Entendiendo las fuerzas del anticapitalismo

Mucho se escribe y habla de la crisis del capitalismo y del liberalismo. En Lampadia hemos seguido el tema muy de cerca. Ver, por ejemplo: ¿El fin de las democracias liberales?

En esta ocasión queremos compartir un artículo muy lúcido sobre este proceso. Harold James, de la Universidad de Princeton, nos dice por ejemplo que: “La oposición al neoliberalismo vino originalmente de la izquierda, pero la derecha populista la ha adoptado, tal vez aún más vigorosa y rencorosamente”. Agrega: “La crisis financiera por sí sola fue suficiente para sembrar las semillas del sentimiento anticapitalista. Pero también coincidió con una transformación tecnológica y social mucho más amplia”.

Creemos que James resume muy bien las principales fuerzas que han moldeado esta ola disruptiva de la política y la economía. Veamos:

El nuevo anticapitalismo

Project Syndicate
6 de noviembre de 2019
HAROLD JAMES

No debería sorprendernos que nuestra era de rápido cambio tecnológico haya coincidido con un renovado escepticismo del capitalismo en los países occidentales. Sin embargo, esta vez es diferente, sobre todo por el aumento de ‘el ganador se lleva todo’ y un movimiento del centro geográfico de la economía global.

PRINCETON – Actualmente estamos viviendo la transformación tecnológica y económica más dramática en la historia de la humanidad. También estamos presenciando una disminución del apoyo al capitalismo en todo el mundo. ¿Están conectadas estas dos tendencias y, de ser así, cómo?

Es tentador decir que la creciente impopularidad del capitalismo es simplemente un síntoma del ludismo, el impulso que llevó a los trabajadores artesanales a principios de la Revolución Industrial a romper la maquinaria que amenazaba sus empleos. Pero esa explicación no captura la complejidad del movimiento actual contra el capitalismo, que está siendo dirigido no tanto por trabajadores angustiados como por intelectuales y políticos.

La ola anticapitalista actual llega en un momento en que el neoliberalismo de libre mercado y la globalización están casi universalmente excoriados. La oposición al neoliberalismo vino originalmente de la izquierda, pero la derecha populista la ha adoptado, tal vez aún más vigorosa y rencorosamente.

Después de todo, había más que un toque de sentimiento anticapitalista de la antigua guerra en el discurso de 2016 de la ex primera ministra británica Theresa May denunciando a los «ciudadanos del mundo» cosmopolitas como «ciudadanos de ninguna parte» o como su sucesor actual. El primer ministro británico, Boris Johnson, lo expresó aún más sucintamente: «A la mierda con los negocios». Del mismo modo, en Estados Unidos, el presentador de Fox News Tucker Carlson ha canalizado el patetismo de los Trumpianos a través de largas protestas contra el capitalismo, quejándose de «mercenarios que no sienten nada». obligación a largo plazo con las personas que gobiernan «y» ni siquiera se molestan en comprender nuestros problemas «.

Una explicación parcial para el nuevo zeitgeist [espíritu] es que es una reacción predecible a la desestabilización financiera. Así como las condiciones monetarias posteriores a la Primera Guerra Mundial parecían injustas y generaron una reacción feroz, la crisis financiera de 2008 alimentó la creencia generalizada de que el sistema está manipulado. Mientras que los gobiernos y los bancos centrales rescataron a grandes instituciones financieras para evitar el colapso de todo el sistema financiero mundial y una repetición de la Gran Depresión, los millones de personas que perdieron sus hogares y sus trabajos tuvieron que valerse por sí mismos.

La crisis financiera por sí sola fue suficiente para sembrar las semillas del sentimiento anticapitalista. Pero también coincidió con una transformación tecnológica y social mucho más amplia. Innovaciones como los teléfonos inteligentes (el iPhone se presentó en 2007) y las nuevas plataformas de Internet han cambiado fundamentalmente la forma en que las personas se conectan y hacen negocios. En muchos sentidos, el nuevo modo de negocio es antitético al capitalismo, porque se basa en pagos opacos y mercados asimétricos o bilaterales. Ahora obtenemos servicios al «vender» nuestra información personal. Pero en realidad no somos conscientes de que estamos involucrados en una transacción de mercado, porque no hay un precio de etiqueta que podamos ver: el precio pagado es nuestra privacidad y autonomía personal.

