Gestión que hace agua

Por: Miguel Palomino Bonilla, presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE).
La República, 14 de Setiembre del 2022

“Con respecto a la tarifa por agua, esta generalmente es muy baja y por lo tanto la empresa no puede expandirse”.

El servicio de agua potable y alcantarillado con el cual debería poder contar la población del Perú es insuficiente, aun cuando ha habido importantes mejoras en la última década. La problemática del servicio es diferente en zonas rurales que en zonas urbanas, entre otras cosas porque en zonas rurales resulta muy caro tender una red pública de agua y alcantarillado (aunque existen alternativas no tan caras). Por ello, en esta columna solo nos referiremos a la problemática de los servicios de agua potable y alcantarillado (SAPA) en ciudades capitales de región de la sierra peruana.

Cuando uno revisa la información disponible sobre este servicio, se da con cuatro características generales. Primero, que existe un alcance muy variado de los SAPA entre ciudades. Segundo, que contar con agua potable no quiere decir que se tenga acceso a ella cuando se quiera, lo usual es que este servicio esté disponible solo por horas. Tercero, el costo del servicio varía mucho de ciudad en ciudad y este no guarda relación con la calidad del mismo. Cuarto, el servicio de alcantarillado es bastante peor que el servicio de agua.

¿Por qué son tan distintos los resultados? En buena parte porque los SAPA son responsabilidad de las autoridades locales, lo que hace que la experiencia de gestión sea variopinta. Además, en muchos casos las empresas municipales están en apuros financieros por no cobrar lo que deberían para cubrir los costos del servicio.

Ocurre que ninguna municipalidad quiere tomar una medida tan impopular como cobrar más por el agua. Como consecuencia, no pueden ampliar el servicio para los que no lo tienen. El resultado es que los más pobres compran el agua mucho más cara e incluso insalubre (por ejemplo, de aguateros), por lo cual, entre otras cosas, se enferman más.

Para muestra, en el 2011 Cerro de Pasco y Puno eran las dos ciudades capitales regionales de la sierra que tenían peor cobertura de agua. Al 2021, Cerro de Pasco era una de las mejores, aumentando su cobertura en 40 puntos porcentuales, mientras que Puno ha quedado como la peor (aunque mejoró). ¿Qué explica este hecho?

Como dije antes, gestión adecuada. En muchas municipalidades existe carencia de profesionales, en parte porque rotan mucho, en parte por escasez de presupuesto. Pero basta con que una obra tenga los estudios de factibilidad adecuados y se contrate a un buen operador para ejecutarla y el problema se acabó. Eso es precisamente lo que ocurrió en Cerro de Pasco. Luego de años con un proyecto inadecuado que paralizó las obras, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento encargó a una prestigiosa empresa construirla y la obra se concluyó. Similar experiencia se ha tenido con las inversiones de la reconstrucción con cambios.

Con respecto a la tarifa por agua, esta generalmente es muy baja y por lo tanto la empresa no puede aumentar sus servicios. En 2021, dos tercios de las ciudades cobraban menos en términos reales (es decir descontando la inflación) que lo que cobraban por agua el 2011. Justamente Cerro de Pasco, con un incremento real de 50%, es la que más aumentó, aunque el costo sigue siendo menor al promedio. No olvidemos que hay que considerar entre la falta de cobro el robo de agua y la que se pierde por tuberías rotas que suele estar alrededor de 1/3 a casi 1/2.

Otra característica importante de los SAPA es que, en promedio, cada familia de las capitales de región de la sierra solo recibe 18 horas de agua potable al día. Y solo dos tercios tienen servicio de alcantarillado. Nuevamente Cerro de Pasco, con 20.2 horas al día de servicio y 84% de cobertura de alcantarillado, tiene uno de los niveles más altos.

Que estas elecciones municipales los votantes elijan a los mejores candidatos, no porque hablaron bien, sino por los planes concretos, los deseos de trabajar y la honestidad que todo funcionario público debe tener.




