Pese a que habrá más y mejor agua para el río Tambo
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Ya es hora de que el presidente Castillo deje de defender intereses particulares y responda al interés común, al beneficio de todos. Lo último que hemos sabido es que se ha dejado tomar por los grupitos radicales anti-mineros de la provincia de Islay (valle del río Tambo, donde está Tía María) y les ha prometido que va a “corregir” la resolución que otorga la licencia a Quellaveco para el uso del agua de los ríos Titire y Vizcachas, afluentes del río Tambo.
Esto es muy grave.
Para invertir $5,500 millones de dólares en este gran proyecto minero, se contó con las autorizaciones del uso del agua. No se puede poner en peligro una operación de esa magnitud, que traerá tantos beneficios a la región y al país, solo por el capricho ideológico y político de un pequeño grupo que medra infundiendo terror ambiental para obtener financiación de ONGs foráneas. Por lo demás, contradiciendo los mensajes promotores del Premier Aníbal Torres y de los ministros de Economía, Kurt Burneo, y Energía y Minas, Alessandra Herrera en Perumín hace tan solo una semana. ¡Esos ministros deberían protestar!
La realidad es exactamente al revés de lo que argumentan esos individuos: la mina no va a contaminar, sino a descontaminar esos ríos, que son naturalmente mineralizados.
Fernando Montero, gerente de desempeño social, explica que “Quellaveco toma agua del rio Titire (el cual contiene altos contenidos de boro y arsénico) y, a cambio, compensa a la cuenca del Tambo con agua fresca de buena calidad de la presa Vizcachas. Lo que estamos haciendo, en realidad, es mejorar la calidad de agua del Tambo”.
A estos anti mineros no les interesa que se mejore la calidad del agua del Río Tambo. Si ello ocurriese, sería la demostración de que la minería moderna ya no solo no genera pasivos ambientales, sino que, al contrario, produce activos ambientales. Por lo tanto, el negocio político y económico se les acaba.
No solo eso. El río Tambo no solo va a tener mejor agua, sino más agua en época de estiaje.
Porque Quellaveco, en concertación con la población y la sociedad civil, acordó construir una presa -la presa Vizcachas- más grande de lo que necesitaba para darle más y mejor agua a la cuenca del río Tambo. Hay que ser demasiado ruin para oponerse a una mejora de esa naturaleza.
Que, además, fue el producto de otro aporte muy interesante de Quellaveco a la construcción de una institucionalidad de desarrollo regional, pues la ampliación de esa presa fue uno de los acuerdos de una mesa de diálogo con las autoridades, empresarios y sociedad civil, que derivó luego en una mesa de monitoreo del cumplimiento de los acuerdos que se ha convertido en un espacio de confianza que ahora trata visiones y proyectos para el desarrollo regional.
La mina como elemento activador de un consenso sobre una visión de desarrollo regional que suma esfuerzos públicos y privados dentro de un plan coherente.
Esa es la ruta que debería seguir la minería en el Perú, pero lo único que hacemos es escuchar los gritos del caos. Lampadia