Al mismo tiempo, el pensamiento de suma cero se ha convertido en la forma predominante de análisis económico. Esto también claramente tiene raíces en la crisis financiera. Pero también ha sido fomentado por las nuevas tecnologías de la información (TI), debido al poder de los efectos de red dentro de los mercados ganadores, particularmente con respecto a la economía de la plataforma y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Cuantas más personas hay en una red, más valioso se vuelve para cada usuario y menos espacio hay para cualquier segundo jugador en el mercado. Según un famoso anuncio de Avis de 1962, «Cuando solo eres el número 2, te esfuerzas más». Pero ahora si eres el número 2, no tiene sentido. Ya has perdido.

Además, el nuevo capitalismo de TI e IA tiene una geografía específica. Tiene sus raíces en los EEUU y China, pero el objetivo chino es lograr el dominio para 2030. El capitalismo siempre ha impulsado el cambio geopolítico, pero ahora que se está asociando cada vez más con China, después de haber sido sinónimo de Estados Unidos desde el período de entreguerras en adelante, invita a objeciones de diferentes fuentes que en el pasado.

Mirando hacia el futuro, los cambios radicales del mundo posterior a la crisis financiera continuarán desarrollándose, con la revolución de TI / AI alterando la naturaleza de la mayoría de la actividad económica. Los bancos se desvanecerán, no porque sean malvados o sistemáticamente peligrosos, sino porque son menos eficientes que las nuevas alternativas. Para todas las mejoras en la comunicación electrónica, los costos y cargos bancarios apenas han disminuido; de hecho, para muchos consumidores en áreas con tasas de interés cero o negativas, las tarifas realmente han aumentado. En algún momento en un futuro no muy lejano, la mayoría de los servicios bancarios probablemente se desagregarán y se ofrecerán individualmente, y de formas nuevas y mejoradas, a través de plataformas en línea.

El genio del capitalismo radica en su capacidad para producir respuestas orgánicas a la mayoría de los problemas de escasez y asignación de recursos. Los mercados tienden naturalmente a recompensar las ideas que resultan más útiles y a penalizar el comportamiento disfuncional. Pueden lograr resultados de base amplia que los estados no pueden, al impulsar a un gran número de personas a ajustar su comportamiento en respuesta a las señales de precios.

En el mundo de calentamiento actual, obviamente existe la necesidad de formas efectivas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero incluso un problema tan complicado como el cambio climático no debería dejarse a los tecnócratas. Todos necesitamos involucrarnos, como ciudadanos y como participantes del mercado. Por su parte, los defensores del capitalismo necesitan descubrir cómo hacer que el sistema sea más inclusivo, para que pueda reclamar el apoyo del público una vez más. Lampadia

Harold James es profesor de Historia y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton y miembro principal del Centro para la Innovación en Gobernanza Internacional.




La Era del PT en Brasil

Con este artículo, nuestro colaborador Sebastiao Mendonca, inicia una serie de artículos para describir el origen, formación, gobierno y debacle del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, fundado y destruido por Luiz Inácio Lula da Silva.

Con la carcelería de Lula, se termina una larga época de penetración del socialismo de viejo cuño en toda la región latinoamericana, que promovió financió y corrompió por doquier, haciendo méritos al dictum comunista de ‘el fin justifica los medios’.

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Creado en 1980, el Partido de los Trabajadores (PT), llegó a ser la principal referencia ideológica de la izquierda latino americana, ocupando el vacío dejado por el fracaso del castrismo y el colapso del comunismo soviético. Partido de un líder, Lula, el PT llegó a gobernar el Brasil por 13 años, pero terminó en medio de una grave crisis económica y moral, dejando un legado problemático para la democracia brasileña y un sabor a decepción para quienes creyeron en los discursos de su líder.

Movimientos políticos previos

Para entender como surgió el PT hay que regresar al pasado, a los momentos previos a su fundación, cuando el Brasil estaba convulsionado por las corrientes populistas herederas del caudillo nacionalista Getúlio Vargas, y con una clase media ideologizada y radicalizada.

Al principio de los años 60, se combinaron dos procesos: la radicalización de la izquierda brasileña y la exportación de la revolución cubana. Diversos grupos (comunistas, trotskistas y católicos) optaron por la violencia para imponer sus ideas sobre la sociedad y pudieron contar con el entrenamiento militar y apoyo financiero de Cuba. Esos movimientos pro-violencia nacen en los sectores medios urbanos que creían que el Brasil vivía una “crisis revolucionaria”, y que tenían la oportunidad de capturar el poder en poco tiempo.