¿Qué hace el gobierno peruano al respecto?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 9 de setiembre de 2022
Para Lampadia

Veamos algunos titulares recientes acerca del clima en otras partes del mundo:

“China enfrenta su sequía más larga y severa jamás registrada.” (La Verdad – México; 26/8/2022).
“California sufre su mayor sequía en más de mil años.” (La Opinión – California; 18/7/2022).
“México árido: la peor sequía en 11 años.” (Metro World News; 27/8/2022). Y la última:
“Sequía extrema en Europa / Campos de cultivo muertos y comunidades enteras sin agua.” (Euronews; 5/8/2022).

Como se ve, todas son noticias dramáticas. La actual sequía en el hemisferio norte es real y brutal. Asia, Norteamérica y Europa están padeciendo de una severa escasez hídrica. Nuestro país – gracias a Dios – no. Al contrario, nuestros reservorios – a pesar de estar en pleno estiaje – están llenos. ¿Será que Dios es peruano? … pareciera que sí.

Pero no nos distraigamos con la nacionalidad de Nuestro Padre Celestial. La pregunta es: ¿qué se avecina con la severísima sequía en el hemisferio norte? ¿Acaso no vendrá – a corto plazo – una tremenda inflación alimentaria a nivel mundial? Si la guerra entre dos países cerealeros como Rusia y Ucrania propició un alza tan significativa en los precios del trigo, cebada, maíz y demás cereales ¿cuánto más podrían subir los precios de dichos productos ante una sequía tan devastadora en países que – sumados – abarcan áreas cultivables mucho más extensas que Rusia y Ucrania juntos?

No me gusta fungir de agorero de males y desdichas, pero no veo otro futuro que alimentos caros, muy caros… más caros que los que están actualmente en los mercados. Fatalmente, no veo nada que impida el alza – más de lo que están – del pan, del pollo, de los huevos, del aceite, de la leche y todo lo demás.

Pues bien, eso que es malo – muy malo – para algunos consumidores; me refiero a los pobres y desempleados, es bueno para los productores de alimentos.

Efectivamente – aunque parezca cruel – los agricultores ganan en los ciclos inflacionarios como el que estamos viviendo. Incluso, ganarán aún más en el ciclo inflacionario que está por venir.
Los productores peruanos de maíz, algodón, café, caña de azúcar, arroz, papa, etc. – y que no son pocos – están ganando con el alza de precios actuales, y apuesto doble contra sencillo que ganarán más aún, el próximo año.

Repito. Los que más están sufriendo la inflación alimentaria – y sufrirán aún más – son los pobres y desempleados. Aquellos compatriotas que están pasando las de Caín para comprar alimentos caros… carísimos. ¡Por eso era tan importante promover inversiones empresariales en todo el país! Inversiones en nuevas empresas – mineras, petroleras, agrícolas, pesqueras, industriales, comerciales, turísticas, tecnológicas, de servicios, etc. – e inversiones en ampliaciones de operaciones existentes.

Ante un escenario inflacionario como el actual, el reto era – precisamente – generar empleos masivamente para que todos los peruanos tengan ingresos con qué comprar alimentos caros. Pero no. Este gobierno es tan inepto – y retrógrado y acomplejado y corrupto – que, en vez de promover el desarrollo empresarial y laboral en todo el país, más se está dedicando a trabar el proceso de inversión empresarial a nivel nacional, generando así todos los males que estamos viviendo: estancamiento económico y productivo, desempleo, pobreza, hambre, informalidad, delincuencia, mendicidad, etc. etc. etc. ¡Un caos social, económico y moral!

El Presidente Castillo – rodeado de lo peor de lo peor en materia ministerial – es la madre del cordero. La sequía que está devastando la agricultura de Asia, Norteamérica y Europa nos pasará factura, muy pronto. Los precios de los alimentos subirán aún más. Y el gobierno no está haciendo nada al respecto.

