¡Cuando te jubiles, yo ya no estaré por acá!

Ya todos sabemos que en el Perú, el anterior Congreso de la República, presidido por Luis Iberico, empezó la demolición del Sistema Privado de Pensiones (SPP) permitiendo el retiro de los fondos a la edad de 65 años y adelantos del 25% para equis fines. Todo esto se respaldó por supuesto en propuestas populistas que se apoyaron en la natural propensión del ser humano a preferir dinero en el corto plazo antes que en el largo. Además, las irresponsables normas fueron aderezadas por gran parte de los medios de comunicación, algunos por purismo liberal y otros por ignorancia y oportunismo.

Contrario a lo que pronosticaban los promotores de las nuevas normas, incluyendo economistas como Mendoza de la UP, la tendencia al retiro de los fondos es masiva. Por ejemplo, Jorge Ramos, CEO de SURA (AFP Integra), hizo los siguientes comentarios en Gestión (ver en Lampadia):

  • Las estadísticas demuestran que ahora solo el 1% de las personas que se jubilan destinan el 100% de su ahorro previsional para una pensión.
  • Un 8% retira una parte de su fondo, en promedio dos tercios de su ahorro. Estos, en promedio, tienen un fondo de S/ 350,000.
  • Pero estos retiros se vuelven una fiesta para los que tienen fondos más pequeños, de S/ 80,000 a S/ 90,000. Ellos retiran todo. En este segmento, el efecto riqueza se vuelve más potente, es decir, la gran mayoría de personas que tiene en su cuenta hasta S/ 100,000 jamás han tenido acceso a ese monto de dinero; es como si ganaran un premio.
  • El 50% usa los fondos que retira para poner un negocio propio, 20% lo destina a inversiones y el 30% a consumo.
  • Lo más riesgoso de todo es el 50% de jubilados que retiran su fondo para abrir un negocio propio, porque en el Perú solo uno de cada ocho emprendimientos tiene éxito.
  • Lo peor de todo es que casi la mitad de las personas que solicitan retirar el 95.5% de sus fondos tiene menos de 65 años. Por la jubilación anticipada por desempleo, quienes tienen 50 o 55 años, dependiendo de si son mujeres u hombres, pueden retirar todo su fondo. Lo cual es más grave aún, porque pueden quedarse sin nada a los 60 años.

Queda pues muy claro que muchos peruanos que pudieron llegar a tener un respaldo previsional, lo están perdiendo. En consecuencia, además de no haber logrado incorporar al sistema a los trabajadores independientes, estamos sembrando el desamparo en la vejez de más peruanos.

Por increíble que pueda parecer, ahora en Chile (el país que creó el sistema de capitalización individual), se ha desatado una campaña callejera, para desbaratar el sistema privado y el gobierno de Bachelet ha planteado una serie de reformas regresivas (ver en Lampadia: «Para mejorar las pensiones, todos deben esforzarse»). Sin embargo, no debiera sorprendernos que Bachelet pretenda también arrasar con el sistema privado de pensiones, tal como está haciendo con prácticamente todos los espectaculares avances de los últimos 40 años. Como dijo el historiador británico Niall Ferguson en Santiago, «Chile que ha sido el país más inteligente de la región, está ahora ejerciendo su derecho a ser estúpido”.

Lamentablemente, temas tan importantes como las pensiones, están expuestas al quehacer de los políticos cortoplacistas que aprovechan cualquier oportunidad para obtener réditos políticos a costa de desarrollos de largo plazo, cuyos resultados finales no podrán evidenciarse durante sus mandatos de servicio público.

Ahora queremos compartir con nuestros lectores una entrevista en profundidad a José Piñera, el diseñador de las AFP en Chile y difusor del modelo en todo el mundo, donde 35 países lo han adoptado con más o menos los mismos ingredientes. La entrevista a Piñera se hizo el 3 de agosto pasado, en el contexto del proceso de reclamos y reformas en curso. La entrevistadora, Soledad Onetto de ‘Ahora Noticias, Edición Central de MEGA’ (la Sol Carreño de Chile), se muestra malcriada, desinformada y agresiva.

El diálogo dura unos 20 minutos, a diferencia de los que usualmente publicamos en Lampadia, es posible que muchos no puedan verlo integramente, pero, las personas vinculadas al tema pensionario, no pueden dejar de hacerlo. Piñera nos dice:

  • El sistema tiene 35 años y muestra dos indicadores de éxito claro:
    – Nunca ha habido una pérdida, nadie ha tocado un peso de los fondos de los trabajadores.

