Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
En el Perú, a fuerza de generar cada vez peores reglas para acceder a la política, haber politizado la justicia, el ministerio público, el sistema electoral, eliminado la carrera congresal por haber eliminado la reelección y no haber logrado la bicameralidad, hemos, progresivamente, destruido las instituciones y llevado al límite inferior los requisitos para ser congresista, presidente, gobernador regional, alcalde o funcionario público. Como consecuencia, cualquiera que no sabe leer, ni comprende lo que lee, llega a los más altos cargos del Estado y se siente con derecho a opinar y promover leyes cuyo impacto no alcanza a imaginar y menos a comprender.
La consecuencia más clara ha sido el alto nivel de irresponsabilidad con que se ha manejado el futuro de todos los peruanos. Los que se han metido a la política, no piensan en el futuro, ni consideran los impactos de largo plazo de las decisiones que adoptan en el corto plazo y, por supuesto, no les interesa que, en 20, 30 o más años, los ciudadanos, al jubilarse, no tengan forma de llevar una vejez digna, independiente y ciertamente no mendicante. Consideran que, en todo caso, resolver ese problema “será responsabilidad de otros”, cuando los gestores de las barbaridades cometidas ahora, ya no estén.
El Perú había constituido un sistema previsional público (la ONP) y un sistema privado de pensiones (las AFP). Ambas perfectibles, ciertamente, pero funcionando y generando expectativas de una vejez digna para el tiempo de jubilación y en el caso de las AFP, con cuentas individuales, “absolutamente intangibles”.
A inicios del año 2020, las AFP contaban con cerca de 3,3 millones de aportantes activos, quienes habían acumulado en sus fondos a esa fecha, 171.1 mil millones de soles, en cuatro tipos de fondos diferentes, acorde al nivel de “apetito de riesgo” del aportante, pero que respondía a su edad y perfil específico. Obviamente, el aportante, debidamente orientado en su AFP, podía aprovechar la evolución de los mercados de capitales para maximizar su ganancia y capitalización o protegerse de la volatilidad de los mismos, en la medida que su edad se va convirtiendo en un factor limitante para recuperarse de ciertas pérdidas temporales, cosa natural en la administración de fondos de largo plazo.
Un evento mundial grave, como la pandemia del COVID 19, impulsó al gobierno a liberar, en abril 2020, un importe limitado de los fondos acumulados en las AFP, para aquellos que habían visto afectados sus ingresos regulares a consecuencia de esa situación imprevisible. Debido a esa decisión, ya para mayo 2021, el monto del fondo se redujo a 163.1 mil millones de soles. No podemos dejar de recordar las voces irresponsables, que sobredimensionaban el impacto en la reducción del valor de las inversiones (obviamente temporales), producto la pandemia y de las medidas adoptadas por las empresas y el Estado, exacerbando el pánico colectivo e impulsando a la gente a tomar muy malas decisiones respecto a sus fondos previsionales.
Precisamente en mayo 2021, nuevamente desde el Congreso, se autorizó el retiro de hasta 17,600 soles adicionales por persona, de los saldos a esa fecha. Como consecuencia, ya para febrero 2022, el fondo total en AFPs llega a 130.8 mil millones de soles.
Ahora, nuevamente, y tanto a propuesta de la ministra de trabajo, como de otro congresista de su partido, se está proponiendo el retiro del 100% de los fondos previsionales. En primer lugar, debemos tener presente que, a la fecha, ya el impacto más trágico de la pandemia ha pasado. En segundo lugar, que la constitución de un fondo previsional es para asegurar un ingreso digno para la vejez y jubilación y que, el retiro de esos fondos, debería ser una medida de último recurso, ante situaciones muy graves, como las que se presentaron el año 2020. Finalmente, se debe considerar que, en el Perú, la posibilidad de conseguir trabajo o desarrollar algún emprendimiento con menos de 60 años de edad, es mucho más factible que pasados los 65 o 70 años de edad.
Lo preocupante es que, en palabras del ministro de economía y finanzas, “a la fecha, ya hay 5 millones de ciudadanos con fondo de pensión cero”. Por lo que ya no les queda nada y tendrían que ir pensando en algún acuerdo familiar, para que los mantengan en sus últimos años de vida, a menos que estén pensando, que la sociedad los mantendrá vía más pago de impuestos.
Muchos políticos irresponsables, con tal de mejorar algún puntito en su alicaída popularidad, están promoviendo la idea de retirar todo el dinero de las AFP hoy, para “farrearlo” o comprar algunos artefactos, sin pensar en el costo futuro de tamaña estupidez. Cualquier economista, como el titular del MEF, profesionales del FMI o Banco Mundial y consejeros de los países miembros de la OCDE, opinan y sugieren que no destruyamos esos fondos de inversión previsionales. Los fondos de inversión administradores de fondos de pensiones, tienen larga historia (más de dos siglos en muchos casos) y se han hecho cargo de las pensiones de millones de personas en el viejo y nuevo mundo, y a nadie “en su sano juicio”, se le había ocurrido destruirlos, sólo por el encono que en el Perú se ha promovido sin ninguna racionalidad.
Es fundamental hacer una tarea educativa que haga reflexionar sobre una vejez en la indigencia y sin contar con servicios de salud asegurada, justo cuando más se necesitará.
Debemos desenmascarar y divulgar la identidad de los traficantes de ilusiones, que engañan al pueblo ofreciéndoles un beneficio inmediato, pero que pagarán con mucho dolor y sacrificio, cuando más indefensos se encuentren.
El mundo está lleno de ejemplos de gente que se ha encumbrado en política, como vendedores de ilusiones, en base a la mentira y el engaño.
¡No permitamos que las “Betssys” de este gobierno, produzcan la miseria de los futuros viejitos! Lampadia