Crisis y oportunidades

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

No es un secreto que en el Perú estamos viviendo simultáneamente, una seria crisis sanitaria y una grave crisis económica, probablemente esta última sea la que nos ha impactado más gravemente que a ningún otro país del mundo.

Siempre que estas cosas ocurren, uno debe tener claro que no es el momento para deprimirse, ni para distraerse con temas menores. Un líder tiene la obligación de ver a su alrededor e identificar cuáles pueden ser las oportunidades que podrían contribuir a salir de la crisis. En esta línea, leía un informe de Andrés Oppenheimer, quien analizaba la situación mundial y en particular, la tensión y guerra comercial entre China y Estados Unidos (USA).

Hace notar el informe que la corriente de “off-shoring” puesta de moda hace algunas décadas,  había trasladado las fábricas de grandes empresas americanas de USA a China y que, producto de este conflicto comercial, cerca del 76% de las empresas americanas que habían trasladado sus fábricas a China, ahora están en una corriente de “re-shoring” (planteándose el retorno a USA) o incluso de “near-shoring”, que buscaría acercar sus plantas al mercado y a la fuente de materias primas.

En estas circunstancias, las compañías antes mencionadas deberán hacer un gran esfuerzo de inversión para trasladar sus fábricas y competir, sin la amenaza que, más adelante, medidas del gobierno chino puedan afectar sus operaciones.  Ciertamente, este proceso obliga a estas empresas a un serio análisis sobre los factores que puedan brindar; mejores condiciones de negocios, mayor rentabilidad y mayor estabilidad para su proyecto.

Creo que el Perú, que cuenta con una fuerza laboral joven, con salarios competitivos, una gran proximidad al mayor mercado (USA), es fuente de materias primas, cuenta con oferta suficiente de energía eléctrica y potencial de expansión, se encuentra en el mismo huso horario que USA y entre otras ventajas, cuenta con un tratado de libre comercio con este país, que contribuiría muchísimo en el análisis para la toma de decisiones de un “near-shoring”.

Lo más importante de este movimiento, sería traer al Perú una industria de transformación del siglo XXI, con alta tecnología, automatización y robótica. Con altos estándares ambientales y demandante de profesionales altamente calificados, en procesos e innovación permanente, especialistas en centros de control. Nuestros jóvenes técnicos y profesionales universitarios serían los grandes beneficiarios de este importante avance. Esto genera la ventaja colateral de introducir nuevas técnicas, prácticas y estándares en el resto de la industria peruana, lo que nos acerca mucho más a los mercados actuales y mejoraría la aceptación de estos en los mercados aún no conquistados, por el solo hecho de contar con la percepción de un mejor estándar de calidad.

A menos que este gobierno tenga asumido, que será uno intrascendente para la historia del Perú, es el momento de hacer un gran despliegue de nuestras fuerzas diplomáticas, comerciales y empresariales, para atraer esas posibles inversiones a nuestro país. Esa gran cantidad de empresas deben tomar una decisión trascendental y nosotros, que necesitamos un shock de inversiones, podríamos ofrecer condiciones estupendas, incluyendo estabilidad jurídica, para que opten por invertir aquí.

Si revisamos nuestro continente, pocos países tienen la posibilidad de armar un paquete competitivo y ganar la delantera. Entre los que podrían adelantarse están: Chile, con el inconveniente que tiene restricciones de energía eléctrica, tiene costos más altos, entre otros, de terrenos y hasta el año pasado, cuando la agitación política los frenó, nos hubiera podido sacar la delantera. Colombia, es otro de los países que podría apurar el paso y cuenta con condiciones legales, políticas y económicas semejantes a las nuestras, salvo la cercanía a la fuente de materias primas. Finalmente, México podría ser otro destino de estas inversiones y el gobierno americano probablemente quisiera usar este esfuerzo como un freno a las migraciones, en adición al tratado de libre comercio existente. Yo personalmente descartaría Argentina por su actual conducción política y tradicional inestabilidad en sus políticas económicas y falta de seriedad en sus compromisos comerciales. No veo a; Bolivia, Ecuador, Uruguay y Paraguay como posibles competidores. Mención aparte merece Brasil, pero las diferencias en su concepción de manejo económico, me parece neutralizarían, en parte, las condiciones naturales para competir.