– De los fondos acumulados, el 70% corresponde a la rentabilidad y solo el 30% a los aportes.

  • Nunca hubo una promesa sobre el nivel de las pensiones, éstas dependen del volumen de ahorro, la rentabilidad y la expectativa de vida.
  • Si no se ahorra suficiente, no habrán buenas pensiones.
  • Una de las AFP chilenas, Habitat, ha publicado un informe en el que afirma que los trabajadores que han aportado 30 o más años, tienen una pensión promedio de 650,000 pesos al mes (US$ 1,005 mensuales).
  • Desde que nació el sistema, se estableció un pilar solidario.
  • Con el aumento de la expectativa de vida hay que ajustar algunos parámetros como, aumentar la tasa de las cotizaciones e igualar la edad de jubilación de hombres y mujeres.

Ver la importante entrevista a Piñera: 

En el Perú tenemos que volver a analizar el tema de las pensiones. El gobierno apuesta por reducir sustancialmente la informalidad laboral y además bajar la tasa del IGV.

Según Lampadia, estos tres temas se intersectan y por lo tanto deberían tratarse los tres juntos, sin apurar decisiones independientes sobre cada uno. (Ver: Sobre formalización, pensiones e IGV). Lamentablemente, no hemos tenido oportunidad de sustentar estas ideas con los miembros del nuevo gobierno.

Nuestra propuesta básica es que para la formalización laboral, la incorporación de los independientes a los sistemas de pensiones y, el mejor destino del IGV; habría que cambiar la fuente de fondos para la formación de los ahorros pensionarios, usando una fracción de los pagos de IGV. De esa manera, todos los ciudadanos, podrían acumular fondos desde los 18 años. En la publicación indicada mostramos que un aporte de S/. 10, hecho a los 18 años, se convierte en un monto de S/. 240 a los 65 años.   

Reiteramos nuestra propuesta al gobierno de PPK, para que los tres temas sean tratados en conjunto en diferentes instancias técnicas y políticas, para lograr profundidad de análisis, consensos e incentivos que permitan un positivo avance social de todos los peruanos

Lampadia             




AFPs: La voz del gremio

Líneas abajo reproducimos la entrevista de la revista Caretas al presidente del gremio que agrupa a las AFP. Lo hacemos por tres razones:

  • Es indispensable iniciar, cuanto antes, un debate serio sobre el discutido proyecto del Congreso que permitiría el retiro del 95.5% de los fondos previsionales a la edad de 65 años de los afiliados al Sistema Privado de Pensiones (SPP).
  • La entrevista a Valdivieso suple de alguna manera la ausencia de información pública por parte de los administradores del SPP y de las empresas vinculadas a las pensiones, como las compañías de seguros, que iluminen el criterio de los ciudadanos.
  • Esperamos fomentar la reacción de la clase dirigente del país, que, en un tema tan importante y de tantos eventuales impactos, hace mutis en el foro. Más allá de algunos académicos enemigos del SPP, que han hecho inconcebibles campañas mediáticas, como es el caso de Juan Mendoza,  director de la maestría en economía de la Universidad del Pacífico, hemos constatado un gran vacío de opinión, incluyendo la Confiep.

En Lampadia consideramos que esta norma es muy dañina en términos sociales, económicos e institucionales. Así lo hemos manifestado en nuestras publicaciones al respecto. Ver en Lampadia:

Un debate técnico sobre el futuro de las pensiones,

Futuro de los jubilados en la picota

Réquiem por las pensiones decentes y seguras

Además hemos propuesto una medida estructural que permitiría enfrentar la mayor deficiencia actual del SPP, su escasa cobertura, pues no se ha logrado incorporar a los trabajadores independientes. Ver: Propuestas para mejorar el sistema

Como un elemento de ilustración sobre los beneficios del sistema para los trabajadores más pobres, hemos solicitado a los administradores del mismo, las siguientes simulaciones del nivel posible de pensiones para alguien que solo tenga ingresos basados en el salario mínimo vital. Veamos:

Como se puede ver en el gráfico superior, un trabajador que reciba el salario mínimo vital de S/. 750 constantes y que aporta durante 40 años, podría recibir una pensión equivalente al doble de su salario de S/. 1,371 a valor constante.

