Fernando Rospigliosi
Expreso
19 de setiembre, 2022
El terrorista argentino Luis Labraña, del grupo Montoneros, reveló que él fue quien inventó que en su país hubo 30,000 desaparecidos, supuestamente detenidos y ejecutados por la dictadura de Rafael Videla y otros militares (1976-83). Él relató que la Madres de la Plaza de Mayo llegaron a Holanda a pedir ayuda y tenían “una lista de cuatro mil y pico casos de personas desaparecidas y necesitaban dineros para solventar gastos y tener una casa propia.”
Y, con todo desparpajo, agregó que inventaron la cifra para impresionar a los holandeses, “porque la mentira en política es normal, como en la guerra, la mentira era necesaria para conseguir ese dinero”. (Infobae, 19/8/21).
Y en verdad, obtuvieron mucha plata con ese cuento. La perpetua presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue luego procesada por malversar trece millones de dólares de la fundación que dirigía en un proyecto de construcción de viviendas. (El País, España, “Procesada Hebe de Bonafini por malversación de fondos públicos”, 16/5/17).
Los derechos humanos fueron un negocio redondo para muchos avispados, que descubrieron una mina de dólares para enriquecerse deshonestamente.
Aquí han tenido imitadores. Como denunció el general (r) Marco Miyashiro, al dirigente sindical de la CGTP Pedro Huilca lo asesinó Sendero Luminoso el 18 de diciembre de 1992, e incluso su esposa reconoció a sus asesinos, “pero cuando los caviares quisieron cambiar la historia, le ofrecieron una indemnización económica y cambiaron sus versiones”. Junto con ONG de derechos humanos responsabilizaron al gobierno de Alberto Fujimori y miembros del Ejército y entonces cobraron del Estado una indemnización de doscientos cincuenta mil dólares.
En realidad, caben pocas dudas que los terroristas de SL asesinaron a Huilca, un dirigente moderado y conciliador que pertenecía al Partido Comunista (moscovita). El pasquín que publicaba SL se enorgulleció de su crimen dedicándole una página: “¡Contundente golpe al revisionismo y la reacción!”.
No solo Miyashiro, el policía del GEIN que incursionó en la casa donde se escondía Abimael Guzmán el 12 de septiembre de 1992, ex jefe de Dircote y la PNP, uno de los policías más conocedores del tema, ha señalado con toda certeza que fue SL, sino también el periodista de investigación Ricardo Uceda, lo dice en su libro “Muerte en el Pentagonito” y lo ha reafirmado luego:
“El asesinato de Pedro Huilca no fue cometido por el Grupo Colina sino por Sendero Luminoso. Yo lo afirmé basado en testimonios de los propios ejecutores. La policía, incluso, llegó a determinar quiénes fueron los autores. Sin embargo, las versiones dieron un volteretazo durante el proceso, y los militares terminaron siendo imputados”. (La República, 21/5/19).
Así reescribieron la historia los caviares. Y algunos, como Indira Huilca, se beneficiaron de ese fraude, apoyando después a los herederos de los asesinos y despotricando de los que derrotaron a SL.
Esas tergiversaciones fueron importantes para posibilitar luego el asalto al gobierno de una gavilla de corruptos comunistas. Lampadia