Mientras esto sucedía en el centro-sur del país, en el noreste, grupos radicales se dedicaron a organizar un movimiento de tomas de tierra con organizaciones de campesinos, las llamadas Ligas Camponesas. El propósito de todos esos movimientos (MNR[i], ALN[ii], VAR-Palmares[iii], Ligas Camponesas,[iv] AP[v], etc.) era instalar una dictadura socialista en Brasil, al estilo de Cuba, de la Unión Soviética o de China. Dilma Rousseff (posteriormente presidente de Brasil), era militante del grupo que se conoció como VAR-Palmares, liderado por Carlos Lamarca un ex-capitán del ejército, que se dedicaba a realizar atentados y asaltos.

En esa época, el Brasil estaba siendo gobernado por Joao Goulart, heredero político de Getúlio Vargas. Desde el gobierno, Goulart se estaba promoviendo la estatización de sectores económicos enteros (energía eléctrica, refinado de petróleo, químico-farmacéutico, etc.) y se había puesto en marcha de una serie de reformas que alteraban completamente las reglas de la democracia (al estilo de Velasco Alvarado en Perú): expropiación masiva de tierras agrícolas, ideologización de la educación básica, incremento de los impuestos, modificación de la legislación electoral, control de la actividad bancaria y expropiación de predios urbanos. Para defender sus reformas, Goulart organizó un movimiento político con los sindicatos, los grupos de izquierda y los estratos inferiores de las Fuerzas Armadas: sargentos y marineros.

Siendo el Brasil un país democrático, la política local estaba muy influenciada por el pensamiento marxista y hegemonizada por corrientes nacionalistas y populistas. Sus ideas eran poco o nada democráticas. De haberse aplicado las propuestas de esos movimientos, el Brasil no sería hoy una democracia, pues las ideas predominantes en la época implicaban la instauración de una institucionalidad tanto o más autoritaria que la dictadura militar como la que chocarían en breve.

Esos jóvenes que dicen que combatían en nombre de la democracia eran financiados por regímenes totalitarios descarados y, de haber vencido, seríamos hoy una gran Cuba”, Luis Felipe Pondé, reconocido filósofo y periodista.

En ese contexto de creciente caos político y social, y de deterioro de la institucionalidad democrática, el 31 de marzo de 1964, los militares toman el poder en Brasil[vi]. Lo que se suponía ser una intervención breve para normalizar el clima político y convocar elecciones en poco tiempo se transformó en una serie de cinco gobiernos dictatoriales de las Fuerzas Armadas[vii], por un período de 21 años.

Para completar la figura de la época, es necesario recordar que el marco internacional era el de la guerra fría entre los EEUU y la Unión soviética, y de propagación del castrismo en Latino América.  Los análisis políticos de la época muestran abundante evidencia de múltiples intervenciones de Cuba, Rusia y China en la política brasileña.[viii]

La formación del Partido de los Trabajadores (PT)

La industria metalúrgica, especialmente automovilística, se desarrolló en forma notable en los años 50 y 60, ampliando el número de trabajadores de ese ramo en las grandes capitales del país, especialmente en región del Gran Sao Paulo, donde nació el PT.

Después de siete años consecutivos de rápido crecimiento, conocidos como “El Milagro Brasileño”, la economía se desestabilizó y decayó, generando insatisfacción en los trabajadores industriales y en la población. En los años 1978 y 1979 se desencadenaron una serie de huelgas por todo el país. Se estima que más de 3 millones de trabajadores entraron en huelga. Uno de los líderes de ese movimiento fue un obrero metalúrgico inmigrante del noreste del país, Luis Inácio Lula da Silva, quien aparecía como una nueva figura en el escenario nacional.

Finalmente, después de la derrota de los 60 y de 15 años de gobierno militar, surgía un movimiento social de trabajadores que, por sus reivindicaciones salariares, resultaba desafiando la autoridad de los gobernantes. Para la intelectualidad de izquierda, derrotada en la década anterior, ese movimiento sindical representaba la posibilidad de obtener un aliado importante en su lucha contra el capitalismo y el gobierno militar. El alineamiento era natural, pues ambos compartían un enemigo común, el gobierno militar.

El PT surge en la fase final de los gobiernos militares brasileños, cuando las principales fuerzas políticas del país iniciaban su recuperación y aspiraban el regreso al protagonismo político. Era un momento muy propicio, y en poco tiempo, el PT logró compartir con el MDB, el partido de Michel Temer, el liderazgo de la oposición al gobierno militar, contribuyendo así al retorno de la democracia.

