En el siguiente artículo de Manuel Marticorena, publicado por El Comercio, se describe una paradoja que dejará con la boca abierta a muchos radicales que suelen levantar banderas ecológicas. Sucede que la explotación del petróleo salvó de la extinción a las ballenas, pues antes del empleo del combustible fósil se usaba el aceite de los cetáceos para iluminar los faroles de las casas. Marticorena, inclusive, llega a mencionar la novela Moby Dick de Herman Melville como un ejemplo claro de cómo la caza indiscriminada de ballenas ya formaba parte de la cultura y la civilización de entonces. Considerando que la industrialización y crecimiento de las ciudades avanzaba sin detenerse, ¿qué hubiera pasado con las ballenas si no se explotaba el petróleo? Quizá estos hermosos cetáceos ya formarían parte de la enorme galería de las especies extinguidas. Algo más. En el Perú se perforó el segundo pozo petrolero de la historia. Como se ve, el uso racional de los recursos naturales puede convertirse en un arma poderosa para la ecología y el medio ambiente. Lampadia