Luis Alfonso Carrera
Ex Miembro de la Comisión Consultiva de la FPF
Para Lampadia
Somos un país esencialmente informal. Más del 60% de la actividad económica tiene algún grado de informalidad y más del 70% de los peruanos tiene un empleo informal. Es decir, la gran mayoría de empresas y personas operan completa o parcialmente al margen de las normas y regulaciones, con bajos niveles de productividad y eficiencia.
El fútbol peruano no es ajeno a esta realidad. La gran mayoría de clubes de primera y segunda división se manejan de manera poco profesional, no son competitivos a nivel internacional y no se les puede llamar instituciones. Muchos son micro o pequeñas asociaciones deportivas sin infraestructura para sus equipos, menos aún para sus socios, si es que los tienen. Ni que decir del futbol de menores o del fútbol femenino, aún menos competitivos internacionalmente, si es que eso es posible, que la liga 1.
Sin embargo, tenemos en el país algunas islas de formalidad y eficiencia, tanto en el sector público como en el privado.
Algunos ejemplos son el Banco Central de Reserva, la SBS, la Sunat, el MEF, la mediana y gran minería, nuestro sector exportador, las grandes corporaciones y muchas pequeñas y medianas empresas.
En el fútbol peruano se realizó hace unos años todo un esfuerzo para ser una de estas islas y hacer de la FPF un ejemplo de institución formal, eficiente y de buenas prácticas.
- Coincidiendo con la llegada de Gareca a la selección, se convocaron y nombraron profesionales exitosos y capaces para liderar los temas administrativos, el fútbol de menores, las áreas financieras y de marketing, etc.
- Asimismo, se creó y convocó a un consejo consultivo (el cual tuve la suerte y honor de pertenecer), que impulsó y apoyó la profesionalización de la FPF y los cambios que se tenían que hacer.
- Se logró que una empresa auditora de prestigio mundial audite los Estados Financieros, que otra supervise todos los procesos y licitaciones,
- Se diseñó y ejecutó a nivel nacional el gran plan para el fútbol de menores (plan centenario),
- Se implementaron exigencias mínimas a ser cumplidas gradual pero obligatoriamente por todos los clubes de primera,
- Se obtuvieron nuevos auspiciadores con recursos económicos y un largo etcétera de medidas similares.
Lamentablemente en el país pareciera que muchas veces el sector informal, chicha y poco competitivo se impone sobre los intentos de lograr mejoras. La oposición a las reformas del transporte público y de la educación superior son solo dos ejemplos en donde las mafias informales se tratan de imponer sobre los intentos de ordenar y formalizar estos sectores.
Lo mismo está pasando en el fútbol peruano. Todo lo avanzado se empezó a desmontar una vez culminado el mundial de Rusia, quedando únicamente como isla de eficiencia y profesionalismo, en medio de la precariedad y manejo informal de la FPF, la selección de mayores bajo el liderazgo de Juan Carlos Oblitas, el profesor Gareca y su equipo de apoyo.
Sin embargo, la semana pasada, sin ningún tipo de argumento o sustento válido y con las peores formas posibles, se ha iniciado la destrucción de este pequeño oasis dentro del caos, con la no renovación de Ricardo Gareca y su comando técnico.
Lamentablemente esto no es más que una raya más al tigre en esta capacidad que tenemos los peruanos de desandar todo lo que logramos avanzar. Pero, de manera similar a lo que sucede en el País, aún estamos a tiempo de corregir y cambiar el liderazgo. Aún es posible corregir el curso y lograr no sólo mantener los resultados de nuestra querida selección sino de volver a profesionalizar la FPF y poder extender la competitividad a los equipos de la liga 1, a nuestras selecciones menores y equipo femenino. Como dijo el Tigre, tenemos lo más importante, la capacidad innata del jugador peruano. Lampadia