La supercomputadora más poderosa e inteligente

La semana pasada, IBM presentó a Summit, la «supercomputadora científica más poderosa e inteligente del mundo». IBM dice que su nueva computadora procesará 200,000 cuatrillones de cálculos por segundo, afirmando que “para poner esto en perspectiva, si cada persona en la Tierra hiciera un solo cálculo por segundo, tomaría 305 días hacer lo que Summit hace en un solo segundo”.

La máquina, construida por IBM para el Laboratorio Nacional Oak Ridge del Departamento de Energía de EEUU, tiene más del doble de capacidad que el actual líder mundial, el Sunway TaihuLight de China, lo cual haría que por primera vez en cinco años EEUU tenga el título del país con la computadora más poderosa del mundo.

Pero el verdadero significado reside en algo más que su poder de procesamiento en bruto: utiliza una nueva arquitectura de computadoras para manejar grandes cantidades de datos para desarrollos de inteligencia artificial, en lugar de limitarse a modelados a gran escala y simulaciones.

Summit se diseñó teniendo en cuenta Big Data, a una escala aún mayor que los sistemas de datos especializados, utilizados por compañías como Google y Microsoft para manejar los datos necesarios para el entrenamiento de algoritmos de inteligencia artificial (IA). De hecho, ha sido «diseñada para ser el sistema de IA más grande y rápido del mundo», dijo John Kelly, jefe de soluciones cognitivas e investigación en IBM. «Será capaz de asumir algunos de los mayores desafíos de IA que tiene el mundo».

Thomas Zacharia, director de Oak Ridge, dijo que el sistema, que cuesta unos 200 millones de dólares, ya se ha utilizado para realizar un cálculo que habría llevado 30 años en una computadora promedio, mientras que a Summit le tomó tan solo una hora.

Pero Summit es más que solo una computadora. Las supercomputadoras ya están siendo utilizados en la industria para todo: desde el diseño de nuevos aviones, hasta la creación de nuevos materiales. Otras son utilizadas por los militares para diseñar armas nucleares y por científicos para llevar a cabo investigaciones con impacto en la ciencia y la salud.

IA en la Copa Mundial de Futbol

La inteligencia artificial está presente hasta en temas más corrientes, como en la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018, que será el evento deportivo con el mayor despliegue tecnológico de la historia. Y entre las más destacadas innovaciones está la “World Cup Highlight Machine”, en la que Fox Sports se ha asociado con IBM para utilizar la inteligencia artificial de Watson para crear un centro de videos que permite crear clips a pedido (on-demand) de los mejores momentos de todos los partidos de la Copa FIFA que datan desde el año 1958.

Tableros de control para videos a demanda desde 1958
Video Brasil – Escocia 1998. Minuto 19, Jim Leighton salva un tiro de Ronaldo

El usuario podrá personalizar sus opciones como mejor le parezca basándose en sus intereses o preferencias. La cadena de televisión dice que existen 300 partidos archivados que Watson es capaz de analizar, los cuales pueden ser filtrados basándote en el año del torneo que uno quiera ver, el equipo, jugador, partido, o cualquier combinación de estos. Ver: Fox Sports’ World Cup Highlight Machine is powered by IBM’s Watson

Más allá del futbol

Las supercomputadoras como Summit también ayudarán en desarrollar avances en proyectos como el cambio climático. Patrick Brown, del Carnegie Institution for Science de la Universidad de Stanford, señala que uno de los mayores desafíos es modelar el comportamiento de las nubes, que tienen una influencia significativa en el calentamiento. Con más poder de cómputo, dice, será más fácil modelar lo que le está sucediendo a las nubes con mucho mayor detalle y en horizontes de tiempo más largos. Eso podría ayudar a resolver la relación entre los resultados de diferentes modelos climáticos.

Summit es también un paso importante hacia el próximo gran premio en informática: máquinas capaces de un exaflop, o un billón de cálculos por segundo. Ya existe una carrera internacional para llegar a este hito, y Estados Unidos y China son considerados los dos favoritos. Estados Unidos busca construir varias de estas máquinas, que podrían costar entre US$ 400 millones y US$ 600 millones cada una, y ha contratado a Nvidia, IBM y otras compañías como Intel para ayudar. El objetivo es poner en funcionamiento una o más de estas computadoras «exascale» entre 2021 y 2023.

Jack Wells, de Oak Ridge, dice que la experiencia de construir Summit, que ocupa un área del tamaño de dos canchas de tenis y transporta 4,000 galones de agua por minuto a través de su sistema de enfriamiento para bajar cerca de 13 megavatios de calor, ayudará a desarrollar el trabajo en máquinas exescale, lo que requerirá una infraestructura aún más impresionante.

Gracias a estos y otros avances, Summit ayudará a alcanzar picos de potencia informática aún más impresionantes. Veamos la presentación oficial de Summit:

Sistemas IBM

Llegar a la cima: la supercomputadora más inteligente del mundo

La supercomputadora Summit construida por IBM es la
máquina de inteligencia artificial más inteligente y más
potente del mundo. Con 4600 nodos individuales, ocuparía el
equivalente de dos canchas de tenis.

8 de junio de 2018
Dr. John E. Kelly, III

Hoy se alcanza un gran hito para la humanidad, y es un día de orgullo para IBM. 

Con la presentación por parte del gobierno estadounidense de “Summit” — la supercomputadora de inteligencia artificial más potente e inteligente del mundo — se ha alcanzado un gran hito de la computación. Es el resultado de años de dedicación e innovación por parte de IBMístas de todo el mundo.

Summit cambia el juego.

Es capaz de realizar 200 mil billones de cálculos por segundo – 200 petaflops – por lo cual es la más veloz del mundo.

Pero este sistema no solo ofrece velocidad.

Summit también está optimizado para inteligencia artificial en un mundo intensivo en datos. Diseñamos una nueva arquitectura heterogénea completa que integra el robusto análisis de datos de las potentes CPU de IBM Power con las capacidades de aprendizaje profundo de las unidades de procesamiento gráfico (GPU). El resultado es un desempeño inigualable en nuevas aplicaciones cruciales.

Entonces, ¿qué podemos hacer con este tipo de potencia?

Este proyecto siempre tuvo como misión extender los límites de la innovación y la tecnología para resolver lo que antes era irresoluble. Por ejemplo, con este sistema, podemos hacer conexiones y predicciones que nos ayudan a promover la investigación del cáncer, entender los factores genéticos que contribuyen a la adicción a opioides, simular interacciones atómicas para desarrollar materiales más fuertes y con mayor eficiencia energética, y comprender mejor las supernovas para explorar los orígenes del universo.

Esto es IBM en su máxima expresión.

Con estas supercomputadoras, reunimos nuestras tecnologías más avanzadas, arquitecturas e ideas en un lugar, en forma muy focalizada. Para IBM, cuando asumimos estas grandes apuestas (como hicimos en 2014 con este contrato para el Departamento de Energía de los EE.UU.), sabemos que son oportunidades para dar un gran salto adelante.  

Esta no es la primera vez que impulsamos hacia adelante el mundo entero de la tecnología en supercomputación.

De Deep Blue a Blue Gene, las supercomputadoras de IBM han sido pioneras en el procesamiento paralelo masivo y han quebrado la barrera del petaflop, lo cual permitió innovaciones en todo, desde pronósticos meteorológicos hasta exploración petrolera. Es emocionante considerar lo que nuestra última supercomputadora –que combina computación de alto desempeño e inteligencia artificial – podría ofrecer en términos de respuestas a las preguntas más difíciles del mundo.

Y por primera vez, estamos haciendo que la misma arquitectura que sustenta a Summit esté disponible en forma comercial. Los clientes ya están usando la misma arquitectura híbrida en nuestra línea de productos de negocio con el sistema IBM Power System AC922 y la familia de nuevos servidores basados en IBM POWER9. El resultado: computación empresarial que puede ayudar a cada sector de industria (como banca, salud, comercio minorista y transporte, entre otros) a promover sus productos y servicios.

La tecnología y las herramientas que construimos con ella siempre han tenido el potencial de cambiar el futuro.

El lanzamiento de Summit hoy demuestra una vez más que IBM está ayudando a liderar el camino.

Para ver imágenes de Summit, visite IBM Image Gallery.

Lampadia




El ‘americano feo’ desestabiliza las relaciones económicas del mundo

Con el despropósito liderado por Trump en la cumbre canadiense hace un par de días, se perfila cada vez con mayor claridad, un mundo para el siglo XXI, liderado por tres autócratas: Putin, Xi Jinping y Trump.

Todavía hay muchos personajes que ven en Trump un factor de cambio positivo. Nuestra visión en Lampadia ha sido todo lo contrario, desde que apareció en el espacio político. El  30 de junio de 2015, publicamos en nuestro ticker: “DEBEMOS DECLARAR A DONALD TRUMP PERSONA NON GRATA A LA HUMANIDAD”.

Veamos que pasó en Canadá:

1. El trompazo de Trump al mundo

EEUU llama traidor al premier de Canadá y “socialista” al comunicado final

El presidente de EE.UU., Donald Trump, estrechando la mano del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, el sábado, durante la cumbre (Evan Vucci / AP)

La Vanguardia
BEATRIZ NAVARRO
11/06/2018
Glosado y editado por Lampadia

El origen del G7

Difícilmente Valéry Giscard D’Estaign podía imaginarse, cuando creó las reuniones de las siete mayores potencias democráticas del mundo, en plena crisis petrolera, que su 44.º edición terminaría con el representante de Estados Unidos dando un portazo y fulminando con un tuit la firma que horas antes había estampado en el comunicado final, pero es así como acabó la reunión del G-7 en Canadá.

La pataleta de Trump

Furioso porque los demás líderes ofrecieran una versión del acto distinta de la suya, Donald Trump se retractó de los acuerdos firmados, calificó de “deshonesto y débil” al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, por sus declaraciones a la prensa y anunció aranceles para los vehículos de importación.

Intercambio de observaciones y agravios

  • La oficina de Macron critica la “incoherencia e inconsistencia” estadounidense.
  • “Hay un lugar en el infierno para cualquier líder extranjero que hace diplomacia con mala fe con el presidente Trump y luego le da una puñalada en la espalda en cuanto se va por la puerta”, declaró ayer el consejero de la Casa Blanca sobre Comercio, Peter Navarro.
  • Trump, adujo, “le había hecho un favor” al ir a Quebec a pesar de tener “cosas mejores que hacer” y firmando “ese comunicado socialista” que el G-7 logró pactar a duras penas.
  • “Este es uno de los mayores errores de cálculo de un líder de Canadá en la historia moderna”, aseveró Navarro en la televisión Fox News.
  • Larry Kudlow, asesor económico de Trump, acusó en la CNN a Trudeau de “traición” y dijo que el presidente no podía permitir que le debilitaran ante la cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong Un.
  • Los líderes europeos demostraron que también ellos saben usar las redes sociales, si bien de forma más sutil que Trump.
  • La delegación alemana ganó la batalla de la comunicación con la difusión el sábado de una foto en que se ve al presidente sentado con cara de pocos amigos y rodeado del resto de los miembros del G-7 mientras Angela Merkel le interpela.
  • El portavoz Steffen Seibert, autor del tuit, subrayó ayer que “Alemania man­tie­ne su adhesión al comunicado acordado”.
  • Más duro fue el ministro del Exterior, Heiko Maas, al decir que “una cantidad extraordinaria de confianza puede quedar rápidamente destruida con un tuit. Por eso es tan importante que Europa se mantenga unida y defienda sus intereses aún más agresivamente”.
  • Un portavoz de la primera ministra británica, Theresa May, dijo a Efe que “seguimos comprometidos con el acuerdo recogido en el comunicado”.
  • “Es importante que Europa defienda sus intereses aún más agresivamente”

Reverberaciones

El mensaje de aislamiento de Trump en la escena internacional estaba claro.

Fue Emmanuel Macron quien llevó la voz cantante en las discusiones sobre comercio el viernes.

  • “Estaba pactado así, se había preparado muy bien y mantuvo una auténtica discusión con Trump, con ejemplos concretos” sobre cosas que este ha dicho y no son ciertas o carecen de lógica económica, explicaron a este diario fuentes diplomáticas europeas desde Quebec.
  • “En un formato así no puedes ignorar sin más los argumentos, y diría que Trump quedó algo desestabilizado”, aseguraron las fuentes.
  • “Nuestras discusiones han permitido restablecer la verdad sobre los intercambios comerciales entre Europa y EE.UU.”, tuiteó victorioso Macron el sábado.

Ese día, tras un duro tira y afloja, EE.UU. firmó el comunicado final del G-7, un texto que rechaza el proteccionismo y aboga por resolver las disputas comerciales por vías legales. Unas horas después, Trump se desmarcó del documento aunque ya estaba firmado. Antes de abandonar la cumbre había hecho una lectura exultante de sus discusiones con los otros líderes del G-7 que se desmoronó cuando estos dieron su propia versión de los hechos y expresaron sus opiniones.

Trump tiene una curiosa concepción de la diplomacia que mezcla las relaciones personales con la política. Su enfado con Trudeau se debe en parte a que este negó que Canadá esté a punto de firmar una revisión del Tratado de Libre Comercio de las Américas que expire a los cinco años, como había dicho Trump. O a que discrepara, como Macron, de que las importaciones de acero y aluminio de Canadá y la UE sean una “amenaza para la seguridad de EE.UU.”, el supuesto al que se ha acogido para aprobar los aranceles sin consultar al Congreso.