Si se deja que se consolide el sistema y ampliamos su cobertura, podríamos ofrecer un gran beneficio a las familias peruanas. Solo un acto de máxima irresponsabilidad podría desaparecer el SPP sin una mejor alternativa.

Reiteramos nuestro pedido para que el Congreso de la República convoque un gran debate nacional, previos informes técnicos de los mejores especialistas que se puedan convocar.

Veamos las ideas de Valdivieso:

Luis Valdivieso, presidente de la Asociación de AFPs habla sobre la polémica ley de libre disponibilidad de los fondos de pensiones.

Entrevista a Luis Valdivieso, presidente d la Asociación de AFPs

Caretas, 28 de enero 2016

Glosado por Lampadia

 

¿Cuáles son las principales implicancias de la nueva ley que plantea la liberación de fondos de las AFP para mayores de 65 años?

El proyecto del Congreso que ha sido observado. Tal cual fue elaborado, implicaría en la práctica la desaparición de las pensiones en el país. El fin previsional de los ahorros, que es una pensión, se desvirtuaría. Quienes impulsaron la aprobación de esta ley han adelantado que posteriormente se propondría la liberación de los fondos de la ONP. La pregunta es cuál es su verdadera motivación.

¿Qué consecuencias traería la aprobación de dicha ley para el fondo de pensiones?

La principal consecuencia es la desaparición de las pensiones como las conocemos. El liberar el 95.5% de los fondos de los afiliados al llegar a los 65 años haría que los mismos asuman cada uno el riesgo de longevidad, que se deriva de agotar sus propios recursos para financiar el retiro y quede sin pensión. Ello es muy peligroso y atenta contra el concepto de seguridad social consagrado en la Constitución y en Tratados Internacionales.

¿Por qué cree usted que la ley fue observada por el Ejecutivo?

La observación del Ejecutivo se centra en tres posibles conflictos con la Ley de Presupuesto, la Constitución y los Acuerdos y Buenas Prácticas Internacionales sobre Sistemas Previsionales, así como Tratados sobre Derechos Humanos. De cada tema emanan una serie de observaciones puntuales que deben ser evaluadas responsablemente por el Congreso. Desde nuestra perspectiva, la observación más importante y pertinente es la que señala la inconstitucionalidad de la propuesta del Congreso respecto al derecho a la seguridad social que tienen todas las personas.

¿Qué dice la Constitución al respecto?

La Constitución dice que el acceso a una pensión es la manifestación esencial y básica de la garantía constitucional de la seguridad social. De otro lado, la observación señala también el perjuicio que se causaría a los afiliados al trasladarles el riesgo de longevidad. Los sistemas de pensiones tienen como objetivo trasladar ese riesgo de los afiliados a los administradores de pensiones o compañías de seguros. Si se permitiera retirar el 95.5% del fondo a los 65 años, el afiliado asumiría ese riesgo de longevidad.

¿Qué pasa si al afiliado le va mal y se le agotan los fondos mucho antes de la esperanza de vida?

Habría que preguntarse quién va a mantener al afiliado. Tendría que ser su familia o el Estado, imponiéndoles más impuestos a los contribuyentes. Es importante la observación que se hace sobre la inconstitucionalidad de la disposición de los fondos como garantía hipotecaria. Esto tiene sentido ya que si se usan para garantizar créditos hipotecarios, estos corren el riesgo de perderse en caso el afiliado caiga en incumplimiento. ¿Se puede ejecutar una garantía con los fondos que de acuerdo a la Constitución son intangibles? La medida propuesta desnaturaliza la finalidad esencial de los fondos de pensiones que es otorgar una pensión.

¿Cuál cree usted que será la decisión del Congreso con respecto a esta ley una vez que discuta nuevamente en marzo?

Creo que debe abrirse una discusión mucho más profunda para ver cómo mejorar el Sistema de Pensiones Peruano y actuar con mucha responsabilidad. En la Asociación de AFP hemos identificado una serie de mejoras que se pueden introducir en el sistema previsional en beneficio de la población, incluyendo los afiliados al Sistema Previsional de Pensiones SPP). Entendemos que las propuestas no sólo deben venir de nosotros y hay que escuchar a todos los grupos involucrados, afiliados al SPP y la ONP, expertos y académicos, reguladores y representantes del Ejecutivo y Legislativo y de la sociedad civil. En tal sentido creemos importante que se forme una Comisión del más alto nivel de profesionalidad y ética que discuta sin apasionamiento cuáles son dichas mejoras que deben llevarse a cabo.

