Por: Fernando Rospigliosi
Huevos de esturión, 6 de junio de 2020
El viernes 5 el presidente Martín Vizcarra cesó intempestivamente al director de SERFOR (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre), Alberto Gonzáles-Zúñiga, un profesional honesto y competente, a través de un decreto supremo publicado en el diario oficial. Según el decreto el presidente ha perdido la confianza en Gonzáles-Zúñiga.
El problema es que el referido funcionario fue elegido hace poco más de un año en concurso público para ocupar ese cargo durante 5 años, es decir, llegó allí por sus propios méritos, no por recomendación o tarjetazo de nadie. Y solo puede ser removido del mismo por falta grave, pues su puesto no es un cargo de confianza. Gonzáles-Zúñiga no ha cometido ninguna falta grave, nadie lo ha acusado de nada. Sin embargo, Martín Vizcarra, el mismo que ordenó que 6 ministros de Cultura contraten 9 veces a un sujeto de la calaña de Richard Swing, ahora despide, sin motivo alguno, a Gonzáles-Zúñiga, un economista de la Universidad Agraria con una maestría en economía agrícola en la Universidad de Oklahoma y larga experiencia en el sector.
El que ha firmado la resolución es el mismo Vizcarra, que con todo el desparpajo y la desvergüenza que lo caracteriza, afirmó en uno de sus recientes monólogos del mediodía que en su gobierno no funciona el tarjetazo sino solo la meritocracia. El Vizcarra que ordena que contraten a Swing es el mismo que decreta que despidan a Gonzáles-Zúñiga.
Todo indica que la verdadera razón del despido de Gonzáles-Zúñiga son los intereses de la tala ilegal de madera y otros ilícitos que están enquistados también en el Ministerio de Agricultura, como sostiene en la declaración que adjunto a continuación.
En síntesis, es muy difícil que un funcionario honesto y competente sobreviva en un gobierno cuyas características son precisamente las opuestas.