Más allá de los roces personales, que Europa, Canadá y México vayan a responder a EEUU subiendo los aranceles a algunos de sus productos irrita mucho a Trump. “Siempre decían que eso no iba a ocurrir”, recordó ayer el presentador de la Fox a Peter Navarro.

2.¿Quién es quién en la foto de Merkel y Trump que resume la tensión del encuentro?

De BBC News Mundo, 10 junio 201

Derechos de autor de la imagen INSTAGRAM @BUNDESKANZLERIN

Se esperaba que fuera una reunión del G7 incómoda… y parece que una imagen vale más que mil palabras.

Una fotografía publicada en la cuenta de Instagram de la canciller alemana, Ángela Merkel, da cuenta de la tensión existente en la cumbre celebrada este viernes y sábado en Canadá entre los países más industrializados del mundo.

BBC Mundo te cuenta quién es quién en la imagen que captura un momento que Merkel calificó de «reunión espontánea entre dos sesiones de trabajo», pero que para muchos resume a la perfección el ambiente general de una cumbre marcada por los enfrentamientos.

1. Donald Trump, presidente de Estados Unidos

Trump sorprendió a los aliados de Estados Unidos —sobre todo a la Unión Europea, México y Canadá— cuando recientemente anunció un arancel del 25% sobre las importaciones de acero de estos países y del 10% sobre las de aluminio. Todos amenazan con medidas de represalia y esta grieta eclipsó la cumbre, dejando a veces al presidente estadounidense totalmente aislado. Trump abandonó la reunión antes de terminar, quejándose de que Estados Unidos es «como la alcancía de cerdito de la que todos roban».

Pero también dijo que su relación con los otros líderes del G7 era de «10 sobre 10».

2. John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos

Han pasado solo tres meses desde que fue nombrado el principal asesor de seguridad del presidente Trump, pero John Bolton ya ha logrado un impacto. Uno de los argumentos del presidente para justificar los aranceles son «motivos de seguridad nacional», una opinión que Bolton ha respaldado contundentemente.

3. No identificado

4. Shinzo Abe, primer ministro de Japón

Se ha visto sometido a una presión cada vez mayor para unirse a las medidas de represalia contra los aranceles de Estados Unidos. Esto lo coloca en una posición difícil: se ha esforzado por mantener una relación cordial con el presidente Trump y se dice que los dos se reunieron al menos diez veces desde que ocupa la Casa Blanca.

5. Yasutoshi Nishimura, secretario adjunto del gabinete de Japón

El diputado del partido gobernante de Japón trabajó en el ministerio de Comercio Internacional e Industria.

6. Angela Merkel, canciller de Alemania

Estuvo al frente de las conversaciones para tratar de resolver las diferencias en la cumbre, como queda patente en esta imagen. Al parecer, Merkel sugirió la idea de establecer un mecanismo para resolver las disputas comerciales entre EE.UU. y sus aliados. Cuando se le preguntó durante la cumbre sobre su relación con Trump, Merkel dijo que los dos líderes no siempre estaban de acuerdo, pero que podían hablar entre ellos. «Puedo decir que mantengo una relación muy abierta y directa con el presidente estadounidense», dijo.

7. Emmanuel Macron, presidente de Francia

Se enzarzó en una pelea sobre los aranceles con el presidente Trump en Twitter justo horas antes de que comenzara la cumbre, lo que llevó a algunos a preguntarse si la aparente buena relación entre ambos había terminado. A pesar de esto, se vio que se mantiene en buenos términos y el equipo del presidente Macron dijo que sus conversaciones con Trump fueron «francas y sólidas».

8. Theresa May, primera ministra de Reino Unido

En una llamada telefónica, May le dijo a Trump la semana pasada que encontraba los aranceles de los Estados Unidos «injustificados y profundamente decepcionantes». Pero también adoptó un tono más conciliador en la cumbre, instando a los líderes a retirarse del borde de una posible guerra comercial.

9. Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos

El principal asesor económico de Trump defiende la medida de aumentar los aranceles y dice que el presidente estadounidense no debería ser considerado responsable de los crecientes conflictos comerciales con sus aliados. Kudlow dijo que el llamado del presidente para eliminar todos los aranceles entre las naciones del G7 era la «mejor manera de promover el crecimiento económico».

El presidente francés, Emmanuel Macron, tuiteó una imagen tomada aproximadamente al mismo tiempo que la de Merkel pero desde un ángulo diferente, mostrando lo juntos que estaban los líderes del G7 y sus asistentes cuando se reunieron alrededor de Trump.

Derechos de autor de la imagenTWITTER @EMMANUELMACRON

La foto de Merkel se viralizó en las redes sociales, generando todo tipo de «memes» e intentos por saber qué estarían diciendo los mandatarios en ese momento.

3. Trump afecta severamente la relación de EEUU con Canadá

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, rechazó frontalmente las declaraciones realizadas por el presidente estadounidense, Donald Trump, y dijo que el nuevo TLCAN no tendrá una cláusula de disolución automática.

“Los canadienses somos educados pero no permitiremos que nos empujen”

En la misma línea, Trudeau afirmó que Canadá impondrá “sin ninguna duda” represalias comerciales a Estados Unidos a partir del 1 de julio a pesar de las amenazas hechas por el presidente estadounidense, Donald Trump.

El canadiense afirmó durante la conferencia de prensa que cerró la Cumbre del G7, que el comunicado conjunto “firmado por todos” los miembros del grupo de países industrializados, contiene “lenguaje consensuado” sobre el comercio internacional, incluida la voluntad de reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC) especialmente en lo referente a la resolución de disputas.

La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, también dijo que el documento, que todavía no ha sido distribuido por los anfitriones canadienses, reafirma la imposición de sanciones a Rusia hasta que Moscú no cambie “sus acciones” con respecto a la anexión de Crimea.

Comentarios de los líderes desde casa

«Seamos serios y dignos de nuestra gente. Cuando hacemos compromisos, los cumplimos», dijo Emmanuel Macron en un comunicado de la oficina del presidente de Francia citado por la agencia de noticias AFP. «La cooperación internacional no puede ser dictada por ataques de ira y comentarios desechables», agregó.
 
«La retirada, por así decirlo, a través de tweet es, por supuesto, aleccionadora y un poco deprimente», dijo Merkel en una entrevista de televisión.
 
El ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, dijo que Trump «en realidad no fue una sorpresa, hemos visto esto con el acuerdo climático o el acuerdo con Irán».
 
4. De la pataleta en Canadá a pacificar la península coreana en Singapur
 
Peter Baker, New York Times, June 10, 2018

El domingo pasado, el presidente Trump escaló un amargo enfrentamiento con algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos, atacando al primer ministro de Canadá en términos inusualmente personales y dejándose llevar por una crisis diplomática cuando llegó a Asia para negociar un acuerdo nuclear con Corea del Norte.

«Nunca he visto algo como esto», dijo Robert D. Hormats, quien asesoró a los presidentes republicanos y demócratas en una docena de cumbres del G7, comenzando con la primera en Rambouillet, Francia, en 1975, cuando todavía era el Grupo de los 6.

Colofón

Es una lástima que las relaciones internacionales, y sobre todo los temas vinculados al comercio internacional, se manejen de la peor manera. En verdad, los intercambios propiciados por Trump en Canadá son algo que nunca se ha visto.

El peligroso líder estadounidense, se ha peleado con todo el mundo, con sus émulos y con sus amigos, incluyendo a Canadá, tradicionalmente el país más amigo de EEUU.

Como dicen los chinos, cuando las cosas se complican, ‘estamos viviendo tiempos interesantes’. Tres líderes con claras tendencias autoritarias empiezan a diseñar la esencia del clima político del siglo XXI:

  • Vladimir Putin desde Rusia
  • Xi Jinping desde China
  • Donald Trump desde EEUU

Pronto será necesario pensar en cómo enfrentar este desarrollo, desde la perspectiva e intereses de los países más pequeños, como el Perú. Lampadia




La urgencia de salvar el multilateralismo

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




¿Se ha malogrado el libre comercio? III

Lamentablemente, en los últimos días, al compás del populismo autoritario de Trump hemos pasado de las palabras a la acción. Finalmente, Trump se desbordó y no solo está malogrando las relaciones de EEUU con México y China, también las ha deteriorado sustancialmente con sus socios europeos.

Se vienen tiempos difíciles en el mundo, mayor razón para no meter la pata en el Perú. Se acaban las terceras y segundas oportunidades.   

Continuando con nuestra defensa del libre comercio y de la globalización, queremos compartir la tercera parte del debate propiciado por The Economist como parte de su campaña Open Future.

A pesar de que el libre comercio ha generado una prosperidad sin precedentes en todo el mundo, se cree que muchos países han sufrido, o han sido los perdedores de la globalización. La mayor consecuencia de esta percepción ha sido un aumento de la tendencia populista y representa una amenaza para las democracias más prestigiosas. Esto se analizó en: ¿Se ha malogrado el libre comercio?

El debate (¿Se ha malogrado el libre comercio? II) realizado por The Economist, el cual busca dar argumentos de ambos lados del espectro, respondía a la pregunta: ¿Se ha malogrado el sistema de comercio global? Para esto, compartimos los comentarios del moderador, el ponente y el opositor.

Ahora, en la tercera entrega sobre el tema, compartimos los comentarios de algunos dos invitados, los cuales tienen una visión mas global del libre comercio. Nina Pavcnik, profesora de Dartmouth College, cree firmemente en los beneficios del libre comercio, sin embargo también afirma que “Si los gobiernos quieren apoyo para un comercio más libre, que es potencialmente aún más importante en el mundo actual de cadenas de suministro globales, necesitan ayudar a aquellos que se quedan sin trabajo”.

Por otro lado, Shanker Singham, investigador del Instituto de Asuntos Económicos de Gran Bretana, afirma que “Sería fácil asumir una dicotomía simple que enfrenta a los ganadores de la liberalización contra los perdedores. La imagen es más matizada que eso. (…) Es nuestro fracaso colectivo lidiar con esto [los perdedores], y en lugar de simplemente repetir el mantra de que el libre comercio es bueno y que hay ganadores y perdedores, aquellos afectados adversamente por estas prácticas deben buscar protección donde sea que puedan encontrarla.”

La conclusión es clara, el libre comercio genera bienestar. Lo que los gobiernos necesitan hacer es proteger a aquellos que no reciben estos beneficios y asegurarse que también puedan participar de mejores condiciones de vida para que no sean los “perdedores”.

Ver debate líneas abajo:

Comentarios de los invitados

Nina Pavcnik es la Profesora Niehaus Family de Estudios Internacionales y profesora de economía en Dartmouth College

Antes de responder cómo los gobiernos deberían ayudar a los perdedores del libre comercio, es importante preguntar si los gobiernos deberían ayudar a los perdedores del libre comercio. El argumento para ello no tiene que invocar la moralidad; puede basarse en principios económicos.

Un comercio más libre aumenta los niveles de vida agregados en un país, pero genera ganadores y perdedores. Los afectados por el comercio internacional probablemente se opondrán a una mayor liberalización y pedirán proteccionismo, poniendo en peligro los beneficios económicos del comercio para la sociedad en general.

Si los gobiernos quieren apoyo para un comercio más libre, que es potencialmente aún más importante en el mundo actual de cadenas de suministro globales, necesitan ayudar a aquellos que se quedan sin trabajo.

Entonces, ¿cómo deberían ayudar mejor los gobiernos? La respuesta es obviamente específica del contexto, dependiendo del nivel de desarrollo económico del país, la flexibilidad de su mercado laboral y la estructura de sus finanzas públicas. Pero vale la pena tener en cuenta varios principios generales.

Primero, la política del gobierno debe apoyar a los trabajadores desplazados, no a los empleos. La dinámica del empleo es un componente importante de una economía saludable, que refleja no solo las fuerzas del comercio internacional sino también los gustos del consumidor y los avances tecnológicos. La política del gobierno no debe desalentar estas dinámicas. Al mismo tiempo, esta dinámica aumenta la incertidumbre económica y las dificultades para los trabajadores y sus familias, que deben abordarse.

En segundo lugar, la política del gobierno debería proteger a los trabajadores desplazados, independientemente de si los trabajadores se ven perjudicados por el comercio internacional o de otros factores, como el cambio tecnológico. ¿Por qué? En la práctica, es difícil identificar si un trabajador en particular pierde un trabajo debido al comercio o la tecnología. De hecho, las dos causas a menudo se entrelazan, al menos en países de altos ingresos como Estados Unidos.

En tercer lugar, las políticas específicas para los trabajadores no deberían tener incentivos incorporados que desalienten el empleo. Toma el caso de EEUU. Una gran parte de las transferencias a los trabajadores estadounidenses desplazados por la competencia china provino del seguro de discapacidad de la seguridad social a largo plazo, una política que desalienta a los trabajadores a encontrar un nuevo empleo. Las opciones de política alternativas, como el seguro de salario o el crédito por impuesto a la renta ganado, no tendrían este efecto secundario adverso.