Los bonos alimentarios que pretende repartir – aparte de coimas y sobornos – no servirán de mucho. Sólo un vasto proceso de inversiones empresariales – a todo nivel – habría paliado el encarecimiento alimentario que se avecina.

Inversiones que hubieran generado empleos.
Empleos que hubieran generado ingresos para los peruanos. Sobre todo, para los más pobres.
Ingresos que hubieran permitido comprar alimentos caros.
Alimentos que hubieran generado salud, dignidad y bienestar para todos los peruanos.

Pero no. Frente a la devastadora sequía en el hemisferio norte, el gobierno – nuestro gobierno – no está haciendo nada. Peor aún, está desalentando el proceso de inversión y generación de empleo, lo cual está empobreciendo a muchos peruanos… más de lo que están. Así estamos. Lampadia




¿Escasez hidrológica o sequía ideológica?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 11 de marzo de 2022
Para Lampadia

El tema preferido de los ideólogos que se oponen a la agricultura empresarial en nuestro país es la sequía. Conozco a varios “especialistas” – llenos de maestrías y doctorados, eso sí – que despotrican en contra de las empresas agroexportadoras, porque – según ellos – consumen mucha agua; tanta que el recurso se torna insostenible en el tiempo; y que por ellas los campesinos y los pueblos no tienen agua.

Efectivamente, hace más de 20 años que vengo escuchando que Ica – y medio Perú – se quedará sin agua por la sobre explotación de los acuíferos por parte de las empresas agroexportadoras.

Sin embargo, luego de los anuncios agoreros, no solo no aparece la sequía, sino todo lo contrario; los ríos se cargan de bote a bote – inclusive algunos se desbordan – y los agricultores brindamos por ello.

A los hechos me remito. Desde diciembre pasado – como todos los años, desde toda la vida – todos nuestros ríos están a tope. Hoy – quincena de marzo – en Ica y en todo el país, mucha agua dulce se está perdiendo en el mar. De eso… no se oye padre. Más aún, muchos críticos – seguramente por temas de soroche – no ven, o no quieren ver la belleza de las lagunas altoandinas llenas de agua, las pasturas de la Sierra verdes y frondosas, y el ganado sano y bien alimentado. Además ¡qué grato resulta medir la recuperación de los acuíferos subterráneos de la Costa, luego de meses de abundancia de aguas de avenida!

El problema es que pronto – acabada la temporada de lluvias – entraremos al estiaje. Y ahí sí, a partir de mayo o junio, muchos se lamentarán por la falta de agua en nuestros ríos. Pregunto: ¿qué hicieron para retener parte de las abundantes aguas de lluvias que tuvieron frente a sus narices y que se perdieron en el mar? La respuesta es… nada.

Entonces, en vez de quejarse y criticar – más bien – hay que actuar como corresponde. Desde las cabezadas de nuestras cuencas – en hermandad entre la Costa y la Sierra, tal como lo hicimos entre Ica, Huancavelica y Ayacucho en el período 2015 / 2018 – hasta las desembocaduras de nuestros ríos en el mar, debemos llevar a cabo lo que se denomina la “Siembra y Cosecha de Agua”.

Arriba – donde llueve – debemos construir muchos reservorios; pequeños, medianos, y grandes. Incluso, en las partes medias y bajas de nuestras cuencas. No hay reservorios malos. Todos valen. No importa el tamaño, sino el volumen de agua almacenable por todos los reservorios en conjunto. De eso se trata; de guardar la mayor cantidad de aguas de lluvias posible, para disponer de ellas en los estiajes.

También debemos reforestar y revegetar todas las cabezadas y quebradas. La tala indiscriminada de los últimos años ha dejado a nuestros cerros pelados, lo cual – ante cualquier lluvia, por más pequeña que sea – deviene en mortíferos huaicos que arrasan con todo lo que encuentran en su camino. La vegetación compuesta de bosques y pastizales se constituiría así en una gigantesca esponja natural, que retendría el agua de lluvias, y evitaría la erosión de nuestras quebradas.

