Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia
Sin duda habrán notado que últimamente la gente esta cada vez mas angustiada, agresiva, intolerante y polarizada. Esto se debe a un cambio en el comportamiento humano generado por todos los problemas y presiones que venimos soportando a diario y que exacerban estas taras.
El encierro, la posibilidad de contagio, el uso y abuso de la mentira, la pésima gestión y desinformación del gobierno, el congreso populista, las intrusivas redes sociales y el periodismo vergonzosamente parcializado, son algunos de los males que se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana y que han generado este impacto negativo en nuestro comportamiento. El ambiente esta viciado.
Desde meses antes de que llegara la pandemia vivíamos una fuerte crisis política, así como también el destape de una corrupción generalizada. A esto se le sumó la pandemia que ha sido pésimamente gestionada y que ha generado mas de cien mil fallecidos y una crisis económica con un alto índice de desempleo y quiebra masiva de negocios.
Como si esto no fuera suficiente, estamos ad-portas de una elección presidencial fuertemente polarizada, accidentada y muy pobre en cuanto a alternativas. A menos de tres semanas, cerca de la mitad de los electores no saben por quien votar o no les interesa. El panorama político es francamente desolador.
El cambio del comportamiento colectivo es un cuadro psicológico clásico que se presenta a nivel cerebral, cuando las personas se encuentran en problemas o bajo fuerte presión y vaya que lo estamos. En estos casos las emociones dominan largamente a la razón.
Con la venia de los expertos, me atrevo a dar una brevísima explicación científica del tema. Existen tres elementos del cerebro que son claves para el comportamiento humano.
- La amígdala cerebral, que es una estructura de neuronas que controla las emociones (y los sentimientos).
- La corteza dorsolateral, que es el área implicada en los procesos cognitivos (la inteligencia y el razonamiento) y
- La corteza ventromedial que es como el puente entre ambas y que sirve para la toma de decisiones.
La amígdala existe desde el origen de los organismos vivientes hace mas de 200 millones de años. Mientras que los otros dos elementos son ¨mas recientes¨ y exclusivos de los humanos. Esto explica porque las emociones son reacciones primitivas e instintivas, mientras que el razonamiento requiere de tiempo para funcionar eficazmente.
El amor platónico, la fanática hinchada de la selección de fútbol, el insulto rabioso y las peleas callejeras son algunos ejemplos típicos de reacciones instintivas y emocionales guiadas por la amígdala por sobre la razón.
En política el comportamiento emocional y primitivo se presenta en el empleo de la demagogia, el populismo barato o la insistencia en ideologías fracasadas. Estas son formas fáciles y efectivas de hacer política barata y de engañar vilmente a la población apelando a sus emociones.
En todos estos casos se hacen ofertas irresponsables y efectistas, pero sin considerar el altísimo costo de implementarlas, el cual de todas maneras lesionará seriamente la economía del país e hipotecará el futuro de la población.
¨En política, si la amígdala domina a la razón se genera un círculo vicioso¨.
El otro lado de la moneda es utilizar la inteligencia y la razón. En este caso, en vez de regalar las cosas irresponsablemente, se debe tratar de conseguir el círculo virtuoso basado en la inversión. El estado no debe gestionar, sino dar facilidades, promocionar y controlar eficazmente la libre inversión privada, local o extranjera.
La inversión genera la creación de muchas empresas de todo tamaño que, a su vez, originan riqueza, muchos puestos de trabajo y mayor recaudación de impuestos. Así, con mayores ingresos públicos, se construyen mas obras de infraestructura y mejores servicios para el ciudadano. Un verdadero círculo virtuoso que genera bienestar para la población y progreso para el país.
¨En política, si la razón domina a la amígdala se genera un círculo virtuoso¨.
En la vida todos estamos permanentemente tomando decisiones de todo tipo. La mayoría son simples y las resolvemos de inmediato basándonos en nuestro instinto emocional (amígdala). Otras tienen algo de complicación y las resolvemos usando la razón.
Pero también hay muchas veces que tenemos que tomar decisiones difíciles y bajo presión. Es aquí dónde se presenta el problema, porque al estar presionados la tendencia cerebral es a decidir instintiva y emocionalmente, es decir con la amígdala y no con la razón. En estos casos lo aconsejable es ser consciente de la situación y tomarse un tiempo para razonar y decidir mejor. ¨Es aconsejable contar hasta 10 antes de reaccionar instintivamente¨.
Por supuesto que esto no es sencillo porque las emociones siempre nos tratan de dominar y nos traicionan. Sin embargo, es muy recomendable ejercitar el razonamiento y convertirlo en disciplina personal.
¨Es aconsejable consultar con la almohada antes de decidir algo importante¨.
Volviendo a nuestra realidad, un tema importante que requiere urgentemente el uso de la razón es el próximo proceso electoral. Este es un tema importante donde debemos usar nuestro razonamiento y no actuar primitivamente. Es también clave que eduquemos en el tema a las personas de nuestro entorno que aún no saben por quien votar o que están basando su decisión emocionalmente.
Sabemos que en la pobre y larga lista de candidatos no hay ninguno que sea 100% idóneo, ni mucho menos. Además, al parecer la mayoría tiene más debilidades que fortalezas. Por este motivo nuevamente tendremos que votar por el ¨menos malo¨. Pero, aunque sea así, debemos hacerlo bien.
Para identificar quien es el ¨menos malo¨ debemos utilizar la inteligencia y la razón y para esto les sugiero seguir un proceso de tres filtros, por los cuales debemos pasar a los candidatos que tengan alguna posibilidad.
- FILTRO ÉTICO. En este se deben descartar de plano a todos los que tengan pasados o presentes reñidos con la ética o con la justicia. Aquí hay que tener mucho cuidado y no dejarnos engañar por los ¨fake news¨ y las mentiras tendenciosas. Utilicemos fuentes confiables y veraces, que aún existen algunas. ¡Este filtro probablemente nos deje con muy pocas opciones!
- FILTRO POLÍTICO. Aquí debemos descartar a todos los políticos antiguos y trasnochados, que nunca han hecho nada relevante o que propugnan ideologías antiguas de comprobado fracaso. También debemos eliminar a los populistas, demagogos y mentirosos que, aprovechándose de los sentimientos, ofrecen todo tipo de prebendas.
- FILTRO DE COMPETENCIAS. Este filtro definirá nuestro voto entre los pocos candidatos que pasaron los dos anteriores. Lo primero que debemos tener en cuenta es que no estamos buscando al rey de la simpatía, ni al mas guapo, ni al mejor orador, ni al gran académico. Estamos buscando a quien tenga las mejores competencias para gobernar honesta y eficazmente para sacarnos de las crisis que vivimos.
Para eso hay tres competencias básicas que debe tener: (1) Liderazgo y mucha firmeza, (2) Capacidad de Gestión comprobada (en la cancha y no solo en la academia) y (3) Habilidad de negociación. Además, deberá contar con un experimentado y probo equipo de trabajo, así como un plan de gobierno coherente y factible.
Quien pase los dos primeros filtros y tenga las mejores calificaciones en el tercero, debe ser el candidato por quien votar. Los invito a hacer este ejercicio con la razón y no con la emoción y mas importante aún, que lo promuevan en su entorno.
No nos dejemos engañar por las falsas y tendenciosas informaciones de los medios o las redes sociales. Tampoco por los ¨lobos con piel de cordero¨, los políticos e ideologías fracasadas o por los populistas baratos.
No permitamos que nuestra amígdala cerebral domine a nuestra inteligencia y nos haga decidir el voto basados en instintos y emociones en vez de hacerlo con la razón. Lampadia