Las economías emergentes también han experimentado con una amplia gama de políticas activas en el mercado de trabajo destinadas a aumentar el empleo. Estos van desde capacitación vocacional y subsidios salariales a empleadores, hasta intervenciones destinadas a facilitar la búsqueda de empleo, incluidas ferias de empleo, información pública sobre empleos en lugares con mejores oportunidades de empleo y servicios de transporte.

Para estar seguros, una encuesta reciente encuentra que los costos de los programas que se han probado hasta ahora, especialmente la capacitación profesional y los subsidios salariales, a menudo exceden los beneficios para los trabajadores. Es posible que estos programas no hayan sido efectivos, en parte, porque los sectores y lugares seleccionados no necesitaban trabajadores en última instancia. Con ese fin, los programas que ofrecen a los individuos información sobre oportunidades de empleo en otros lugares (y que cubren los costos de transporte u otra asistencia de reasignación) son potencialmente más prometedores.

Finalmente, los gobiernos deben garantizar que las comunidades que sufren pérdidas sustanciales de empleos reciban fondos para proporcionar bienes públicos, especialmente educación. Las personas educadas tienden a enfrentar mejor los desafíos de la globalización y el cambio tecnológico. La investigación sugiere que los costos del comercio internacional están muy concentrados en las economías de altos ingresos y emergentes por igual. En tal contexto, es importante garantizar que los efectos negativos del comercio internacional en los mercados laborales locales no se extiendan a la igualdad de oportunidades para los niños en estas comunidades.

Esta lección podría ser particularmente relevante en países donde la escolarización se financia principalmente con los ingresos fiscales locales, que pueden agotarse en lugares que sufren una gran pérdida de empleos. Considere el ejemplo de las comunidades estadounidenses afectadas adversamente por el rápido aumento de las importaciones chinas durante los últimos años de la década de 1990 y la del 2000. La base impositiva en estas comunidades disminuyó y las transferencias de fuentes estatales y federales no revertieron esta tendencia, lo que provocó una disminución en el gasto en educación.

En este caso particular, no solo los niños allí potencialmente tuvieron que soportar las consecuencias de los bajos ingresos de la familia, sino que también se vieron afectados por una reducción en los bienes públicos locales. El gobierno podría haber contrarrestado en parte estos descensos en el gasto en educación con políticas para mejorar las oportunidades educativas de los niños.

Es más probable que estos efectos adversos en la educación ocurran en las economías emergentes, donde las familias viven más cerca de la subsistencia y los ingresos tributarios son más escasos. Considere el caso de la India después de su reforma de liberalización de las importaciones de 1991. La reforma comercial afectó negativamente a los medios de subsistencia de las familias en áreas más expuestas a la competencia de las importaciones, muchas de las cuales ya vivían al borde de la pobreza. Mientras las familias luchaban para llegar a fin de mes, sacaron a los niños, especialmente a las niñas, de la escuela para ahorrar en costos de escolarización. Las intervenciones dirigidas del gobierno que redujeron el costo de asistir a la escuela (como pagar el almuerzo) ayudaron a contrarrestar estas tendencias.

Sin duda, proporcionar redes de seguridad social es innegablemente costoso. Pero corremos el riesgo de revertir los beneficios del comercio si no abordamos seriamente las preocupaciones de desempleo.

Shanker Singham, Unidad de Comercio Internacional y Competencia, Instituto de Asuntos Económicos y CEO de Competere

El orden económico liberal que Gran Bretaña y Estados Unidos hicieron tanto para organizar después de la Segunda Guerra Mundial está siendo atacado en todas partes. En ninguna aspecto esto es más cierto que en la falta de apoyo para el libre comercio y los mercados libres.

En el área del comercio, hemos visto un colapso del consenso mundial desde los disturbios durante la reunión de ministros de comercio en Seattle. En 1997, parecía que el sistema de comercio mundial continuaría la muy exitosa reducción de las barreras fronterizas que llevaron a sacar a miles de millones de personas de la pobreza. Se concluyó un acuerdo sobre Telecomunicaciones Básicas, servicios financieros, y servicios de energía. La agenda incorporada en el acuerdo de servicios de la OMC, el AGCS (Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios) se crearía gradualmente con el tiempo a medida que los países pongan cada vez más de sus servicios sobre la mesa para su liberalización. Pero ninguna de estas cosas sucedió.

Mientras tanto, durante la década de 1990, muchos reaccionaron contra las privatizaciones y la liberalización en el mundo. Abrimos con éxito los países hacia el comercio internacional y, hasta cierto punto, protegimos los derechos de propiedad, pero no tuvimos éxito al ofrecer mercados caracterizados por la competencia como principio económico organizador. El resultado, el fortalecimiento de los compinches que se beneficiaron de las distorsiones del mercado y el status quo, condujo a la reacción contra todo el proceso de liberalización. Las semillas para el populismo y el nacionalismo que vemos hoy fueron sembradas en este período.

Muchos en el mundo desarrollado han reaccionado contra la liberalización del comercio, el libre comercio y los mercados libres, y han exigido un retorno al proteccionismo. Sería fácil asumir una dicotomía simple que enfrenta a los ganadores de la liberalización contra los perdedores. La imagen es más matizada que eso. Aquellos cuyo crecimiento de los salarios reales se han estancado, sufren por muchas razones: tecnología, robotización de los empleos, y sí, aumento del comercio. Parte de ese comercio ha sido injusto, donde sus productores-empleadores han perdido frente a productores en otros países que han sido artificialmente apuntalados por lo que hemos denominado distorsiones del mercado anticompetitivas (ACMD). Es nuestro fracaso colectivo lidiar con esto, y en lugar de eso simplemente repetir el mantra de que el libre comercio es bueno y que hay ganadores y perdedores que han causado que aquellos afectados adversamente por estas prácticas busquen protección donde sea que puedan encontrarla.

La pregunta es, ¿qué se puede hacer para apuntalar el orden económico liberal clásico? Creo que podemos, y sugiero algunas cosas que pueden ayudarnos a hacerlo.

En primer lugar, debemos reconocer que las distorsiones del mercado, en particular las que dañan la competencia, son una verdadera amenaza mundial. Necesitamos reconocer que, en particular después de la crisis financiera, esto se ha proliferado.

En segundo lugar, necesitamos desarrollar mecanismos reales para combatirlos. No podemos decirle al trabajador siderúrgico que ha perdido su trabajo en Ohio (o en Port Talbot o Redcar) que haremos una buena investigación universitaria para garantizar que China reduzca sus distorsiones. Necesitamos tener herramientas reales. La administración de Trump debe ser elogiada por reconocer la escala del problema y el hecho de que lo que hemos hecho en el pasado para combatirlo no ha funcionado. Ahora que tienen la atención del mundo, necesitan una estrategia.

Esta estrategia puede consistir en la combinación de mecanismos de defensa para combatir las distorsiones y las herramientas ofensivas en los acuerdos comerciales, yendo más allá de las disciplinas sobre las empresas estatales y asegurando una regulación procompetitiva.

En tercer lugar, debemos ser más realistas sobre quiénes son realmente nuestros amigos cuando se trata de competencia versus amiguismo. Históricamente, hemos creído que la UE era una defensora del comercio abierto y los mercados competitivos. Cada vez más, la UE es autora de una reglamentación contraria a la competencia y prescriptiva que busca imponer al resto del mundo sin tener en cuenta a las organizaciones internacionales (como el «Codex Alimentarius» sobre normas alimentarias) y la ciencia sólida. Si bien la administración Trump apuntó al mecanismo de solución de diferencias de la OMC, es la UE la que está violando actualmente varios acuerdos de la OMC (especialmente las medidas sanitarias y fitosanitarias y las barreras técnicas al comercio). Si la UE alguna vez fue defensora del liberalismo clásico -el comercio abierto, la competencia y la protección de los derechos de propiedad- en las tres áreas, se está moviendo en una dirección negativa.

Entendiendo esto, los países que genuinamente creen en el comercio abierto, la competencia y los derechos de propiedad como un medio para la creación de riqueza deberían trabajar juntos para ofrecer lo que quieren que sea el mundo. Post-Brexit, esto significa EEUU, Gran Bretaña, los países «TPP-11» en la Asociación Transpacífico (es decir, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Perú, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam) y tal vez un puñado de otros. Si bien la UE ya no cae en esta categoría, algunos Estados miembros de la UE sí lo hacen.

También hemos subestimado seriamente el costo para la economía global de los ACMD. La reducción de las barreras al comercio puede producir, en el mejor de los casos, un aumento del 2-3% del PBI, pero una reducción de las distorsiones (a través de una reforma estructural y regulatoria integral) puede generar beneficios mucho mayores que este. No hay ninguna razón por la cual seamos condenados a la nueva norma del Director Gerente del FMI Christine Lagarde de crecimiento económico limitado o al final de la innovación del economista Robert Gordon.

Al lograr un progreso serio en la eliminación de los ACMD, podremos ofrecer igualdad de condiciones para las empresas y personas involucradas en el comercio internacional. Podremos generar riqueza y crear eficiencias en las cadenas de suministro globales. Como el ministro de comercio indio, Suresh Prabhu, ha notado, hay excedentes disponibles en todo el mundo. Nos enfrentamos a un imperativo urgente para capturarlos. El mundo necesita desesperadamente el crecimiento que esto generará, ya que los empleos convencionales están amenazados por la tecnología y la IA, y las finanzas de los países se ven amenazadas por el envejecimiento de la población. Lo que necesitaremos para esta tarea son los gobiernos que pueden demostrar liderazgo y pueden pintar una visión para las personas del tipo de mundo que quieren ver. Al final del día, el liderazgo sigue siendo un activo crucial. Esta es la única forma en que conseguiremos apoyo para el orden económico liberal y los miles de millones que ha sacado de la pobreza en todo el mundo.

Lampadia




¿Se ha malogrado el libre comercio? II

El libre comercio es un sistema multilateral que ha generado una prosperidad sin precedentes en todo el mundo. Sin embargo, existe una sensación creciente de que, si bien algunos países se han beneficiado, otros han sufrido.

Esta dicotomía ha creado un aumento de la tendencia populista y, lamentablemente, le está restando legitimidad y aprobación a los beneficios del libre comercio y la globalización. Ha llegado a tal punto que ya representa una amenaza para las democracias más prestigiosas.

Hoy continuamos nuestra publicación de ayer (¿Se ha malogrado el libre comercio?) presentando el debate realizado por The Economist, el cual busca dar argumentos de ambos lados del espectro, respondiendo a la pregunta: ¿Se ha malogrado el sistema de comercio global? Para esto, compartimos los comentarios del moderador, el ponente y el opositor. En una tercera entrega, compartiremos comentarios de algunos invitados.

Ver debate líneas abajo:

Comentarios del moderador

Callum Williams, corresponsal de economía de Gran Bretaña para The Economist

Durante años, el comercio internacional rara vez fue objeto de debate público. Ya no. En estos días, las noticias sobre el comercio salen en las portadas de los periódicos y se gritan en las cuentas presidenciales de Twitter. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que el libre comercio tiene enormes beneficios agregados para el mundo. Con el tiempo, un sistema multilateral basado en normas administrado por la Organización Mundial del Comercio se ha fortalecido y ha generado una prosperidad sin precedentes en todo el mundo.

Pero existe una sensación creciente de que, si bien algunos países, sobre todo China, se han beneficiado, otros han sufrido. En las últimas décadas, las bases industriales de muchos países ricos, desde Estados Unidos hasta Gran Bretaña, han sido diezmadas a medida que las importaciones extranjeras ingresaban. El presidente Donald Trump llevó a cabo su campaña en 2016 con la promesa de romper el reglamento y el comercio internacional, abofetear los aranceles a las importaciones chinas, algo que ahora está empezando a hacer desde su oficina.

Los economistas se preguntan cada vez más si el sistema de comercio global está malogrado. Nuestro debate de esta semana presenta dos observadores reflexivos sobre el comercio internacional. Argumentando que el sistema de comercio está malogrado es Greg Autry de la Universidad del Sur de California y miembro del equipo de transición del presidente Donald Trump. Argumentando en contra de la moción está Chad Bown, del Peterson Institute for International Economics.

Comentarios del proponente

Sí [El sistema de libre-comercio está malogrado]

Greg Autry, investigador de la influencia del gobierno en el surgimiento de nuevas industrias en la Universidad del Sur de California

El sistema de comercio global está malogrado y el paradigma de libre comercio sobre el cual se basa se ha convertido en un blanco de elección para los políticos populistas en muchas democracias occidentales. El sistema fue lanzado por los economistas de la posguerra como un reemplazo con base científica para el caos y la ineficacia de los acuerdos comerciales bilaterales. El nuevo sistema multilateral prometió aprovechar el poder de la ventaja comparativa ricardiana para producir una mayor abundancia para todos, y al mismo tiempo garantizar una distribución equitativa de la riqueza.

Los resultados iniciales fueron prometedores. A pesar de las protestas de los sindicatos izquierdistas y ambientalistas, la década de 1990 y principios de la de 2000 experimentaron un fuerte crecimiento económico y la caída de los precios al consumidor en muchos países. La admisión de China en la OMC en 2001 fue la culminación del nuevo sistema. Economistas, líderes de la industria, políticos y expertos declararon la victoria.