La agricultura de secano debe cederle el paso a la agricultura bajo riego. Y el riego en sí, debe tecnificarse a todo nivel. Hay que instalar aspersores de agua en las planicies y quebradas altoandinas, y riego por goteo en las partes medias y bajas de nuestros valles.

Los acuíferos deben manejarse sosteniblemente. En efecto, el subsuelo también sirve para almacenar grandes cantidades de agua. En ese sentido, los acuíferos se rellenan naturalmente; a través flujos de aguas superficiales (ríos, acequias, surcos, etc.) y artificialmente; a través de procesos de infiltración inducida, tal como se está haciendo en Ica, con resultados muy favorables.

Pero el manejo eficiente del agua implica – también – acciones administrativas innovadoras, tales como tarifas diferenciadas, o lo que en su momento planteamos como “tomas libres”. ¿Qué significa eso?

Pues que en épocas de abundancia – llámese, en las temporadas de lluvias, como la que está por acabar – casi no se debe cobrar por el agua. Y todas las compuertas deben abrirse para que el agua discurra libremente por todos los cauces y acequias.

En cambio, el agua regulada; aquella proveniente de reservorios y represas debe cobrarse a tarifas que cubran los costos de inversión y distribución. De esa forma, promovemos la infiltración de las aguas de avenida, para – precisamente – recargar al máximo los acuíferos, y hacer uso de las aguas subterráneas en los estiajes.

Dicho esto, quiero dar gracias a nuestra madre naturaleza, por la gran cantidad de agua de lluvias que nos brinda todos los años, entre los meses de diciembre y marzo. No obstante – al mismo tiempo – ruego a Dios y a todos los santos para que corrijan la sequía ideológica que padecen algunos científicos, filósofos, políticos, periodistas, y demás amargados que, en vez de sembrar y cosechar agua en nuestras cuencas para tener – todos – agua todo el año, sólo saben criticar y hablar por las heridas de la envidia. Lampadia




¿Por qué no construimos reservorios en la Sierra?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 11 de febrero de 2022
Para Lampadia

Desde diciembre pasado tenemos agua en todos nuestros ríos. En unos más, en otros menos. El hecho es que mucha agua dulce está perdiéndose en el mar. La pregunta es ¿acaso la situación no se repite año a año, desde que tenemos uso de razón?

La respuesta es sí; todos los años es la misma historia. Todos los años, a partir de noviembre, los agricultores de Ica – y de todo el Perú – aguardamos con impaciencia el inicio de la temporada de lluvias. Y semanas más, semanas menos, las aguas de lluvia siempre llegan a los valles de la Costa. Siempre.

Ahora, con los ríos cargados – y superada la angustia de la espera del agua – estamos en el segundo capítulo de la historia: la preocupación por los desbordes de ríos, o – lo que es peor – las inundaciones o huaicos. O sea, pasamos de un extremo a otro: de la sequía a las inundaciones.

 

Así las cosas, el desafío del agua es el siguiente:

  • ¿Qué hacer para tener control de la situación durante las temporadas de lluvias?
  • ¿Qué hacer para tener agua en los estiajes?
  • O mejor dicho ¿qué hacer para tener agua todo el año?

Y la respuesta es muy sencilla: reservorios, reservorios y más reservorios… tal como hicimos en Ica, durante el período 2015 – 2018, bajo el liderazgo de la Dirección Regional de Agricultura.

Efectivamente, en aquel entonces construimos muchos reservorios – pequeños y medianos – sobre todo en las nacientes de nuestras cuencas. Arriba, en la cordillera… donde llueve. Asimismo, sembramos muchas plantaciones forestales y cercamos muchos pastizales para retener el agua de lluvias, y evitar la erosión de nuestras quebradas y laderas. Así se soluciona la escasez de agua en los estiajes. Así se evitan los huaicos y desbordes de ríos en las avenidas.