Fue una alianza entre intelectuales de izquierda, dirigentes sindicales, iglesia católica y congresistas del MDB que dio origen al PT. Muchos contribuyeron, pero Lula resultó siendo su principal líder. El ex-presidente Fernando Henrique Cardoso también participó de la creación del PT, en más de una oportunidad, pero no ingresó al partido.[ix]

El PT fue fundado el día 10 de febrero de 1980 por un grupo heterogéneo, formado por militantes de oposición a la Dictadura Militar, sindicalistas, intelectuales, artistas y católicos ligados a la Teología de la Liberación, (Wikipedia).[x]

El PT se posicionó a la izquierda de la social democracia de Fernando Henrique Cardoso afirmando en sus bases programáticas que la social-democracia no representaba una perspectiva de superación real del capitalismo imperialista. Aún que el PT nunca se declaró oficialmente marxista, su postura era claramente anti-capitalista. La temprana alianza de Lula con Fidel Castro, y posteriormente con Hugo Chávez, ilustra el significado del anti-capitalismo del PT y de su concepción de la democracia.

Un rasgo de la ideología del PT que merece destaque es la incorporación de las ideas del marxista italiano Antonio Gramsci quien planteaba la necesidad de lograr la hegemonía ideológica como mecanismo para conquistar y permanecer en el poder. Por esa razón, los líderes del PT darían una gran importancia a la construcción de narrativas y a la manipulación política de la población, utilizando los programas sociales, medios de comunicación y universidades para influenciar el pensamiento de la clase media y de los sectores pobres, y reproducir masivamente su ideología.

Cuando nace el PT, en 1980, el gobierno militar ya estaba en crisis. Los políticos populistas aliados de Joao Goulart (Miguel Arraes, Leonel Brizola, etc.) y los militantes de los grupos que habían optado por la violencia estaban regresando al país para reinsertarse en la política.

 

El PT sale a la escena cuando las condiciones eran muy favorables para un movimiento de oposición. La economía se había desacelerado y el sentimiento de rechazo al gobierno militar era mayoritario. Las ideas autoritarias de los líderes del PT, estaban ocultas detrás de la imagen que habían logrado participando de la lucha contra el gobierno militar.

Compartiendo el liderazgo de la oposición al gobierno militar el PT adquirió una gran ventaja moral ante la sociedad. La ilusión promovida por el PT era que, si ellos estaban en contra del gobierno militar, entonces ellos aspiraban a la democracia. Sin embargo, una vez en el poder, el PT haría lo imposible para destruir la alternancia democrática y eternizarse en el poder. Para lograrlo, el PT montó el mayor esquema de corrupción de la historia de Brasil, involucrando a sus principales líderes y ministros de estado, terminando su ciclo político con su líder en prisión por corrupto y una imagen de bandidos de la política.

En un próximo artículo trataré el proceso por el cual el PT llegó al poder en Brasil. Lampadia

[i] MNR: Movimiento Nacionalista Revolucionario, grupo armado, liderado por Leonel Brizola, ligado al ex-presidente Getúlio Vargas y a Joao Goulart.

[ii] ALN: Acción Liberadora Nacional, organización liderada por Carlos Marighella, dedicada la realización de asesinatos a militares, asaltos a bancos, secuestros de autoridades, y propaganda política.

[iii] Var-Palmares: Vanguardia Armada Revolucionaria-Palmares, organización liderada por el capitán del ejército Carlos Lamarca, era fusión de dos grupos radicales VPR y MR-8 y era similar en propósitos y accionar a ALN. Dilma Rousseff fue una de sus principales militantes.

[iv] Ligas Camponesas: Ligas Campesinas, organización dedicada a la invasión de tierras y asalto a sus propietarios. Francisco Juliao fue su principal líder.

[v] AP: Acción Popular, grupo político ligado a la iglesia católica. Herbert de Souza, Betinho, fue uno de sus fundadores y principales líderes. AP que también realizó atentados y asaltos en los años 60s.

[vi] Mientras los cubanos apoyaban los preparativos conspirativos de la izquierda, el gobierno americano apoyaba a los militares que tumbaron a Joao Goulart. Los principios de respeto a la soberanía, aprobados en el tratado de Westfalia (1648), no se conocían o no se respetaban.

[vii] Castelo Branco, Costa e Silva, Garrastazu Medici, Geisel, y Figueiredo. 

[viii] Rollemberg, D. (2001). O apoio de Cuba à luta armada no Brasil: o treinamento guerrilheiro. Rio de Janeiro: Mauad.

[ix] Keck, M. (2010). O movimento sindical e a formação do PT. Accesible el 16 de abril de 2018 en: http://books.scielo.org/id/khwkr/pdf/keck-9788579820298-04.pdf

[x] https://pt.wikipedia.org/wiki/Partido_dos_Trabalhadores