Yo también era un pro-libre-comercio, hasta que estudié detenidamente la relación comercial entre EEUU y China, el eje más importante para el sistema de comercio global. Lo que escuché de los empresarios y trabajadores chinos y estadounidenses fue preocupante. El gobierno chino estaba apuntalando su modelo capitalista de estado con una estrategia comercial mercantilista que explotaba los defectos en el modelo de ventaja comparativa.

En la época de David Ricardo, a principios de 1800, las fuentes de la ventaja absoluta eran los activos no transferibles, como el buen clima de Portugal para la producción de vino. Sin embargo, las ventajas absolutas de nuestra era se construyeron en I+D, educación universitaria y mercados de capital efectivos, todos los cuales podrían transferirse. Los líderes de China manipularon el comercio de hoy para obligar a la transferencia de las ventajas absolutas del mañana, estableciendo sus posiciones de monopolio en el futuro. Desarrollaron la campaña de marketing de «ascenso pacífico» diseñada para atraer tecnología y capital occidentales.

Tener acceso al mercado chino se convirtió en una necesidad corporativa. Los inversionistas presionaron a los CEOs para que formen sociedades conjuntas mal concebidas, transfieran tecnologías a los competidores chinos e ignoren el espionaje industrial. A pesar de las promesas de lo contrario, China, junto con muchos otros países en desarrollo, mantuvo altos aranceles, subsidios a las exportaciones, controles de divisas y sistemas impositivos sesgados en favor de los exportadores.

Estas observaciones se reflejaron en las estadísticas comerciales. Los déficits eran persistentes y crecían. Los sistemas clásicos de autocorrección económica, como el mecanismo de ajuste monetario de David Hume, no lograron aminorar el problema. En 1989, el déficit comercial de bienes estadounidense de US$ 6 mil millones con China era un manejable 0.11% de su PBI. Después de 30 años de crecimiento continuo, ahora es de US$ 375 millones, una fuga de casi el 2% de toda la economía estadounidense. Los resultados de los acuerdos comerciales con Corea del Sur y otras naciones también han sido desequilibrados y el déficit comercial de Estados Unidos con el mundo es de aproximadamente el 4% del PBI.

Al mismo tiempo, la desigualdad ha aumentado. Según el Banco Mundial, el coeficiente de Gini para China saltó de 0.29 en 1981 a 0.42 en 2012. (Cuanto mayor sea el número, mayor será la desigualdad económica). Para Estados Unidos, esta medida de desigualdad financiera aumentó de 0.35 en 1980 a 0.42 en 2016.

El sistema también ha generado perturbadoras externalidades geopolíticas y ambientales negativas. En lugar de promover el liberalismo, el sistema ha legitimado y fortalecido las dictaduras militantes en China y Rusia. En lugar de generar eficiencias económicas, el sistema fomentó el exceso de capacidad y el consumo excesivo. El concreto y el acero se envían en ambas direcciones a través de la creciente balsa de desechos plásticos del consumidor en el Pacífico.

Los economistas de la corriente tradicional argumentarán que muchas naciones desarrolladas tienen superávit en servicios, aunque no lo suficiente como para equilibrar la cuenta corriente. Y lamentablemente, los empleos en el sector de servicios generalmente son sustitutos deficientes para el trabajo de manufactura. En 2017, alrededor del 57% de las exportaciones estadounidenses de servicios a China se destinaron al turismo, una industria notoria por trabajos temporales y bajos salarios.

Treinta años de crecientes desequilibrios, aumento de la desigualdad y deterioro ambiental exigen una reevaluación honesta. El ascenso de los movimientos políticos populistas está enviando una señal clara de que la gente está por delante de sus élites económicas al reconocer que el sistema de comercio global está malogrado.

Comentarios del opositor

No [el sistema de libre-comercio no está malogrado]

Chad Bown, Peterson Institute for International Economics

El sistema de comercio de hoy puede estar doblado, pero no está malogrado. Los aranceles de importación son bajos. Las cuotas son relativamente poco comunes. En 2016, fluyeron alrededor de US$ 15.4 mil millones de mercancías entre países pertenecientes a la Organización Mundial del Comercio.

En la década de 1930, el sistema de comercio se rompió. La Gran Depresión estuvo plagada de aranceles impuestos por el gobierno, límites cuantitativos al comercio, acuerdos discriminatorios y controles cambiarios. A veces se puso tan mal que algunas relaciones comerciales internacionales incluso se convirtieron en trueque.

Las principales potencias repararon los restos al fundar el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio en 1947, que en 1995 se convirtió en la OMC. Hoy ese mismo sistema coordina a los responsables de la formulación de políticas para que no lleven colectivamente al mundo a una guerra comercial, en la que la mayoría de los países perdería.

Para entender cómo la OMC impide que los países se aprovechen de los aranceles, se requiere un poco de economía.

Supongamos que la OMC no existe. Debido al poder de mercado de Estados Unidos, el presidente Donald Trump desea aumentar los aranceles sobre las importaciones. Y si eso fuera todo, sus nuevas tarifas podrían hacer que Estados Unidos esté un poco mejor de lo que está hoy.

Pero dos cosas fluyen de las posibles tarifas de Trump. En primer lugar, hacen que los socios de los países exportadores empeoren, más que los beneficios para EEUU. Los aranceles son peores que la suma cero. En segundo lugar, muchos socios tienen poder de mercado propio y actuarían en consecuencia. China correspondería con aranceles, al igual que la Unión Europea. Estimaciones recientes de Alessandro Nicita, Marcelo Olarreaga y Peri da Silva encuentran que los aranceles promedio aumentarían de aproximadamente el 3% actual a alrededor del 35% en un mundo sin OMC.

Por lo tanto, un intento arancelario de Trump de hacer que Estados Unidos sea un poco más grande nuevamente sería contraproducente. La pequeña ganancia inicial -cuando solo él impuso aranceles- se ve más que compensada por los costos sufridos por el mal comportamiento recíproco. El valor innato de la OMC, como lo demuestra el trabajo de Kyle Bagwell y Robert Staiger, es restringir a los países haciendo que los costos finales de ese primer aumento de tarifas sean claros.

La OMC enfrenta desafíos. Las tarifas, resulta, pueden ser fáciles de regatear y supervisar para que se mantengan bajas. Pero los políticos chinos, europeos o estadounidenses todavía tienen ese incentivo de poder de mercado para ayudar a sus productores. Con los aranceles bajos, a veces los gobiernos cambian a subsidios.

Para la OMC, encontrar el equilibrio adecuado en los subsidios es complicado. Las reglas son necesarias para garantizar que no se abuse de ellas. Pero las reglas también requieren más matices que con los aranceles, porque los subsidios a veces tienen sentido desde el punto de vista económico. Y en un mundo en constante cambio, ha resultado difícil para los legisladores saber exactamente dónde trazar la línea.

Luego está China. Después de su ingreso a la OMC en 2001, su gobierno redujo los aranceles y emprendió la reforma de la política interna. Pero su modelo económico de capitalismo infundido por el estado, al que el profesor de derecho de Harvard Mark Wu calificó de «China, Inc.», también evolucionó de una manera que chacaba con las reglas comerciales del mundo.

La política industrial «Made in China 2025», su aparente tolerancia al espionaje industrial y el robo de propiedad intelectual de compañías extranjeras, y sus préstamos baratos de bancos estatales a fabricantes chinos, se frotan contra el espíritu, si no la letra, del sistema de comercio global.

Los políticos estadounidenses siguen molestos porque las exportaciones estadounidenses a China no se han materializado lo suficiente. Si bien gran parte de eso es impulsado por fuerzas económicas naturales, parte de ello puede deberse a estas políticas no transparentes y similares a subsidios.

La OMC no ha fallado. Nadie ha pedido a sus jueces que decidan si estas últimas políticas chinas están rompiendo el sistema. En las decenas de ocasiones anteriores cuando se le pidió que interviniera sobre diferentes políticas, la OMC se ha pronunciado en gran medida contra China. Y China ha cumplido. Cuando se despliega adecuadamente, el sistema de solución de diferencias de la OMC ha tenido éxito.

El presidente Trump podría traer a Ginebra un nuevo conjunto de desafíos legales radicales. Su investigación de la Sección 301 sobre prácticas comerciales supuestamente desleales de China podría dar como resultado una transparencia sin precedentes, poniendo las políticas chinas bajo la luz pública para que el mundo las juzgue.

Incluso la respuesta de otros miembros de la OMC a las dudosas acciones comerciales de Trump -sus aranceles de acero y aluminio en particular- deja espacio para el optimismo. La UE estableció una plantilla inicial, anunciando planes para responder al comportamiento no convencional de Trump dentro del marco de la OMC. China siguió el ejemplo de la UE y presentó un argumento similar de la OMC que sirvió para limitar sus propias represalias. Y otros países no han renunciado a la solución de diferencias de la OMC; algunos incluso han anunciado sus intenciones de impugnar formalmente los aranceles de Trump.

La OMC ya demostró ser resiliente. A pesar de la desaceleración global sincronizada de 2008-09 -que también incluyó un colapso comercial y una Gran Recesión- el sistema se mantuvo fuerte, sin retorno a la política comercial de los años treinta.

Si bien la OMC no se rompe, el debate sobre un sistema de comercio «malogrado» podría estar refiriéndose a uno que está «desesperado». A esa línea de argumentación, soy mucho más abierto.

Lampadia




¿Se ha malogrado el libre comercio?

Continuando con nuestro seguimiento de la campaña “Open Future” realizado por The Economist, queremos compartir el debate sobre la realidad del libre comercio y la necesidad de apoyar con medidas efectivas a los perdedores del comercio y la globalización.

Lamentablemente, los países más ricos como EEUU y los europeos, donde la globalización alentó la movilidad internacional del trabajo, o la deslocalización del empleo a países emergentes, empezando por China, más la crisis financiera del 2008/9 y la revolución tecnológica que reduce la demanda de empleo, han originado, entre los más ricos, la aparición de un neo populismo político en Europa y EEUU.

Este aumento de la tendencia populista, que responde a situaciones internas de los más desarrollados, está restando legitimidad y aprobación a los beneficios del libre comercio y la globalización. El aumento del apoyo al populismo de derecha y de izquierda en las democracias occidentales ya está alterando la historia, transformando la política y representando una amenaza para las democracias más prestigiosas.

Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. El éxito de la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) en las elecciones  alemanas muestra que el populismo se queda en Europa (ver en Lampadia: Gran Bretaña al límite, Alemania en veremos). Al parecer, los votantes están hartos de las elites tradicionales y de la política dominante y prefieren ir con movimientos que creen que escucharán sus preocupaciones.

Uno de los grandes problemas es que, como afirmó Wolf en Polarización entre ‘perdedores’ y élites, durante mucho tiempo,  “los proyectos de la elite de derecha han sido bajar las tasas marginales de impuestos, inmigración liberal, globalización, cortar costosos ‘programas de ayuda social’, mercados laborales desregulados y buscar la maximización del valor para el accionista. (…) En el proceso, las élites se han desprendido de las lealtades y preocupaciones nacionales, formando en su lugar una súper-elite global. No es difícil ver por qué la gente común, en particular hombres nativos, se sienten alienados. Son perdedores, al menos relativamente; no comparten por igual las ganancias. Se sienten usados y abusados. Después de la crisis financiera y la lenta recuperación en los niveles de vida, ven a las elites como incompetentes y depredadoras. La sorpresa no es que muchos estén enojados, sino que no lo estén todos.”

Veamos el debate realizado por The Economist:

Mercados abiertos
Lo que los gobiernos pueden hacer por los perdedores del libre comercio

Jared Bernstein
The Economist
Open Future
22 de mayo de 2018
Traducido por Lampadia

Jared Bernstein es miembro senior del Center on Budget and Policy Priorities. Anteriormente, fue economista jefe y asesor económico del vicepresidente Joe Biden y director ejecutivo de la Fuerza de Tarea de la Casa Blanca para la clase media.

Cuando me uní al Economic Policy Institute a principios de la década de 1990, estábamos entre los únicos economistas que documentaban cómo ciertos grupos de trabajadores y sus comunidades se veían cada vez más desplazados por el libre comercio. Los sindicatos eran nuestros aliados, pero desde el centro, de izquierda a derecha, fuimos castigados como proteccionistas que no entendieron los fundamentos de la ventaja comparativa. En ese momento, el consenso de élite era que todos se beneficiaban del libre comercio, y cualquier «costo de transición» era rápido y sin complicaciones. Nuestros crecientes déficits comerciales no fueron más que evidencia de la voluntad de otros países de prestarnos, por lo que podríamos felizmente consumir más de lo que producimos.

Quienes apoyaban la globalización no le hicieron ningún favor a la globalización al ignorar a los perdedores

De hecho, ayudaron a entregarnos al presidente Donald Trump. La historia ha demostrado repetidamente que una forma confiable de alimentar la política nacionalista, insular y populista es ignorar las desventajas de un cambio económico perturbador.

Ahora que finalmente estamos más «despiertos» con respecto a las desventajas del comercio, ¿cómo podemos ayudar a los que quedan atrás? La agenda política debe guiarse por una frase recientemente ofrecida por el presidente francés Emmanuel Macron: «protección, no proteccionismo».