Efectivamente, debemos desterrar de nuestras mentes aquella idea equivocada de que sólo las grandes represas solucionarán nuestros problemas de escasez de agua en los estiajes. Conste que no me opongo a los grandes proyectos de irrigación… pero peor es nada. En todo caso, muchos pequeños y medianos reservorios – sumados – pueden almacenar tanta o más agua que pocos grandes reservorios.

Por lo demás, las grandes irrigaciones son muy costosas, muy riesgosas, y de larguísimo plazo. Algunas – como Alto Piura, Pampas Verdes, etc. – sólo quedan en ofrecimientos politiqueros. Nunca se construyen. O, peor aún, algunas quedan truncas, como Majes Siguas II, Chinecas, Chavimochic III… Oh políticos, periodistas, académicos… ineptos, demagogos y corruptos ¡cuánto daño nos hacen a los peruanos! En fin…

Pero sigamos. También debemos trasvasar aguas sobrantes de cuencas que vierten al Atlántico, hacia cuencas deficitarias que vierten al Pacífico. Olmos… por ejemplo. ¡Un proyecto extraordinario que algunos amargados envidiosos no quieren reconocer! Incluso, hay que trasvasar aguas sobrantes entre cuencas que vierten al Pacífico, como es el caso – también exitosísimo – de Chavimochic (etapas I y II) en La Libertad. Para ello tenemos que establecer lo que hemos denominado “La Hermandad del Agua” entre la Costa y la Sierra.

¿En qué consiste la hermandad del agua?

  1. En dialogar con respeto y cordialidad con nuestros pares andinos.
  2. En crear los Consejos de Cuenca de manera equitativa. Es decir, con el mismo número de representantes de la Costa y de la Sierra.
  3. En compartir las aguas trasvasadas y almacenadas a lo largo de todas las cuencas… de arriba a abajo.
  4. En mantener los ecosistemas naturales de nuestras cuencas; desde las nacientes hasta las desembocaduras. Y
  5. En establecer un Canon Hídrico – que provendría de los impuestos que pagan las empresas agrarias de la Costa – para financiar los reservorios y plantaciones forestales antes mencionadas.

Por otro lado, en las partes bajas de nuestras cuencas, debemos infiltrar la mayor cantidad de agua posible durante las avenidas. Dar tomas libres en épocas de abundancia – levantar todas las compuertas – para que los agricultores rieguen sin ninguna limitación. Así rellenaríamos los acuíferos y guardaríamos agua para los estiajes.

Incluso, debemos diferenciar las tarifas de agua, según sean aguas de avenida o aguas reguladas. Las aguas de avenida deben costar poco… o nada, mientras que las aguas reguladas deben costar más. Cuidar cada gota de agua regulada… esa es la idea.

Además, debemos tecnificar el riego mediante aspersores y / o goteros para mejorar el uso del agua… sobre todo del agua regulada. Ciertamente, debemos explotar racionalmente los acuíferos mediante redes de pozos – ojalá, interconectados entre sí – para complementar las dotaciones de agua superficial, y poder regar todos los días del año.

He ahí una política sensata respecto al agua para nuestra agricultura. Una política orientada a aumentar la disponibilidad de agua – todo el año – sobre todo para la pequeña agricultura. Una política de mejora de la productividad y competitividad del agro a través de un vasto programa de Siembra y Cosecha de Agua, y la tecnificación del riego en todo el país.

La idea es cambiar la historia de los últimos 50 años – o más – la cual podría sintetizarse así: muchos ministros de Agricultura, muchos cambios de funcionarios, mucha politiquería barata, mucho floro y demagogia, mucho gasto burocrático, muchas consultorías, muchos huaicos e inundaciones, mucha agua dulce perdida en el mar… pero muy pocos reservorios.

