EDITORIAL DE LAMPADIA
Jaime de Althaus
En la carrera por las vacunas contra el COVID no estamos quedando atrasados por la desidia del MINSA.
Países grandes como Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, etc. han colocado desde hace meses órdenes de fabricación y compra adelantada de vacunas a varios laboratorios para garantizar su entrega inmediata cuando estén disponibles. Salieron a comprar antes incluso de que las vacunas estuvieran aprobadas, a todos los laboratorios, para que las comenzarán a producir.
Eso no lo podemos hacer nosotros. Lo que sí podemos hacer es lo que hacen países como los nuestros: ofrecer participar en los ensayos clínicos de la fase 3 (que se realiza con decenas de miles de voluntarios) en institutos de investigación locales (que si los tenemos) con monitoreo permanente para medir seguridad, reacciones o efectos secundarios, etc., y obtener como contraprestación una cantidad interesante de dosis garantizadas tan pronto se autoricen.
Brasil por ejemplo está trabajando con Aztra/Zeneca (Oxford) y con Sinovac (China); Chile también con Sinovac; Argentina con Pfizer (USA) y Biontech (Alemania); Panamá y México con Sinovac y se comenta que Venezuela y Cuba lo estarían haciendo con Rusia.
El Perú es un país atractivo para postular por la cantidad de infectados y la variedad de climas. Pero no concretamos. ¿Qué pasa? La Cancillería y el grupo privado que integra el “comando vacuno” sí se han reunido con representantes de los principales laboratorios que producen la vacuna, y hay mucho interés. Pero quien se demora es el Minsa, específicamente el Instituto Nacional de Salud (INS), que debe dar una doble autorización: la primera es para que laboratorios peruanos (San Marcos, Cayetano y varios privados) hagan los ensayos clínicos de la fase tres, con voluntarios. Y, la segunda, para negociar con varios laboratorios extranjeros cuántas vacunas nos van a dar a cambio de los ensayos clínicos que hacemos.
Pues la negociación y los convenios tienen que hacerse con varios laboratorios porque será difícil que uno solo nos venda las 36 millones de vacunas que necesitaremos para vacunar dos veces a 18 millones de peruanos.
Pues bien, hasta el momento de escribir esta nota, el INS no había dado ni siquiera el primer paso, pese a que es un tema que la Cancillería viene gestionando en el exterior hace buenas semanas. Aparentemente el ex ministro Zamora o la alta dirección del Ministerio no le dieron importancia al tema confiando en usar el canal de la OMS o de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que es sumamente lento y ofrecería vacunas para fines del 2021 en el mejor de los casos. El Perú podría tenerlas a fines de este año si hacemos sí experimentamos acá y negociamos directamente.
Hay que tener en cuenta que cuando el mundo esté vacunado y el Perú no lo esté, y sigamos sin poder controlar en número de infectados y fallecidos, el Perú no va a poder celebrar eventos internacionales ni se abrirán los vuelos internacionales y los turistas tampoco vendrían a nuestro país. Los peruanos tampoco serán bien recibidos en el exterior y probablemente serán impedidos de viajar sin un certificado de vacunación. Y, por supuesto., seguiremos muriendo.
¿Es hora que el Ministerio de salud se ponga las pilas! Una vez más. Lampadia