En esencia, los trabajadores desplazados de empleos de alto valor agregado necesitan que se les reemplace su ingreso, y, por razones culturales, políticas y de dignidad, debe ser a través del trabajo. Eso no implica recuperar empleos que se pierden, pero sí requiere que la política vaya más allá de las intervenciones solo de oferta, como capacitación o apoyo educativo. Específicamente, necesitamos un programa donde el gobierno cree empleos en lugares donde hay muy pocas oportunidades de empleo.

La respuesta típica de un economista es la movilidad: las familias deben ir donde están los trabajos, lo que en Estados Unidos tiende a significar moverse del corazón a algún lugar donde se pueda obtener un café con leche de soya en cualquier esquina. De hecho, la investigación muestra que dicha movilidad ha estado disminuyendo durante mucho tiempo, lo que significa que las políticas necesitarán traer empleos a los trabajadores.

Esto podría tomar la forma de empleos públicos o privados (con un subsidio salarial) en infraestructura, incluida la infraestructura ambientalmente sostenible: aislamiento, instalaciones renovables, modernización de edificios públicos, incluidas las escuelas públicas (que realmente necesitan la ayuda). Los trabajos de servicio técnico también serán importantes en este espacio, como los técnicos de atención médica. Estas posiciones a menudo requerirán un nuevo entrenamiento. El modelo de aprendizaje, recibir un salario mientras aprende, es algo natural para esta población.

La historia ha demostrado repetidamente que una manera confiable de alimentar una política nacionalista, insular y populista es ignorar los inconvenientes de un cambio económico disruptivo.

Los trabajos subsidiados, sin embargo, a menudo pagan muy poco a los trabajadores de mediana edad, incluso asumiendo un cónyuge que trabaja. Esto requiere mayores beneficios salariales que vayan más allá de nuestros insignificantes programas de «asistencia para el ajuste al comercio, TAA» (los trabajadores manufactureros desplazados se refieren a TAA como «seguro funerario»).

Para administrar sus costos, es necesario que los trabajos subsidiados tengan un límite de tiempo. Incluso un programa generoso del tipo que se está discutiendo raramente respaldará puestos durante más de un par de años. Por lo tanto, es necesario que haya un componente de inversión para ayudar a generar una actividad económica duradera del sector privado.

Una solución potencial interesante puede ser la de las «zonas de oportunidad» (OZ). Creado en el plan impositivo de 2017, las OZ crean un incentivo fiscal para que los inversionistas comprometan las ganancias de capital de los fondos que deben invertir en lugares rezagados. Las políticas de inversiones no han sido especialmente inspiradoras, pero las OZ están diseñadas para incentivar un capital más paciente, que es lo que se necesita para lograr una diferencia duradera. El programa está en pañales, pero las preocupaciones iniciales de que las reducciones de impuestos se destinen a las áreas de aburguesamiento, en lugar de lugares que realmente necesitan la ayuda, no parecen haber sido mitigadas.

Si esta agenda suena como que se está renunciando al empleo manufacturero, permítanme enfáticamente corregir eso. En primer lugar, existe la necesidad de una comisión independiente para analizar lo que es realista en términos de preservar o expandir nuestro sector industrial. Si bien la mayoría de los empleos perdidos no regresan, ¿podría la política de inversiones crear la oportunidad para que los Estados Unidos reclamen participación de mercado en nuevas industrias, como la producción de baterías? ¿Podríamos expandir nuestro programa existente de Asociación de Manufactura para ayudar a nuestros pequeños fabricantes a crecer, conectándolos con las cadenas de suministro globales?

La agenda política debe guiarse por «protección, no proteccionismo»

Si tu respuesta a esto es «no elegimos ganadores», entonces:

a) te equivocas (mira nuestro código de impuestos),

b) estás atrapado en el viejo pensamiento que nos metió en este lío en primer lugar, y

c) veamos qué se le ocurre a una comisión no partidaria liderada por eruditos sin pulgares en la balanza.

Finalmente, debemos reconocer que los déficits comerciales están lejos de ser benignos. Esto no significa que no debamos seguir el comercio equilibrado. Significa -y nótese que este punto de vista es sostenido cada vez más por los economistas de la corriente principal- que deberíamos presionar rigurosamente a los países que manejan sus monedas para aumentar sus superávits comerciales y nuestros déficits.

La venerable teoría de la ventaja comparativa nunca argumentó que el comercio creara solo ganadores. Por el contrario, argumentaba de manera correcta y poderosa que el aumento del comercio podría generar suficientes beneficios como para que los ganadores pudieran compensar a los perdedores y salir adelante. Pero es una teoría económica, desprovista de política.

Si queremos ayudar a la globalización, será mejor que empecemos a ayudar a los perjudicados por ella.

En el caso estadounidense, no es simplemente que los ganadores no hayan podido compensar a los perdedores. Es mucho peor: han utilizado sus ganancias en nuestro sistema político para jugar a comprar políticos y políticas para proteger y aumentar sus ganancias a expensas de los perdedores.

Dado ese modelo, no sorprende que los que están en el lado equivocado de la globalización lo rechacen, o que surja algún carismático, falso populista para representar sus reclamos legítimos. En otras palabras, si queremos ayudar a la globalización, será mejor que empecemos a ayudar a los perjudicados por ella.

The Economist organizó recientemente (7 de mayo) un debate en línea sobre si el sistema de comercio mundial está roto. En una próxima entrega presentaremos el debate y sus comentarios. Lampadia




¿Aborta guerra comercial China – EEUU?

Según los anuncios del último fin de semana, EEUU y China habrían reaccionado al despropósito que representaba una guerra comercial. Ahora, estarían manteniendo conversaciones tendientes a evitar la confrontación iniciada hace un par de meses.

En Lampadia hemos seguido muy de cerca el enfrentamiento comercial iniciado por Trump, pues ese escenario determinaba un sustancial deterioro de las condiciones de la economía global para los países emergentes, incluyendo al Perú.

Lamentablemente, como en tantos otros temas de interés para nuestro país, nuestra clase dirigente, políticos, académicos y empresarios, no muestran mayor interés en seguir acontecimientos que pueden tener grandes impactos, más allá del corto plazo. Lo mismo sucede con los medios de comunicación. Inclusive en este tema, el entonces ministro de la Producción, Daniel Córdova declaró que una eventual guerra comercial entre EEUU y China, no afectaría a la economía peruana. Increíble, cuando hizo la declaración, el precio del cobre ya había sido impactado por inicio del enfrentamiento.

Nuestra preocupación llegó al punto de haber sugerido al gobierno que se aprovechara la ocasión de la Cumbre de las Américas en Lima, para tomar la bandera del libre comercio, cosa que lamentablemente no se hizo.

Ahora esperamos que los siguientes pasos de EEUU y China, permitan que se consolide la vigencia del libre comercio como el espacio de interacción económica entre los países del mundo.

Para mantener informados a nuestros seguidores, compartimos líneas abajo el informa del Financial Times sobre el ‘detente’.

Estados Unidos y China retroceden desde el borde de la guerra comercial

Mnuchin dice que Washington puede imponer aranceles si Pekín no cumple con los compromisos

Financial Times
Shawn Donnan
21 de mayo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Estados Unidos ha retrocedido desde el borde de una guerra comercial con China luego de que Washington suspendiera sus planes de imponer aranceles por 150,000 millones de dólares de importaciones, según el secretario del Tesoro de EEUU.

«Estamos parando la guerra comercial», dijo Steven Mnuchin en una entrevista televisiva el domingo.

La declaración del hombre clave de Donald Trump en las negociaciones comerciales, siguió una declaración conjunta de Estados Unidos y China el sábado pasado, en la que Beijing prometió «aumentar significativamente» sus compras de exportaciones agrícolas y energía estadounidenses y ambas partes dijeron que continuarán hablando durante el verano.

La declaración del sábado omitió los objetivos detallados después de que los negociadores chinos se resistieron al empuje de la administración Trump para que se comprometieran a aumentar sus compras en US$ 200,000 millones anuales. A los críticos en EEUU, también les preocupa que su objetivo principal sea cumplir el objetivo de Trump de reducir el déficit comercial anual de US$ 337,000 millones con China en lugar de abordar cuestiones estructurales más difíciles con la economía china, como el subsidio de Pekín a industrias clave y el robo sistémico de propiedad intelectual de EEUU.

Mnuchin insistió el domingo en que los compromisos chinos para abordar estos temas eran parte del acuerdo más amplio y advirtió que Trump estaría libre de imponer aranceles, si Pekín no cumple con sus compromisos.

Dijo que las dos partes habían logrado un «progreso significativo», y agregó: «Hemos acordado dejar las tarifas en suspenso mientras tratamos de ejecutar el marco».

Pero él y otros defensores de un acuerdo rápido con Pekín, en la administración, se enfrentan al escepticismo de la comunidad empresarial estadounidense que considera que los temas estructurales, son más importantes que la reducción del déficit comercial.

La vaguedad de la declaración del sábado ilustra lo que las personas entrevistadas sobre las discusiones dijeron sobre la gran brecha que quedaba entre ambos lados. «No hay acuerdo para un tratado. Nunca anticipamos uno. Hay un comunicado entre los dos grandes países, eso es todo», dijo Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de Trump, por separado, en una entrevista televisiva.

La administración también enfrenta otra tormenta política en su país, sobre la pretensión de Trump, de vincular las negociaciones comerciales con el levantamiento de la prohibición del abastecimiento de chips de la compañía china de equipos de telecomunicaciones ZTE, de proveedores estadounidenses. ZTE, que durante mucho tiempo ha sido objeto de preocupación por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses, admitió haber violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán y Corea del Norte y haber incumplido los términos de un acuerdo de US$ 1,200 millones con el gobierno de los EEUU.

Resolver la cuestión de ZTE ha sido la principal prioridad del lado chino, pero la reacción política en Washington a un tweet de Trump el pasado fin de semana comprometiéndose a ayudar a la empresa a volver al negocio, redujo la capacidad de los EEUU de cerrar un trato y provocó que China se resistiera a un compromiso de reducción del déficit de US$ 200,000 millones, dijeron las personas sondeadas sobre las discusiones.

Mnuchin admitió el domingo que el tema de ZTE había sido discutido durante las negociaciones la semana pasada, pero insistió en que la prohibición de Estados Unidos era un «asunto de aplicación de la ley». Otros funcionarios estadounidenses han planteado la posibilidad de un acuerdo que daría el acceso de ZTE a partes estadounidenses a cambio de modificaciones en la gestión y otras medidas punitivas menos estrictas.

Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, viajaría a China en las próximas semanas para negociar los detalles de las compras chinas, dijo Mnuchin. Pero dijo que el lado estadounidense tenía objetivos muy específicos «industria por industria» en mente, elevando la posibilidad de un 35-40 por ciento de aumento en las importaciones agrícolas este año y un adicional de US$ 50,000 a US$ 60,000 millones en exportaciones anuales de energía de Estados Unidos en los próximos tres a cinco años.

«Nosotros vamos a reducir el déficit comercial», dijo Mnuchin.

Sin embargo, también advirtió que los dos gobiernos no controlaban totalmente si esto sucedería o no, un punto hecho por economistas que dicen que el desequilibrio entre las dos economías más grandes del mundo tiene más que ver con las tendencias fiscales y macroeconómicas que con la política comercial.

«En última instancia, estas no son transacciones de gobierno a gobierno», dijo Mnuchin. El compromiso chino «no es una orden de compra gigante con los EEUU, se trata de que la industria pueda tener contratos sólidos y entregar estos bienes «. Lampadia




China y EEUU luchan por el acero

Tal como amenazó en su campaña electoral, y reportamos ayer (ver: Contra todo pronóstico Trump consolida su poder), el presidente de EEUU inició la imposición de acciones comerciales y regulatorias que, lamentablemente, está iniciando una ‘guerra comercial’.

A pesar de las advertencias de muchos analistas, miembros de su propio partido y expertos económicos, el presidente Trump escaló aún más su confrontación arancelaria con China ordenando a su principal negociador comercial que considere la imposición de aranceles sobre productos adicionales por valor de 100,000 millones de dólares.

En respuesta, China dijo que no quería una guerra comercial, pero que estaba lista para luchar contra las políticas de Trump «a cualquier precio». China presentó recientemente una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para desafiar los aranceles del presidente Trump sobre el acero y el aluminio, en la cual solicitó 60 días para discutir sobre los aranceles de aluminio y acero con Estados Unidos debido a que, según el gigante asiático, los aranceles del 25 % de Estados Unidos sobre el acero importado y los aranceles del 10 % sobre el aluminio importado violan las reglas del comercio internacional.

Sin embargo, es verdad que China produce acero y aluminio en niveles que superan la demanda. Sus socios comerciales argumentan que luego los vende los metales a precios extremadamente bajos, con un impacto negativo en los mercados.

La movida de Estados Unidos ha elevado las posibilidades de un conflicto comercial mayor, que está preocupando a Europa, Japón y a los líderes empresariales estadounidenses por igual. Mientras que Trump argumenta que su plan tarifario es necesario para controlar las prácticas comerciales de China, sus críticos culpan al presidente por arriesgarse a una confrontación comercial que fácilmente podría salirse de control.