¿Cuáles son las ventajas de las AFP versus la ONP?

Las pensiones del Sistema Privado de Pensiones ya son 63% superiores a las del Estado y eso sin considerar que en el Estado hay mucha gente que se queda sin pensión. La pensión promedio del SPP es S/. 1,115 pero el 75% de los jubilados de las AFP tienen pensiones que exceden los S/. 1,400. Y eso que todavía no hay una generación que haya cotizado a las AFP durante toda una vida laboral de 45 años (el sistema solo tienen 22 años); cuando la haya, las pensiones serán mucho mayores que las de la ONP. Otra importante ventaja es que en las AFP todos obtienen una pensión, y si sus fondos no exceden los S/. 5,800 a la edad de jubilación (lo cual financiaría aproximadamente una pensión de S/. 35 mensuales) se lo pueden llevar. Si existen afiliados que se quedan a pesar de la opción de retiro, es que con solo 4% de esa pensión baja obtienen acceso a ESSALUD. En la ONP, en cambio, según el BID, dos de cada cuatro afiliados no van a recibir una pensión por no cumplir con los 20 años mínimos de aporte, con el agravante que para el 2050 esta institución estima que este número subiría a 3 de cada 4 afiliadas a la ONP. Lampadia

 




Futuro de los jubilados en la picota

Como informamos el 12 de noviembre pasado, ver en Lampadia: Réquiem por las pensiones decentes y seguras, el Congreso de la República votó ‘unánimemente’ por eliminar, en la práctica, el sistema privado de pensiones.

Como debiéramos recordar, antes de la creación del sistema privado, los peruanos no teníamos la opción de tener una pensión decente. El sistema estatal estaba quebrado, el dinero de los descuentos de los trabajadores se usaba en cualquier cosa y la cobertura era mínima.

Con el Sistema Privado de Pensiones (SPP), que se basa en un sistema de acumulación individual, se ha logrado que la gran mayoría de sus afiliados tenga mejores pensiones. A diferencia del sistema público de la ONP, en que el 30% de los afiliados no recibirá ni un Sol de pensión (por no aportar un mínimo de 20 años), el SPP, devuelve el íntegro de lo aportado al 100% de sus afiliados.

Más allá de varios temas menores que debieran evaluarse y mejorarse, el SPP tiene un gran problema estructural: la baja cobertura de la población trabajadora. Efectivamente, el mayoritario segmento de los trabajadores independientes, del llamado sector informal, no se afilian voluntariamente, como se estableció desde el primer día, pues sus evaluaciones individuales de ahorro actual (para pensión futura) versus gasto y o inversión corriente, los lleva a preferir lo último.

La eventual facultad de retirar el 95.5% de los fondos acumulados en el SPP al llegar a la edad de jubilación, hará que la gran mayoría de los afiliados opte por retirar sus fondos. Eso quitará todo sentido al ahorro forzoso para pensiones que ya no se darían como tales. Por lo tanto, muchos peruanos podríamos carecer de algún sistema pensionario, a no ser que sea algo como Pensión 65, que a todas luces sería largamente insatisfactorio.

Lo más increíble de la norma del Congreso es que no se ha pensado sobre las consecuencias futuras de esta medida, ni se han evaluado opciones de mejora, como, por ejemplo, la planteada por Lampadia, de usar parte de los pagos de IGV como aportes individuales al sistema de pensiones. Ver las distintas publicaciones que hemos hecho al respecto:

En el país de los mitos, los falsarios son reyes

Una pensión para todos, como se debe,

Propuestas para mejorar el sistema,

El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo.

Por otro lado hay que recordar que el origen de la falta de cobertura se da por la naturaleza del sistema laboral peruano que nos ha llevado a un altísimo nivel de informalidad, que es muy difícil de superar con medidas tradicionales y timoratas. Por ejemplo, ver las declaraciones de Pablo Secada, sobre la posibilidad de usar el IGV para formalizar el empleo.

Esperamos que el gobierno observe la ley por el bien de largo plazo de todos los peruanos. El camino sensato hacia delante, debe ser el que el Congreso de la República convoque a un gran debate nacional, en distintos estamentos de la sociedad y ojalá, luego, forme un grupo de expertos para que evalúen todas las opciones, le expliquen a los ciudadanos sus implicancias y asesoren al Estado en el diseño de una solución final.