Tal como sugiere el artículo de Oppenheimer, es el tiempo de organizar un equipo público-privado, económico, político, diplomático y empresarial, que se dedique a esta tarea con muy alta prioridad y sería, sinceramente, una tarea que podría revertir la inacción que nos está conduciendo a otro lustro perdido. Ciertamente, esta tarea requiere liderazgo y un renovado gabinete, que tenga una clara visión del mundo del siglo XXI y no le tenga miedo al mundo empresarial y de los negocios. Que no necesite limitarse a la dimensión de un pueblito para sentirse seguro y tenga capacidad de dar saltos grandes a nivel global.

Si tomamos la decisión de poner en valor nuestros proyectos mineros, atraer y conseguir la instalación en el Perú de las fábricas que requieren reubicarse y desarrollar la infraestructura requerida para toda esta fuerza productiva, esto implicaría un salto cualitativo y nos permitiría ofrecer un país de otra categoría para nuestra siguientes generaciones.

Ojalá nos escuchen y asuman el desafío, como un legado por el bicentenario de la independencia, porque “obras son amores y no buenas razones”. Lampadia




Conflictividad y debilidad política impiden desarrollo minero

Pablo Bustamante Pardo
Director de
Lampadia

Sesión: Gestión de Industrias Extractivas con Transparencia
Presentación de: Russell King, Senior Vice President of International Relations and Federal Affairs, Freeport-Mc-MoRan Inc. (USA), Accionista de Cerro Verde

La presentación de Russell King sobre el desarrollo de Cerro Verde debe ser uno de los testimonios más claros en el mundo de los beneficios que genera una inversión minera formal y moderna.

Así como Cerro Verde, la gran minería peruana ha subido todos los peldaños de la continua mejora de los estándares operativos creados por el hombre moderno.

Pero, lamentablemente, la debilidad de nuestra clase política en especial y de nuestra clase dirigente en general,ha permitido que hayamos devaluado a la minería de cara a la opinión de los peruanos.

Esto ha sido obra de quienes encontraron un medio de vida enfrentando el desarrollo minero, y manipulando a los pueblos más necesitados hacia gestas contrarias a sus propios intereses.

Por ello, el Cobre, se vio precisado a escribir a los peruanos:


Ver : Carta del Cobre a los peruanos

Al Cobre le extrañaba haber perdido tantos seguidores en el Perú, mientras en otros países mineros seguía gozando del favor popular.

Este proceso llevó al colapso de la inversión minera. Y, con ello, a la parálisis de la inversión privada y la caída del ritmo de crecimiento en muchos sectores productivos y en la economía en general.

Esperemos que no tengamos que enterrar nuestros grandes proyectos mineros; hoy por los conflictos socio-políticos y quién sabe si mañana por la explotación de yacimientos submarinos o por sustitución de materiales.

La prédica de productos naturales no renovables es una disculpa para evitar su desarrollo. Lo no renovable bien puede ser la oportunidad de convertirlos en riqueza para todos los peruanos.

Una de las grandes falacias con la que se devalúa a la industria minera es la del valor agregado. Algo repetido peyorativamente por el vicerrector de la PUCP y varios de sus profesores de economía.

Sin embargo, un reciente estudio del IPE muestra, nuevamente, que el valor agregado de la minería es el doble de la industria peruana y llega al 69%.

Otro punto de vista muy ilustrativo sale de una entrevista que le hicieron a Andrés Oppenheimer en Buenos Aires. Resulta que compró un polo Ralph Lauren en Miami pagando US$ 85. Como el polo había sido fabricado en el Perú, llamó al productor, que le comentó, que de ese precio él se quedaba solo con US$ 8.5, el 10%.

Sin embargo, el exportador de concentrados de Cobre (cifras de 2012), se quedaba en el Perú con el 85% de la cadena de valor.

Hoy que todos se entusiasman con el aumento de las cotizaciones de los metales, podemos estar perdiendo la posibilidad de poner en valor nuestros yacimientos, pues la minería peruana está trabada por los conflictos socio-políticos y la incapacidad del gobierno para enfrentarlos.

Por ejemplo, la mejor idea para superar la conflictividad, ‘el adelanto social’ está siendo malograda por el gobierno. En vez de someter a los pueblos el desarrollo paralelo de lo productivo y lo social, la ministra del sector está feliz de haber conseguido 50 millones de soles para repartirlos, por aquí y por allá, sin vinculación al avance de la inversión minera. La nueva ministra no se atreve a apostar por el desarrollo del gran proyecto de Tía María.

En Arequipa, la gobernadora Yamila Osorio, “la Tía Yamila”, está peleada con ‘la Tía María’, dice que prefiere a ´sobrina Zafranal’, un proyecto de exploración, pero se queja de falta de recursos. Acosa a Cerro Verde. Cree que hay que sacar todo lo que se pueda de lo que ya tenemos, inhibiendo así la creación de mayor riqueza, en un ambiente pro inversión y crecimiento. Un gran desperdicio de liderazgo.