Como explicamos en nuestro análisis de ayer (mencionado líneas arriba), Trump está abriendo todos los frentes de confrontación posibles al mismo tiempo. Es evidente que el personaje está dispuesto a cambiar el escenario local y el global, según sus deseos y caprichos, sin que nadie sepa la dirección de los acontecimientos, pues además, va cambiando  su equipo para acomodar sus imposiciones.

Trump está desarrollando un liderazgo que es la negación del espíritu de los sabios ‘padres fundadores’ de EEUU: limitar y balancear el poder. Lampadia

La creciente producción de acero de China desafía la presión de Trump

China aumenta la producción a pesar de los aranceles del 25% anunciados por EEUU

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Las 50 millones de toneladas de capacidad de acero recortadas el año pasado contribuyeron perversamente a un aumento en la producción © Reuters

Emily Feng en Yuncheng, China
Financial Times
17 de abril de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

En teoría, China está en guerra con la producción excesiva de acero. En los últimos dos años, las autoridades han reducido ostensiblemente millones de toneladas de capacidad, y los funcionarios de las regiones productoras de acero más grandes del país ordenaron a los ingenios que redujeran a la mitad su producción durante el invierno.

Sin embargo, en la fábrica de acero Jianlong en la provincia de Shanxi, los trabajadores del acero se quejan de que pasaron la temporada trabajando horas extras. «He estado haciendo turnos de 15 horas al menos una vez a la semana este invierno», refunfuñó un trabajador.

A pesar de los severos recortes estacionales, la producción de acero crudo de China aumentó un 6 % interanual en los primeros dos meses de 2018, y 2017 fue un año récord para la producción de acero en el país.

Ese aumento podría exacerbar las relaciones comerciales ya tensas entre EEUU y China. En marzo, EEUU anunció tarifas mundiales de acero destinadas a lo que considera como la inundación de China de los mercados mundiales con acero barato.

Aunque el presidente Donald Trump ha puesto la atención en la industria siderúrgica de China -prometió exenciones para casi todos los países excepto China después de anunciar aranceles del 25 % para las importaciones de acero el mes pasado- el exceso de oferta de China también ha hostigado a Europa.

China ha respondido prometiendo reiteradamente racionalizar su industria y reducir la producción de acero luego de que los precios mundiales cayeran en picada. Pero los recientes aumentos en la producción cuentan una historia diferente.

Muchos funcionarios en el oeste creen que el aumento de la producción es indicativo de que Pekín no cumplió sus promesas. Pero el aumento también ilustra las dificultades que enfrentan las autoridades chinas en su intento de minimizar los sectores ineficientes de la industria pesada, incluido el acero.

Es poco probable que el aumento de la producción tenga un impacto directo en EEUU; es probable que el exceso de producción de acero de China se exporte a países más pequeños. El sector siderúrgico de China es tan grande que incluso un aumento de tan solo el 1 % en las exportaciones equivaldría a todo el mercado de exportación de las acerías estadounidenses.

Los topes oficiales en la producción tenían como objetivo garantizar un aire más limpio en Beijing este invierno. Inintencionadamente, simplemente han provocado que la producción, y la contaminación, se trasladen a aquellas partes del país donde no se imponen topes.

Los límites impuestos a la producción en 28 ciudades y regiones, incluso en los alrededores de Beijing, han traído más negocios a los productores de acero que alguna vez estuvieron al margen. Las fábricas cercanas a la capital también aumentaron la producción el año pasado.

Los esfuerzos de Pekín por limpiar el aire de la capital obligaron a la industria pesada a trasladarse a otros lugares, como la planta de Jianlong en la ciudad de Yuncheng, en Shanxi, ubicada en el límite del corazón de la producción de acero y carbón de China.

Yuncheng no ha seguido el camino de Linfen. El dueño de un restaurante en la zona dice. «Todo el mundo ha estado trabajando horas extras en enero y febrero».

Los 50 millones de toneladas de capacidad de acero recortados el año pasado contribuyeron de manera significativa a la recuperación general de la producción. Gran parte de la producción récord del año pasado fue el resultado del derretimiento de la chatarra incautada durante el cierre de las fábricas más pequeñas, a veces ilegales, que constituyeron el grueso de los recortes de capacidad. Esto tuvo el efecto de colocar la producción ilegal de acero, que no se contabilizó en los datos del gobierno, en cifras oficiales de producción.

El aumento de los precios de los productos de acero incentivó aún más la producción y trajo el retorno tentativo de la prosperidad a Yuncheng.

Los precios del acero se mantuvieron altos durante este invierno gracias a un boyante mercado inmobiliario y desarrollo de infraestructura.

El gran volumen de suministro de las fábricas ilegales retiradas de los mercados el año pasado también elevó los precios: son buenas noticias para las empresas siderúrgicas, que a menudo son empleadores cruciales en la región y se ven presionadas a mantener a sus empleos sin importar el costo.

Una encuesta de FT reveló que el aumento previsto de la producción de acero de China fue solo del 0.6 % en 2018, frente al 5.7 % del año anterior. Lampadia




Días y hechos importantes que debemos analizar

Durante los últimos días, hemos sido testigos de múltiples acontecimientos a nivel nacional e internacional, que es conveniente revisar y no perder; el análisis de estos acontecimientos debe ayudarnos a formar un sentido común del mundo que nos toca vivir.

Cumbre de las Américas

El novel Presidente Martín Vizcarra, presidió una exitosa cumbre regional que transcurrió sin ningún problema, confirmando la capacidad del Perú para organizar grandes convocatorias internacionales.

Las ausencias de Donald Trump y Raúl Castro, no se sintieron como debilidades de la cumbre. La de Trump, se debió obviamente al tema de Siria, y la de Castro ya no es relevante, más bien envió algunos activistas con el afán de molestar.

Además, como ya sabíamos, se evitó la presencia del dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, que fue criticado y rechazado por los países que no dependen de las prebendas del chavismo, y defendido por sus socios del socialismo del siglo xxi y por sus beneficiarios.

En cuanto a los acuerdos de la cumbre, ver en Lampadia: Los compromisos de la Cumbre de las Américas.

Aportes desde los extremos del continente americano

Recogemos dos mensajes importantes desde el extremo norte y sur de América. Justin Trudeau, ese líder joven y carismático de Canadá (el país más cercano a EEUU) asumió la defensa del libre comercio, tal como sugerimos en Lampadia que haga el gobierno peruano (ver: Retomemos el libre comercio).

Desde el sur, Sebastián Piñera, el flamante presidente de Chile, estuvo muy activo en los medios, y compartió sus ideas sobre la lucha contra la corrupción. Veamos:

  1. Transparencia
  2. Reglas claras
  3. Mínima discrecionalidad de funcionarios del Estado

“Y si todo lo anterior falla, se debe contar con un Poder Judicial que sepa identificar, investigar, juzgar y castigar, para evitar la impunidad”. Todo con la ayuda de la tecnología moderna.

El show del Canciller cubano

En la asamblea de jefes de Estado, luego de las palabras del vicepresidente de EEUU, Mike Pence, el Presidente Vizcarra le concedió el uso de la palabra al canciller de Cuba, con las cuales terminó la reunión. Bruno Rodríguez Parrilla, de Cuba, acusó a EEUU de todos los crímenes imaginables contra los derechos humanos; una perorata que más pareció una subliminal confesión de parte, por los crímenes de la propia Cuba (feliniano).

EEUU o China, ¿Cuál es el mejor amigo?    

Días antes de la cumbre, desde EEUU nos hicieron llegar el mensaje del gobierno de Trump, en el sentido de que los países latinoamericanos debíamos elegir a nuestro ‘país amigo’ entre EEUU y China.

Ya en Lima, el Secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, corrigió el mensaje diciendo que “Latinoamérica no tiene que elegir entre China o EEUU, aunque es un mejor socio”.

La crisis de Siria

Como anunciamos en Lampadia el jueves pasado (El mundo pasa a una fase confrontacional), se agravó la situación internacional y se dio el ataque armado de EEUU en Siria, a las instalaciones vinculadas a las armas químicas usadas por el genocida Bashar-Al-Assad.

Hace ocho años, Barack Obama, entonces presidente de EEUU, amenazó a Siria con atacar si se probaba el uso de armas químicas. Se probó, pero Vladimir Putin le advirtió a Obama que no se corra el riesgo de intervenir y este se replegó a EEUU.

Esta vez, el agresivo presidente de EEUU, advirtió y cumplió. Trump atacó en una operación relámpago y, gracias a Dios, Putin solo advirtió que, si esto vuelve a suceder, “inevitablemente llevará al caos de las relaciones internacionales”. Por su lado Emmanuel Macron de Francia, indicó que este ataque “era necesario para recuperar la credibilidad de la comunidad internacional”.

Mañana reportaremos en profundidad sobre este terrible proceso.

Venezuela

Mientras tanto la situación en Venezuela se viene agravando día a día. Lo representantes de Maduro en Lima y el presidente de Bolivia, Evo Morales, acusaron a EEUU de la crisis humanitaria de los venezolanos por el bloqueo a Venezuela. Una mentira descarada, pues EEUU ha tomado acciones punitivas contra individuos acusados de narcotráfico y corrupción y, además, sigue comprando petróleo a Venezuela. No hay ningún bloqueo. Más bien, el régimen genocida de Maduro, digitado desde Cuba, no permite que los países amigos de la población venezolana envíen ayuda humanitaria para palear la falta de alimentos y medicinas.

Continúan los ataques contra el gobierno de Vizcarra       

Increíblemente, estando el Perú en una situación muy delicada en lo económico, institucional y político. Los enemigos del régimen no dan tregua y no permiten que Martín Vizcarra consolide su liderazgo y su gobierno, que ha sido saludado con gran deferencia por todos los mandatarios de la región en Lima.

Puede entenderse que los enemigos políticos continúen sus acciones. También puede entenderse que los medios de ‘medio pelo’ sigan buscando notoriedad debilitando la salud de la Nación. Pero no puede entenderse ni aceptarse que los medios serios (dizque) continúen promoviendo preferentemente la opinión de críticos del gobierno y haciendo reportajes que lo debilitan.

Dios los cría y ellos se juntan

En la llamada ‘cumbre de los pueblos’, los activistas anti-sistema, anti-inversión, anti-comercio-internacional y anti-globalización. O sea, los que propician mayor pobreza para los peruanos, se han solazado imaginando espacios políticos que en gran mayoría hemos rechazado permanentemente.

Un anuncio concreto es la alianza de Gregorio Santos con Antauro Humala, según lo anunciado por el primero. El mensaje de Antauro fue: “fusilar a todos los ex presidentes y desechar la Constitución del 93”. Guerra avisada no mata moros.

Congresistas en la Luna

En el Congreso siguen avanzando normas y proyectos del más puro populismo, que solo producen impactos contrarios a sus supuestos aportes. Es la de no acabar, la leche, la canchita, y últimamente los parqueos libres en centros comerciales (una medida expropiatoria), configuran la destrucción paulatina de la capacidad del Perú de producir bienestar y ciudadanos globales.

La soledad de PPK

No queremos terminar esta nota sin comentar como se debe sentir PPK, alejado del poder (por sus terribles falencias), especialmente en días en que en Lima se producía una reunión internacional de primer orden, probablemente, el ambiente en que PPK se sentía más cómodo.

Terrible. No puede ser de otra manera. Pero eso tiene jugar con el bienestar de los peruanos forzando una candidatura que no tenía nada que ofrecer, y peor aún, una vez en el gobierno, asumir la política de odio y confrontación, que nos ha hecho tanto daño a todos.

El Perú es infinito

Más allá del devenir de los tiempos, afuera y en nuestra Patria, no nos olvidemos que “El Perú es Infinito”. Tenemos todo para ser ciudadanos exitosos en el concierto internacional. Solo necesitamos una mejor clase dirigente, y especialmente, mejores gobernantes. Para ello, los ciudadanos debemos estar conectados con la realidad que nos toca vivir y desarrollar un sentido crítico agudo, que nos permita distinguir entre la
carne y el hueso, a la hora de votar.

Pero, además, todos debemos tener más presencia en el debate nacional. Se trata de nuestro país y del futuro de nuestros hijos y nietos. Lampadia   




El mundo pasa a una fase confrontacional

Las debilidades de liderazgo de las grandes potencias, llevan a la humanidad de las amenazas y juegos de palabras a escenarios de confrontación comercial y hasta bélica, que están dañando severamente las perspectivas de crecimiento económico de mediano plazo, con especial incidencia en los países emergentes, como el Perú.

Los líderes de EEUU, China y Rusia, condenan al mundo a importantes retrocesos:

  • En EEUU, Donald Trump tomó por asalto el partido republicano y alcanzó la presidencia profiriendo una serie de amenazas sobre enfrentamientos comerciales con China y México, y de políticas radicales sobre las migraciones.

Muchos quisieron pensar que todo quedaría en los discursos, pero entrado en su segundo año de gobierno, Trump está llevando a cabo todas sus amenazas. (Ver en Lampadia: Trump desata dañina ‘Guerra Comercial).

  • En China, si bien Xi Jinping planteó hace un año en el World Economic Forum, en Davos, la defensa del libre comercio, este año ha mostrado una muy importante involución política, al modificar la constitución china y asumir poderes dictatoriales sin límite de tiempo, contrariando los cuidados del fundador de la nueva China, Deng Xiaoping, con el afán de no repetir los excesos de Mao. (Ver en Lampadia: Xi Jinping transita hacia el poder eterno).
     