Es sorprendente la irresponsabilidad con la que algunos analistas apoyan la ley del Congreso, como por ejemplo, Juan Mendoza de la Universidad del Pacífico, quien se multiplica en los medios con argumentos pobres. Por un lado dice que lo de antes era muy malo, pero como no le gusta el sistema, justifica su apoyo a la norma congresal diciendo que no cree que la gente retirará sus fondos. Peor aún, no plantea ninguna solución a la futura demanda de pensiones que tarde o temprano tendremos que enfrentar. Este tipo de opiniones y las de los puristas que no consideran que se debe establecer un sistema de ahorro forzoso, deberían contemplar la posibilidad de desarrollar un debate nacional, antes de aplaudir una decisión más política que técnica.

Para ilustrar a nuestros lectores de un diálogo alturado al respecto, presentamos líneas abajo la entrevista de Jaime de Althaus a David Tuesta, Jefe de la Unidad de Inclusión Financiera del BBVA Research.

Luchemos por nuestra ideas, pero sometámonos a un debate serio. Lampadia

 




Parar y retrasar los proyectos de cobre es inmoral

Días atrás, en Lampadia dábamos cuenta de la drástica reducción del precio del cobre, el cuál tocó su nivel más bajo desde julio de 2009 para llegar a US$ 2.50 por libra. Este mineral es vital para la economía peruana. Es nuestra principal exportación y la mayoría de proyectos por desarrollarse están orientados a explotar este recurso. La cartera de inversiones mineras suma 47 proyectos, de los cuales 32 son de extracción de cobre. Es decir cerca de los 60 mil millones de dólares en inversión potencial que representa el total de la cartera hasta el 2021 son proyectos de cobre. Además, varias minas de oro transitarán hacia la extracción de este metal.

A estas alturas, muchos proyectos ya se pararon. El caso de Conga es emblemático, se advirtió que marcaría el fin de un ciclo antes de que bajaran los precios de los minerales, pero la tozudez de los movimientos anti-mineros de todo pelaje, la debilidad del gobierno y la inconsecuencia del gremio minero, nunca le dieron a la población la oportunidad de entender lo que estaba en juego. Hoy, después de habernos casi despedido de la inversión minera,  creyendo en la posibilidad de construir otros motorcitos de crecimiento y luego de la tremenda caída del precio de cobre (de US$ 3.20 a 2.50 la libra) es obvio suponer que algunos de estos proyectos podrían posponerse o apagarse. Inclusive advertimos que ya se han empezado a explotar los lechos marinos con lo cual tendríamos que poner cruces encima de nuestros yacimientos, como cuando fallece alguien en una carretera (L).

Es realmente indignante que este gobierno no haya aprovechado la ola de los “superprecios de las materias primas”, como se conoce a este periodo. Entre el 2011 y el 2013, después de su pico por encima de US$ 4, el cobre se estabilizó alrededor de los 3.20 dólares la libra. Sin embargo, en el Perú se dejó de atraer más inversiones y se trabó las que estaban en curso. Los resultados: se frenó la economía, la inversión en otros sectores, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad.

Todo esto sucedió a sabiendas, se les advirtió y  se les demostró casi a gritos. El Perú pudo mantener un mayor crecimiento compensando la caída de precios con mayor volumen y bajar, aún más, la pobreza y la desigualdad. No haberlo hecho es INMORAL.

Cuando en agosto 2013, se empezaron a sentir los efectos, recién empezamos con los  paquetitos, pero nunca le explicaron a la población lo que estábamos perdiendo sin la inversión minera, el gobierno se peleó con tirios y troyanos, perdió ascendiente en el Congreso y empezó a hacer pronósticos de crecimiento que había que bajar cada dos meses.   

Lo grave y hasta dramático de esta situación es que al no concretarse los proyectos mineros, se paró el crecimiento de la inversión privada y de la economía. Esto tiene una incidencia directa en la creación de empleos, mejora de ingresos fiscales y por ende en la reducción de la pobreza. Anteriormente, hemos explicado la importancia que tienen la Inversión y el crecimiento en la generación del bienestar en los países.