En base a todo lo dicho, pregunto: ¿acaso no tenemos agua en abundancia? ¿Acaso todos los años – en esta época del año – no botamos cualquier cantidad de agua dulce al mar? ¿Por qué – en vez de criticar – no construimos reservorios en la Sierra? Lampadia




Loreto… un gigante aislado y maltratado

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 19 de abril de 2019
Para Lampadia

Parafraseando a García Márquez, hay que vivir la realidad loretana para contarla. Es que no hay palabras para expresar la belleza de la Amazonía peruana. Las fotos y videos ayudan, pero no lo suficiente. Repito. Para describir la realidad loretana, hay que vivirla para contarla.

El paraíso terrenal está realizado en la Selva del Perú. La diversidad de su flora y fauna es infinita. Su hidrografía es majestuosa. Troncos y follajes colosales. Animales de agua, tierra y aire. Ríos y lagunas de ensueño. ¡Nuestra Amazonía es preciosa!

El problema de Loreto está por el lado del Estado. ¡Cuándo no!

  • A pesar de estar rodeada por un “mar de agua dulce”, Iquitos no tiene agua potable. Cientos de millones se invirtieron en dicho proyecto, pero nada. Odebrecht y su pandilla se embolsicaron el dinero. ¡Corrupción total!
  • Por otro lado – en materia energética – Iquitos está aislada del resto del país. La ciudad de cerca de 500 mil habitantes no está integrada al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). Iquitos se abastece de energía térmica cara e inconstante. Así las cosas, las empresas loretanas compiten en desventaja frente a sus pares del resto del país.
  • En el ámbito logístico, Iquitos es – quizás – la ciudad de mayor población del mundo sin acceso terrestre. Efectivamente, a Iquitos sólo se puede llegar por aire o por agua.

Por todos estos motivos – y con justa razón – los loretanos claman por la línea de trasmisión de energía Moyobamba – Iquitos, y por la carretera Iquitos – Saramiriza – Costa Norte. Los trazos y especificaciones técnicas de ambos proyectos están definidos, y sólo queda ejecutarlos. Pero eso sí – ojalá – sin coimas ni sobornos de por medio.

El Trapecio Amazónico – o triple frontera – compuesto por Santa Rosa (Perú), Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia) es un monumento a la desigualdad. Perú pobre y abandonado. Y Colombia y Brasil dignos y civilizados. ¿Migraciones y Aduanas? Mejor sería establecer una zona de libre transito de personas y mercaderías, pero no. Hay que crear controles para poder coimear.

Pero eso no es todo. A los males del aislamiento y la corrupción, a Loreto hay que sumarle la debacle de sus otrora prósperas industrias petrolera y maderera.

Los continuos sabotajes al oleoducto norperuano – y la permisividad del Estado frente al vandalismo y la delincuencia – han causado daños irreparables en la industria hidrocarburífera. Resultado: se esfumó el canon petrolero de Loreto.

En el ámbito forestal la cosa es similar. Muchas empresas madereras han desaparecido. Miles de trabajadores han quedado desamparados. La lucha contra la tala ilegal – con la cual estoy de acuerdo – no fue contrarrestada con una política que promoviera una forestería formal, bien manejada y sostenible. Total, nuestra balanza comercial forestal sigue siendo deficitaria, a pesar de tener uno de los bosques más extensos y productivos del mundo.

OTROSÍ DIGO: Los loretanos valoran mucho lo hecho en Ica respecto al dinamismo del sector agroexportador, a la hermandad del agua con Huancavelica, a la eliminación de las colas en los hospitales, y a la lucha contra la corrupción. Por eso fui invitado a Iquitos la semana pasada. Para contarles cómo lo hicimos.

Y la pasé de maravillas. Los charapas son como los iqueños. ¡Lo máximo! Pero están aislados y maltratados. ¡Así está Loreto! Lampadia