  • En Rusia, como explicó Timothy Garton Ash en uno de sus artículos (La doctrina del resentimiento), en 1994, en una reunión internacional, un desconocido Vladimir Putin, al que Garton Ash describió como “un hombre fornido y de baja estatura, con cara de ratón”, explicó que Rusia había abandonado parte de su población en países que no controlaba y que por lo tanto debían rewconquistar. Poco a poco, Putin ha tomado el poder absoluto, está rearmando a Rusia, a invadido países extranjeros y ha sido un factor determinante en el deterioro del conflicto en Siria.
«Nuestra relación con Rusia está peor que nunca, y eso incluye a la Guerra Fría. 
No hay razón para esto.» Fuente: Cuenta oficial de Twitter de Donald Trump

 

«Rusia promete derribar todos y cada uno de los misiles contra Siria. Prepárate, Rusia, porque lo que vendrán serán [misiles] bonitos, nuevos e inteligentes. ¡No deberías ser socios de un animal que mata con gas a su gente y lo disfruta!». Fuente: Cuenta oficial de Twitter de Donald Trump

Además del deterioro de liderazgo de las tres potencias, es especialmente notoria la caída del Reino Unido en una trampa política de aislamiento (Brexit), y de abandono de las banderas del libre comercio; así como el advenimiento de otros liderazgos populistas en Europa.

La excepción que confirma la regla, la representan los iluminados liderazgos de Angela Merkel en Alemania (lamentablemente debilitado después de las últimas elecciones), Emmanuel Macron en Francia y de Narendra Modi en la India.

Pero la humanidad está siendo arrastrada a zonas de conflicto, con la inminencia de un enfrentamiento bélico entre EEUU y Rusia en Siria.

En relación a los enfrentamientos comerciales, países como el Perú, y el resto de los países de las américas, mañana y pasado en Lima, debemos alzar la voz en defensa de la globalización y el libre comercio.

Para tener más información sobre los enfrentamientos comerciales, compartimos líneas abajo, el artículo de The Economist sobre la ‘guerra comercial’.     

Comienza una guerra comercial entre EEUU y China

Golpe por Golpe 

Los dos países amenazan con caer a una secuencia de represalias de ojo por ojo

 

 

 

 

 

 

The Economist
7 de abril, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Los aranceles están en peligro de convertirse en una guerra comercial. El 3 de abril, Estados Unidos publicó una lista de unos 1,300 productos chinos que propone imponerles aranceles del 25%. Un día después, China produjo su propia lista, que abarca 106 categorías. «Como dice el refrán chino, es muy cortés intercambiar», dijo la embajada china en Washington, DC.

Según el Peterson Institute for International Economics, un grupo de expertos, la lista de Estados Unidos cubre productos chinos por un valor de US$ 46 mil millones en 2017 (9% de las exportaciones totales de bienes de ese año a Estados Unidos; según el gráfico). China cubre bienes estadounidenses por valor de alrededor de US$ 50 mil millones en 2017 (38% de las exportaciones). Las sumas fueron suficientes para mover los mercados el 4 de abril, aunque el índice S&P 500 pronto recuperó el terreno perdido.

Las listas de ambos países son, por ahora, no más que amenazas. En los próximos dos meses, la lista de EEUU estará abierta a consulta pública (no hay un plazo para que las tarifas entren en vigencia). China ha dicho que esperará a la movida de Estados Unidos. Todavía hay una posibilidad de que las dos partes elijan un acuerdo sobre una guerra comercial. Aunque la lista de Estados Unidos fue elaborada en respuesta al supuesto robo de propiedad intelectual de firmas estadounidenses por parte de China, Trump considera que el déficit comercial con China es una afrenta independiente. Los aranceles aún podrían evitarse si China acepta comprar más productos estadounidenses.

Pero a esta escaramuza le siguen otras. El 23 de marzo, Estados Unidos impuso aranceles al acero y al aluminio de algunos países, incluida China. Eso provocó aranceles que cubren alrededor de US$ 3 mil millones de las exportaciones estadounidenses a China. Se esperan más represalias, ya que los chinos reaccionaron al separar los aranceles estadounidenses en productos como paneles solares y lavadoras.

Los historiadores del comercio tienen una ventaja sobre aquellos que estudian guerras de tipo militar. Cada parte en un conflicto comercial expone en detalle los productos que se verán afectados. Eso hace que sea más fácil analizar sus estrategias.

Los aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio resultan bastante crudos. Son un intento de proteger una sola industria al bloquear la competencia extranjera, guiados por la creencia errónea de que esto la fortalecerá. Por el contrario, las represalias de China y las últimas amenazas estadounidenses sobre la propiedad intelectual son más sofisticadas. En lugar de engreir a una industria, están destinadas a empujar a un socio comercial a cambiar su comportamiento. Son medios, no fines.

La lista estadounidense de esta semana está diseñada para afectar a productos que se benefician de la política industrial de China, incluido su plan «Made in China 2025» para dominar ciertos sectores estratégicos. A la vista están productos como robots industriales, motores para vehículos eléctricos y semiconductores. (Al menos 90 productos, que incluyen piezas de aviones y automóviles, no registraron exportaciones chinas a Estados Unidos en 2017 y pueden considerarse como un ataque preventivo).

Eso puede parecer justo en los ojos de Trump. Pero los burócratas que elaboran la política de protección comercial enfrentan una disyuntiva entre golpear al otro país y proteger a sus propios consumidores. Incluso antes del último anuncio, algunos productos ofensivos habían sido eliminados de la lista de Estados Unidos después de que los analistas del gobierno los identificaron como «susceptibles de causar disrupciones a la economía de EEUU.» O «sujetos a restricciones legales o administrativas». La elección final tuvo en cuenta la disponibilidad de sustitutos de otros lugares. Los analistas de Goldman Sachs, un banco, estiman que de los productos propuestos para las tarifas, solo alrededor del 20% de las importaciones de EEUU en 2017 provino de China (la proporción es más alta para LED, televisores e impresoras y fotocopiadoras).

El elemento sorpresa

Algunas partes de la estrategia de Estados Unidos fueron inesperadas. Minimizar las disrupciones en las empresas sugeriría aranceles sobre productos terminados en lugar de sus insumos. Algunas empresas pueden no darse cuenta de que sus proveedores están comprando productos chinos, por lo que los costos más altos para los bienes intermedios podrían viajar a lo largo de las cadenas de suministro en formas impredecibles. Las piezas más caras podrían hacer que los fabricantes estadounidenses sean menos competitivos que los rivales extranjeros. Sin embargo, aunque las dos líneas arancelarias más importantes por valor en la lista de Estados Unidos eran los televisores en pantalla a color y los vehículos de pasajeros, los productos de consumo representaron menos del 20% de las importaciones afectadas.

¿Qué hay de China? En respuesta a los aranceles de Estados Unidos sobre el acero y el aluminio, colocó aranceles sobre los tubos de hierro y acero, tuberías y perfiles huecos valorizados en US$ 2 millones, y residuos de aluminio de US$ 1.2 mil millones. Esto hizo eco de la respuesta de Canadá a la tarifa estadounidense de Smoot-Hawley de 1930, cuando aumentó los aranceles sobre los huevos como represalia por que Estados Unidos hizo lo mismo. Douglas Irwin de Dartmouth College informa que el número de huevos que Canadá exportó a Estados Unidos cayó en un 40% entre 1929 y 1932. Pero el número que fue en la otra dirección se desplomó en un 99%. Tal represalia de ojo por ojo tiene la intención de demostrar que las barreras comerciales hacen que las industrias sean más débiles, no más fuertes.

La lista que China publicó el 4 de abril es aún más audaz. No hace ningún esfuerzo para cumplir con las normas de la Organización Mundial del Comercio, y apunta a puntos de presión en la democracia de Estados Unidos, incluyendo industrias con lobbys poderosos, como aviones y soja, así como productos de estados políticamente sensibles. Wisconsin es el hogar tanto de Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, como de una parte considerable de los exportadores de arándano americano. Mitch McConnell, el líder republicano del Senado, representa a Kentucky, hogar de los exportadores de bourbon de Estados Unidos. Ambos productos están incluidos en la amenaza arancelaria de US$ 50 mil millones de China.

Tales métodos han funcionado antes. En 2003, cuando la Unión Europea amenazó con aplicar aranceles a los productos estadounidenses, incluidas las naranjas, en represalia por las tarifas de George W. Bush para el acero europeo, Bush cedió. (Florida, un estado crucial, es el hogar de muchos cultivadores de naranjas). Los pronunciamientos de Trump no sugieren que esté listo para demandar paz. Tampoco parece estar consciente de los riesgos del fracaso. Lampadia




Retomemos el libre comercio

Terminemos de romper el mito de la desigualdad que ‘justifica’ el populismo anti libre comercio y anti globalización de los países más ricos

El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios. Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

En los últimos 40 años la población mundial se ha duplicado y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza. Ver en Lampadia: 7 ensayos sobre la prosperidad.

Lamentablemente, en los países más ricos como EEUU y los europeos, donde la globalización permitió grandes avances, está consolidándose ahora el populismo en la política, siendo Trump el mayor y más peligroso ejemplo. Recientemente, el presidente de EEUU está llevando a la práctica sus peores amenazas electorales. Ha desarrollado regulaciones y acciones que están desnaturalizando las reglas del comercio global y desgraciadamente, han devenido ya, en una muy dañina ‘guerra comercial’.

A estas alturas, China ya respondió, y EEUU amenaza con nuevas acciones retaliatorias. Este puede ser el inicio de un estúpido enfrentamiento que perjudicará a todas las partes. Pero los más perjudicados seremos los países emergentes como el Perú. Por ejemplo, la ‘guerra comercial’ ya disminuyó la cotización del Cobre, nuestra mayor exportación, en cerca del 10%.

Curiosamente, el nuevo ministro de la Producción, Daniel Córdoba, declara sin el menor empacho, que la ‘guerra comercial’ no afectará al Perú. Qué lástima que alguien que se reputa como técnico, caiga en una politiquería barata, que nos ayuda en nada.

El populismo de los países ricos, tiene también el respaldo de muchos economistas ‘main stream’ de sus países, para quienes el mundo es EEUU, Europa, Japón, y un poquito de Australia. Cuando hablan de desigualdad, no miran más allá, y desconocen los grandes avances de la humanidad.

sto permite que se vayan construyendo mitos que son aprovechados por los políticos populistas, que están desestabilizando el mundo de nuestros días. Entre ellos, se ha planteado una supuesta generalización de la desigualdad para todo el planeta, proyectando el estancamiento de los ingresos de la clase media de EEUU a los demás. La verdad, como hemos explicado anteriormente, es que durante las últimas décadas la desigualdad se ha reducido dramáticamente en los países emergentes. Ver en Lampadia: Las dos caras de la desigualdad en el mundo y Contundente reducción de la desigualdad.

Pero resulta, que el supuesto estancamiento de las clases medias de los países ricos, no era tal. Era producto de mediciones defectuosas, que, como demuestra The Economist, en el caso de EEUU, en vez del estancamiento de ingresos desde 1979 a la actualidad, lo que se ha dado es un incremento del orden de 51%.

Esta información le quita todo sustento al populismo desatado en EEUU y llevado al gobierno por Trump. Este análisis utiliza el índice de Gasto de Consumo Personal en vez del más comúnmente usado IPC porque de esta manera se incluye los bienes y servicios que los gobiernos y las empresas gastan en nombre de las personas, como el seguro de salud (mientras que el IPC captura solo lo que los individuos gastan en ellos mismos). Esta diferencia hace un cambio sustancial en el tiempo, llegando a la conclusión de que en realidad la riqueza de los estadounidenses aumentó en un 51% entre 1979 y 2014.

Como hemos comentado hace una semana en Lampadia: ‘Cumbre de las Américas’ debe alzar su voz – Trump desata dañina ‘Guerra Comercial’, en los próximos días tendremos otra oportunidad para plantear la defensa de nuestros legítimos intereses, y de dar el ejemplo de disciplina estratégica en la región. Aprovechemos el espacio de la Cumbre de las Américas en Lima, en la primera quincena de abril próximo en Lima, para hacer un planteamiento sólido en pro del libre comercio:

Expliquémosle al presidente Trump y a los demás líderes del continente cómo es que, en un mundo globalizado, una medida específica dirigida a conseguir un resultado particular puede desencadenar una serie de reacciones y reverberaciones que pueden hacer daño a todos, incluso al propio EEUU, que, con sus aranceles al acero y aluminio, puede terminar perdiendo inversiones, empleos y crecimiento.

Esperamos que el gobierno peruano aproveche esta ocasión para defender el espacio de desarrollo que necesita nuestro país en un mundo de libre comercio, que es el único que nos permite traer parte de la riqueza del mundo exterior y superar la pobreza. Lampadia

Los estadounidenses son más ricos de lo que eran en la década de 1970

¿Pero por cuánto?

The Economist
29 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

La economía de EEUU ha crecido enormemente durante las últimas cuatro décadas, pero no todos sus trabajadores han cosechado los frutos. Tal vez la estadística más citada para demostrar cuán desiguales han sido las ganancias es el ingreso familiar promedio. Las estadísticas oficiales de la Oficina del Censo muestran que este número se mantuvo estable durante 40 años. Sin embargo, un análisis reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) descubrió que en realidad aumentó en un 51% entre 1979 y 2014. ¿Por qué es que las cifras de la CBO son mucho más alentadoras?