Tenemos que cambiar nuestra relación con la minería. Cómo dijo la Ministra Cayetana Aljovínen Perumin, si desarrollamos el potencial minero podremos disminuir la pobreza en otro 7%. Con todo lo necesario que es salir de pobres, ¡teniendo la capacidad de lograrlo, no hacerlo, es inmoral!

Ver en Lampadia: Para Reducir la Conflictividad Minera.




Fallece dictador que dominó Cuba por 50 años

EDITORIAL DE LAMPADIA

Si cuando se dan los hechos que marcan la historia de la humanidad no somos rigurosos, ¿que puede pasar luego, cuando los otoños los ensombrezcan?

La muerte de Fidel Castro está siendo comentada por una gran mayoría de gobernantes con la indulgencia e hipocresía de la diplomacia internacional. Resaltada por muchos medios de comunicación como la pérdida de un líder revolucionario amante de su pueblo y consecuente con sus ideales. CNN lo califica como un gobernante socialista. The Economist, nuestra admirada publicación en Lampadia, le llama “un marxista de conveniencia, un nacionalista cubano de convicción y un caudillo latinoamericano por vocación”. Dice que su gobierno fue represivo pero no especialmente sangriento (habría que preguntarle qué piensa al respecto Camilo Cien Fuegos), que les dio a los cubanos una educación y salud del primer mundo y que evitó el culto a la personalidad.

Como Castro era de izquierda, gozó del favor de muchos intelectuales y escritores. En sus inicios captó la ilusión de Mario Vargas Llosa y de Jorge Edwards, pero ambos supieron ver la realidad detrás de los telones, cosa que no supo hacer Gabriel García Márquez, que era más bien, junto con el dictador de la RDA, Erich Honecker, uno de sus favoritos en sus encerronas en sus yates y playas privadas. No nos olvidemos que muy destacados intelectuales franceses como Jean Paul Sartre, ocultaron los crímenes de Stalin en aras de la ideología marxista.

Tampoco deja de llamar la atención, el doble estándar para juzgar a dictadores de distintas orientaciones. Veamos, por ejemplo, las portadas de El País de España sobre Pinochet y Castro:

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A diferencia de Pinochet, Castro no solo es culpable de la muerte de muchos connacionales, también lleva sobre sus hombros incontables muertes allende sus fronteras, en Latinoamérica y en el África.

En los medios peruanos también se presentan calificativos idílicos sobre el sátrapa cubano, que con la disculpa de una ideología fracasada, la del comunismo, se negó a aceptar la realidad social que ésta produjo en los países que la adoptaron y especialmente en Cuba, donde las condiciones de vida de la población llegan a niveles de miseria que solo produce la esclavitud.

Lo que sí hizo Castro es acomodarse a las cambiantes condiciones políticas globales para seguir inyectando recursos de sus benefactores que nunca mejoraron la suerte de los cubanos, pero que sí le permitió a Castro, formar una monarquía con toda su parentela, que desde su debilitamiento, viene heredando el poder y, por supuesto seguir dominando casi sádicamente a su pueblo. Inicialmente se recostó en la Guerra Fría y vivió del favor del Imperio Soviético, tras su derrumbe, se las ingenió para capturar un país rico sin disparar una sola bala, Venezuela, al cual esquilmó hasta dejarlo en la ruina. Finalmente coquetea con los EEUU de Obama, que solo con el potencial del turismo podría seguir generando recursos a la satrapía, algo que podría interrumpirse con Trump.

Pero algo que el comunismo cubano nunca logró es alterar la naturaleza del pueblo cubano, seguramente uno de los pueblos más maravillosos de la tierra, cálidos, amables, alegres, entusiastas, encantadores; y todo ello a pesar de vivir sometidos a la monarquía castrista, sin libertad y sin calidad de vida.

Distinguiéndose del montón, Andrés Oppenheimer escribe: Fidel Castro fue todo menos un valiente (El Comercio, 28 de noviembre de 2016).

Oppenheimer dice: No es elegante criticar a alguien que acaba de morir, pero viendo los mensajes de jefes de Estado de todo el mundo exaltando la supuesta valentía del recién fallecido gobernante cubano Fidel Castro, hay que decir la verdad: Castro fue todo menos un valiente. Al contrario, fue un cobarde, porque  no permitió una elección libre en 57 años; porque nunca permitió un solo periódico independiente, o estación de radio o televisión no gubernamentales; porque no permitió ningún partido político independiente. Castro fue un cobarde porque nunca permitió a las instituciones financieras internacionales monitorear o verificar las alegres estadísticas económicas de su gobierno; y porque nunca permitió a organizaciones internacionales de derechos humanos llevar a cabo investigaciones in situ sobre los abusos contra los derechos humanos.