En Lampadia hemos repetido hasta el cansancio el análisis de la economista peruana Alejandra Zegarra (ver en L: Estudio demuestra la potencia de la inversión minera – El impacto macroeconómico de la minería). “De concretarse todos los proyectos, la producción de cobre podría incrementarse en 140% para el 2024. (…) Los resultados sugieren que por cada dólar de exportación minera, el PBI se incrementa en 0.56 dólares. Esta cifra comprende el impacto inicial de las exportaciones, el del consumo y la reinversión. (…) tan sólo el efecto directo de la producción minera adicional representaría 3.3% del PBI en el 2015. (…) Los impuestos de la producción adicional de cobre representarían en el 2015 el 22.1% del total de la recaudación tributaria minera del 2013. En suma, las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024. Bajo supuestos conservadores, estas inversiones agregarían alrededor de 2 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento del PBI. Por otro lado, las inversiones incrementarían el aporte de la minería al fisco en 143% hasta el 2024.

Como señala Zegarra:  “estos resultados muestran diáfanamente el enorme costo de demorar o atrasar las inversiones mineras. No parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería. Frenar las inversiones sería además frenar el desarrollo regional pues la minería es una actividad económica descentralizada por antonomasia. Finalmente, el aporte tributario de la minería puede servirnos para financiar bienes públicos esenciales que tanto necesita el Perú”.

Ha sido pues, absolutamente irresponsable, autodestructivo e inmoral no desarrollar estos proyectos, pues el incremento del PBI repercute directamente en la disminución de la pobreza. Según Juan Mendoza, profesor de la UP, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Sin este crecimiento al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres, [vs. el 23% actual]. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

Y quienes más se benefician, obviamente, son las regiones y distritos más pobres. Como señaló Macroconsult en su informe titulado ¿Qué implicancias tuvo el crecimiento económico de la última década en la evolución de la pobreza y desigualdad? ( Si desea ver el documento completo consultar en Lampadia): “La elasticidad crecimiento del PBI departamental-Pobreza departamental fue estimada en 0.64. Esto significa que por cada 1% que crece el PBI de los departamentos, la pobreza se reduce en 0.6 pp. Bajo este resultado, si el PBI departamental creciera a ritmo de 6% anual durante los próximos 8 años, entonces la pobreza casi podría desaparecer. Adicionalmente, se encontró que esta elasticidad es mayor en departamentos con niveles medios de ruralidad y en la sierra y selva. La evidencia en torno a la hipótesis de crecimiento propobre (esto es, que la elasticidad sea mayor en áreas más pobres), es apenas leve. En los apartados precedentes observamos que la pobreza se redujo en tiempos recientes y que esta es altamente sensible al crecimiento económico. En términos netos, esto significa que ahora la probabilidad de encontrar un hogar pobre es mucho menor que hace siete años, y que esta probabilidad se viene reduciendo en la medida que crezca el PBI”.

Es hora, entonces de iniciar una cruzada nacional por desarrollar los proyectos y volver a crecer para reducir la pobreza y la desigualdad.  Lampadia




Propuestas para mejorar el sistema

La semana pasada Lampadia organizó una conversación sobre el futuro del sistema de pensiones. Los invitados fueron: Luis Valdivieso, Presidente de la Asociación de Administradora de Fondo de Pensiones (AAFP) y ex Ministro de Economía, Richard Webb, Director del Instituto del Perú de la USMP y ex Presidente del Banco Central de Reserva y Juan Mendoza, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico. Esta conversación fue conducida el Director de Lampadia, Pablo Bustamante, y su equipo, Pablo O’Brien.

En enero de este año, Lampadia propuso la alternativa de usar el IGV como un mecanismo para incorporar a los independientes al sistema. (Ver en L: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo)  La idea es que cuando uno compra, presenta un DNI o RUC que establece una identificación entre el IGV y quién pago. Los independientes podrían así canjear parte de los pagos de IGV de sus facturas y boletas, por aportes a sus cuentas individuales.

Conversación:

Webb principalmente expresó su opinión negativa en relación al sistema. Según él, el costo del 13% de aporte al año obligatorio descapitaliza a las personas, sobretodo a los empresarios independientes que llevan una vida que exige ahorro e inversión. El argumento de la seguridad social no es suficiente para obligar a los empleados a ahorrar, y un sistema como Pensión 65 es posible.  (Ver en Lampadia (L): Las AFP por Richard Webb)

El Presidente de AAFP,  Valdivieso, afirma que independientemente de que uno ahorre en un sistema obligatorio o no, todos enfrentamos dos problemas: el riesgo de longevidad, en el cual la capacidad de generación de ingresos va a ser menor al costo de vida, y la nuclearización de la familia, en la que el concepto de familia extendida va desapareciendo, y puede llegar hasta la individualización. Con estos dos puntos claros, se puede abordar el tema del ahorro obligatorio o voluntario, y de corto o largo plazo.

