSV, y el 31% pobre. Es decir, una impresionante fotografía de cómo el crecimiento económico ha ido construyendo un nuevo rostro social del país  en el que la pobreza es arrinconada y resurge vigorosa la clase media.

Nótese que el BM clasifica tradicionalmente en pobreza a los que ganan por debajo de 1,25 dólares per cápita por día, en tanto que el INEI lo hace más conservadoramente con 2.25 dólares per cápita por día.

Periodismo sin rigurosidad

Es lamentable que algunos medios presenten en negativo las informaciones sobre nuestra economía, aun cuando estas son positivas. Por ejemplo, en su edición del miércoles 14 de noviembre, el diario Gestión, aludiendo a los resultados del informe del BM que acabamos de reseñar, titula en portada: «Clase media en Perú es solo 20% de la población» ¿De dónde se sacó esa cifra? ¿Se tomaron el trabajo de leer todo el informe? En todo caso, la cifra correcta, como hemos reseñado, es 28.9% para la clase media consolidada.

No solo llama la atención el manejo de cifras, sino la intención de «bajarle la llanta» a los logros del Perú.

¿No tendríamos, más bien que exaltar y celebrar las buenas noticias?