Según su hermana Juanita, su epitafio debiera decir: «He never listened» (él nunca escuchaba).

Lampadia

 




Dictadura socialista sigue agravando crisis humanitaria

En Venezuela, el movimiento chavista se encuentra en un callejón sin salida. El discurso es ahora claramente contradictorio. Por un lado, es habitual entre los chavistas poner énfasis en los supuestos logros en las áreas de salud, educación y otros temas sociales. Pero las cosas no están a la altura de la publicidad del gobierno. Las deficiencias son excusadas con acusaciones vacías de sabotaje, guerra económica y otras formas de intervención maliciosa. El problema con estos argumentos es que no pueden explicar la cruda realidad de Venezuela.

La crisis en Venezuela los ha llevado a un caos generalizado. La escasez de alimentos y medicinas y los constantes saqueos son la expresión más clara de la crisis humanitaria que se ha venido fraguando durante un largo tiempo. La actividad económica está disminuyendo drásticamente y la hiperinflación sigue aumentando al galope, creando un ciclo vicioso que es reforzado por la parálisis política, la falta de electricidad y la prepotencia política del agonizante régimen del ‘socialismo del siglo XXI’. Las reservas están cayendo fuertemente, por la fuga de capitales y el déficit fiscal ha aumentado a más del 20 % del PBI. Aunque el gobierno ha hecho enormes esfuerzos para continuar haciendo pagos de la deuda, parece que los defaults generalizados están a la vuelta de la esquina.

En una editorial en el diario español El Mundo, Andrés Oppenheimer entrevistó a Robert K. Rennhack, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, quien afirmó que “Venezuela va camino de una hiperinflación -el punto en que la economía cae en un caos total- y podría alcanzar un colapso total del sistema económico en un plazo de 12 a 18 meses si no cambia su política económica.” Según sus proyecciones, la inflación llegará a una tasa del 2,200 por ciento en el 2017, y podría dispararse muy rápido al 13,000 por ciento anual.

En abril, el FMI estimó que Venezuela, que depende de las ventas de hidrocarburos para obtener 96% de sus divisas, se mantendrá en una «profunda recesión» y caerá 8% en 2016, complicada por la «incertidumbre política» y una creciente presión en sus indicadores macroeconómicos a medida que los precios del petróleo continúan estancados.

Por si no fuera poco, además de la crisis económica y política del país, ahora los venezolanos también deberán convivir con una devastadora sequía que los llevaría a la peor crisis energética en su historia. En abril, Nicolás Maduro hizo un llamado de “conciencia” hacia el pueblo venezolano para ayudar a ahorrar energía y así superar el “engendro del capitalismo salvaje y devastador que es el fenómeno del niño y de la niña”

Sin embargo, la ominosa realidad que viven los venezolanos es el resultado de la politización y de la desastrosa gestión, así como la corrupción desenfrenada con que se ha manejado el sector energético.

Como consecuencia de la escasez de agua y del colapso productivo de PDVSA, el gobierno impuso un racionamiento de energía, mediante un apagón diario de cuatro horas en ocho estados. A excepción de la capital, Caracas, y la ciudad de Vargas, las medidas tendrían una duración de 40 días. 

Otras medidas para ahorrar energía son la reducción de la jornada laboral para los ministerios y empresas estatales, en los que se trabajará solo 02 días y la adición de nuevas fiestas nacionales. También se redujo la operación de los centros comerciales y se pidió a las tiendas y hoteles reducir el consumo de electricidad. Hace unas semanas, las autoridades cambiaron la zona horaria del país, adelantándola 30 minutos con el fin de ahorrar energía.

En un discurso televisado, Maduro dijo: «Estamos entrando con nuevas máquinas, administrando la carga, haciendo milagros para mantener la calidad de vida, pero yo pido que el milagro lo haga usted compatriota en su casa». También instó a las mujeres a no secarse el cabello con secadora y dejar de planchar la ropa para ahorrar electricidad.

El problema de la electricidad del país ha agravado la actual crisis de escasez de dos tercios de los productos básicos; los ciudadanos reportan constantes faltas de medicinas y artículos de primera necesidad como papel higiénico y aceite de cocina. Todo esto ha causado gran descontento en el pueblo y las marchas y protestas son cada vez más comunes, al igual que la criminalidad. Las etiquetas #MaduroEsOscuridad y #LaCorrupcionNosQuitoLaLuz se volvieron tendencia en Twitter entre usuarios que acusan al Gobierno de discriminar a las ciudades del interior del país y dar prioridad a la capital. 