El beneficio de ahorro en un sistema que conjuga riesgos es que si se enfrentan conjuntamente se tiene más posibilidades de éxito. El sistema contributivo [similar al de la ONP] basado en la formalidad, en un país como este, puede no ser el mejor. Otro problema es que la esperanza de vida está aumentando, y esto significa que cada vez se va a vivir más tiempo después de la edad de jubilación, y son años que tienen que ser financiados durante la vida laboral.

Por otro lado, el catedrático de la Pacífico, opinó que no cree que existan argumentos sólidos para que haya un ahorro forzoso, y destaca que el sistema actual no está funcionando bien, con una cobertura de solo 25%. Esto se debe a la densidad de cotización ya que las personas no siempre aportan, dependiendo de si están en planilla o no. (Ver en L: Cobertura es principal problema del Sistema de AFP: Enfoquemos adecuadamente el debate.)

En el caso hipotético en el que se busque el ahorro, el problema es que se grava el salario formal. En un país con tanto empleo informal, el que se imponga el ahorro en este sector aumenta la pérdida de eficiencia y, por la manera que se ha planteado, crea barreras para formalizar. Además, la falta de liquidez en valor presente puede impedir la inversión en otras maneras de ahorro, como por ejemplo la educación o en vivienda.

Lo importante del momento actual es cómo hacemos para rescatar el sistema antes de que alguno de los muchos proyectos que pululan en el Congreso, vaya a terminar de destruirlo.

Una alternativa es fortalecer el sistema actual, creando incentivos para incorporar a los independientes, sin que sea obligatorio.

Más bien los sistemas contributivos, que se basan en la idea de que los jóvenes mantienen a los mayores, puede llegar a ser insostenible, como los modelos Ponzi. (Ver en L: Cuidado, no destruyamos las AFP, mejoremos el sistema) Lo que se está planteando, más bien, es que se financie con los impuestos existentes, como plantea Levy del BID (impuestos a la renta)  o como propone Lampadia (en base al IGV).

Mendoza, junto con un equipo de la Universidad del Pacífico, ha evaluado otra alternativa. Se plantea utilizar parte de los pagos por IGV con cuentas individuales. Uno compra y una fracción de los impuestos pagados van a una cuenta personal. Esto tiene el potencial de formalizar rápidamente, ya que atrae a los informales al darles un crédito cada vez que pagan IGV. Conceptualmente esto coincide con lo planteado por Lampadia.

Un problema con este sistema, como dice Webb, es que no llegaría a las zonas más pobres del país, en las que no se paga IGV. Para estos casos existe Pensión 65, que podría ser restringida para proteger a los adultos mayores en situación de pobreza extrema.

Efectivamente, es muy difícil lograr una solución universal. De lo que se trata es de ampliar la cobertura y lograr una mayor legitimización del sistema.

Al final de la importante conversación con Webb, Valdivieso y Mendoza, identificamos algunos objetivos mínimos:

  • El sistema requiere mejoras
  • Es imposible lograr una solución única y universal
  • Lo prioritario es ampliar la cobertura en la población independiente en una proporción importante
  • Con buenos incentivos para el sector independiente, no tendría que insistirse en la obligatoriedad de aportes
  • Para los trabajadores independientes, un aporte que afecte sus ingresos disminuye sus posibilidades de capitalización y establece una fuerte barrera a la formalización
  • La alternativa de usar parte de los pagos por IGV, puede ser efectiva para ampliar la cobertura, no gravar los ingresos, promover la formalización laboral y mejorar la recaudación del IGV
  • Sería ideal eliminar el sistema Ponzi de la ONP, que ya representa un costo eventual de unos US$ 100,000 millones y que es muy injusto para quienes no logran aportar por 20 años (ellos pierden el íntegro de sus aportes)

Este tema debe ser tratado técnicamente y no con apremios políticos. Esperamos que esta conversación sea un aporte para una discusión seria sobre el futuro del sistema de pensiones en el Perú. Lampadia.




Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento

Hace unos días el INEI publicó un informe técnico que da cuenta de una disminución de 1.9% en la pobreza total el año pasado y de 1.3% en la pobreza extrema. Así, al cierre del 2013 las cifras oficiales indican que en el Perú la tasas de pobreza alcanzan un mínimo histórico de 23.9% y 4.7%, respectivamente, habiendo alcanzado la pobreza extrema un nivel inferior a la meta de 5% trazada para el 2016. Estas reducciones de la pobreza del 2013, si bien menores a las de años anteriores, han sido tomadas por muchos analistas como una mala foto, pero el análisis tiene que tener una mayor perspectiva, la de una década (cual película) que ha producido excelentes resultados.

El reporte del INEI nos indica que la reducción de la pobreza ha venido además, acompañada de una reducción adicional de la desigualdad. La pobreza en la sierra y en la selva se redujo más que en la costa, y en el área rural, las reducciones fueron mayores que en el ámbito urbano. Además, el ingreso de los deciles más pobres creció más rápido que el de los deciles más ricos.

Más allá del número alcanzado en un año dado, es importante entender los procesos que explican la notable mejora en las condiciones de vida de la población. Nos estamos refiriendo a las relaciones causa-efecto que han hecho que la pobreza, que alcanzaba al 59% de los peruanos hace 10 años, haya caído 35 puntos porcentuales en tan poco tiempo, acompañada de una reducción de la desigualdad.

Según Juan Mendoza, profesor de la Universidad del Pacífico, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Según este investigador, si no hubiera habido crecimiento económico al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

Por su parte, el investigador de Grade Javier Escobal destaca que La evidencia muestra que la mayor contribución al incremento de los ingresos rurales de los pobres proviene de los ingresos laborales. Las transferencias y donaciones públicas han tenido un rol importante en la explicación de la reducción de la pobreza extrema, pero no son el factor más importante para explicar la reducción de la pobreza en el segmento de pobres no-extremos.” Este especialista enfatiza además -contra lo que muchos piensan- que la tasa de pobreza rural viene disminuyendo mucho más rápido que la urbana. En palabras de Escobal:como nunca antes, vemos que brechas históricas vienen acortándose.”

La ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Mónica Rubio  señala que para el Perú el rol del crecimiento económico escentral, estimándose que este es responsable por el 75% al 85% de la reducción de la pobreza.” Aún más, agrega: “para el mundo, se estima que el crecimiento explica entre el 70% y 95% de la reducción de la pobreza”. 

Por último, según cálculos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial –IEDEP, de la Cámara de Comercio de Lima, el 94% de la caída de la pobreza publicada por el INEI se atribuye al crecimiento económico, mientras que el otro 6% se debe a las transferencias de los programas sociales.

Queda entonces claro que la clave para derrotar a la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social. Esta es la razón por la cual Apurímac dejó de ser la región más pobre: ahí se está ejecutando Las Bambas (que involucra una inversión superior a los US$ 5 mil millones) y la inversión pública se ha incrementado considerablemente con recursos originados en el mismo sector privado. Lo contrario lo tenemos en Cajamarca, la región que menos ha crecido entre el 2008 y 2013 según el IPE, hoy, la más pobre del Perú con el 52,2% de la población en situación de pobreza, “destronando” justamente a Apurímac. En Cajamarca la inversión pública está estancada porque el sector privado ya no genera riqueza, la productividad del agro es de las más bajas del país, seis veces menos que en Arequipa, y su presidente regional con su socio (y a veces enemigo, el ex cura Arana) han impulsado una agenda política anti-minera que ha paralizado un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga, que hubiera generado miles de empleos y encadenamientos productivos en la región. Peor aún, de paso, se paralizaron prácticamente todos los demás proyectos. Una región mágica, que podría ser la más rica del Perú, se encamina a vivir en la miseria.

Algunos dicen que en cuanto al crecimiento y reducción de la pobreza, tuvimos suerte, que fue por los precios de los commodities, pero no nos olvidemos, que solo hace unas semanas, tanto Nouriel Roubini como Paul Krugman, nos dijeron que no fue solo por suerte. La misma la tuvieron todos en la región y sus resultados están muy lejos de los nuestros. Nuestra prosperidad fue también por las buenas políticas públicas que supimos mantener consistentemente.

Hemos experimentado un proceso muy positivo que debemos fortalecer, precisamente, por lo que aún falta lograr. Todavía existen 7.3 millones de personas en situación precaria y 1.4 millones de pobres extremos. Motivo por el cual, nuestra agenda pendiente debe seguir privilegiando el crecimiento económico, apostando por la mejorar la educación, cerrar las brechas de infraestructuras y lograr un avance importante en la calidad de nuestras instituciones. Lampadia