Los datos de ingresos de los hogares generalmente se ajustan por inflación utilizando el índice de precios al consumidor (IPC). Esto muestra que los estadounidenses no han progresado mucho desde la década de 1970.

Sin embargo, las estimaciones de la CBO tienen en cuenta el cambio demográfico. Los hogares se han ido reduciendo, lo que significa que la misma cantidad de dinero en una familia ahora representa un mayor poder adquisitivo.

El CBO también usa el índice de gasto de consumo personal (IGC) como su medida de inflación, en lugar del IPC. Históricamente, el índice IGC ha demostrado que la inflación es medio punto porcentual más bajo que el IPC, una diferencia que se suma con el tiempo.

Además, las estimaciones de la CBO tienen en cuenta los impuestos y las transferencias, como los seguros de salud financiados por el gobierno. Los ingresos después de impuestos para la clase media han aumentado mucho más rápidamente que los ingresos antes de impuestos.

NOTAS

1. El índice GCP es diferente del CPI en dos formas clave. Primero, incluye los bienes y servicios que los gobiernos y las empresas gastan en nombre de las personas, como el seguro de salud, mientras que el IPC captura solo lo que los individuos gastan en ellos mismos.

En segundo lugar, la canasta de bienes rastreados por el índice GCP se actualiza con mayor frecuencia, lo que significa que refleja mejor la tendencia de los consumidores a cambiar sus decisiones de compra cuando los precios cambian. Por ejemplo, si el precio de las manzanas aumentara repentinamente, los consumidores estarían más inclinados a comprar otras frutas, como las peras.

Ambos índices de inflación tienen sus fortalezas y debilidades, y ambos son comúnmente utilizados por las agencias gubernamentales. Las cifras salariales generalmente se informan utilizando el índice CPI, mientras que la Reserva Federal utiliza el índice GCP como su objetivo de inflación al establecer las tasas de interés.

2. Según la CBO, la tasa impositiva federal promedio pagada por los hogares en el quintil medio de las ganancias antes de impuestos cayó del 19.1% en 1979 al 14% en 2014, mientras que las transferencias probadas en medios como Medicaid aumentaron desde el 0.8% del pre -gracias al 4.7%.

Fuentes: Oficina del Censo; CBO; BLS; BEA; NBER; The Economist

Lampadia




Trump desata dañina ‘Guerra Comercial’

Tal como amenazó en su campaña electoral, Donald Trump inició la imposición de acciones comerciales y regulatorias que, lamentablemente, está iniciando una ‘guerra comercial’. La disculpa es China, el éxito de China y sus impactos, reales y aparentes, en la economía de EEUU.

Como se ve en el siguiente gráfico publicado por The Economist esta semana, análisis recientes confirman, como indicamos en Lampadia: Nuevas investigaciones sobre la desigualdad en EEUU, que la aseveración sobre el estancamiento de ingresos de la clase media de EEUU, es equivocada, o llanamente falsa. Según esta información, el ingreso medio real, habría subido en un 50% desde 1979, lo que le quita todo sustento al populismo desatado en EEUU y llevado al gobierno por Trump. (En los próximos días presentaremos esta información en detalle).

Según The Economist, 28 de marzo, 2018: Even if America wins concessions, worry. Donald Trump’s trade policy is economically muddled and politically toxic. (Incluso si EEUU gana concesiones, preocúpese. La política commercial de Trump es económicamente enlodada y políticamente tóxica):

“Los errores sobre la economía de Trump, explican porqué sus políticas son tan irresponsables. En lugar de juntarse con otros países [supuestamente] afectados para ejercer presiones legales a China, Trump a amenazado a sus aliados. En lugar de trabajar con las reglas establecidas en el sistema de comercio, que EEUU ayudó a crear, y que a pesar de sus imperfecciones, le ha servido bien, pasa por encima de ellas a voluntad. Es particularmente imprudente al afirmar que las tarifas al acero y aluminio se justifican por temas de seguridad nacional (una carta de excepción bajo las reglas de la OMC, que debe usarse con moderación). Si EEUU mete su nariz en la OMC, ¿por qué no lo harían otros?

El resultado de una guerra comercial entre EEUU y China sería el de un espacio global que deteriora sustancialmente las posibilidades de crecimiento de los países emergentes. Por ejemplo, según Bloomberg, las primeras escaramuzas han determinado una disminución de la cotización del cobre, del orden de 10%, cayendo por debajo de los US$ 3 por libra. En el caso del Perú, esto significa una disminución de ingresos por exportaciones mayor a un millón de dólares.

Por su lado, una reciente encuesta de McKinsey muestra que “los cambios en la política comercial son las causas más citadas como riesgo del crecimiento global, el doble de veces que en la encuesta anterior”: 

El último evento de proteccionismo de Trump es en relación a las importaciones de acero. Efectivamente, las exportaciones de los excedentes de acero de China, han afectado severamente el mercado global. Esto tiene impactos en industrias pesadas en muchas partes del mundo, incluyendo al Perú, y lamentablemente hasta ahora no se ha podido llegar a acuerdos sólidos con la China. Ver en Lampadia: El acero chino inundará los mercados mundiales y Se vuelve a debilitar la industria del acero.

Pero las medidas que está tomando EEUU, van más allá del caso del acero, y más allá de China. Por lo tanto, puede traer el inicio de la temida guerra comercial, que consolidaría la ola anti-globalización y comercio internacional que amenaza al mundo en los últimos tiempos.

De El Comercio

El Lampadia hemos advertido sobre el riesgo que conlleva la gesta anti globalización y anti libre comercio. Hace tiempo sugerimos que el Perú tomara las banderas del libre comercio en los foros internacionales. Pero nuestros incapaces gobernantes, y nuestra distraída clase dirigente, no pestañaron.

Una guerra comercial tendría un impacto muy negativo en nuestra economía, ya que debilitaría sustancialmente el eco-sistema de libre comercio, indispensable para traer más riqueza del exterior a nuestro país y reducir la pobreza.

Pues en los próximos días tendremos otra oportunidad para plantear la defensa de nuestros legítimos intereses, y de dar el ejemplo de disciplina estratégica en la región. Aprovechemos el espacio de la Cumbre de las Américas en Lima, en la primera quincena de abril próximo en Lima, para hacer un planteamiento sólido en pro del libre comercio:

Expliquémosle al presidente Trump y a los demás líderes del continente, cómo, en un mundo globalizado, una medida específica, dirigida a conseguir un resultado particular, puede desencadenar una serie de reacciones y reverberaciones que pueden hacer daño a todos, incluso al propio EEUU, que, con sus aranceles al acero y aluminio, puede terminar perdiendo inversiones, empleos y crecimiento.

El siguiente artículo de Martin Wolf, del Financial Times, conocedor de la intransigencia de Trump, plantea una defensa del sistema de libre comercio, desde la perspectiva de lo que puede hacer China para evitar una ‘guerra comercial’. Lampadia 

Cómo puede China evitar una guerra comercial con Estados Unidos

Beijing debe reconocer el cambio de percepciones de los estadounidenses y hacer algunas concesiones

Martin Wolf
Financial Times
27 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

 

¿Cómo debería responder China a la política comercial agresiva de Donald Trump? La respuesta es: estratégicamente. Necesita manejar una oleada creciente de hostilidad de EEUU.

De los acontecimientos ocurridos en Washington la semana pasada, el nombramiento de John Bolton como principal asesor del presidente de EEUU en seguridad nacional puede ser más trascendental que el anuncio de una acción comercial «sección 301» contra China. Sin embargo, el plan de imponer aranceles del 25 % a los 60 mil millones de dólares (aún no especificados) de las exportaciones chinas a los Estados Unidos muestra la agresión de la agenda comercial de Trump. Las tarifas propuestas son solo una de varias acciones dirigidas a las políticas relacionadas con la tecnología de China. Estos incluyen un caso contra China en la Organización Mundial del Comercio y un plan para imponer nuevas restricciones a sus inversiones en compañías de tecnología de EEUU.

Los objetivos de estas acciones estadounidenses no están claros. ¿Se trata simplemente de detener una supuesta mala conducta, como las transferencias forzosas (o el robo total) de propiedad intelectual? O, como sugiere el etiquetado de China como «competidor estratégico», es para detener por completo el progreso tecnológico de China, un objetivo que es inalcanzable y ciertamente no negociable.

Trump también enfatizó la necesidad de que China reduzca su superávit comercial bilateral de Estados Unidos en US$ 100 mil millones. De hecho, su retórica implica que el comercio debe equilibrarse con cada socio. Este objetivo es, una vez más, inalcanzable ni negociable.

La visión optimista es que estos son movimientos de apertura en una negociación que terminará en un acuerdo. Una perspectiva más pesimista es que esta es una etapa en un proceso interminable de negociaciones tensas entre las dos superpotencias en el futuro. Una visión aún más pesimista es que las discusiones comerciales se romperán en un ciclo de represalias, quizás como parte de hostilidades más amplias.

Lo que suceda también dependerá de China. Debe reconocer el cambio en las percepciones de EEUU, de las cuales la elección de Trump es un síntoma. Además, en el comercio, los demócratas son mucho más proteccionistas que los republicanos.

¿Cuáles son las fuerzas que impulsan este cambio? El ascenso de China ha hecho que Estados Unidos tema la pérdida de su primacía. La autocracia comunista china está ideológicamente en desacuerdo con la democracia estadounidense. Lo que los economistas llaman «el choque de China» ha sido real e importante, aunque el comercio con China no ha sido la razón principal de los cambios adversos experimentados por los trabajadores industriales estadounidenses. Estados Unidos tampoco ha proporcionado la red de seguridad o el apoyo activo que necesitan los trabajadores y las comunidades afectadas.

Además, el acuerdo alcanzado cuando China se unió a la OMC en 2001 ya no es aceptable. Como dice Trump, Estados Unidos quiere una «reciprocidad» estricta. Finalmente, muchos empresarios argumentan que China está «haciendo trampa» en pos de sus objetivos industriales.

La experiencia muestra que las quejas nunca terminarán. Hace aproximadamente una década, las quejas se referían a los superávits en cuenta corriente de China, el tipo de cambio infravalorado y las enormes acumulaciones de reservas. Todo esto se ha transformado ahora: el superávit de la cuenta corriente ha caído a solo el 1.4 % del producto bruto interno. Ahora las quejas se han desplazado hacia desequilibrios bilaterales, transferencias forzosas de tecnología, exceso de capacidad y la inversión extranjera directa de China. China es exitosa, grande y diferente. Las quejas cambian, pero no el hecho que hay quejas.´

¿Cómo podría manejar China estas fricciones, exacerbadas por el personaje de Trump, pero arraigadas en profundas ansiedades?

En primer lugar, tomar represalias con contra medidas específicas, precisas y limitadas. Como todos los bullies, Trump respeta la fuerza. De hecho, él respeta a Xi Jinping.

En segundo lugar, desarmar las quejas legítimas o aquellas cuya reparación beneficia a China. La liberalización de la economía china es en interés propio de China, como demuestran los asombrosos resultados de 40 años de «reforma y apertura». China puede y debe acelerar su propia liberalización interna y externa. Entre las quejas ampliamente compartidas de las empresas extranjeras, se encuentra la presión excesiva para transferir conocimientos técnicos como parte de las actividades comerciales en China. Tales «requisitos de desempeño» son contrarios a las normas de la OMC. China necesita actuar decisivamente en esto.

Tercero, haciendo algunas concesiones. China podría importar gas natural licuado de Estados Unidos. Esto reduciría el superávit bilateral, mientras que meramente reasignaría el suministro de gas en todo el mundo. Pero hacer lo mismo con los commodities en los que China es el mercado dominante del mundo sería mucho más problemático, ya que perjudicaría a otros proveedores. Es probable que Trump quiera que China discrimine contra los alimentos australianos o los aviones europeos. Ahí está el fin del sistema de comercio global liberal.

En cuarto lugar, multilateralizar estas discusiones. La cuestión de los excedentes en productos estándar como el acero no puede tratarse a un nivel puramente unilateral o bilateral. Como potencia global en ascenso, China podría desempeñar un papel central en la liberalización del comercio, fortaleciendo así el sistema y aumentando la participación mundial en la salud de la economía china. Operar a ese nivel global trae otro beneficio potencial: es difícil para las grandes potencias negociar bilateralmente, ya que tienden a ver las concesiones mutuas como humillantes.

Sin embargo, en el contexto global, una concesión puede verse como un beneficio para todos. Finalmente, al operar bajo la rúbrica de la OMC, China coloca a los europeos en una posición difícil. Los europeos comparten las ansiedades de Estados Unidos sobre las políticas de propiedad intelectual de China, pero también creen en las reglas. Si China tomara el camino correcto, los europeos podrían sentirse obligados a apoyarlo.

Estamos en una nueva era de competencia estratégica. La pregunta es si esto será manejado o conducirá a un colapso en las relaciones. La política comercial de Trump es una parte altamente desestabilizadora de esta historia. China debería tener una visión más amplia, por su propio bien y el del mundo. Lampadia