Los planes del gobierno de Nicolás Maduro sólo están generando un creciente rechazo en la población. La realidad habla por sí sola: el modelo político y económico de Venezuela es insostenible y solo los llevará a la miseria de una espantosa crisis humanitaria.  Lampadia




Chile hace peligrar Alianza del Pacífico

La Alianza del Pacífico es una iniciativa de integración regional, que fue promovida por el Estado peruano y que está conformada por cuatro países: Chile, Colombia, México y Perú. Estos se caracterizan por tener las mismas políticas macroeconómicas, haber negociado tratados de libre comercio (TLC) con economías desarrolladas, mantener TLC entre sí, y mirar al Asia-Pacífico. Además, 24 países de América Latina, Europa, Asia y Oceanía se encuentran en calidad de observadores del acuerdo, y Costa Rica y Panamá se encuentran en pleno proceso de incorporación. De esta forma, la Alianza del Pacífico constituye una plataforma de integración económica y comercial que se proyecta al mundo.

Es decir, estos países comparten una misma visión sobre cómo llegar al desarrollo y se encuentran enfocados en conseguirlo promoviendo el crecimiento de sus economías mediante la inversión privada, sin descartar la presencia de estados sólidos. Por eso llama la atención que Chile, con el nuevo gobierno de Bachelet, pretenda abrirle las puertas de la Alianza del Pacífico a Argentina y Brasil. Dos países que tienen una posición absolutamente contraria a la visión de los miembros de la alianza.

En América Latina existen otras iniciativas, más políticas que comerciales, que son cerradas a la globalización. Ejemplos de estos acuerdos son el ALBA, Unasur, Aladi o Mercosur, este último integrado por Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay. En efecto, en Lampadia ya hemos comentado que, a diferencia de la Alianza del Pacífico, el Mercosur constituye básicamente un bloque que defiende posturas políticas y se halla poco interesado en profundizar una agenda comercial de apertura al mundo (Ver: Medias verdades y grandes mentiras).

Por ello, la posible entrada de Brasil y Argentina a la Alianza del Pacífico desnaturalizaría a este bloque económico. Es imposible que la alianza avance “a dos ritmos”, como lo ha planteado Heraldo Muñoz, ministro de Relaciones Exteriores de Chile. Tanto Brasil como Argentina, que son los que lideran el bloque del Mercosur, han dado varias señales en los últimos años de su poca apertura comercial, al proteger sistemáticamente sus mercados para apuntalar sus industrias con medidas que han sido reclamadas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por el contrario, los países que conformamos la alianza tenemos las economías más abiertas de la región, y mantenemos políticas económicas que promueven el mercado y la inversión privada.

La semana pasada, José Antonio Meade, secretario de Relaciones Exteriores de México, lanzó un claro mensaje a Brasil al recordarle que la Alianza del Pacífico «no es un foro político sino pragmático«. Con ello, queda claro que México no dejará que Brasil, cuya agenda se basa en el distanciamiento de EEUU y el proteccionismo, tome eventualmente las riendas de la alianza. Si bien el realismo político nos obliga a mantener una política de buena vecindad con todos, debemos tener claro qué políticas (y socios) son los que nos llevan al desarrollo.

En la actualidad, la Alianza del Pacífico es considerada la octava economía mundial y representa la séptima potencia exportadora del orbe, se estima que en el 2018 se constituirá en el tercer bloque económico del planeta, solo superado por los países que integran el acuerdo Asia-Pacífico (Asean) y los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Por ello, Juan Manuel Santos, recientemente reelegido Presidente de Colombia, ha descrito al bloque como el nuevo “motor del desarrollo y la prosperidad”. A pesar de esto, en nuestro país, la izquierda ha intentado, permanentemente, bajarle la llanta a este acuerdo comercial.

La Alianza del Pacífico construye un orden económico y social en el que la libre iniciativa florece y los países integrantes avanzan hacia el desarrollo. Y cuando eso pasa, todas las aventuras estatistas, como las bolivarianas, quedan descartadas. Como dice Andrés Oppenheimer,en un momento en el que los inversores mundiales desconfían de los mercados emergentes, lo que más le convendría a Chile [y a Perú y a los otros miembros de la Alianza] sería promover la imagen de la Alianza del Pacífico como el dream team de las economías estrellas de Latinoamérica”.