Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Lima, 9 de abril de 2021
Para Lampadia
Tener agua, pero no tener agua… es un sinsentido. ¿Tienes o no tienes agua? Sanseacabó. Así decían los maestros de mi tiempo en el colegio cuando querían dar por terminado algunos asuntos.
A propósito de colegios, no sé por qué me ha venido a la memoria aquellos exámenes donde debíamos completar ciertas frases con palabras faltantes, las cuales debían consignarse en espacios marcados con puntos suspensivos. Tal como se muestra en el título de este artículo.
Bueno pues, el sinsentido en cuestión podría dejar de serlo – al menos, lingüísticamente – si completáramos la frase de la siguiente manera: Tenemos agua (en nuestros ríos) pero no tenemos agua (en nuestras viviendas). Así, la frase adquiere sentido.
Ahora bien, si fuéramos a Ica en estos días – por sólo citar mi destino más frecuentado – notaríamos que efectivamente tenemos cualquier cantidad de agua en nuestros ríos, pero no tenemos agua en nuestras viviendas. ¡Y eso que estamos en abril! El hecho es que desde diciembre pasado hemos botado cualquier cantidad de agua dulce al mar. ¡Decenas de millones de metros cúbicos!
La pregunta – al margen de lo lingüístico – debería ser: ¿tiene lógica que tengamos agua en nuestros ríos, pero que no tengamos agua en nuestras viviendas? Y la respuesta es NO… NO con mayúsculas. No tiene ninguna lógica que los iqueños – chinchanos, pisqueños, iqueños, palpeños y nasqueños – tengamos cualquier cantidad de agua en nuestros ríos – y en nuestros acuíferos – pero que no tengamos agua en nuestras viviendas.
Pues bien, eso que pasa en Ica, pasa en todo el Perú. Incluso, en ciudades como Iquitos, Pucallpa, Puerto Maldonado, Puno, y otras donde al agua dulce abunda en los ríos y lagos circundantes. Más aún, Lima Metropolitana – nuestra Ciudad Capital – también está metida en la colada. ¡Millones de peruanos – incluso limeños – no tienen agua en sus viviendas! Esa es la realidad… pura y dura.
Evidentemente, “algo” ha fallado en el tema del agua potable en nuestro país. Y ese “algo” tiene nombre y apellido. Su nombre es Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS). Y se apellida Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS).
Ambas – EPS´s y JASS´s – son empresas municipales. Las EPS´s son empresas municipales provinciales, mientras que las JASS´s son empresas municipales distritales. El problema es que TODAS han resultado empresas fallidas. Ineficientes, inoperantes, obsoletas, insolventes, indolentes, clientelistas, corruptas… ¡qué más quieren que les diga!
De allí que resulte inexplicable cómo nuestro Estado no haya sido capaz de corregir un problema tan importante como el del agua potable para nuestra población. Agua potable universal y continua. Es decir, agua para todos… 24 horas al día… todos los días del año… agua potabilizada que se pueda beber sin problema… proveniente de la gran cantidad de agua dulce que tenemos a nuestro alrededor. ¿Qué Estado tan inoperante tenemos que no haya sido capaz de implementar una solución – técnicamente – tan sencilla?
CONCLUSIÓN: La politiquería es la madre del cordero. Las EPS´s y las JASS´s han devenido TODAS en antros de politiquería e inoperancia. Empresas especializadas en la materia deben asumir – previos concursos de méritos – la gestión de dichas empresas. Antes, hay que fusionar a muchas de ellas para lograr economías de escala y eficiencias operativas. Las tarifas de agua no tienen por qué subir. Al contrario, deberían bajar. Sobre todo, para la pobre gente que no tiene redes de agua en sus viviendas, y tiene que comprarla en cilindros.
Los candidatos no hablan del tema. La gestión del agua potable – y alcantarillado – se ha vuelto un tema tabú. Casi toda la prensa iqueña – y peruana – está a favor de mantener el Statu Quo. Es decir, que todo siga tal cual. No quieren tomar al toro por las astas. Siguen diciendo – y ofreciendo – que el Estado va a resolver el problema del agua potable. ¡Corrupción… pura corrupción! Eso es lo que hay detrás de todo este desmadre. ¡Oh diosa coima… cuánta gente ha enfermado – y muerto – por falta de agua potable en nuestro país!
Tenemos agua (en nuestros ríos), pero no tenemos agua (en nuestras viviendas). ¡Esa es la patética realidad! Lampadia